۩ღ Acacia Amarilla ღ۩ [Privado , Evil-Dog]

Luego de aquella discusión, me sentía perseguida cuando iba caminando por las calles. Y no era para menos… el rey había enviado a unos hombres para que me siguieran a mí y mis movimientos.
Entonces, decidí que lo mejor no era perderlos, sino dar vueltas por el bazar hasta cansarlos y obligarlos a que fueran a descansar. Esto resultaba ser muy peligroso, sobre todo si quería mantener la integridad de Carrigan/Isabel.
Y eso hice, hasta que no sentí más sus presencias. Entré a la casa con todas las compras, en su mayoría inútiles, pero que seguramente de algo me servirían en un futuro.

—Carrigan, ven aquí — La llamé, pero esta dormía. De todos modos, fui hasta su pequeña cama que estaba en un rincón y oculta detrás de una cortina, revelando una habitación modesta cuando la corrías y le puse unos zapatos nuevos en los pies, ya que se encontraba destapada— Tu madre me dijo que te ama — Le comenté. En eso, abrió los ojos, se hacía la dormida.

— ¡Morgana!

—Ahora se ha complicado un poco la misión… Me parece que deberé buscar ayuda en las afueras del reino, pero me temo que deberás acompañarme porque aquí no puedes quedarte. Pero primero vamos a visitar a un viejo amigo mío en esa especie de pantano-bosque encantado— Le seguí contando — Será un viaje muy largo.

--

—Esto me recuerda a los viejos tiempos— Comentó Moses con casi lágrimas en los ojos.

—Principalmente por tu mal gusto eligiendo el ron más ordinario.

—Sigue siendo Ron. Y eso significa emborracharse.

Los tres pusieron los ojos en blanco.

-"No tienen cara de marineros"- Dijo el capitán cuando los vio -Pero imagino que por lo menos tendrán un barco-

-"Ni son marineros ni tenemos barco... En realidad, parte de la misión es "Pedir prestado" un barco en especifico, y es por eso que lo necesitamos"-

El viejo cerro un ojo y empezó a verlos a todos, de uno por uno.

-Bien, para empezar no pueden pedir nada prestado mientras este en el muelle. no llegarían ni a mar abierto antes de tener a toda la armada por detrás, ademas de que ese barco seria reportado como robado y no podrían amarrar en ningún puerto, pero no se preocupen que el viejo capitán tiene un plan que no puede fallar-

El hombre se dio la vuelta e invito a todos a su casa. El viejo capitán era uno de los hombres mas astutos que había conocido en mi vida, aunque pareciera todo lo contrario y viviera como un pordiosero estaba seguro que no había nadie mejor para ayudarnos.

Los de la guardia especial solo esperaban órdenes. Ellos eran de cumplirlas al pie de la letra si eso significaba cumplir la misión satisfactoriamente.

—Está loco de remate— Pensó Moses con cara de nada. Pero por el momento tenía el consuelo de que no le resultaba sospechoso.

Gammón solo entrecerró los ojos. Era bastante desconfiado de la gente.

--

Carrigan pareció entenderme todo, y parecía estar emocionada porque sería la primera vez en toda su vida que saldría afuera, a una parte del mundo. Empezó a agarrar muchas pociones y meterlas en un bolso gigantesco.

—Espera un momento, que debo pensar cómo sacarte de aquí sin que nadie sospeche nada —Vi el bolso… y se me ocurrió algo. Empecé a modificarlo para que fuera como una especie de saco/mochila en la que pudiera transportar a la niña y a su vez ocultarle la cabeza para que nadie la viera. Si me estaban siguiendo hasta este momento, creerían que al ir al bosque encantado solo recolectaría ingredientes y las metería en el saco. Y tampoco ellos se atreverían a pisar más allá del principio de aquel peligroso camino.

Una vez tuve todo listo, metí a Carrigan allí dentro y efectivamente siquiera se notaba que ella estaba allí. Solo era un gran bulto que colgaba de mi espalda.

Emprendimos el viaje. Solo esperaba que aquel ser no quisiera sacarme la cabeza nuevamente…
Esquivé todos los caminos principales y me fui por otros menos transitados , donde los guardias prácticamente no existen en esos lugares , que son liberados.
Y ahí estaba, el final… o principio del camino. Entré a pesar de la mala fama que tenía ese lugar.

Una vez que el capitán estuvo al tanto de todos los detalles de la misión, nos ayudo a idear un plan para conseguir la nave con las menores complicaciones posibles y lo mejor de todo era que si hacíamos las cosas bien, no tendríamos que matar a nadie.

-La cosa es así: para poder conseguir esa nave tendremos que utilizar la inteligencia en lugar de la fuerza, para eso utilizaremos esto: dijo señalando una vieja barca. -Nos haremos pasar por náufragos para atraer a la embarcación hacia nosotros, y una vez arriba ustedes se encargaran del resto... pero procuren lanzarles al mar vivos, si los matan las consecuencias podrían ser terribles- Advirtió con micha seriedad -Así que arriba, tenemos que interceptar la nave antes de que toque puerto, ustedes cuatro tomen unos remos y túrnense para remar, Marquitos sera el timonel y Andreas el Contramaestre... mientras tanto yo me sentare en la proa y cantare algunas canciones, Ha ha!!!-

-Pero esta cosa ni siquiera tiene timón...- Dijo Marcus alegando de la tarea que le había impuesto el capitán

-"Entonces tu tarea es aun mas fácil, no crees?- Dijo para luego dejarse caer a la orilla de y afinar la garganta para empezar a cantar

Moses miró a Gammón con una cara terrible. Era una expresión que decía muchas cosas, pero que delataba que usaba más los músculos y la fuerza bruta que el propio cerebro.
Era algo como: “¿Me dejas matarlo luego?”.  O por lo menos golpearlo hasta dejarlo inconsciente, lo suficiente como para que no cantara.

Este último tan solo suspiró pesadamente.

Joshua agarró un remo y comenzó con la labor, mientras que Octo hacía lo mismo, todo de la manera más tranquila y menos brusca posible.

Pronto divisaron la embarcación.

--

Comencé a buscar a ese maldito hijo de perra que me dificultaba las tareas cada vez que intentaba agarrar la dichosa flor. Pero esta vez tenía una trampa para él… como la primera vez que lo conocí. Por eso era tan agresivo y desconfiado conmigo.

Arranqué una flor del suelo y me puse a olerla. Inmediatamente apareció de la nada aquel ser, perfecto y hermoso, pero totalmente resentido.

—Hola caballero Elfo — Desvié la mirada hacia él — Lee — Lo llamé.

—Parece que no te es suficiente con venir a tratar de robar la flor de las mil vidas , que tienes que estar dañando las demás que siquiera son mías — Me habló de una forma lo suficientemente odiosa como para ya decirme sin mencionarlo , que me borrara de su vista.

—Y a ti los años te pasaron bastante lentos, al parecer. Lo digo por tu actitud — Le eché en cara su pasado — La reina Elfo y su comarca no fueron lo suficientemente buenos contigo. Parece que tus años como humano se fueron realmente al diablo y te has vuelto tan gruñón como tu líder. Tan, pero tan resentido, que incluso odias a los de tu propia especie. Y más que los de tu propia especie, pues yo ya no soy un humano desde hace muchas generaciones y sin embargo pareces detestarme con toda tu alma.

—Aun si quisiera ser un humano, ya no puedo. Soy el caballero Elfo protector de este bosque, un semi espíritu del aire que vigila estos lares encantados para que gente como TÚ no venga a dañarlos. Y te detesto por hacer tambalear el equilibrio de este lugar, aun sabiendo que solo eres un súcubo rastrero. No tienes ni punto de comparación con “él”; en cambio, tu, no tienes siquiera un mínimo respeto por la naturaleza.

—Súcubo, humano, elfo… todos nos arrastramos en el piso como víboras por algo en este mundo. Y "él" está muerto , hecho cenizas gracias a la hoguera — Carrigan comenzó a chillar — Te he traído a tu especie favorita: Un humano. Pero esta vez no vine a pelear. Te propongo un trato.

Desconfiaba bastante de Morgana, puesto que ella era muy astuta cuando quería y tenía varios trucos rastreros bajo la manga.

— ¿Qué es lo que quieres?

—Como la última vez, hace cuatro años, “desequilibré” tu hermoso bosque arrancando la flor de las mil vidas, me ofrezco a acelerar su crecimiento con unas pociones que he preparado especialmente para esto. Y luego me voy por mi camino, sin seguir avanzando por acá y limamos asperezas ¿Qué tal?

Se quedó pensativo.

—Supongo que eso me ayudará a recuperar la reputación ante la reina que tú misma me has arrebatado… Acepto, pero te estaré mirando de cerca. Lo que hagas tu y esa niña que tienes ahí.

Solo sonreí.

-Ahí esta!!!- Grito el capitan. -Rápido, recuéstense y hagan como que están todos cansados y asoleados...- Se detuvo a ver a Joshua y a Octo, que realmente estaban cansados y asoleados -Perfecto a eso es a lo que me refiero"-

El viejo empezó a saltar y agitar los brazos tratando de llamar la atención, la triquiñuela parecía haber funcionado pues el barco había cambiado de dirección y se acercaban a recogerlos.

-"Bien, cierren la boca todos y déjenme hablar a mi, entendido?-

-Yuju!!! Yuuuju!!! señores ayúdenos por favor!!! salia a pasear con mis... cuatro... cinco... con mis seis hijos cuando de pronto fuimos atacados por piratas-

Los hombres que iban en el barco parecían no entender lo que decía, pero igualmente nos ayudaron a subir.

Moses era malísimo actuando, pero con una mirada amenazante antes de subir por parte de Gammón, era suficiente como para que este obedeciera sin chistar y comenzara con su show lo más convincentemente posible.

Joshua y Octo estaban que no daban más. Siquiera sentían los brazos.
Octo tenía ganas de curar sus entumecimientos, pero resistió la tentación.

--

Fuimos hacia donde crecía la planta, que estaba algo lejos del camino principal. Luego de agarrar lo que quería, debía efectuar el plan y salir disparada a toda velocidad.

Le faltaba un año para germinar, pero eso cambiaría. Solo esperaba que esto funcionara.
Puse las soluciones mezcladas allí y aguardé unos minutos… no había funcionado. Me mordí el labio inferior con cierta rudeza.

— ¿Y bien?

Pronto vi una luz brillante en aquel hueco. Y salió aquella planta. Mis ojos se iluminaron y antes que Lee pudiera reaccionar de felicidad ante este suceso, le tiré un líquido ácido en los ojos, arranqué la flor, la metí dentro del saco y me fui corriendo a toda velocidad.
Se apareció frente mío, insultando a los cuatro vientos, pero lo esquivé con relativa facilidad, aprovechando su ceguera.

— ¡Gracias, cariño! Y yo pensé que los Elfos eran más inteligentes… Ah, cierto, eres un pobre y tonto humano condenado a seguir a una reina tonta que lo secuestró de niño cuando este se quedó dormido en la pradera. ¡Pobre! ¡Pobre tonto! — Me burlé descaradamente y triunfante.

— ¡La próxima te mataré, Morgana! ¡Te lo juro!

— ¡Cuando quieras! ¡Pero cuidado con tus palabras, que tal vez tú seas el que lo acompañe a “él”!— Y salí de aquel bosque, ilesa. Él ya no podía seguirnos.

Vi la flor entre mis manos.

—Bien, Carrigan, ahora tus pies volverán a ser sanos de vuelta.

-"Ah muchas gracias señores, la verdad no se que habríamos hecho si no nos encuentran...- Dijo con una gran sonrisa que dejaba ver sus amarillos dientes. -Bueno muchachos, a lo que les toca- Dijo para después sentarse sobre un barril y dejar que los demás se encargaran de echar por la borda a la tripulación.

Eran por lo menos 30 hombres los que estaban sobre cubierta... y seguramente habian mas debajo de ella.

— ¡Aleluya!— Exclamó Moses parándose de repente y de un solo puñetazo mandó a volar a un sujeto junto con otros que estaban detrás, cayendo todos al agua.
Era su manera de desquitarse luego de esos cantos que lo habían rayado como una cabra.

Joshua se pegó a la espalda de Moses para visualizar todo el rango de visión que su poder le permitía. Era como si él tuviera ojos en todas las partes de su cuerpo.

Gammón también colaboraba a patear a los sujetos por la borda, pero el que más fuerza tenía era Moses , así que esto , en parte , estaba en sus manos.

--

Ahora tenía que ir por otro camino hasta llegar a donde estaban todos esos asquerosos hombres desalmados: corsarios, caza recompensas y todo tipo de lacra que pudiera facilitarme las cosas y me diera una mano, por quién sabe, tal vez a cambio de sexo salvaje o dinero. No tenía problema con ninguna de las dos.
Tardaría muchos días en llegar. Yo no necesitaba descanso , pero había alguien que si. Y si no consumía a alguien pronto , yo me quedaría sin fuerzas.

-No vas a ayudar?- Le pregunto Andares al perezoso capitán.

-Ya estoy muy viejo para estas cosas... prefiero sentarme aquí y esperar a que terminen para seguir con la siguiente fase del plan.- siguió sentado y solo se puso a fumar mientras la tripulación era aporreada y lanzada al mar. -Ah y asegúrense de revisar bien el el interior de la nave... no queremos polizontes-.

Una vez que terminaron de lanzar al demonio a todos los pobres diablos, Moses se sentó en el suelo con una sonrisa de satisfacción increíblemente ancha. Parecía un bebé que había tenido su porción de leche en el día.

—Barco limpio~— Exclamó, contento.

— ¿Ahora podemos empezar con la misión?— Gammón estaba serio.

-"Bien, asegúrense de dejar la barca en la que llegamos para que esos pobres no se mueran ahogados, después suelten las velas, que nos vamos a toda velocidad hacia el Oeste... revisen las galeras, reúnan toda la bebida y la comida que encuentren y... bueno, sera todo por ahora. "-

Aunque aun había mucho por hacer, la primera fase de la misión había salido mejor de lo que todos habíamos esperado, la nave seria reportada como robada tan pronto como la tripulación anterior llegara a la orilla, por lo que habría que modificara para poder navegar en ella tranquilamente cuando regresáramos de la misión, pero el capitán podía encargarse de eso también. Por el momento fui bajo cubierta con los otros a comer y beber algo, también me apresure a acaparar uno de los camarotes del barco y recostarme un rato.

Durante los últimos tres años no había podido dejar de pensar en Amaya, en como estaría y que trato le darían en el lugar en donde la tuvieran retenida, si le darían de comer y de beber... todas las noches las mismas preguntas hasta quedarme dormido.

Pasaron varios días desde que el súcubo me visitó por última vez. Trató de curar lo mejor que pudo las heridas de las torturas, pero solo sanaron una parte de ellas.
Podía sentir en su tono de voz un deje de culpa por lo que me había pasado y comentó que de alguna manera había fracasado. También me dijo que esto no lo podría hacer sola y que tendría que irse un tiempo a reclutar gente que pudiera ayudarla a cambio de una fortuna considerable.
También habló del estado de Isabel y sus pies, que eran delicados por la bestialidad que le habían hecho cuando la separaron de mi lado… que tendría que acompañar al súcubo para no quedarse sola y desprotegida en aquella casa que quedaba en la punta de la capital. No había otra opción.
Me dio otro líquido (que sabía nefasto) que no recuerdo para que servía.

No veía la hora de salir de allí, para irme con mi Isabel a conocer a la pequeña Eli. Pero no era hora de ser impaciente, lo contrario, debía aguardar a pesar de que sentía que cada día moría un poco más.
Si ellas eran lo que me quedaban en el mundo, debía estar ahí para protegerlas y al salir de aquí, usar la información que había obtenido en contra de mis enemigos.

Por lo que pude averiguar, era que la mayoría de los presos eran nobles y sus familias. Aunque algunos fueron sacrificados en nombre del demonio, principalmente sus mujeres jóvenes y vírgenes y bebés. Cuando quisieron apartarse de eso, simplemente los encerraron aquí.

También confirmé que esos “oscuros” habían tenido que ver con la muerte de mi hermano, el príncipe Razziel I y que todo definitivamente era una conspiración que se había estado planeando hacía un siglo, el mismo tiempo en que estos degenerados habían estado neutrales. Esperaron el momento ideal para atacar y bueno, aquí tenemos el resultado.
Razziel había tenido razón en todas sus sospechas. Esa secta se unió al reino de Amatista para encontrar los objetos sagrados y estos a cambio les daban las tierras que querían a la nobleza.

Aunque hace un siglo la pena por brujería se pagaba con la muerte, hacían las cosas más disimuladamente… ahora está más que confirmado entre los de las nobleza y efectúan sus ritos junto con los “oscuros” de forma descarada. Y los plebeyos tienen mucho miedo de los nobles, pues cuando no hay víctimas que sacrificar, salen a buscarlas entre las aldeas. Y como son simples campesinos ¿Quién va a hacer algo? ¿Quién les prestará atención? Ya no son solo simples rumores. Ellos también son víctimas de todo esto.

Ahora no me quedó algo claro: la muerte de la reina de Amatista del Oeste.

Tema aparte ,dentro de unos días sería mi aniversario de bodas...

Era de madrugada cuando llegamos al puerto de amatista, estábamos muy cerca de la capital teníamos que darnos prisa

El capitán nos advirtió que podía esperarnos cuando mucho una semana antes de que la nave fuera reportada como robada, que después de eso tendríamos que arreglárnosla para salir de ahí por nuestra cuenta, pero no tenia planes de esperar demasiado.

Bajamos toda la mercancía y partimos hacia la ciudad, no sabíamos donde empezar a buscar, pero recordé que en la información que había robado decía que la sucumbo vivía en esta ciudad, y que formara parte de la corte, así que pondría como primer objetivo buscarla.

Faltaba poco para llegar al puerto y la flor aun permanecía en apariencia como si todavía estuviera plantada en la tierra de aquel frondoso y fértil bosque –por fortuna-.
Carrigan gimoteaba por el hambre, puesto que lo único que le había podido dar, fue una sopa de hongos que no fue suficiente para tremenda golosa. Me preguntaba quién en su familia era así de glotón.

Empecé a mirar hacia todos lados, tratando de divisar alguna cara que me pudiera servir.  Cabe destacar que yo me había cubierto el rostro y cabeza con un velo semitransparente de color lila, así nadie sabría quién era yo. Podía cambiar de apariencia si quería, pues mi condición de súcubo me lo permitía, pero si lo hacía Carrigan me tendría miedo y no me reconocería.

En eso… Lo vi. Junto con los demás. ¡No podía ser! ¡Estaba muerto! No, no, no. Tenía que haber un error. Pero no… si, tenía que ser él, puesto que también estaba el duque al cual había “violado” y la guardia especial.
Ahora tenía que pensar como presentarme sin que me quisieran empalar. Empecé a seguirlos a una distancia discreta.

-Hemos encontrado a papá , Isabel.

--

—Hay alguien que nos está siguiendo — Dijo Moses sin perder su fachada de mercader — Y no precisamente un humano.

Vi que dos de los sujetos se separaron del camino. Algo iba a pasar, y no necesariamente bueno. Pero debía saber que era lo que iban a hacer. Seguramente ya se habían dado cuenta de que yo los estaba siguiendo.
Agarré con firmeza el saco donde estaba gimoteando Isabel y lo sostuve con mucha mayor fuerza por las dudas que pasara algo.

Mientras seguíamos avanzando, Marcus y el resto de la guardia también se escondieron dejándome solo con aquel enigmático personaje.

Al final decidí esperar y que me alcanzara, y no tarde mucho en darme cuenta de quien era. Aunque tenia el rosto cubierto esa figura era inconfundible, era el sucubo que había dejado vivir hace ya muchos años.

Paré de caminar y me puse frente a él. Sabía lo que debía hacer, pero no sabía cómo sin que mal interpretara mis acciones.

—Tres largos años — Mencioné solamente. Puse el bulto de mi espalda delante de mi cuerpo, aun sin apoyarlo en el suelo. Del saco sobresalió parte de la cabeza de Isabel y se vieron los ojos grandes y violáceos de la niña, todos llorosos— Tu mujer habría querido que te enteraras de esto. La llamó Isabel, pero solo responde al nombre de “Carrigan”, por el momento. Es una larga historia.

-Jodete- le dije -Tendrás que inventarte una historia mas creíble si quieres engañarme- Aunque si era cierto que la niña se parecía mucho a Amaya, no podía creer lo que me decía, Amaya acabada de dar a luz no podía embarazarse de nuevo... pero la niña... no, debía ser un truco.

—Escúchame, maldito idiota, cuando tu mujer vino a la capital, tenía un bombo más grande que tu cabeza y terminó dando a luz en una mugrosa celda de una cárcel que está cerca de las minas. Y para quitarle toda esperanza, agujerearon los pies de Isabel con una espada para que se desangrara y la abandonaron en el monte para que los animales salvajes se la comieran, apartándola de su madre. Yo la recogí porque soy una mujer de palabra, curé sus piececitos y estoy en proceso de hacer una poción para que esta pequeñuela camine como la gente. Aquí está, así que tómala, encuentra a tu mujer por tu cuenta y no me consultes más si no quieres creer — Apoyé el saco en el suelo y de allí salió gateando la niña que era tan parecida a la princesa que no se podía creer—Y si tienes el atrevimiento, mátame. Pero te advierto que no encontrarás a otro idiota imbécil que te de la información que necesitas.

En este momento no tenía ni las ganas ni las fuerzas para pelear. Debía consumir a alguien, rápido.

Una vez que me tranquilicé un poco más, lo miré de nuevo.

—Amaya está viva. Pero no creo que dure mucho más tiempo si sigue encerrada allí, pues está apartada de todos los demás reclusos justamente para que se degenere más rápido. La última vez que le di algo para que se hidratara y nutriera, estaba a punto de perder la cabeza y morirse. Ahora no sé cómo estará porque justamente vine a buscar personas que me pudieran ayudar. Pero es algo que no voy a discutir aquí, pues sospecho que me están siguiendo el paso luego de una discusión que tuve con el Rey.

Seguia sin creer ni una palabra de lo que me decia, pero accedi a seguirla por ahora, le di una señal a los demas para que salieran, aunque ellos probablemente no confiarian tampoco no habia muchas opciones.

La sucubo menciono una prisión cerca de las minas, ese era nuestro primer avance, pues al menos ahora teníamos una idea de donde buscar.

-Tienes un lugar donde escondernos?- le pregunte

—Sí… Pero temo que será algo complicado adentrarlos en mis terrenos. Deben estar esperándome… Aunque hay un camino que podemos tomar para perderlos, pero nos desviaríamos mucho. Pero al final terminamos a donde yo quiero ir.

Isabel empezó a caminar a mi lado, con cierta dificultad, pero lo hacía.
Sabía que no me creía, lo sabía y eso me llenaba de una rabia infinita. Aunque no era para menos, después de todo, la que había hecho mal las cosas desde un principio era yo.

—Llega a ser una trampa…

—No te queda otra opción.

Ciertamente no había mas opción que seguirla, aunque no confiáramos en ella era la mejor y probablemente la única ayuda que podríamos conseguir.

Macus era quien se sentía especialmente incomodo con la presencia de esa mujer, dada su ultima experiencia con ella no era para menos, pero lo peor de todo era que aunque ahora estaba en alguna clase de relación con Lucifenia no podía dejar de verle el trasero a Morgana.

Morgana se dio la vuelta y miró a Marcus, como adivinando lo que estaba haciendo.

— ¿Viniste por más?— Le preguntó con una sonrisita maliciosa. Si bien estaba más cubierta que otras veces, no dejaba de ser sensual, al contrario, parecía que daban ganas de desenvolverla para descubrir los misterios detrás de esas ropas — Guapo — Le guiño un ojo y siguió mirando hacia el frente — Los súcubos nos somos fáciles de olvidar — Agregó.

—Súcubos~— Repitió Isabel.