۩ღ Acacia Amarilla ღ۩ [Privado , Evil-Dog]

El hombre, un poco tambalenate se paseaba por los pasillos del palacio, no estaba tan ebrio como para olvidar como llegar al salón donde se encontraban aquel par de hermanos, solo estaba haciendo tiempo para que los afrodiciacos hicieran efecto.

Entro a la sala y como había presentido, la cena no había ido para nada bien. Aurora había tomado nuevamente su forma de hidra y Andreas había llamado al golem para que la detuviera mientras el se le subia por la espalda y la apretaba de cuello.

-Parece que los intentos de reconciliación fracasaron- dijo el rey en tono burlón.

-Ella empezó!!!- replicaba andreas.

-No importa quien halla comenzado, esto se acaba ahora-

Aurora obedeció a su marido y retomo su forma humana, cubriendo su cuerpo desnudo con una de las cortinas y retirándose hacia su habitación completamente furiosa.

-Bueno querido, debo agradecerte por poner de un humor tan favorable a mi bella Aurora- Dijo el rey a Andreas.

-Favorable? Si va hecha una fiera!-

-En efecto, cuando se pone así es mucho mejor- Dijo para seguir a la malhumorada reina a su habitación, con la botella en la mano y una indisimulable erección.

-Malditos locos- Dijo Andreas mientras se retiraba. -Dolo espero que a Amaya le fuera mejor que a mi-

Se encamino de regreso con su esposa, había sido una noche larga y ansiaba encontrar un poco de tranquilidad entre sus brazos, y despedirse de una vez de ese día de locos que había sido su cumpleaños.

Amaya estaba en una de las salas, tan solo contemplando el techo y esperando toparse con su esposo. No pensaba en nada en concreto, tenía la mente en blanco por completo.
Pronto, esa nada misma se convirtió en las imágenes de sus seres queridos. Aquellos momentos en que jugaba con sus primas de niña, en el que era abrazada por su madre, cuando su padre demostraba su cariño hacia ella mediante cartas, los simpáticos rizos de Razziel moviéndose con cada paso que daba, los obsequios de sus tíos, su  “primer” beso con Marcus, el parto de Eli e Isa… todos momentos sumamente memorables que la habían hecho lo que era en aquel instante.

Cerró los puños con mucha fuerza y luego los abrió, para aferrarse a la tela de su ropa.

—Gracias…—Murmuró.

Andreas entro en la recamara, y sin decir ni una palabra se paro gente a la cama, se dio la vuelta y se dejo caer junto a su mujer, giro la cabeza para verla a los ojos y se quedo inmóvil.

-Que tal tu noche?- Dijo, esperando que su respuesta fuera una experiencia mejor que la de El.

—Bien… Pero te extrañé mucho — Y como la tierna que era, no tardó en ruborizarse de inmediato— Y también extraño a nuestras nenas.

Sacó el relicario y se lo mostró.

—Lo mandé a hacer antes de venir, por las dudas. Una mujer hace muchas cosas por las dudas.

Esas pequeñas realmente eran muy hermosas.

-Recuerda que también hacemos esto por ellas.-

Se acercó a su rostro y con sus manos tomo sus ruborizadas mejillas y empezo a besarla.

-Te prometo que no pasara mucho tiempo para que volvamos con ellas... Ni tampoco será demasiado el tiempo estaremos separados tu y yo...-

No podía dejar de besarla, no sabia si seria algo que hacia de El o era esa extraño sabor que saboreaba en sus labios que lo obligaba a seguir probandolos una y otra vez.

—Quisiera tener las palabras para expresar cuanto las amo, qué sería capaz de hacer para proteger su mundo de armonía, su integridad, su felicidad… Pero no encuentro ningún término, palabras o conjunto de ellas que se acerque a lo que en verdad siento — Cerró los ojos ante los besos — Lo mismo va para nuestro pequeño bebito — Puso sus manos en su vientre.

-Te entiendo... Se que apenas me acabo de enterar hoy, y que ni siquiera hemos decidido que nombre le pondremos, pero ya adoro a nuestro chiquito-

Dejo sus labios por un momento y fue hasta sus piernas, abrazo mabas con sus brazos y empezó a darle besos bajo el hombligo, por encima de la ropa.

-Tal vez este no sea el mejor momento para un embarazo, pero te aseguro que lo disfrutaremos mas que los anteriores, te lo juro que haré todo lo necesario por que así sea-

—Yo… disfruté mis dos embarazos por igual, a pesar de las circunstancias. Con Eli porque me hacía ilusión de ser primeriza y porque la había estado anhelando desde niña. Isa renovó mis esperanzas y era lo único que me hacía muy feliz en ese momento. Pero yo se que este será de ensueño.

-Prométeme que no será el último... Que tendrás mucho cuidado mañana-

Dejo de abrazar sus piernas y fue subiendo hasta quedar frente a frente con ella.

-Lo que le paso a Lucifenia fue algo terrible, pero si te pasara a ti yo no podría soportarlo... Así que por favor, te lo pediré otra vez, ten cuidado mañana-

Asintió con mucha seriedad.

—Lo prometo. Juré proteger a mis hijos. A este igual. No dejaré que nada malo le pase.
>>Espero que Lucy esté bien. Me preocupa tanto, no puedo dejar de pensar en ella y en su cordura. No quiero perderla para siempre, no deseo por nada en el mundo que su cabeza se entregue a la locura.

-Aun es muy pronto para ella, lo mejor que podemos hacer es mantenerla alejada de todo esto para que pueda sobrellevar si dolor.-

Se puso de rodillas frente a ella y la tomo de la mano.

-Quiero decirte que... Si durante el día de mañana sientes que te hago falta, solo recuerda mirar hacia el norte, si encuentras una luz brillante significara que tuve éxito y que pronto estaré contigo... Y que pase lo que pase siempre estaremos juntas, que siempre encontrare a mis dos estrellas en la noche lloviosa-

Sonrió apacible con eso.

—Y si me extrañas a mí, solo mira el cielo, que yo seguro también lo estaré mirando… Ahora descansemos. Mañana será un día de cambios.

-La verdad es que debo irme en un par de horas a Noctis por las esferas luminosas que deje preparando... No quiero despertarte cuando me levante y además... Si guardas demasiado silencio puedes escuchar como justo en la otra parte del palacio se estan cogiendo a mi hermana como una animal, y eso me revuelve el estomago.-

Se sento junto al borde de la cama y le acaricio el rosotro, con cierta tristeza.

-La ultima vez que te fuiste a la guerra ni siquiera hubo tiempo de despedirnos correctamente-

Se quedó en blanco nuevamente.

—Lo siento… Pero esta vez no volverá a pasar ¿Cierto?

Sus labios estaban húmedos por alguna razón.

Quería decirle que no, que no podía volver a pasar, pero había tantas coincidencias con la otra vez que no podía dejar de pensar en que perderla y esta vez pata siempre estaba entre las posibilidades, Pero no quería meter esa idea dentro de su mente.

-No, se que ahora puedes cuidarte sola y que no dejaras que te lleven lejos otra vez... Pero el futuro en incierto y la guerra vuelve locos a los hombres...-

Puso la mano sobre su vientre y volvió a besarla, como si un hombre que esperara su fin besara por ultima vez a su amada.

-El día de mañana pasaran cosas que no podremos controlar, morirá mucha gente y no podremos evitarlo... Solo puedo prometerte que haré lo mejor para mi familia, para ti y las niñas, aunque eso conlleve grandes sacrificios.-

No había sido casualidad que repartiera las tareas de esa manera, sabia que al ir al norte había una gran posibilidad de encontrarse con Malebolge, y si este consumía a Morgana o le ponía una mano encima a Amaya, todo se habría perdido para El..

—Está bien, querido. Será un hasta luego…

--

Justo en aquel instante, un intenso cansancio me sobrevino, seguramente por los nervios y el mal humor que había tenido ese día. Pero antes de dormir, haría lo de siempre: mentalizarme. Y allí cerraría los ojos para descansar solo un momento.
Pero a pesar del agotamiento, solo dormitaba y cada vez que miraba el reloj, se acercaba la hora de la verdad y en la que tenía que despedir a mi amado.

“Por el mundo para nuestros hijos”

Pensé.

Sacrificios…

¡Oh madre! ¡Como me gustaría que estuvieras aquí, viendo como damos nuestros primeros pasos torpes en la misión de cambiar esta tierra llena de violencia! Espero que por lo menos nos veas desde el cielo y te sientas orgullosa de que todo tu trabajo, el de educarme y mostrarme lo que era el amor, surtió efecto en tu única y pequeña hija. Y que si Dios quiere, si así nos ayuda, lograremos convertir esos pasos torpes en un firme andar. Y no yo sola, sino entre todos.

Al ver que el sueño no iba a llegar de ninguna forma, me paré y suspiré. Fui a ver aquella resplandeciente armadura, que parecía estar hecha por los mismos ángeles, incluso en sus detalles. También toqué aquella túnica blanca inmaculada y la lleve hacia mi pecho.

-No puedes dormir? Le pregunto Andreas que había estado en las mismas toda la noche.

Era casi la 1:00 de la madrugada y debía partir en un par de horas mas antes que el resto para recoger aquellas esferas que eran vitales para su misión.

-No puedo evitar pensar que asa despedida que tuvimos hace rato no comunico la idea que tenia en mente...-

—No carcomas tu mente con ideas que no son— Le respondí de una manera muy tranquila, aun dándole la espalda — Es inevitable ponerme un poco nerviosa… Por lo menos hago lo mejor que puedo para centrarme y no dispersar mis ideas en divagues inútiles.

Sudaba por alguna extraña razón. Tal vez se debía a aquella comida extraña que había ingerido en la cena, aunque no había tocado mucho de las porciones. O por el estrés, quién sabe.

-Me extraña que uses esas palabras tan serias conmigo... Inútiles o no, no puede evitar pensar que lo que te dije sino mas como un "adiós" mas que como un "hasta pronto"-

Se puso de pie y se paro detrás de ella, sin llegar a tocarla.

-Me he vuelto tan codependiente de ti que es difícil decir un simple hasta luego, pero supongo que era solo cuestión de tiempo para que llefara el momento de separarnos, esta tarea no hará mas que volverse mas difícil y los periodos en los que debamos estar alejados posiblemente se vuelvan mas frecuentes, pero es lo que debemos hacer... Ya hemos dejado pasar demasiado tiempo y mucha gente ha salido lastimada, debemos parar esta locura cuanto antes.-

—Lo sé… Aun así, me duele. Ya sé que es necesario. Pero no es hora de pensar en mí.

Saqué mi espada y me quedé contemplándola con detenimiento.

—Esto se cortará así...

Llevé la hoja hacia la parte baja de mi cabello, donde estaban aquellas puntas secas y abiertas y lo corté, ahora llegándome hasta la mitad de los glúteos. Quería que mis enemigos me vieran lo más espléndida posible, para que se revolcaran de la rabia. Si mantenía una fachada firme, digna e inquebrantable, sin duda alguna los intimidaría por algún lado. Luego, despejé los mechones más cortos de mi rostro y los llevé hacia la parte trasera de mi cabeza y los sujeté con un lazo que tenía una acacia artificial en el medio. El mismo peinado que usaba cuando era una niñita de cinco años.

-Segura que quieres presentarte así? Sabes que siempre he tenido debilidad por tu cabello suelto pero, que impresión quieres darle a esos animales? La de una niña, temerosa e inexperta... O la de una leona, fuerte y agresiva.-

Metió las manos entra su cabello, poniendo las llenas de sus dedos detrás de las orejas, para leñuegp juntar toda su melena negra y hecharla hacia un lado por encima de su hombro hacia adelante.

-Anque solo es una opinión, no me hagas mucho caso-

—Quiero que vean a Amaya en todo su esplendor. A alguien que tenga una apariencia digna y delicada, como la de una acacia, pero que a su vez tengan miedo de pincharse con sus espinas. Cuando vean que están cerca de largar su último aliento de vida, se darán cuenta de eso… y será tarde, porque no tendré compasión aun si me rogaran de rodillas.  

Empecé a ver la empuñadura de la espada.

—Ellos no tendrían piedad. Yo tampoco.

-La ira puede darte un motivo, pero nunca un propósito... Lo que le hicieron a Lucifenia fue algo imperdonable, pero no dejes que eso te arrastre a bajar a su nivel... Si de verdad queremos reparar este mundo y sacarlo del caos en el que esta hundido debemos marchar llevando la justicia y la verdad como estandartes, debemos practicar lo que predicamos... y no imitar la barbarie de nuestros enemigos-

La rodeo con los brazos y puso sus manos sobre las suyas.

-Estas tierras no necesitan otro rey cruel e implacable... No derrumes una tirania para poner otra igual en su lugar, que aquellos que sean culpables reciban el castigo que merezcan, pero que sea impartido con justicia-

-Es que no escuchas lo que estas hablando? Como puedes hablar de justicia cuando directamente condenas a todos ellos a la muerte te has detenido a pensar que todos aquellos que se revelaron contra el gobierno de Lucifenia tenían sus motivos?, Cuando Lucifenia perdió a sus hijos su ira la llevo a orquestar una masacre tanto o peor que las que Malebolge o Mordred puedoero haber creado. Hombres, mujeres, niños... Docenas de ellos quemados vivos al mas mínimo indicio de haber estado contra la corona... Piensas que eso es justicia? Si aun quedaba alguien dentro de la corte que no despreciara a Lucifenia eso basto para acabar de ponerlos en su contra, y este golpe de estado fue el resultado.

Andreas se quito de su lado y empezó a vestirse para irse de una vez, pues no tenia sentido quedarse a discutir.

-Piensas que una persona así no merece otra cosa mas que la muerte...?-

Se detuvo un momento a ver sus propias manos, manos que aunque limpias, en su consciencia estaban llenas de sangre.

-Sabes a cuantas personas asesine por orden de malebolge? Cuantas vidas termine y a cuantas almas condene a ser devoradas por aquel monstruo?. Entonces supongo que yo también soy una "Lacra" y debería ser castigado por esa justicia, o no?-