En mitad del golfo de México, a cientos de kilómetros de la costa más cercana y una profundidad de 800 m, existe un lago submarino, de una extensión de unos 20 metros conocido como el "lago de salmuera". Allí el agua reposa estática, igual que haría sobre la tierra. El agua del lago, al ser más densa por el mayor contenido de sal, permanece perfectamente diferenciada del resto del agua del océano. Este ecosistema perfectamente en equilibrio, es independiente de la luz solar. El mismo nace a partir de una “pileta de salmuera” concentrada en una región especifica del lecho. Esta, consecuentemente, aumenta la salinidad, atrayendo grandes concentraciones de mejillones. Estos moluscos llevan consigo unas bacterias capaces de procesar el metano que emana del lecho, y a la vez beneficiar con esto a los mejillones y otros seres de la zona. Así, esta relación simbiótica lleva a crear un equilibrio perfecto.