La semana pasada soñé que tenía que acudir a una cena con un señor y su familia, cuya identidad sólo me resultaba conocida dentro de mi sueño. Las razones por las que tenía que acudir son cosa que no recuerdo, así que lo que haya sucedido antes es completamente irrelevante. Cuando llegue al lugar, el señor me invitó a pasar a la segunda planta de su casa para comer, en una habitación completamente vacía, sin tapiz, ni piso, ni muebles, ni nada, como si la familia ignorara por completo la existencia de esa habitación. Lo único que podía llegar a llamar la atención en ese lugar era una ventana muy amplia que daba directamente a la calle. El resto de la casa era muy bonita, pero lo único que me llamaba la atención era esa habitación solitaria (tengo una fuerte atracción estética por lo rústico. Durante el tiempo que comimos sopa sentados en el suelo no surgió conversación alguna. El silenció sólo se vió interumpido cuando terminé de cenar y cuando tenía que proceder a despedirme. Como es lo normal para cualquier persona decente, di las gracias, me despedí de todos, dije que la comida esuvo deliciosa y salí de su casa.
Al salir a la calle me di cuenta que estaba en un barrio bajo, inseguro y con gente de mala caña, incluso un tipo me vió y amenazó con matarme. Yo lo ignoré y fui a tomar el transporte público con un poco de nervios. Al día siguiente regresé a esa misma casa para hacer exactamente lo mismo que la noche anterior. Sin embargo, en esta ocasión surgió una gran y enorme diferencia: la familia del señor estaba ausente y en su lugar teníamos la compañía de nada más y nada menos que Salvador Dalí.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]Y yo así de:
"¡Oh,
MAESTRO Dalí, es un gran honor tenerlo a usted (usted, usted) como compañía. No sabe cuantos deseos tenía yo de conocerlo. Es usted un genio entre los genios y un gran artista. Es usted único e inigualable"
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]- Spoiler:
Bueno, no tanto así, pero ya se imaginarán la enorme sorpresa que me llevé...
Como la noche anterior, comimos sopa. El señor anónimo y Dalí comenzaron a platicar de cosas que no tenían sentido (bueno, ya de por sí Dalí no solía decir las cosas con mucha claridad); yo, por mi parte, fui a comer cerca de la ventana para ver que sucedía en la calle. Después de un rato de distracción derramé mi sopa en el piso y como la cómida no se desperdicia, me agache para recogerla. En ese momento me dí cuenta que toda la habitación se había convertido en un enorme charco (casi piscina) de sopa que nos llegaba hasta las rodillas. Yo en mi interior me dije: "yo derramé esta sopa, es mi deber terminarla", así que agarré mi cuchara y empece a recorrer toda la habitación. Al cabo de un rato, como es natural, me pregunté si podía yo con todo eso, así que le pregunté a Dalí y al señor si no querían más sopa, ellos aceptaron y llenaron sus platos. Después de un rato de vaciar la habitación, llega la señora de la casa cansada, triste y al borde del llanto. Yo salí del lugar, porque no quería estar fente a una situación tan incómoda. Me dirigí a la parada a la parada y esperé a que llegará el transporte público, además de esperar no ser visto por el sujeto que me había amenazado la noche anterior.
En ese momento el sueño cambió por otro igual de raro, pero ese sueño lo dejo para otro post.