۩ღ Acacia Amarilla ღ۩ [Privado , Evil-Dog]

-"Y esa otra Amaya... La primera, aun existe?"-

-¿Alguna vez dejé de existir , acaso?

-Ya sé a lo que te referías... Pues esa Amaya murió... Mi esencia siempre sigue siendo la misma , pero algunas cosas decidí descartarlas , pues no me servían de nada - Suspiré - Lo sé...

-"Crees que es muy egoísta de mi parte tratar de mantenerte conmigo a toda costa, por que yo he estado tratando de no ser posesivo contigo, pero empiezo a dudar cuidarte de forma tan celosa haya sido lo correcto"- La mire a los ojos -"Tu que piensas al respecto?"-

-Pienso que ha sido lo mejor para los dos , a pesar de todo... Nuestras vidas corrían riesgo ¿Que otra cosa podías hacer cuando había una matanza a nuestro alrededor?

-"Me alegro que pienses así..."- Tome una sabana y la cubrí con ella -"Lastima que el doctor dijo que tengo que dejarte dormir, porque si no..."- reí un poco después de eso.

-Porque sino nada. Nada. Ahora , déjame descansar - Cerré los ojos antes de darle paso al sueño.

-"Pues tu te lo pierdes... Cariño"-

Esa noche no iba a dormir del todo bien, tenia que pensar que iba a decirle al padre de Amaya, como habría de convencerlo de que estaba mejor conmigo que con el.

Esa noche llegué a soñar con las posibles cosas que podría llegar a decir mi padre. Y esperaba que de entre todas , fueran las más favorables y que no se pusiera terco como una mula como solía hacerlo siempre que NO SE NECESITABA ESA MALDITA ACTITUD.

La mañana siguiente me desperté temprano y me quede viéndola mientras dormía, no sabia si seria la ultima vez que pudiera hacerlo, así que aproveche la ocacion, cabe mencionar que seguía semidesnuda, cubierta con aquellas sabanas blancas, tan tranquila.

-"Se que te prometí tantas cosas... Pero pareciera que no soy capaz de cumplir ni la mas se silla de ellas"- le dije mientras seguía dormida.

Entonces... recordé de lo de llave.
Abrí los ojos de repente.

-Lo había olvidado. Debo darte aquello...

-"Siempre estas dandome cosas..."- sonrei -"Que es esta vez?"-

-Bueno... Tal vez parezca algo estúpido cuando lo veas , pues es un objeto insulso , aparentemente inútil y además que es de un cofre roto que no existe más... - Suspiré y tomé aquella llave pequeñita de entre mi ropa y se la estiré - ¡Una grandiosa llave de bronce!

En realidad era una cualquiera , sin decorativos ni nada. Pero seguramente sabría apreciar su significado que le había inventado hacía unos días.

-"No es que no me gusten tus regalos pero, por que entre tantos objetos posibles, escogiste una llave?, es que soy algo idiota y no entiendoaquello que va mas sus de lo evidente"-

-Calla - Sonreí - Esta llave aunque parece insignificante , dándole un significado , puede que esta quiera decir que es una llave para abrir mi corazón. Siempre me dices que es difícil acceder a mi , a lo que pienso o lo que a veces siento , pues consideras que no soy lo suficiente demostrativa contigo... Entonces ¿Quieres la "solución" a ello? Te entrego el instrumento necesario para que puedas escudriñar lo que tengo dentro. Siempre que quieras acceder a mi , solo recuerda que tienes la llave para ello.

-"Ya veo"- jamás lo habría imaginado -"Tal vez este tratando de pasarme de listo, pero si me das esto para "Abrirte" significa que no lo harás para nadie mas que no sea yo, o no?"-

-Pues es más que obvio ¿No? ¿O piensas que voy a tener la puerta abierta para cualquiera?

No estaba pensando en cualquiera, pero ahora por lo menos tenia la certeza de que si esa visión era cierta y ese hombre me asesinaba, al menos no se quedaría con mi mujer.

-"No se que decir..."-

-No hace falta que digas nada. Solo... te voy a pedir que siempre la lleves contigo y no la pierdas.

-"Esta bien... La llevare conmigo a donde sea"- Tome aquella llave y la metí en la cadena de la cual colgaba el Ópalo del golem de hierro.

-"Ya es hora, este es el primer día del resto de nuestras vidas"- o el ultimo si las cosas salían mal.

Le guiñé un ojo mientras me preparaba para cambiarme de vestido y recogerme el cabello par estar más “presentable”.

-"Tu padre no podrá negar que ya no eres una niña, te has transformado en toda una mujer, con todo lo que eso conlleva."-

Me volvía loco cuando la veía así, tan segura y tan agraciada, no se como reaccionaria cada uno de nosotros al estar todos de frente, pero de algo estaba seguro, teníamos la ventaja de tenernos el uno al otro para apoyarnos.

Me coloqué el bello vestido rojo que era de mi madre, con sus detalles dorados, bordados con hilos de oro de una forma tan cuidadosa como perfecta.  Una vez que le hice unas torzadas a mi cabello en los costados, dejando el resto suelto, me puse la tiara que se me había sido concedida a los pocos años de vida, la cual había sido mi compañera por mucho tiempo.

—Cuando me vea de nuevo lo aceptará. Yo lo sé.

Después de todo estaba preparando mi persona para dar la imagen de una mujer , con las ropas de mi madre... y además , mi carácter.

Asenti de nuevo y partimos rumbo a la frontera a encontrarnos con nuestro destino, para nuestra suerte tanto la corona del norte como la del sur habían recibido la notificación que le había pedido a mi segunda al mando les enviara, estaba seguro de que aceptarían, pues en ella hablaba de negociar mi rendición y entregarles a mi esposa, pero como dije, era una negociación, no dije que lo haría sin mas.

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Por otra parte del Marcus esperaba en la frontera la llegada del rey, que le había ordenado no moverse hasta que el llegara, pero también esperaba a Lucifenia, que sin duda aprovecharía esta oportunidad para hacer su jugada.