۩ღ Acacia Amarilla ღ۩ [Privado , Evil-Dog]

-Discúlpame pero eres muy ingenua. Tu podrías conseguirte al hombre que quisieras, de donde quisieras y como quisieras, y si te lo digo es por que de verdad pienso que es una lastima que tu, siendo tan joven y bella no te quieras dar una oportunidad para amar.-

— ¿Será que algunas no tenemos la ambición de tener familia? — Se cruzó de brazos — En estos tiempos no elegimos con quien casarnos, sino que nos eligen los maridos. Si no es tu padre o tu madre, en mi caso, son los de la corte.  Solo que ahora tengo el poder suficiente para ignorarlos y terminar haciendo lo que quiero… de lo contrario ya estaría casada , rodeada de niños y arrancándome los pelos intentando no ser un florero ,cumplir con el protocolo y encima ser una buena madre. Esa vida de estrés no es para mí. A menos que quieras casarte conmigo y comprobarlo — Una sonrisa extraña surcó en su rostro. Si todos sabían algo, es que Lucifenia tenía un pésimo sentido del humor.

-De acuerdo, acepto tu propuesta- Le dijo en un tono completamente serio

Lucifenia retrocedió unos cuantos pasos, señalándose a sí misma y luego señalándolo a él, y así sucesivamente. Se rió en su cara prácticamente.

—Con que te gustan los desafíos… Te topaste con un camino muy difícil de transitar. ¿Porqué...?

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Una vez encontré la pócima que tanto necesitaba, me dirigí hacia Carrigan y le saqué el calzado para ver el estado de sus pies.
Sus pies eran muy delicados y frágiles por lo que le habían hecho de recién nacida para tratar de matarla: se los agujerearon con una espada para que se desangrara y así atraer a los animales salvajes del monte para que la devoraran.  
Cuando la recogí, le hice un tratamiento para que no tuvieran que amputarle los miembros, aunque aun así, hasta el día de hoy, cualquier golpe o sobreesfuerzo que haga caminando, comienzan las complicaciones (dolores muy intensos, hinchazón, etc.) Podría curarla permanentemente de esta dolencia si tan solo no hubiera vendido a un precio exorbitante la solución que ahora necesitaba a un par de soldados que me dieron los ahorros de sus vidas. No puedo prepararla de nuevo porque la flor que necesito, crece una vez cada cuatro años cerca de un camino de un pantano encantado y el ser que vigila ese lugar, varias veces casi logró atraparme y despedazarme.  Esta tiene propiedades curativas y muy milagrosas, diría yo. Es la única que germina de su especie.

—Vaya problema, Carrigan. Apenas termine con esto, voy a dormirte para luego irme. Prometo traerte algo — Me recordaba tanto a mi Sebastian…

-Por que no?, tómalo si quieres como un matrimonio de conveniencia, la corte te deja de fastidiar con eso de dejar herederos y con lo de conseguir marido, pero si no quieres cumplir con tus obligaciones de esposa no pondré objeción... Solo pudo a cambio que me des una oportunidad."-

Se quedó callada, pero sin borrar aquella sonrisa de sorpresa.

—Está bien, lo pensaré… y te daré la respuesta cuando vuelvas. ¿Quieres un besito de despedida?— Se acercó peligrosamente. Intentaba ponerlo nervioso y avergonzarlo o causar alguna reacción inesperada.

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La criada que estaba a cargo de servirle a la princesa , veía horrorizada como Fir corría y daba vueltas, incluso esquivaba obstáculos y saltaba otros. Eli tan solo reía encima de él y aferrada a su crin como si nada. Se notaba que no le tenía miedo a casi nada.

Si se enteraba la reina , se arrancaría los pelos de la cabeza con ambas manos.

-"Pero si me das ese beso ahora podría darme cuenta de cuales son tus intensiones... Entonces se perdería todo el misterio, ycon ello también el romanticismo. Prefiero quedarme con la duda por ahora, y usarla como motivación para volver con vida de la peligrosa tarea que me haz encomendado"-

No se movio ni un solo centímetro, conocía a Lucifenia perfectamente, su carácter dominante, su arrogancia y su sarcasmo acabarían orillando esto a una inevitable relación de odio-amor y si pensaba mantener esa relación debía confrontarla pero sin molestarla, almenos para mantenerla interesada.

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La pobre muchacha casi se desmayaba al ver a Eli conmigo montando sobre fir, realmente no era la gran cosa, almenos no dentro de lo que era capaz de hacer ese caballo.

-"Creo que ya hicimos sufrir bastante a tu nana..."- dije frenando al caballo.

—Podría hacer otra cosa para motivarte…— Comentó totalmente descarada — Ah, cierto. El misterio, romanticismo y eso. Tú te lo pierdes— Pronunció aparentemente molesta. A ella le gustaba que todos anduvieran sin rodeos con ella y que le dijeran las cosas directamente, en todo sentido.

Cuando estaba a punto de irse, hizo algo sorpresivo. Con su fuerza de bestia, agarró desprevenido al escultor y lo tiró encima del escritorio. Con reprimido deseo, lo sostuvo de los brazos y se le subió encima.

—Escúchame una cosa. O andas sin rodeos o te haré gritar en este momento cuanto me amas y cuando vuelvas querrás más, más, más y más. Así que empieza con tus plegarias.

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Ahora, la niña, era incapaz de parar de reírse. Tan solo se bajó de la bestia porque su nana estaba con cara de desesperación y ruego.

—Caballito lindo~ Terrón de azúcar para ti — Eli le alcanzó para que lo lamiera.

La mujer se horrorizó aun más porque el hocico del animal era enorme a comparación de la manita de Eli.

-Princesa , es hora de que tome su merienda...

-Y que es lo que quieres que te diga? que lo único que busco es "tirarme" a la reina justo aquí encima de este escritorio? o que quiero llevarla de blanco al altar y casarme con ella?. Bueno para ser sincero en este momento quiero hacer ambas a partes iguales-

Le causó tanta risa el hecho de que se sincerara por estar en esa situación tan comprometedora e incómoda, que decidió dejarlo tranquilo… por ese día. Aunque luego tal vez lo seguiría fastidiando para que perdiera la cabeza y accediera a sus deseos más carnales.
Si bien Lucifenia le daba igual el matrimonio, no por eso dejaba de echarles el ojo a los hombres que se presentaban ante ella.  

Se bajó de encima.

—Bien… es lo más “romántico” que me han dicho en la vida— Comentó burlesca de la situación — Ahora, con permiso del posible futuro esposo, me tengo que ir a ver qué hace la pequeña Elizabeth. Ah, y buena suerte en tu misión— Saludó con la mano y una sonrisa que daba que pensar y se fue.

Se fijó en un reloj de la pared y decidió ir a merendar, que ya era la hora…

Unos días más tarde, Lucifenia detectó un barco que podían “tomar prestado” y les avisó a todos los que irían.
Era de madrugada.

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Desde la última vez que vi a Elizabeth y a mi esposo, han pasado tres años. Y desde que llegué a esta nación, no han parado los correctivos hacia mi persona.

Fui condenada de por vida a pasar trabajando en las minas hasta que las fuerzas no me dieran más. No me dieron la pena de muerte porque consideraron que yo merecía cumplir en vida con todos los castigos que me dieran.
Fui encerrada en una celda apartada de todos los demás, completamente oscura y calurosa. Tengo vigilancia las 24 hs. Del día. Apenas recibo agua y comida, y si es que la obtengo.

Me he enterado hace dos años que hace un par de días fue el día en que me conmemoran con todo el cariño del mundo en las tierras sureñas. Y todos los años en esta fecha, se encargan de darme una paliza como “regalo” y recordatorio.

Quisiera contemplar la carita de mi pequeña Eli y saber que fue del destino de mi pobre Isabel. Mis ojos comenzaron a llenarse de lágrimas. Quisiera abrazarlas por última vez. Y también ver vivo a Andreas y decirle cuanto lo amo. Pero son cosas que nunca podré hacer de nuevo… me hice bolita en el piso. Cada día sentía que un pedazo de mi cordura se escapaba de mis manos, además como un trozo de vida.

Entrecerré los ojos. Me dolía todo el cuerpo por aquella tunda. Mañana debía ir a trabajar todo el día en las minas.

De lo único que no me arrepiento es de haber salvado a todos… Pero no pude salvar a Andreas. Cerré los ojos, recordando cómo había llegado hasta aquí.

Finalmente me quedé dormida del cansancio.

De repente, oí como el guardia emitía una pequeña queja y caía estrepitosamente al suelo. Por un momento, me asusté bastante, principalmente al escuchar unos pasos dentro de la celda en medio de la completa oscuridad.  Una mano atrevida me tomó, y con una gran fuerza, antes que gritara, tapó mi boca por completo. Yo tampoco tenía energías como para defenderme.

—Óyeme bien, he venido para ayudarte. No grites — Me dio algo en la mano, algo de vidrio, como un frasquito — Tienes que beber eso y dámelo apenas termines, así no dejas rastro. Seré breve y rápida: Trataré de venir todas las madrugadas a darte estas pociones, las cuales te ayudarán a nutrirte. Una vez estés mejor de salud, nos escaparemos de aquí junto con Isabel. Y sí, ella está viva.

¡Isabel! ¡Sabía que mi niña estaba viva! Pero, un momento… esa voz era…

—Le hice una promesa a tu marido y estoy en deuda.

Andreas… ¿La súcubo le había hecho una promesa? ¿En qué momento?

—No hay tiempo para explicaciones. Debo irme.

Bebí el contenido del frasquito y se lo di.

—Dile a mi Isabel que la amo.

—Lo haré.

Y no escuché más nada por el resto de la noche. Ella se había ido. Pero muchas interrogantes que tenía, no.
La esperanza renacía nuevamente en mí.

Una vez que Lucifenia me informo de que había encontrado un barco me puse el abrigo con el que había llegado, era el mas viejo que tenia, ademas de que era largo y era fácil esconder una espada en el, entre otras cosas.

Fui al sótano donde estaba la guardia especial encontrándome a Marcus de camino, ahora solo faltaba que Lucifenia nos diera los últimos detalles antes de partir.

—Bien… Mis espías me han informado que seguramente Amaya pueda llegar a estar viva, puesto que en la capital, por alguna razón, nadie quiere hablar sobre ella y a los soldados se les tiene prohibido informarle sobre el tema a los civiles e incluso sus propias familias. Si es así, es porque sus superiores están ocultando el lugar donde pueda llegar a estar por las dudas de que algún infiltrado obtenga información. Incluso puedo asegurar de que ellos sospechan de todos y no tienen confianza en nadie, ni en sus propios soldados, así que seguramente los líderes deben ser los únicos en saber las cosas con exactitud y el paradero de la futura reina, siendo que solo los de determinado rango comparten aquellos datos con otras personas con mucho poder. ¿Para qué la querrían viva? Quién sabe… algo deben estar tramando. Para conseguir los datos , deberán secuestrar a alguien influyente de la milicia... o de lo contrario , esperar a que mis espías consigan información , pero tal vez tengan que esperar hasta años.

-Si Amaya esta con vida no vamos a esperar tanto... buscar un aristócrata que este relacionado con los asuntos de la milicia sera lo mas fácil, o por lo menos, sera mas fácil que secuestrar a un comandante. - Si lo que me decía Lucifenia era cierto y Amaya estaba encerrada en una prisión, cada día que transcurría era como estar en el infierno, esperar tanto tiempo no era una opción.

—Bien. Ahora váyanse cuanto antes.  

Lucifenia miró disimuladamente a Marus y antes que se fuera , le dio un pañuelo color hueso con su inicial bordada en una esquina.

Marcus tomo el pañuelo y lo olfateo por un momento, después lo guardo en su abrigo -Si esto es todo lo que tendré de ti hasta que vuelva, entonces supongo que tendrá que bastar- Dijo antes de encaminarse hacia la salida siguiendo a los otros que ya le llevaban bastante ventaja.

-Hombres...

Pensó ella.

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Si tenía claro una cosa, es que a pesar de estar encerrada en cuatro paredes, es que de día tenía algo de tiempo para recolectar información, si es que el capataz no nos oía.
Me había enterado que muchos de los que estaban ahí pertenecían a la antigua corte, eran nobles, la mayoría ya ancianos moribundos.

Gracias a lo que me había dado el súcubo, sentía que mis fuerzas habían regresado con mucha intensidad. Simplemente debía escapar de aquí , pues , de lo contrario , sería mi lecho de muerte.

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—Solo me pregunto una cosa… ¿Cómo vamos a sobrevivir en un país de habla anglosajona y alemana, cuando la mayoría aquí habla otro idioma?

—Eso es un gran problema…

-"tendremos que apañarnosla a como podamos, igual los mercaderes están acostumbrados a recibir a otros mercaderes que no hablan el idioma local... lo que deberíamos planear es que historia vamos a contar para no levantar sospechas"-

—Y si…sino, de última — Gammón miró a Moses que se dio un puñetazo en la palma de la mano.

—Yo sé un poco de inglés— Comentó Joshua, que era el más silencioso de todos — Pero mi acento es más que evidente. Cuando nos inventemos una historia, hablo por ustedes si así lo prefieren.

—Sería arriesgado, pero si no tenemos otra opción.

-"Lo mejor será ir lo mas cautelosamente posible, por muy buenas que sean las capacidades de este equipo a la hora de entablar una batalla, todos los esfuerzos serán inútiles si caemos un una desventaja numérica demasiado grande, sujiero mantener un perfil bajo hasta que por lo menos hayamos encontrado a Amaya.- Dijo Marcus, que dudaba si Andreas y la guardia especial fueran capaces de actuar de forma inteligente y no tan impulsiva, ya que por un lado la guardia era mas un grupo de mercenarios que una división del ejercito, y Andreas podria perder la cabeza en cualquier momento si se presentaba la mas mínima oportunidad de encontrar a su esposa.

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-Me gusta la idea que propone el compañero de entrar a saco si es necesario, pero creo que nos estamos olvidando de un pequeño detalle, como vamos a conseguir el barco? Lucifenia no mencionó nada de que la tripulación estuviera de acuerdo o siquiera informada de lo que estamos planeando... No creo que les guste la idea de darnos su barco y todas sus mercancías así como así.-

—Como decía madre en casa… “O la razón o por la fuerza”— Y estaba muy seguro de que debían robar aquel barco y tirar al agua a esos sujetos. Aunque de última los bajarían y atarían en algún poste del puerto.

— ¿Ya tienes las mordazas?

—Créeme que sí.


—Si debemos robar el barco , es imposible ser tan discretos. Y como no nos lo van a dar... bueno , hay que darles una paliza.

-"Bueno, supongamos que conseguimos el barco sin problemas... Cómo vamos a navegar en el? pues hasta donde yo se son necesarios mas de seis para poder navegar en un barco... mas tomando en cuenta que ninguno de nosotros es marinero pues hasta donde yo se todos estuvimos en el ejercito, no en la armada naval."- alego Marcus.

-Es verdad...- Lo primero que se me vino a la mente fue contratar algunos marineros para que nos ayudaran a llevar el barco, pero dadas las circunstancias serian mas bien piratas lo que estaríamos buscando, y dada mi ultima experiencia con los lobos de hierro prefería evitar a los mercenarios a toda costa. -Conozco a alguien que puede ayudarnos con eso, pero tendremos que desviarnos unos cuantos kilómetros para encontrarlo. pero créanme que valdrá la pena, es perfecto para el trabajo-

—Lo que sea para cumplir con la misión — Respondió Gammón.

Aunque si había problemas, no dudarían en romperle la cabeza quién sea.

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El rey del Oeste se enteró de lo que pasó en la celda donde estaba la princesa, así que inmediatamente abrió una investigación para averiguar quién había sido el rebelde que se había atrevido a desobedecer las estrictas órdenes.
Tenía sospechas de algunos… así que mandó a llamar a Morgana para consultarle, sin saber que en realidad había sido ella la traidora.

—Morgana, necesito pedirte algo muy importante — Mordred la miró sentado desde su trono— No podemos permitir otra humillación más, otra burla en nuestra cara, mucho menos si se trata de todo lo relacionado con la princesa Amaya. No desde que… — Miró hacia otro lado con cobardía. No se atrevió a pronunciar su nombre — No desde que “él” tomó nuestras tierras. El antiguo Yellow del Norte.  Desde ya tienes la responsabilidad de encontrar al traidor que visitó a esa niña... Ella no nos dijo nada después de todas las torturas, así que como esto no irá a ningún lado, investigarás.

Morgana se puso de pie.

—Su majestad, creo que debe encomendarle esta responsabilidad a alguien más. Yo no estoy capacitada para este tipo de cosas.

Mordred se paró de su trono.

— ¡Irrespetuosa!

El súcubo le tiró agua desde un frasquito que tenía, en la cara.

—Más irrespetuoso eres tú. Bastante desagradecido y mal educado eres con tus antepasados. Si no fuera por mí, tu siquiera existirías.

Mordred guardó silencio.

—Yo solo haré lo que me corresponde. Consíguete a alguien más. Tendrás que morderte la lengua ahora.

—Solo eres una resentida porque no pudiste recuperar a Sebastian de…!

Un aura demoníaca salió de Morgana y sus ojos se transformaron en los de un reptil.

—No te atrevas. Te ordené que te mordieras la lengua. Si estoy desde casi el origen de este reino acompañando a ineptos como tú, será por algo.  Si sigues irrespetándome, iré por la noche y consumiré tu energía hasta que te conviertas en una pasa de uva. Cobarde. Así que mejor consiguete a alguien más , que yo tengo otras cosas que hacer.

El rey sabía perfectamente que sin morgana , él siquiera estaría respirando ,y más importante aun , existiendo.
Pero se extrañó bastante por no haber seguido sus órdenes esta vez , cuando antes parecía estar dispuesta a asesinar y engañar a cualquiera de Yellow del Norte y todos los que se relacionaran con la princesa.

Mientras avanzaban por los campos del sur, Marcus se le acerco a Andreas, pues tenia algo importante que hablar con El.

-Oye, necesito decirte algo- Le dijo tratando de que desaceleraran el paso. -Sabes que, como los padres de Amaya están ... pues muertos, y como no se sabe que fue de Amaya tu como su consorte...-

-¿Soy el Rey?- lo interrumpió

-Pues si

Andreas guardo silencio un momento.

-¿Y?- Dijo como si no importara -"De que es exactamente de lo que soy rey? ¿de una tierra desolada por la guerra y la muerte?-

-"No es solo la tierra, hay mucha gente en el sur que huyo del norte para refugiarse... Gente que necesita saber que hay alguien que se preocupa por ellos y por lo que por derecho les pertenece"-

-Para eso esta Lucifenia-

-"Lucifenia solo les ha dado lo que ha podido, pero sabes tan bien como yo que esta guerra esta estancada y la oportunidad de recuperar esas tierras esta tan próxima como hace tres años-

-Mira esa "gente" a la que mencionas, ni siquiera saben mi nombre, y si lo saben dudo que me tengan con buena estima... y no los culpo. Debo haber sido yo, no Amaya, ella debió haber sobrevivido y comandar a esa gente... Yo no puedo hacerlo, no quiero y no lo haré, prefiero seguir hacendo las cosas por mi cuenta hasta que encuentre a Amaya-

Los de la guardia especial seguían caminando por detrás, pero ellos también iban conversando.

—Probablemente es la misión más peligrosa que nos han encomendado… ¿Y saben qué es lo extraño de todo esto? Que obedecemos sin chistar a un líder que siquiera es nuestro líder. Pero seguimos sus órdenes a rajatabla para encontrar a la próxima persona que nos mandoneará.

Gammón paró de hablar y siguió caminando sin siquiera agitarse un poco.

—Pero la paga será muy buena. Aunque la reina del sur actualmente nos está dando lo que en realidad siempre habíamos querido — Moses se rascó la cabeza — Desde que decidimos dedicarnos a esto, es obvio que debíamos acatar las órdenes sin chistar si en verdad deseábamos tener una bolsa de oro por nuestros servicios. Ahora no es la excepción.

— ¿Sabes cuál es la excepción? Que esta vez podemos perder la vida por esta causa… Y lo más gracioso es que siempre hicimos las cosas por dinero, nunca arriesgamos todo por el todo y por voluntad propia, además de la paga.

Joshua miró a Gammón y Moses.

—Y debemos agregar que seguramente no estamos preparados del todo. Hay que admitirlo. Si no fuera por ti, Gammón, nosotros ya habríamos ardido en las brazas del infierno hace rato. Si hay algo que también debemos reconocer, es que somos humanos con ciertas habilidades que nos han sido concedidas por quién sabe qué personas, a excepción de ti, que a pesar de obtener ese poder por medio de la espina de la corona que secuestramos, ya tenías habilidades previas que fueron perfeccionadas por ella.
>>Yo puedo ver lo que hay a mi alrededor sin estar mirándolo físicamente con mis ojos, realmente; Octo puede curar cualquier herida y Moses tiene un “sexto sentido” para detectar seres sobrenaturales y fuerza sobrehumana… Pero todo a costo de nuestra energía vital y por eso debemos actuar en grupo, para no cansarnos. En cambio, tú, Gammón, no. En tu cuerpo corre parte de la vitalidad del Nazareno que fue absorbida por esa corona.

Todos se quedaron pensando en esas palabras.

—Sí, es cierto. Y hablando de eso, esa vez que pasó aquel incidente con la espina… ¿Nadie ha pensado, ahora, luego de haberme negado con insistencia, que fue todo esto obra de unos seres oscuros que también nos visitaron de niños y nos podrían haber concedido todo esto en un intento fallido de reclutarnos para “servirles”? ¿O alguna especie de experimento? ¿Y por eso intentaron asesinarnos en esos años que estábamos tratando de dar con su paradero?

—Si he de reconocer algo, es que sigo amnésico. No recuerdo cuando fue el momento en que exactamente pude concebir que tuviera poderes… Solo recuerdo que lo ocultábamos de madre y padre y era un secreto entre nosotros cuatro.

—En esa época yo no tenía la espina, pero podía hacer exactamente lo mismo, pero cansándome. Quién sabe…

—Sea como sea, tengo el presentimiento que al llegar al Oeste vamos a resolver muchas de nuestras dudas.

Seguimos cabalgando durante todo el día y parte del siguiente hasta llegar a la costa donde buscaríamos a este sujeto.

Nacido como Yordi Williams III pero apodado por todos sus conocidos como "El Capitán" era un marinero que en su juventud gano cierta fama por ser un corsario hábil para la batalla naval no convencional y de vez en cuando algo de modesta piratería. Hacia años que no lo veía, pero si de algo estaba seguro lo encontraría en la taberna con el alcohol mas barato y las mujerzuelas mas feas.

Cuanfo al fin dimos con el lugar inmediatamente pude reconocerlo, aunque estaba de espaldas, su silueta era inconfundible.

-Eh capitan!- le grite

El hombresillo rápidamente dio un salto de su silla y se dio la vuelta tomando su bastón como espada y dando estocadas al aire cual diestro espadachín

-Qué? Como? Barbanegra? Tu y Queen Ann revenge ahora si me van a besar el...- exclamó sin terminar la oración, afortunadamente.

-Andreas muchacho, ven acá y sientate, dejare que me invites una cerveza-

-No hay tiempo ni para una cerveza capitan, vengo a reclutarlo a una misión-

-Una misión dices?- dijo mientras se acercaba. El aliento le apestaba como a mil rayos y por su hedor podía deducir que no había tocado un baño en una semana, tal vez mas.

-Unos malvados adoradores del demonio tienen secuestrada a una princesa y es nuestro deber rescatarla, hay oro de por medio y la supervivencia no esta garantizada.-

-Mmm... Oro... Supervivencia...- dijo entrecerrando los ojos y rascándose la barbilla -Me encanta!, y la princesa es soltera?-

-Me temo que no... Como sea vamos afuera y le cuento los detalles, de paso le presento a la tripulación-