۩ღ Acacia Amarilla ღ۩ [Privado , Evil-Dog]

-Esta bien, soy yo...- Dije cuando la tallaba para limpiarla con cuidado de no enjabonar directamente las heridas. -Nos iremos de aquí muy pronto, aguante un poco mas-

La bestia gruñía y se movía de un lado a otro como si estuviera molesta, mataba a cada animal o insecto que veía por muy grande o pequeño que fuera.

—Esta cosa parece estar escuchándonos— Comentó Moses.

—Sinceramente me pone nervioso.

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—Mientras estuve allí, escribí algo para ti — Mencioné entre jadeos por el intenso ardor que estaba experimentando — Pero como no puedo mostrártelo ahora… mediante papel y tinta — Empecé a tararear lo que había escrito. Una pieza musical. La tenía escrita en mi mente y la había memorizado en aquella celda asquerosa para nunca jamás olvidarla. Era lo único que tenía que me recordaba a él, puesto que me habían robado el anillo de compromiso que me había dado…

MELODÍA

Spoiler:

-Es hermosa Amor... sabes, siempre pensé que debías querer mas a tu caballo que a mi, por que le cantabas al oído y a mi nada... por cierto, Fir también sobrevivió, esta en el sur esperándonos-

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-Soy el único al que tener a esa cosa cerca le da mala espina?- Dijo Marcus cuando se puso nervioso al ver a al golem dando vueltas por ahí.

—No te cantaba, pero si te hacía el amor— Una cosa compensaba a la otra. No perdí el sentido del humor a pesar de que me sentía ligeramente amargada por todo lo que había sucedido.
Escuché lo del caballo y sonreí muy feliz por ello. Pensar que había estado mortificándome con eso también.

En eso , escuché el llanto de una criatura. Balbuceaba en inglés.
Supuse enseguida que era Isabel , lo cual me dejó paralizada de la emoción.

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—Te aseguro que no. Si pudiera destruirlo de un solo golpe, lo haría. Pero se volvería a reconstruir.

-Supongo que si... pero espero que no quieras invertir las cosas y cantarme con tal de no hacerme el amor, pues por si no te acordabas, dijiste que tendríamos cuatro niñas y apenas llevamos dos- Le dije mientras le enjabonaba la entrepierna.

Me puse roja de la vergüenza, como solía hacerlo cada vez que me apenaba. Encima no podía disimularlo por culpa de mi palidez.

—Isabel…— Empecé a buscar con la mirada a la niña que llamaba a la súcubo desesperadamente. Sería la primera vez que la viera.

En eso, la encontré, algo oculta detrás de unas cortinas en frente mío.
Era hermosa. Parecía la pintura de un ángel de una iglesia. Y me estaba mirando atentamente.

Con las pocas fuerzas que tenía, estiré los brazos para que viniera hacia mí. No cabe duda de que empecé a llorar de la emoción al verla, pues por mucho tiempo creí que me la habían arrebatado como a toda mi familia.

—No tengas miedo de mi—Le hablé en inglés, pues no parecía comprender el español o francés— Ven con mamá.

— ¡Mamá!—Exclamó , como acordándose de algo.

-Y aquí esta una de ella... Acabo de conocerla hace apenas unas horas, y a la pequeña Eli hace unos días... yo... yo no estuve con ella mientras crecía, hay mucho que tengo que contarte, pero hablaremos de eso después-

—Está bien, no hay apuro... Yo también tengo coss que contarte. — Seguí contemplando a la niña que seguía mirándome desde su posición, todo con una inocente curiosidad — Es tan hermosa. Eli debe ser igual de linda también.
>>Ven aquí, linda, tengo algo para ti — Volví a llamarla para que estuviera conmigo. Si pudiera levantarme, me le tiraría encima.
Lo que le dije pareció surtir efecto y se acercó gateando hacia la tina. La abracé lentamente, a pesar de que pudiera tener una mala reacción. Pero en vez de eso, me correspondió. Morí de ternura.

—Pensar que ya tiene dos añitos… Y mi Eli tres.

Tuve que tragarme todo el llanto para no asustarla. Pero es que era casi imposible para mi luego de todo esto.

-Es tan Hermosa como su hermana, la cual también esta ansiosa por conocer a su mama- le dijo mientras contemplaba la escena en silencio -Pero ya no perdamos mas tiempo, tengo que serminar de se arte y vestirte, luego Morgana te data algo para que te sientas mejor y nos iremos a la costa lo mas pronto posible-

Solté a mi pequeña niña para que continuara aseándome, pues yo apenas podía hacer algo por mi cuenta sin que me comenzara a doler todo y cansarme a velocidades récords.
Comencé a mirarme las manos, las cuales estaban todas maltratadas por el duro trabajo de esclavo, con callosidades y durezas. Sonreí con algo de sarcasmo por eso. Todavía no podía creer que seguía con vida, después de todo, me habían abusado de todas las maneras posibles y degradantes, no para una princesa, o como mujer, sino como ser humano.

Escuchaba a Morgana mezclar algo en un recipiente metálico y luego que se aproximaba hacia el cuarto de baño.

—Lo bueno de esto es que es difícil de conseguir, pero rápido y sencillo de preparar… Ahora, abre la boca.

Vi el frasco y definitivamente se trataba del mismo que había usado con Andreas cuando el demonio casi lo mató.

—Una gota— Mencioné.

—Una sola— Obtuve en respuesta y la tomé.

Aunque el ver aquella pócima me pareció extrañamente familiar, no le di importancia y seguí con lo que estaba, termine de bañar a Amaya y de vestirle, ahora estaba el asunto de como habríamos de llevarla si ella apenas podía moverse.

Morgana también acercó un frasco de mermelada de naranja junto con un pan y una jarra de metal con agua para darle a Amaya.

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—Me estoy empezando a sentir mucho mejor… como no lo hacía en años — Comentó tragando el pan con mermelada. Era tan delicioso.

—Aun con poción y todo, no creo que hoy pueda caminar. Si bien se te están curando todas las heridas — Por lo que ella podía ver, al parecer — No reo que tengas las fuerzas suficientes.  Se me ocurre transportarte en algo, pero llamaría un poco la atención. Y hay que robárselo a un "amigo" que conozco.

Tendría que ir al bosque encantado y enfrentarse a Lee. Allí había criaturas que podían servir para lo que necesitaban, el caso era capturarlas y controlarlas.

-Entonces vamos, Los de la guardia son algo ruidosos, así que supongo que será mejor si vamos solamente tu y yo, que ellos se queden aquí cuidando-

Había muchas cosas que quería preguntarle a la sicubo, y esta podría ser la oportunidad perfecta.

Morgana suspiró muy pesadamente, puesto que tal vez le llevarían horas encontrar lo indicado y luego intentar que les hiciera algo de caso.

—Pues ve a avisarles— Ella pensaba que muchas veces los hombres parecían niños pequeños a los que debía decirles todo como si fuera su madre. Y eso la irritaba de forma notable.

Le avise a la guardia que iría con Morgana por unas cosas, no les dije nada mas, pues ni siquiera yo sabia exactamente que era.

Aunque la presencia de Morgana aun me ponía algo incomodo, (Pues no sabia exactamente por que hacia todo esto por nosotros) no me preocupaba que intentara succionar mi energía vital, después de todo por mi condición actual era algo parecido a un muerto viviente, y aunque aun conservaba mi humanidad mi energía vital era energía de muerte, lo cual para ella seria como veneno.

-Que es exactamente lo que vamos a robar? Y aun mas importante, a quien?-

—Ya verás… Me debe odiar con toda su pútrida alma en este momento: Por robar la flor de las mil vidas que es con la que hice la poción que le di a tu esposa y por tirarle un ácido en la cara para sacármelo de encima. Y debe detestarme más que otras veces, pues no es la primera vez que le robo su preciada flor, que crece cada cuatro años, o que visito su bosque, o capturo sus preciados animales, entre otros.

En eso, se empezó a escuchar como susurros en el viento una vez posaron un pie en la entrada del bosque encantado. Y al adentrarse, se apareció de repente un enfurecido Lee que tomó a Morgana por el cuello y lo apretó con una fuerza inimaginable. Tenía una mirada atroz de odio que quemaba todo a su paso.

—MORGANA— La nombró — Te atreviste a robar una vez más la flor, a dañar al cuidador de este lugar y encima a engañarlo.

—Algo de humano debe quedar en ti— Articuló con cierta dificultad por ese agarre. Lo miró muy fijamente… terminando por hipnotizarlo. Pensar que nunca había hecho eso, pues nunca se le había ocurrido — Ahora suéltame — Volvió a hablar. Y finalmente cayó al suelo.

Lee entrecerró los ojos.

— ¡No voy a dejar que lo hagas!— Exclamó de repente, pero volvió a estar tranquilo de nuevo. Parecía estar luchando en contra de su influencia.

Morgana sacó de su pequeño bolso, donde tenía las pinturas, una migaja de pan y se la dio a Andreas.

—Adéntrate en el bosque y pon esto en algún claro. Aguarda hasta que se acerque un caballo-avestruz. Ten cuidado porque es muy asustadizo y te puede dar la patada de tu vida.
>>Mientras tanto trataré de controlar a este. Luego te alcanzo, será fácil localizarte.

"Caballo-Avestruz?" me dije a mi mismo, pero no me detuve a preguntar, solo hizo lo que Morgana me dijo y espere a que ese animal se acercara.

El bosque en el que me encontraba era bastante extraño, pues aunque era de noche, estaba completamente iluminado con musgo y hongos fluorescentes.

Pasaron varios minutos y del animal ni señas, solo me quede ahí sentado sobre una piedra a seguir esperando, aunque no estaba seguro de cuanto podría mantener Morgana entretenido a ese sujeto.

Pasó un cierto tiempo a que ella pudo mantener la hipnosis de Lee. Y de paso, cañazo: Se lo fornicó ahí mismo, pero sin llegar a matarlo.
Solamente lo dejó debilitado, por el momento, pues si llegaba a matarlo, ese bosque correría peligro. Así que prefirió que se quedara tirado, sin fuerzas y aparentemente muerto.

Sentía que cuando succionaba energía por la noche, se hacía más fuerte.

—Perfecto— Se susurró contenta a sí misma y apareció al lado de Andreas — El monigote no reaccionará hasta en un buen tiempo — Mencionó solamente — Por cierto, si ha accedido a venir conmigo, es porque algo seguramente quieres averiguar de mí o preguntarme.

-Mas bien quería hablar contigo de algo... supongo que estas consciente de que Malebolge te esta buscando, o me equivoco?

>>Pero no solo a ti, hay mas como tu, y cuando los encuentre y los consuma no habrá nada ni nadie que lo detenga-

—Tarde o temprano me va a encontrar. Y es más que obvio que estoy en el Oeste, pues tampoco puedo ir a ninguna otra parte. En cuanto pise el sur, querrán empalarme en una plaza pública. No es que me da miedo o algo así — Se llevó las manos detrás de la cabeza y apoyó los pies en una piedra, acomodando la espalda en el tronco de un árbol— Aparte, ¿Qué podría hacer yo contra él?

—Pues hasta donde yo sé, dudo que esos OTROS estén aquí en Amatista. Por lo menos hasta ahora no me he encontrado con ninguno ni sentido siquiera sus presencias.

Se tocaba la punta de la nariz continuamente con el dedo índice, toda despreocupada y relajada.

—Hmp… Pensándolo bien, si me quedo aquí también, me empalarán de todos modos. Hmp… — Comentó pensativa, pero eso parecía no alterarla en nada.

-Ya veo... bueno, había otra cosa que te quería preguntar... existe alguna poción capaz de revertir la muerte?- Le dije en un tono todo pesimista.

Aunque estar muerto al principio parecía tener mas ventajas que desventajas, vivir de esta manera me estaba volviendo loco, ya no podía sentir nada, ni la suave brisa del viento, ni las caricias de una mujer... mu mujer, por mas que comía no me sentía satisfecho, y por mas que bebía no paraba de estar sediento, hasta el punto de que ya no había diferencia si comía o no, igual no me sentía cansado y no podía morir.

—Existe… Pero… Es complicado. Nunca la he hecho antes. Y  las plantas que se necesitan para hacerlas están extintas — Se quedó pensando — Aunque la flor de las mil vidas podría servir para eso. Solo que no sé con qué mezclarlas y no creo que haya tiempo para hacer experimentos. Tal vez me lleve años dar con la receta indicada.

Se sintió deprimida porque ya en su época esas hierbas habían desaparecido. Se entristeció porque no había podido revivir a su hijo.

-Esta bien, solo era curiosidad... igual creo que debería agradecerte por lo que haz hecho, incluso con tu promesa no estabas obligada a cuidar de mi hija... discúlpame si fui un poco rudo contigo-