۩ღ Acacia Amarilla ღ۩ [Privado , Evil-Dog]

Partieron solo para pocos segundos después los soldados recibían ordenes de no dejar salir ni un solo barco mas.

-Me temo que estamos en un ligero predicamento compañeros, ustedes son ocho... nueve contando a la pequeña, y el barco solo tiene cuatro recamaras para dos personas... tendrán que compartir.-

Marcus se puso a hacer cuentas... dos recamaras para la guardia, otra para Amaya y otra para... -Mierda- Pensó pues, o se quedaba a dormir a la intemperie o compartía recamara con Morgana.

—Tranquilo, muñeco, que si tienes miedo de mi puedes quedarte toda la noche despierto vigilando de que no te haga nada — Sonrió totalmente maliciosa — Pero descuida… Yo no necesito dormir — Así que solamente se sentaría en una esquina, en el suelo o banqueta y se cruzaría de brazos esperando llegar al sur. Mientras tanto jugaría con alguna de sus pociones o releería por enésima vez sus libros, o simplemente no haría nada más que mirar la nada misma.

Amaya pensó que eso era una pésima idea si él en verdad quería formar algo lindo con su prima… Y que a pesar de todo, Morgana seguía siendo un súcubo que debía alimentarse.

Morgana sonrió.

—Bueno, parece que esta noche me esperan las estrellas— Comentó por las miradas.

-Pues creo que yo tampoco voy a dormir...- Marcus se fue al camarote, volteo la silla con el respaldo al frente y se sentó junto a la lampara a leer un libro, pues no tenia pensado dormir ni un poco, por Lucifenia.

-Si necesitas relevo con esa muñeca, solo grita y déjame que me encargue yo- Le dijo el Capitán, que se reía detrás del timón.

Morgana simplemente se fue a admirar el agua. Pensar que en su vida humana jamás se había subido a un barco… desde que era súcubo, había podido recorrer el mundo en busca de nuevos ingredientes y hiervas para inventar sus propias pócimas.

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Apenas apoyé la cabeza, metí la mano dentro de mi ropa para comprobar el estado de mis cicatrices. Luego, una avalancha de fragmentos de horribles recuerdos de lo sucedido estos últimos tres años, asaltaron mi mente de forma violenta. Transpiré al visualizarlos en mi cabeza. Sentía que me iba a explotar algo, también en el pecho. El corazón latía descontrolado. Una lágrima brotó de mi ojo, la cual sequé con el dorso de mi mano.

Se me venían gritos, súplicas, llantos, golpes, sangre, situaciones terribles y degradantes.

“— ¡No pienso hacerlo! (Le escupió en el rostro)

—Parece que no has entendido quién manda aquí… (Le arrancó la ropa mientras la golpeaba en la cara)

— ¡NO! ¡POR FAVOR!”

Sacudí la cabeza y miré a Isabel, la cual dormía. Le tomé una manito y se la apreté con fuerza, aguantando. No permitiría que nunca más alguien me apartara de ella o me maltratara estando yo embarazada...

-Tres años...- Me dije a mi mismo, ya habían pasado tres años desde aquel día... desde que perdí a mi amada, mi vida y mi humanidad.

Muchas veces repase los sucesos de aquel dia, do como pudieron haber sucedido las cosas de otro modo, y siempre llegaba a la misma conclusión... si no hubiera tenido ese trozo de metal... si malebolge no... pero ya no servida de nada lamentarse, aquella entidad dijo que arreglaría todo si me encargaba de Él, y era lo que tenia pensado hacer.

Entre al camarote y me senté a la orilla de la cama, quería contarle todo lo que había sucedido... pero sabia que a ella no le había ido mejor que a mi, y no quería priorizar mis problemas sobre ella.

-Como estas?- dije, aunque por su expresión sabia que algo le pasaba, no me atrevía a preguntarle tan directamente.

No sé qué clase de expresión habré tenido en la cara, pero se notaba a millas de distancia. Incluso yo sentía el pesar de mi rostro y los músculos del mismo completamente tensados.
Pronto, un sentimiento de angustia me invadió por completo. Hice fuerza para no empezar a llorar.

—Solo estoy… débil y cansada— Respondí solamente, mirando a mi pequeña que estaba acurrucada junto a mí, descansando en mi pecho, escuchando los latidos abruptos de mi corazón. Acaricié con una mano el cabello azabache que había heredado de mí y suspiré — Yo sé que todo ha sido accidentado desde el comienzo para nosotros, incluso después de casarnos y que no he sido muy cariñosa una buena porción de aquel tiempo; pero ahora quiero decirte que te amo, te adoro y quiero con toda mi alma, porque deseo que lo sepas. Ahora… yo… no sé… — Tragué duro, no quería decírselo, era muy humillante y angustioso para mí — Si tengas la misma imagen mía luego de… que… — Tomé aire — te diga realmente todo lo que me hicieron. Estoy sucia.

Si esa era una especie de confesión , realmente apestaba.

-No me lo digas, no es necesario saberlo... Lo que te hayan hecho en ese lugar debes superarlo, por mi y por tus hijas.-

>>sin importar lo que haya pasado, quiero que sepas que yo sigo sintiendo por ti lo mismo, que eres lo mas importante en mi vida y que nada ni nadie podrá cambiar eso, y que sin importar lo que te hicieron, en alma y espíritu siempre me has sido fiel y para mi eso es lo que importa.

Asentí a todo lo que me dijo, más tranquila y miré el techo.

Sin embargo, aun tenía esas horribles pesadillas que me recordaba todos los momentos en que me habían ultrajado, antes de llegar a Amatista, como después.
Me sentía una estúpida, pues lo único que había podido hacer para defenderme, fue clavarle un tenedor a uno de ellos en el cuello, hasta que murió desangrado y luego vinieron sus otros compañeros para castigarme. Entre gritos, mordiscos, arañazos y patadas hice lo que me permitieron mis empobrecidas fuerzas. Nadie me ayudó…

Luego descubrí que estaba embarazada nuevamente, a eso de la mitad del viaje hacia Amatista. Al principio quería negarlo, pues condenaría a la pobre criatura a quien sabe que destino, pero luego lo acepté. Las fechas indicaban que ya lo estaba en el campo de batalla, aunque no estaba realmente muy segura. Pero como no me había venido, supuse enseguida que fue esa noche, las semanas siguientes de haber tenido a Eli y que mi querida Isabel/Dante no era producto de una violación.

—Ven conmigo… quiero tenerte cerca. E Isabel tiene que acostumbrarse a esto a partir de ahora.

-Si haces esto por que te sientes obligada, no te preocupes, por ahora lo que mas me importa es que te repongas y que descanses, yo puedo esperar hasta que te recuperes por completo... Pero si de verdad lo que quieres es dormir conmigo entonces tendremos que acostar a Isabel en el sillón, por que han pasado tres años desde que estuve con mi esposa y la he extrañado en mas de un sentido-

—¿En serio piensas que a esta altura me siento obligada?— Sonreí — Está bien, Isabel dormirá en el sillón. Solo porque quiero que estés junto a mi... por lo menos por esta noche. Solo te cuidado de no despertarla , aun se siente algo confundida por su nueva situación.

Tome a Isabel con cuidado, la reviste en el sillón y la deje bien tapada, además de ponerle unas almoadas a los lados para que no se cayera.

-Quiero que sepas que para mi sigues siendo la mujer mas hermosa de la creación, y esta noche te prometo que te sentiras asi.-

Tan solo asentí en un tranquilo silencio que en esa situación no era para nada abrumador, sino más bien creaba un ambiente pacífico y agradable.
Estiré mis flacuchos brazos para recibirlo.

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Mientras tanto, Morgana jugaba con un mazo de cartas. Tenía unas manos muy hábiles a decir verdad, y no solamente para el juego necesariamente…
Estaba sentada en el suelo tratando de matar el tiempo, pensando en qué hacer. Tendría que estar leyendo sus libros, pero siempre estaba enfrascada en eso, así que consideró que debía relajarse de alguna manera.

Todavía no se había sacado el velo semitransparente de la cara , todo para guardar apariencias y evitar algunos inconvenientes, pues su belleza no era de ese mundo.

Me aterraba la idea de que cuando ella me tocara, se diera cuenta que algo estaba mal en mi, que se diera cuenta que mi respiración no se agitaba y mi corazón no se aceleraba como todas esas otras veces, pero cuando me entregue a sus brazos, a sus caricias, probé de nuevo sus labios y fundi mi cuerpo con el suyo, empecé a sentirme como si estuviera vivo de nuevo, mi pecho se lleno de sudor, mi corazón parecía que iba a explotar, ya no tenia sed ni tampoco hambre, como si hubiera recuperado una parte de mi.

Las velas se apagaron y la luz de la Luna reflejada en el océano entraba por la ventana, como aquella vez en el Este en el que le confece desde el fondo de mi corazón cuanto la amaba.

Con la poca luz que había, podía ver esos grandes ojos brillar sobre su rostro, levemente cubierto por unos cuantos mechones de su oscuro cabello, podía ver una pequeña lagrima en su rostro, como si hubiera llorado, no pude evitar sonreir por la situación.

-Como un viajero perdido y desorientado, que encuentra el sendero correcto a su hogar por la luz calida y hermosa de dos estrellas en una noche de lluvia, así me siento ahora,que te he encontrado, a ti, mi hogar, mis estrellas y mi noche de lluvia.-

Simplemente me llené de una indescriptible felicidad, una que hacía mucho tiempo no sentía y que me habían arrebatado por completo en diversas situaciones.
Estaba a punto de estallar de alegría y mi estómago se había llenado de maripositas, una sensación muy linda y placentera que no cambiaría por nada en el mundo. Simplemente me dieron unas ganas terribles de lanzármele encima de nuevo y comérmelo a besos.

Comencé a tararear a lo bajo la canción que había escrito, en respuesta. Había cumplido con no dejar de hacer una cosa por la otra.

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Morgana entró al camarote donde estaba Marcus con el mazo de cartas.

—Voy a leer tu futuro— Dijo como si nada. En realidad no sabía cómo hacer eso , pero tenía ganas de jugar un rato con su mentecita.

-Te amo Amaya, te adoro con toda mi alma y ahora que te tengo las ni son suficientes para expresar este amor de loco que siento por ti.-

La detuve por un momento y me sente recargandome en el respaldo de la cama, pero sin quitármela de encima.

-Quiero que tengamos otro bebé- Le con seriedad, pero con una sonrisa en el rostro.

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Marcus estaba muy cansado y no tenia ganas de discutir, y aunque lo hiciera Morgana acabaría haciendo lo que quisiera de todas formas, así que solo accedió sin mas.

Otro bebé… eso significaba que la dicha aumentaría a niveles desproporcionados. Había disfrutado ambos embarazos por igual, a pesar de las circunstancias, pero este quería que fuera de ensueño.

—Tengamos otro— Accedí sin dudarlo por un segundo; me encontraba tan emocionada por eso que no cabía de la alegría.

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Empezó a mezclar las cartas, hasta dejar el mazo completo arriba de la cama. Lo dividió y le pidió que eligiera una mitad. Una vez hecho eso, comenzó el jueguito.

—Interesante… esto indica que hay alguien en tu mente, pero que por ahora se te hace casi inconcebible para ti llegar a esa persona, más que nada por ciertas inseguridades que sientes con respecto a eso.

Se mojó el dedo pulgar con la lengua y sacó otra, para ponerla boca arriba.

—Esto indica que probablemente llegues a concretar eso con aquella persona… pero advierte que puede aparecer otro individuo en tu vida que la puede cambiar considerablemente.

-Entonces, si estas de acuerdo dejemos las palabras por ahora, y que nuestras acciones hablen por si solas-

Esta vez me puse yo sobre ella y lentamente le saque ese vestido, estaba claro por que era de Morgana, pues fue relativamente fácil quitárselo.

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-Esa es probablemente la predicción mas Amarañada que he escuchado en mi vida... Sabes que busco algo con Lucifenia y tu no haces mas que entrometerte, pero ya te dije que no quiero nada contigo...-

—Supongo que no puedo calificarte más de pervertido— Reí con eso y dejé que me sacara lo que tenía puesto para darle rienda suelta a nuestros deseos. Habíamos estado tanto tiempo lejos , que simplemente éramos adictos a nuestros cuerpos y las sensaciones que estos nos daban.

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—No te quieras pasar de listo conmigo— Le agarró una oreja y se la tiró, para luego ponérsele encima — Dame una razón convincente para alejarme y te dejaré en paz… por el momento. Y por cierto, no hace falta ser vidente ni brujo para saber todo eso, así que tú eres el ingenuo.

Marcus quería pensar en algo convincente para alejar a Morgana, pero por ruidos y gemidos que venían del cuarto aledaño no hacían mas que empeorar las cosas.

-Quieres una respuesta convincente? Pues esta es; tu no me ofreces lo que estoy buscando, acepto que me pareces muy atractiva y confieso que si te estaba viendo el trasero aquella vez, pero lo que busco es mas que solo placer carnal, quiero a alguien con quien compartir algo especial y si me acuesto contigo perderé la única oportunidad de tener eso con la mujer que quiero.-

— ¿Estás consciente de que eres el primer mortal que logra rechazarme, cierto? — Sonrió con sumo descaro — Pero yo diría que es más por mi condición de súcubo. Eso me hubiera convencido más todavía — Apretó el agarre tanto como pudo, para luego soltarlo — Tanto como humana como súcubo me gustó que me dijeran las cosas completas. Supongo que tendré que buscar a otro idiota… sin embargo, te advierto: no soy fácil de olvidar y te darás cuenta cuando intimes con tu querida niña. Querrás volver hacia mí y no necesariamente porque te vaya a llamar… tal vez destruí tu vida desde esa vez.

Y estaba muy segura de lo que decía, pues no era la primera vez que pasaba, aunque nunca la habían rechazado antes.

—Por cierto… si tienes un hijo… nunca sientas vergüenza de ti mismo — Le aconsejó.

Soltó un gran suspiro de alivio, pues parecía que esta vez de verdad lo dejaría tranquilo.

-Te puedo preguntar algo?, por que no intentaste seducir a alguno de la guardia o a Andreas? Todos son mas jóvenes que yo, todos ellos tienen poderes especiales o son magos, cualquiera podría haberte dado mucha mas energía vital que yo... Pero igual pasaste de largo con todos.-

—Me recuerdas al amor de mi vida— Mencionó sin más.

Si tenía que explayarse, debía mencionar que el parecido físico era abrumador, solo que el mago tenía una barba larga que le llegaba casi hasta el piso y su cabello era castaño. A pesar de todo lo que le había hecho, y de tener sentimientos encontrados, ella aun continuaba queriéndolo como en el primer día que lo vio.

-Ya veo... Pero yo no soy el, y tu dejaste de ser Carrigan hace mucho tiempo-

Guardo silencio por un momento, pero luego se atrevió a preguntar.

-Si pudieras renunciar a tu condición de sucubo y volver a ser humana, con tal de estar con esa persona otra vez, lo harías?-

—Claro que sí — Respondió sinceramente — Pero no sé si estaría con él nuevamente. No sé que lo llevó a delatarme, a traicionarme, a desilusionarme por completo. No sé si fue miedo, si fue porque en verdad a mi no me quería… nunca lo sabré.
>>Solo sé que este sentimiento de amor y dolor mezclado a la vez nunca se irá y que estoy condenada a vagar por la eternidad para plantearme esas interrogantes para siempre. Los primeros amores nunca se olvidan; pero, si me dieran esa oportunidad ahora, la de ser humana, saldría a buscarlo para que me diera una respuesta. Y si no llegara a encontrarlo a él o la respuesta, me buscaría otro que me haga realmente feliz en mi vida sentimental. Pero eso nunca sucederá, pues solo soy una conciencia flotante que adopta la forma humana de una mujer atractiva para sobrevivir en este cruel y bello mundo.

-Entonces déjame ayudarte, si existe una cura para tu condición y de verdad estas interesada en encontrarla nosotros podemos ayudarte... Pero solo si nos lo permites-