۩ღ Acacia Amarilla ღ۩ [Privado , Evil-Dog]

-Él no va a llevarse a nadie, ni tampoco va a lastimarlas, confía en tu padre, se que no he estado mucho tiempo contigo, pero quiero que sepas que todo lo que he hecho desde que naciste ha sido por tu bien, por el de tu madre y por el de tu hermana, y no voy a dejar que nadie les haga daño, ¿De acuerdo?, Tu amigo imaginario se ira pronto, te lo prometo.-

___

-Claro, el sexo desenfrenado es mas importante...- Dijo sarcástico. -Aun así, si vas a venir conmigo tendré que dejar en claro algunas reglas, Los agentes de Malebolge están dispersos por todo el mundo, mantendremos un perfil bajo hasta que lleguemos con la bruja, nada de alimentarse por el camino, tenemos que estarnos moviendo constantemente y sobre todo por las noches.-

Hizo una pausa y dejo de comer.

-No se a que te has enfrentado hasta ahora pero te aseguro que no has visto nada, las verdaderas fuerzas del infierno aun no han puesto un pie en esta tierra, y la razón por la que Él nos busca es para tener el poder suficiente para traerlos, si alguno de los dos es capturado puede significar el fin de este mundo, si las circunstancias son desfavorables y terminamos acorralados... tendré que matarte y luego quitarme la vida yo mismo después.-

Dichas las palabras puso un rostro menos serio y continuo comiendo.

-Se que no confías por completo en mi, y yo tampoco en ti así que asumo que nos vamos a estarnos vigilando mutuamente desde ahora... se que tu no duermes pero aun asi quiero que te quedes en la cama conmigo mientras yo lo hago, tengo sueño ligero así que me daré cuenta si sales a buscar un bocadillo de media noche.-

Asintió y se secó las lágrimas. No había un día que no se sintiera mortificada por hacerse la idea de que todo se volviera realidad.

—Recordé su nombre. Es… Dis. Creo. — Esto último lo dijo en voz sumamente baja. Tenía miedo de estar llamándolo.

--

—No me digas— Respondió también con un notable sarcasmo — Te aseguro que era tan ignorante que no sabía nada de eso. — Agregó con el mismo tono odioso.
>>Puedo asegurarte que estuve a solo un segundo de ser consumida por él. Si no fuera porque el esposo de la reina me perdonó la vida, a cambio de que hiciera lo mismo con ella y su hija. Lo tuve frente a frente; nunca me había dolido un golpe, una apuñalada, un azote… hasta que esa noche caí en sus manos y pensé de verdad que era el final de mis días.

Lo miró.

— ¿Dormir contigo? Joder, ni que fuera tu amante o tu esposa. Además, ¿Para qué querría ir con un humano común y corriente si te tengo a ti? Ni que fuera tan estúpida.

Luego se paró para ir a buscar las telas. Volvió a sentarse en cuanto las tuvo en sus manos y mentalmente empezó a sacar las medidas.

-Dis?, tu no le pusiste el nombre?- Le pregunto al ver que no estaba muy segura de como se llamaba. -Tu abuelo tal vez sepa algo sobre él, se lo diremos cuando llegue.-

__

-Entonces entiendes lo delicado del asunto, pero en realidad no sabes a que me refiero.-

Aparto el plato y se cruzo de brazos.

-Iggdrasil no se encuentra en este mundo, ni en el otro... sino en medio.-

Se inclino sobre sus codos y acerco el rostro un poco hacia ella.

-El Submundo, el Ginnungagap, o inframundo... tiene muchos nombres para el mismo lugar, un mundo paralelo habitado por toda clase de criaturas de culturas diferentes, un mundo oculto escondido a los ojos de los mortales... si Malebolge ya camina sobre la tierra significa que conquisto primero el inframundo, Iggdrasil tiene su escondite ahí, escondida bajo sus propias narices... Tal vez suena como a un suicidio ir ahí, pero en realidad Malebolge no sabe que hay una puerta entre ambos mundos, jamas se le pasaría por la cabeza buscarnos ahí, podemos pasar desapercibidos, pero aun así debemos tener cuidado y sobre todo... tratar de confiar entre nosotros.-

Se hizo hacia atrás, recargándose sobre la silla.

-Estoy confiándote mi vida al contarte todo esto, confiando asi como Iggdrasil confió en mi cuando me llevo a ese mundo, nosotros tres somos iguales, y solo entre nosotros podemos entendernos, ayudas a los mortales a luchar contra Él y eso es algo muy respetable, pero lo que has visto hasta ahora es solo la punta del iceberg.-

Se puso de pie y camino hasta la puerta.

-Gracias por la comida... y respecto a lo otro; si tienes que alimentarte de mi sera bajo mis términos, y una cama es uno de ellos.-

Volvió a asentir y se abrazó las piernas. Tomó un durazno que había dejado tirado su hermana en el suelo y le dio un gran mordisco. Se le había abierto el apetito.

--

—“En el embrollo que me fui a meter” — Repitió lo mismo de hacía unos días, solo que mentalmente.

La verdad es que esto era una de las cosas más emocionantes que le había pasado en siglos, siglos que parecían no pasar más o terminarse. Si bien por dentro estaba rebosante de curiosidad, lo cierto es que también lo estaba muy cansada, agotada de todo. No veía la hora de poner un punto y final y rehacer su vida de cero, solo como mortal.

Tener hijos estaba dentro de sus planes, recuperar su trono también. Buscar a aquel mago que la había abandonado para cerrar esa etapa de su vida, alguien que realmente la supiera amar y apreciar y reconciliarse con la reina Elfo por haber anexado sus tierras a Amatista por la fuerza. Luego envejecer, llenarse nietos, ver a sus amigos hacer lo mismo, dar una última risa sarcástica a la vida, aprobar su testamento y morir.
No podía permitirse morir ahora. No aun.

Suspiró por todas esas ocurrencias y comenzó a confeccionarse la ropa en tiempo récord.

-Los duraznos de aquí son muy buenos... pero saben mejor si te los comes sin la cascara.-

Tomo el durazno que estaba comiendo y desenvainando la espada solo un poco pelo rápidamente la fruta.

___

Fue hacia su taller y encendió la forja, junto los trozos de su vieja espada y los fundió junto con otros materiales para formar una nueva aleación.

vertió el metal liquido en un crisol y luego en un molde, esta vez forjaría algo diferente, una espada como las que se forjaban en oriente, con características similares a la de las katanas y al Shamsir, pero mas larga, por lo menos metro y medio de largo en la hoja, y otros veinticinco en la empuñadura de piel de tiburón.

Paso el resto de la tarde trabajando en ella, luego tomo una de las armaduras que había forjado durante los años que vivio como herrero y le hizo algunas modificaciones para ajustarla a su cuerpo actual, de modo que esta cubría con placas sobrepuestas la parte izquierda del cuerpo, desde el hombro hasta la mano, también la parte del vientre y los costados, no llevaba casco pues este solo reduciría su visión y el resto solo estaba protegido por cuero endurecido.

Aun después de tantos años inactivo Archimonde seguía siendo el espadachín mas diestro de todos los tiempos, no le preocupaba proteger su cuerpo mas de lo debido, era invencible en un combate uno contra uno, así que prefería ir ligero si tenia que escapar cuando se viera superado en numero.

Volvió a la casa, sentía que aun no había quedado en los mejores términos con la sucubo, y aun tenia un par de cosas que confesar.

Amaya llegó a donde estaban y sonrió al ver a su niña un poco más tranquila. Más atrás estaba Lucifenia con Isabel en brazos.

—Mi bello ángel, está tan tranquila ahora. Yo no habría podido dejarla así sin desesperarme antes y desesperar a todo el mundo. — Se sentó en el suelo y le estiró una mejilla a Elizabeth.

Lucifenia bajó a Isabel para que fuera con sus padres y hermana.

—Algo raro está sucediendo aquí. Algo nos ocultan. — Le habló a su concubino.

--

Morgana había utilizado su habilidad para “las cosas de mujeres”, buscándole la vuelta a cómo hacer una prenda cómoda que le permitiera moverse con total libertad, sin entorpecer ningún miembro corporal y sin utilizar hilo y aguja. Con un par de vueltas y nudos, logró adaptar las largas telas a su cuerpo, que nada pequeño era y aun así le quedó una túnica más o menos larga, que ocultaba sus piernas, pero no sus pies. Arriba una toga improvisada y encima de la toga, una especie de capa bordó que solo le cubría un hombro y brazo, enganchada a la toga de una punta, para que esta no se cayera al suelo. Los colores eran oscuros y algo opacos, justamente para no llamar la atención. Alrededor de su cintura, el cinturón con todas sus cosas.

—Tanto que te amaba y terminaste tan… bueno, así. — Le hablaba a su antiguo traje de guerra — Supongo que ya estabas pasado de moda. Además, apestabas.

-Eso o tal vez la paternidad es mas difícil de lo que pensabas.- Le contesto Marcus, que también sospechaba algo pero pretendía disimularlo. -Quizás Isabel pueda contarnos algo.-

___

Archimonde la escuchaba desde la otra habitación, estaba sentado en una mecedora frente a la chimenea, había pasado demasiado tiempo en esa casa y ahora tenia que dejarla.

-Es curioso que le hables asi a un objeto inanimado, y es mas curioso que te refieras a el con "amor".-

—Pues dilo cuando tengamos a nuestros hijos. No veo la hora en que te empieces a agarrar la cabeza, así me divierto un poco cuando esté cansada o apunto de rebolear a todos por el aire. — Isabel era una niña muy tímida, aunque eso no significaba que no pudiera sacarle algo de información y más si se trataba de su sobrina la mayor.

--

—Estoy enamorada de muy pocas cosas. Esta es una de ellas. ¿Piensas que por estar en esta condición no puedo sentir eso a lo que llaman amor? Puede que sea lejano o casi imposible en este momento para mí… Pero tengo la esperanza de que el volverá a mí.

Dobló su anterior ropa.

-Yo se que ser padre es un trabajo de tiempo completo, y aun asi estoy ansioso por tenerlos, no importa si son dos o tres o lo que sean, mientras sean contigo...- Le dio un beso en la mejilla. y le quito a Isabel de los brazos para que fuera con sus padres.

-Estar de vuelta en el palacio no te trae recuerdos?, como cuando dormíamos juntos en secreto, de esa forma tan incorrecta y prohibida?-

___

-Pienso que por estar en NUESTRA condición inconscientemente preferimos no sentir demasiado amor por algo o alguien... sabes que aunque te dediques a el o ella desde el momento en el que nace hasta el que muere, inevitablemente acabara dejándote, se ira para no volver y tu te quedaras aquí, hasta que con el paso del tiempo aquellos años que estuviste con ella se sentirán como un vago recuerdo, un corto periodo de tiempo en comparación al tiempo que llevas de vida... y aunque busques algo para reemplazarla sabes que solo vas a repetir la historia... ella se va y tu te quedas, todo sigue cambiando y tu permaneces igual, ya nadie te recuerda y tu nombre se olvida.-

—Recuerdo principalmente cuando nos metíamos mano. Cómo olvidarlo. Principalmente porque tu gritabas más que yo y tenía que ponerte la almohada en la cara para que no se escuchara mucho desde afuera.

Sonrió.

--

—Bueno… Eso pensaba antes. Y a veces lo sigo haciendo con insistencia. Tengo demasiado tiempo para ello; bueno, por lo menos lo tenía hace siglos atrás.
>>Pero todo tiene un comienzo y un fin. Sea el fin que sea. Y nosotros también. Y comprendí que si me dejo de aferrar a esa esperanza de volver a amar de nuevo antes de que me llegue la hora por un motivo u otro, nada habrá valido la pena. No quiero ya privarme de nada, tampoco de amar y seguir buscando o esperándolo. Y si el amor jamás vuelve, jamás regresa y todo termina para mí… por lo menos sé que me esforcé para conseguirlo. No me habría arrepentido de ello.

Se sentó en la silla y empezó a mirar el dibujo que había hecho de ella y Sebastian.

-Es imposible no querer volver a sentirlo una vez que ya sabes lo que es...

-Eso era en un principio, ahora tu gritas mas que yo... y ya no te importa que te escuchen afuera.-

>> Estoy tan feliz de que lo hayamos logrado, de que al fin pudimos acabar juntos.

Después de todo habían demasiados obstáculos, empezando por que casi comete el error de acostarse con Amaya hace cuatro años, eso lo habría arruinado todo no solo para él, sino también para Andreas y Lucifenia, inclusive la propia Amaya.

___

-Entonces por eso quieres volver a ser humana, no?-

Se paro de la silla y fue a donde estaba ella.

-De lo contrario seria imposible amar a alguien, si con tan solo tocarlo puedes matarlo.-

Hasta donde él sabia era imposible revertir su naturaleza, la bruja se lo dijo, estaban condenados hasta el fin de los dias.

—Yo soy Lucifenia, qué me importa… — Hizo una pausa — Igual yo nunca te había amado hasta que te me confesaste… ¿Cómo? ¿Cómo fue posible que te enamoraras de mí sin casi cruzar palabra alguna, cuando yo no demostraba siquiera un ápice de emoción, a excepción de una enorme ira y gran frialdad?

--

—Exacto — Respondió a lo primero, pero no a lo último. Lo último le dolía en lo más profundo del alma, porque era una verdad que no podía negar y tampoco pudo contrarrestar. — Solo me queda ser el conejillo del concubino de la anterior reina, Lucifenia. Y si el experimento falla… no sé qué haré.

-Yo sabia como eras en realidad, sabia mas de ti viendo detenidamente lo que tratabas de ocultar que de lo que se veía a simple vista... tu modo de ser con Elizabeth, tu forma dulce de hablar acerca de tu prima, incluso la forma de jugar con esa bola de pelos que tenias por mascota... y cuando hiciste esa propuesta con tanto sarcasmo me anime a decir que si, y esperar a ver que pasaba.-

___

-Entonces es lo mejor a lo que puede aspirar Gisella?, ir tras un hombre que ya se ha juramentado con otra mujer?.-

Le extraño bastante que le diera esa respuesta.

-Sin duda el corazón de una mujer es incomprensible... no le diré lo que pienso de su decisión por que creo que no serviría de nada, en vez de eso le dire que le deseo la mejor de las suertes y que ojala encuentre eso que busca con tanta desesperación.-

—Y luego sacaste tu pervertido interior. Mira que interesante. Bueno, pero yo no puedo decir nada, acepté sin más cuando volviste y tampoco ya podía volver atrás. Mi sí es un sí, y mi no es un no y se acabó.

--

—Eh… No voy detrás de él, sino de la “solución” que me dio. — Entonces le contó lo de esa especie de filtro que utilizaría, hecho con aquel material sagrado y otros para que no fuera tan agresivo el proceso. — Solo que se escapó con su mujer y todo quedó en la nada. Si es que vuelvo a las tierras sureñas, lo buscaré para que cumpla con sus dichos. Y no estoy desesperada… solo un poco impaciente. —Llevó las manos hasta su mentón y se quedó mirando la nada misma.

Ahora que lo pensaba bien... tenía más de 1700 años. Como pasaba el tiempo.

-Bueno, es que en mi mente me decía a mi mismo que me lo merecía... no tienes ni idea de lo mucho que se me insinuó Morgana mientras estuvimos en el Oeste, así que cuando volví tenia demasiadas ganas como para no hacerlo.-

___

-Me temo que, según mi experiencia las cosas no funcionan así... ese anillo podría haber controlado su maldición hasta el punto de evitar que sus instintos se apoderaran de usted, pero su cuerpo tarde o temprano se quedaría sin energía... yo utilice un método similar para controlar mi oscuridad, con la diferencia de que la bruja me sometió a una serie de rituales para cambiar mi metabolismo y poder así conseguir fuerzas de otros medios que no fuera la sangre de mis enemigos... si de verdad quiere transformarse en humana deberá hacer lo mismo, pero ganar a simpatía de Iggdrasil no sera fácil... mucho menos su favor.-

—Morgana… — Susurró a lo bajo — Me pregunto que estará haciendo. Tal vez apostando cosas extrañas o acostándose con hombres ingenuos. Con religiosos, jóvenes púber, ingenuos, inexpertos y vírgenes. Bueno, no importa, porque yo triunfé sobre ella. — Largó su canto de victoria al fin.

--

—Ganar la simpatía de los demás no es mi especialidad.

Mucho menos con su faceta sarcástica, soberbia, pervertida y odiosa. Era como para darle una patada en el culo cuando se ponía así de insoportable. Y lo reconocía, por dentro, claro. Contrastaba mucho con su parte sensible y considerada. Había veces que todas sus características se mezclaban y terminaba confundiendo al resto.

-Dijiste ingenuos dos veces... para recalcar supongo.- Dijo en tono de broma. -Se que no te agrada Morgana, a mi tampoco me agradaba, luego empece a verla como la mujer atormentada y desafortunada que es... aun si su naturaleza te parece desagradable no puedo sentir algo de lastima por ella, y tu estarías igual si supieras la historia que me contó en Amatista.-

>> Incluso Amaya siente aprecio por ella, después de todo es por Morgana que Isabel esta aquí con nosotros... si salvo a una niña que en ese entonces era la hija de su enemiga entonces supongo que no es tan mala persona.-

___

-Se gano la mía- Dijo así sin mas y se puso de pie. -No piense demasiado en eso, confié en que las cosas serán como deban ser.-

Le dio la espalda y fue directo a la cama, pues como ya había dicho antes, el si necesitaba descansar para mantenerse con fuerzas, aunque realmente podía pasar días sin dormir sin ningún problema.

—Tienes razón— Estaba un poco arrepentida por lo que había dicho. — Lo importante es que las cosas ahora están saliendo como debían ser hacía tiempo. Estamos todos juntos, controlando la situación, apoyándonos mutuamente, vivos y sanos y salvos.
>>Ahora esperemos a que sea un nuevo día para averiguar el secretito que nos están ocultando.

--

Morgana suspiró y lo siguió, acostándose a su lado así como lo habían pactado. Cerró los ojos; si bien no dormiría, si podría recordar momentos felices como si estos se trataran de dulces sueños.

-Mejor esperemos a que ellos nos digan, si lo mantienen en privado tal vez sea por algo, o tal vez no sea nada, sea lo que sea estoy seguro que Amaya te lo dirá tarde o temprano.-

___

-Sabes, cuando dije que dormiríamos juntos me refería cuando estuviéramos ahí afuera... no tienes que hacerlo ahora, no me preocupa que te vayas ahora mismo.-

Se dio la vuelta y la vio de frente, con ese rostro tan serio característico de él.

—Aun así… olvídalo.


No creía que no fuera nada. Conocía a Amaya como a la palma de su mano y sabía que se trataba de algo serio. Y probablemente muy grave. Quería ayudarla en lo que pudiera, o por lo menos darle contención, hacerle saber que estaba ahí para lo que necesitara.

--

—Tengo frío. — No dio más explicaciones, se dio la vuelta y le dio la espalda, esperando que la noche se hiciera día. En realidad no se iría en ese momento ni más adelante.

-Tienes... ¿frió?-

Tiro de la manta con la que se cubría por las noches y la tapo con ella, poniéndole también el brazo encima, la manta era en realidad un par de pieles de oso que él mismo había cosido de modo que tuviera el pelaje por ambas caras, era cálida y gruesa, ademas de ser bastante grande, como si la piel hubiera sido de osos gigantes.

-Así esta mejor?, aun te sigo considerando mi invitada, y a los invitados no se les deja pasar frió.- Se le repego por la espalda. -Ni hambre.- agrego, dándole a entender que podía alimentarse de nuevo.

- No me mal acostumbres.

No pudo evitar sonreírse.

- No querrás quedarte sin energías extra por hacer el amor conmigo .

-Comi demasiado postre y ahora tengo energía de sobra... Además quiero saber cuanta energía te puedo dar antes de empezar a sentirme cansado, si vas a depender de la energía que te de a partir de ahora entonces debo conocer con perdición mis límites.-

—Claro. — Se dio la vuelta otra vez y le clavó la vista en los ojos — Con una condición… Tendrás que empezar tú. Yo ya lo hice. Es tu turno. Y para variar, te dejaré estar arriba. Convénceme.— Quería ver que le decía.

Menos mal que era una vez por semana.

-Si es así...-

Le quito la manta de encima y la jalo al medio le la cama, sacarle la ropa era como desenvolver un regalo, deshaciendo nudos aquí y allá, empezando por los hombros , luego por la cintura hasta dejarla sin nada.

Metió la rodilla entre sus muslos para que los separara un poco, la tomo del tobillo derecho y le alzo la pierna por encima de su hombro, la sujeto de las caderas y empezó a penetrarla con fuerza, no hacia falta ser delicado, no la iba a lastimar siendo un poco rudo, pues lo hacia para poder penetrarla hasta el fondo.

Con una mano le acariciaba los enormes pechos y con la otra le acariciaba sutilmente la barbilla, pasando su dedo pulgar entre los labios y luego metiendolo dentro de su boca.

-En mi vida anterior tuve el poder y la riqueza para mantener a docenas de mujeres que me complacieran, pero jamas encontré una que me satisficiera como lo deseaba... puedo asegurar que a ti te paso lo mismo, jamas has encontrado un hombre que haga sentir satisfecha por completo... o que siquiera resista lo suficiente para provocarte un orgasmo, no e asi?-