Ya había tenido un encuentro un poco atípico en un sueño. Con un muchacho que por lo visto, era mi intérprete en los sueños. No había entendido las últimas palabras, hasta hoy. Algo de prestarle atención a los espejos dijo.
Lo raro fue cuando, debatiéndome entre la vigilia y el sueño, me crucé con el espejo del baño. Si bien a esas horas y con esa escasa luz y lucidez de ideas siempre las cosas parecen más raras, esto era distinto. Había un curioso juego de luces y sombras que no se correspondía con la realidad. Grande fue mi sorpresa cuando levantando la mano derecha, vi como del otro lado hacían el mismo gesto, desentendiéndose de su función de espejo. Se suponía que el levantaría la mano izquierda.
Por las dudas, se me dio por hablarle, pero los labios de él no respetaron mi voluntad, no se movieron.
-¿Qué vendría a ser esto? – Pregunté.
-¿No te imaginas?
-Si si si, déjame adivinar, tú eres el ‘yo’ del otro lado del espejo.
-Adivinaste.
-¿Y que se supone que haces ahí? ¿No tendrías que estar haciendo lo mismo que yo?
-No sé, ¿qué son los espejos para ti?
-Un pedazo de materia que por alguna propiedad refleja la luz y crea una imagen virtual de la figura que emite la luz…
-¿Si, pero tú crees en eso?
-Y, si fuera por mi creería que hay un universo paralelo, y que lo que llamamos espejos no son más que ventanas hacia el otro lado.
-Ahí me va gustando, no estas errado. ¿Y que piensas de tu pregunta?
-¿Qué pregunta?
-¿Por qué no estoy haciendo lo mismo que tú?
-Ah, si… y… no sé, supongo que los muchachos de los sub-mundos están todos de huelga, entonces los de los sueños no tienen guión, los de los espejos se revelan y no imitan a sus representados… y así el resto.
-No. No es así. Solamente estamos interesados en que adviertas algunas cosas.
-Por ejemplo, ¿cuales?
-Por ejemplo que te enteres que eso que llamas ‘realidad’ no es más que una parte de un gran conjunto.
-Me gustaría creer en eso, pero no tengo pruebas.
-¿Y esto que estas viendo? ¿No es suficiente prueba?
-Supongo que estoy un poco loco y por eso pasan algunas cosas, y supongo que el monóxido de carbono de la estufa que no tiene salida de gases tiene que ver con todo esto.
-Así es difícil que el chancho chifle…
-¿Es verdad lo de la guerra?
-¿Qué guerra?
-Se dice que hace unos años, hubo una guerra entre tu mundo y el mío. Hasta entonces los espejos eran pasajes de un mundo a otro, en tiempos de paz. Pero un día, el trono de tu imperio cambio de dueño y se desató la guerra, y al cabo de unos años mi bando salió ganador y esa convivencia se rompió para siempre, y los del otro lado de los espejos quedaron condenados a imitar nuestros movimientos. Aunque escuche que están planeando de alguna manera una revolución…
-¿De donde sacaste eso?
-De ‘El Libro del Fantasma’, del Negro Dolina…
-Algo de eso hay, es una profecía cumplida (al menos en parte). Pero cometes un error importante…
-¿Cuál?
Efectivamente hubo una guerra, posterior a tiempos de paz, y efectivamente un bando perdió y estaba condenado a imitar, a seguir un libreto en tiempo real, sin posibilidad de ensayarlo previamente. Cada error en la representación se paga, de alguna manera.
-Si… más o menos lo mismo que dije yo…
-¿Te parece?
-¿A dónde quieres llegar?
-¿No pensaste que los que están imitando, siguiendo un libreto en tiempo real y pagando errores son ustedes, los ‘reales’?
-¿Qué quieres decir?
-¿Qué quieres decir?- Dijo al unísono…
Entonces las sombras y las luces respetaron lo que proponía el sol invasor del amanecer, y todo volvió a ser lo que era, y yo no había dormido nada.
Aún con ese mensaje raro, con esa confirmación de la existencia del destino había un detalle en la profecía, que me decía que no todo estaba perdido.
¿Qué piensan ustedes sobre este tema?