The Frontiers [PRIVADO YSY-Evil-perro-House]

Vanderveer tenía un poco de dinero en los bolsillos, dinero que le había quedado de cuando había escapado de Universal. Se revolvió un poco las monedas, para ver cuántas tenía.

—Pues tendrán que arrancar metros de cable para sacarme el arete. Sería interesante descubrir cómo le harían sin tener que abrirme la cabeza— La verdad es que la idea no lo perturbaba en absoluto, le daba curiosidad.

— ¡Eso es horrible!— Ornella miró a Vanderveer que parecía tomarse todo a chiste.

Van largó una risa.

— ¿Y cómo se que no nos quieres llevar a una cueva para que nos roben o algo parecido?— Tampoco es como si tuviera demasiadas cosas de valor, pero si era cierto que traficaban con implantes y esas cosas, era obvio que tendría que ser más desconfiado, principalmente porque iba Ornella con él.

—No creo que nos quiera engañar. Sino no nos diría todo eso…
>>Está bien, te ayudaremos.

La chica sonrió. O no era consciente del peligro o era demasiado buena con las personas.
Van creyó que eso había sido algo muy impulsivo.

Sven se levanto, totalmente somnoliento sin saber nada de nada. Aun estaba meeio dormido y creia que era su antiguio departamento, se levanto en direccion al que antaño caminaba para ir al baño y abrio la puerta, que ahora era la que daba a la sala, se bajo los calzonsillos y se sento en una de las mesas, como tenia de costumbre a esperar a que algo saliera, por suerte reacciono antes de hacer un desastre.

Se volvio a poner la ropa interior y empezo a buscar entre la ropa que le habian dejado, una de las bolsas tenia una nota que decia "uniformes", seguramente querian que se lo pusiera.

La ropa era muy tradicional, ropa camuflageada de diferentes tonalidades, botas y gorra, todo con los sellos del SMI.

Una vez se vistio regreso a la recamara a despertar a Geraldine, se sento sobre el colchon y se le quedo viendo un momento, hasta dormida era preciosa.

Se debatia cual era la forma mas adecuada de despertarla, seguramente quisiera dormir mas, pero tampoco se iria sin despedirse, al final solo opto por presionarle el pezon con la punta del dedo repetidas veces.

—Eres tan malvado… ¿No tenías una manera más romántica de despertarme?— Preguntó luego de un rato, cuando le empezó a picar por el roce. Abrió un poco los ojos, para que la luz que entraba de la ventana no le lastimara tanto la vista.
Le tomó esa mano de repente y le mordió el dedo con el que la estaba picando.

-No- Respondio como si nada. -Casi uso la sala como retrete... no puedo pensar muy bien si estoy recien levantado-

Le acaricio la barbilla con los dedos que tenia libres, luego se acosto a un lado a verla un poco mas.

-Tengo que ir a trabajar, estaras aqui cuando regrese?-

Recordo que tenia que ir por sus cosas a su casa, si se lo pedia iria a ayudarla a traer lo que quisiera, igual la casa estaba demasiado vacia salvo por los muebles mas esenciales, habia mucho espacio para rellenar.

Rió con eso.

—Estaré aquí, esperándote…— Le respondió llevándose un brazo hacia la frente, aun somnolienta. Entonces, se le ocurrió que podía prepararle una sorpresa en lo que él estaba ausente, así cuando volviera lo alegraría más de la cuenta.

-Esta bien... volvere en un rato-

Le dio un beso y una caricia, se levanto y se fue.

Bajo las escaleras y fue hasta donde estaba la Gulliver, esta vez no estaba en la defensiva.

-Supongo que a demas de vecinos seremos compañeros de ahora en adelante-

Le extendio la mano en señal de simpatia.

-Soy Sven-

Sonrió ante eso. Cuando escuchó que por fin había cerrado la puerta, se levantó rápidamente. Como buena improvisadora, arrancó las sábanas y se la envolvió en el cuerpo de tal modo que parecía un vestido. Ese truco lo había aprendido la vez que tenía que hacer su debut contra otras participantes y le habían roto todo su vestuario a propósito.

Comenzó a ver cada habitación para saber qué cuarto era cual y la ubicación de estos. Fue hacia la cocina y buscó todo lo necesario para hacer una comida digna de un rey… Ser autosuficiente desde temprana edad requería saber hacer muchas cosas para lograr sobrevivir. Y cocinar para alimentarse no era la excepción, además que era otro hobbie que tenía, pero más que nada secundario.

--

Milly estaba cruzada de brazos, con una expresión inexpresiva más que seria, una mueca común en ella. Tal vez no era tan risueña como Flare, pero tenía sus momentos de infantilismo, solo que como capitana del escuadrón de mujeres ella consideraba que debía hacerse la dura.

Se quedó mirando la mano, el gesto de saludo. Entonces recordó que los humanos se saludaban así y los Gulliver civiles también. Ella no era la representante de la sociabilidad tampoco.
Le agarró la mano y la apretó sin querer, mostrando un poco –sino bastante- de su fuerza inhumana, comprimiéndole así los dedos y casi resquebrajándoselos por completo.

—Claro. Yo Milly Krandermer. Recuérdalo bien... No es Mily, no Mii... es "Mishi".— Respondió tosca, se dio la media vuelta y se subió al auto, que también podía ser descapotable si así lo deseabas— Espero que te guste la música rock. No pienso bajar el volumen.

Y puso un pendrive.

Sacudió la mano en el aire para aliviar un poco el dolor, vaya que era fuerte.

-De acuerdo Mishi- Dijo para luego subir al auto. -Solo he escuchado música vieja que estaba en el respaldo de la universal... que es de antes de que despegaran de la tierra-

Estaba algo nervioso por saber que es lo que iba a hacer de ahora en adelante, si las naves de los Gulliver serian tan diferentes de los que había usado en Universal.

—Se pronuncia “Mishi”— Aclaró— Pues esta es música de la Tierra, según san internet.

Una vez que el estéreo reconoció el dispositivo, la música comenzó a sonar con la canción «Still of the Night» de Whitesnake a un volumen bastante fuerte.
Manejar en verano con semejante sol le carcomería la vista, así que se puso unos lentes oscuros. Arrancó y fue a toda velocidad.

En el cuartel también le tenían varias sorpresas. Es más, lo estaban esperando, pero no necesariamente con guirnaldas y pasteles. A su modo, más bien. No veían la hora que llegara. Sobre todo el líder del escuadrón “Leia”, el que pronto sería el superior de Sven.

Milly no tenía problema en no abrir la boca durante todo el camino. Aunque si le hablabas ella te respondía.

-Eso fue lo que dije-

Saco la mano por la ventana para que le diera un poco el aire frio.

-Entonces... que se supone que quiere tu jefe que haga a partir de ahora?, no creo que me haya mandado buscar solo por hacer caridad con un desconocido...-

Esperaba que ya hubieran hecho avances con el caza que "confiscaron" cuando llego a la génesis.

—Ya te lo dirá tu superior— Si tenía que mantener todo en secreto, era porque el líder del escuadrón “Leia” así lo quería y requería.

Esas fueron todas las palabras que pronunció a lo largo del camino.
Llegaron a un lugar bastante apartado de toda vivienda y lugar turístico. Llegar allí sin auto era un suplicio, a menos que te gustara dar largas caminatas o gastar demasiado en viático.

De repente, estacionó en un lugar que el suelo estaba todo hecho de metal. Esperaba que le abrieran aquellas inmensas puertas del frente, de metros de altura y anchura, que claramente tenía el logo del SMI. Las puertas de metal se fueron abriendo, dejando un túnel iluminado expuesto, por el que debía avanzar. Al final del túnel, el verdadero estacionamiento.
Después tuvieron que seguir caminando por un corredor que parecía interminable, también al fondo de todo, donde se abrió otra puerta automáticamente, como las del supermercado, con una luz roja encima que no parpadeaba, solo estaba encendida. Todo estaba a oscuras, hasta que decidieron prender las luces, mostrando el lugar donde estaban los cazas, cazas con… ¿Piernas? Solo que no todos estaban en ese modo, otros aparentaban ser solo cazas normales, aunque eran lo mismo, solo que no transformados.

La gente que estaba allí solo era capaz de mirar a Sven fijamente. No parecían muy amistosos que digamos, incluso podría decirse que Milly era más normal a pesar de esa imponente fachada.

—Así que llegó la nueva bailarina— Se oyó una voz masculina bastante imponente y de un volumen naturalmente fuerte. Era el líder del escuadrón “Leia”, un tipo de metro noventa de altura, no muy fibroso pero tampoco grandote, intermedio. Se llamaba Illie Bukowski— Cómo me alegra la existencia este alférez— Refiriéndose a Sven. Se frotó las manos.

—No tiene idea de lo mucho que lo haremos bailar ¿Cierto?— Se unió Flare a la conversación.

Entre todos sabían que para pilotear algo de ahí, tenías que someterte a un entrenamiento aparte del infierno, pues la tecnología Gulliver no era muy sencilla de manejar… menos cuando se hacían avances casi todos los días, cosa que solo ocurría en SMI.

— ¡Ja! Si… — Se mofó Illie— Bien, bailarina, hoy comenzaremos con tu entrenamiento. No creas que puedes subirte a uno de estos primero sin llorar sangre en el intento…

-No van a arrepentirse de nada, yo sé todo lo que hay que saber sobre Génesis- se puso a pensar un poco y después agregó- Bueno, no. La gurú que vive en la montaña más alta es la que sabe todo. Yo quiero entrenar para poder escalar tan alto y preguntarle algunas cosas.-

Se acercó a recoger el dinero y se tocó la tripa- Creo que la primera parada será ir a comer, así ven que no me gasto dinero en porquerías y yo puedo comer algo.-

—Tranquilo, no debes preocuparte por eso— Respondió Ornella con dulzura, y ante la expresión de Vanderveer (la de dejar los ojos en blanco), le pellizcó el brazo con disimulo. Lo de la gurú le resonó en la cabeza— ¡¿En serio hay una gurú?! — Preguntó emocionada— Sería lindo ir hacia allá un día.

—Si tuviéramos más dinero, trabajo y el equipo necesario para escalar la montaña, sí, te doy el brazo a torcer.

Ornella rió.

—Discúlpalo. Se cree mi hermano mayor.

Miro de reojo a los dos, inspeccionándolos con cuidado.

El superior prepotente y su patiño... cuantas veces había pasado por esta situación... no era un novato y este no era su primer día en el colegio.

Sabia que responder a sus provocaciones no iba a llevarlo a ningún lugar, tenia suficiente diciplina como para que eso no lo molestara, solo siguió con la vista hacia el frente completamente erguido como el protocolo del ejercito de Universal lo tenia establecido.

-Si, Señor- Respondió, como si estuviera programado para eso.

—Me dijo señor… así me gusta, ya empezamos con el pie derecho— Se acomodó el casco que llevaba debajo del brazo, a pesar que en ese momento no llevaba puesto el traje de piloto— Sígueme, bailarina, te tengo que mostrar el lugar donde te patearán el trasero.

—Flare, andando— Ordenó Milly, la cual hizo caso.

Lo llevaron al lugar donde entrenaban y literalmente, te partían la cabeza si no tenías la resistencia suficiente. Pero no era un humano el que te agarraba y te hacía los huesos cenizas, sino un Gulliver. Artes marciales con Gullivers y su fuerza descomunal.

Milly, Illie y Flare se sacaron los borcegos, pues el piso era igual al de un Dojo.
Flare tenía que hacer fuerza para contener la risa. Fue a buscar un keikogi y se lo reboleó en la cara a Sven como si fuera basura.

—Hoy empieza tu entrenamiento. Si dije que eras una bailarina, más te vale mover bien el bote.

En la habitación, aparte de las dos Gulliver e Illie, había una mujer joven, Gulliver también, pero que era totalmente diferente de las demás… No era alta, apenas llegaría al metro 55, tenía una complexión pequeñita e incluso parecía una niñita de quince años. Esta no decía nada, pero tenía una sonrisa increíblemente dulce en el rostro.

—Entrenarás con ella. Cámbiate en menos de dos minutos que no tenemos todo el día.

-Piensan que soy estúpido...- Se dijo a si mismo entre dientes.

Examino a la Gulliver de estatura corta con ayuda de los implantes que tenia en los ojos, sus facciones y detalles en la piel, podía suponer por lo que había visto en los otros que esa no era una niña, tenia los rasgos faciales marcados, probablemente era mayor que la mayoría de los que estaban ahí.

Fue a cambiarse rápido, menos de un minuto y ya estaba frente a la pequeña.

Sabia que los Gullivers eran fuertes, desproporcionadamente fuertes para su tamaño, y seguro ella también lo era. pero eran confiados y arrogantes, para ellos el solo era un humano débil y frágil como el resto, no se esperaría lo que tenia pensado hacer.

-"El león, incluso para casar una liebre utiliza toda su fuerza"- Se repitió en la cabeza.

-Me han dicho que es usted quien me entrenara- Dijo como si se refiriera a ella como alguien mayor, pues tenia la corazonada de que lo era.

—Exactamente— Respondió ella. Incluso su voz era como la de una niña, aguda y dulce, dueña de cuerdas vocales finitas. Parecía más humana que los demás y que no estaría dispuesta a casi matarlo.

— ¡Oigan! ¡Empezará el encuentro entre el nuevo y Nana!

Se oyó por los pasillos.

Sin anunciar nada, la experta en artes marciales, Nana Ronoa, agarró a Sven de la ropa y lo mandó a volar hacia casi el otro extremo del lugar. No sólo era increíblemente fuerte, más fuerte que Milly incluso, mucho más a pesar de su débil e indefenso exterior, sino que era más veloz que el humano promedio. Esta volvió a su postura recta y firme, como si hubiera levantado una pluma.

Los que se acercaron solo eran capaces de reírse a lo loco de la hilarante situación.

—Nana me da miedo hasta a mí— Pensó Illie.

-Lo suponía...- Dijo Sven cuando se ponía de pie.

En ese momento no hacia otra cosa mas que repasar todo su conocimiento en artes marciales, no era un peleador especialmente diestro, pero era bueno en autodefenza, en palancas y agarres, usaría eso para enfrentarla.

Se quito la parte de arriba de la ropa, dejando solo el pantalón, presiono una de las cicatrices de su nuca y empezó a citar un código numérico, lo que pretendía era acelerar su metabolismo con una función del implante de control que tenia en la cabeza para poder reaccionar rápido y a la vez empezar a sudar de modo que pudiera resbalarse si lo agarraba de una extremidad o del torso.

En ese momento solo podía pensar en una cosa, una linea del arte de la guerra "un verdadero maestro de las artes marciales vence a otras fuerzas enemigas sin batalla, conquista otras ciudades sin asediarlas y destruye a otros ejércitos sin emplear mucho tiempo.", eso era lo que haría.

Regreso corriendo hacia la pequeña, aparentando que iba a darle un golpe, pero en lugar de eso se barrio sobre sus piernas, las cruzo entre las de ella e hizo una palanca para derribara, el también era mas fuerte y mas rápido que un humano común, aunque ni cerca de un Gulliver, no trataría de golpearla y ganarle en fuerza, no serviría de nada, solo se lanzo hacia su espalda y le hizo un agarre a través de ambas coyunturas de los antebrazos, así por mas fuerte que fuera estaría siempre fuera de su alcance.

De repente, todo el mundo se quedó callado. No podía ser que alguien hubiera parado en el primer minuto a la mortífera Nana, que tan flexible y escurridiza era. Y que ella hubiera creído que la golpearía.

Sin embargo, Nana era humilde y reconocía cuando alguien la dejaba fuera de combate, todo sin decir ni una sola palabra. Así que en vez de luchar contra él, relajó los brazos, indicando que la podía soltar. Aun así, que no pensara que se iba a quedar de brazos cruzados, permitiendo que la sometiera así nomas.

Quedaba una larga hora por delante. Tenía que ponerse seria.

—¿Sabes lo que es el Pancracio?— Le preguntó.

-Sera cosa de Gullivers supongo-

La solto y se puso de pie, alejandose de ella, no creeia que fuera a atacarlo otra vez sin avisar, almenos no de momento.

-O sera otro de sus juegos para aprovecharse de mi poco conocimiento de sus metodos... ya me quedo claro que es lo que pretenden, desde que llegue no han hecho mas que tratar de demostrar su superioridad burlandose de mi-

—Eh… en realidad es de humanos.
>>Yo no pretendo burlarme de ti. Esa no es mi intención, tampoco mostrarte superioridad. Solo quiero que entrenes para hacerte resistente. Si usarás tecnología de Gulliver, tienes que soportar la fuerza de un Gulliver y tener la resistencia de uno. No es cuestión de ganar o perder. Esto es parte de la rutina para mí. Que los demás sean bromistas… allá ellos.

Hizo una reverencia antes de comenzar de nuevo. Tendría más cuidado esta vez…
No pensaba tomarlo, ni agarrarlo, sino que iría directo al ataque, pero sería engañosa y aprovecharía su velocidad.

Esperó a que se moviera un poco y fue hasta él, extendiendo el brazo recto hacia el frente, queriéndole dar un puñetazo de lleno en el mentón… en apariencia.
Al ver que estaba a punto de tomarle el brazo o la muñeca para retorcérselo y llevárselo a la espalda y tal vez tirarla al suelo y terminar sometiéndola, sacó el brazo y lo puso en posición de defensa junto con el otro a la altura de su propia barbilla, y de un movimiento extremadamente rápido, con la pierna que tenía hacia atrás, la hizo girar hacia un costado en un movimiento circular, dándole una patada certera y extremadamente dolorosa debajo de las costillas flotantes. Sin darle tiempo a recuperarse, flexionó las rodillas hacia abajo, y con los puños cerrados, dándose impulso con las piernas, salió disparada hacia arriba como un resorte, dándole con ambos puños cerrados en la parte de abajo del mentón.

Pero ella sintió algo raro. Los puños le habían dolido al hacer eso, cuando siquiera había usado el cuarto de sus fuerzas, de lo contrario podía llegar a matarlo. Se preguntó de qué estaba hecho ese chico.

— ¡Usa el pancracio, Nana!

La alentaban todos.
Nana no lo había hecho porque estaban entrenando, no matándose. Y no creía que Sven considerara una patada en los testículos como algo válido, aunque en el pancracio estaba totalmente permitido.

-Que te lo crea otro... si el entrenamiento es para aprender a aguantar una golpiza entonces la prueba se termina ahora-

Aprovecho que era mas alto que ella y brinco sobre su espalda, acarrandola del torso y rodando con ela en el suelo. Esta vez no iba a someterla como lo habia hecho ya, iba a asfixiarla. Le hizo un torniquete en el cuello con las piernas y la apreto con fuerza, mientras usaba todo su peso para someter uno de sus brazos.

Ya estaba completamente iracundo, cuando acabara con eso mandaria a Guiyd a la mierda con todo y sus Gullivers, pues cuando acepto le prometio que "Humanos y gullivers trabajando juntos para ayudarle a recuperar la Universal" nunca acepto ser el circo de sus lacayos eso no estaba en ninguna parte del trato.

Al ver lo que estaba sucediendo, Illie y Milly fueron corriendo hacia los dos. La cosa se estaba saliendo de mambo, y por culpa de las burlas de Flare, Illie y compañía, parecían haber sacado de quicio al nuevo, causando que este se desquitara con Nana.

Illie le pegó un puñetazo en la nariz para atontarlo un poco, aunque ya Nana se había desmayado. Separó a Sven de la mujer que quedó tendida en el suelo, inconsciente.

— ¡Llamen a un doctor! ¡Rápido!— Exclamó Bukowski.

Milly miró a Sven.

—Eres tonto o te haces… — Le estiró una mano para ayudarlo a levantarse— A todos nos hacen esta mierda cuando recién ingresamos, no te lo tomes personal. Igual el entrenamiento es así.

-Pero el chiste es escalar la montaña, no es que me encante escalar, pero tengo entendido que es una especie de prueba para mostrar que eres digno de su conocimiento, creo que arriba hay otras- Se puso a pensar en qué tanto de lo que se decía de "Madre" era real y que tanto era leyenda- No duden que pregunte cosas bien ambiguas- No dijo nada, pero le gustaría haber dicho que esperaba que ella le dijera quienes son sus padres.

— ¿Y esa montaña queda muy lejos de aquí?— Preguntó curiosa. Ahora tenía ganas de dejar todo lo planeado de lado para emprender una aventura digna de un explorador o alpinista profesional.

Vanderveer suspiró. Menos mal que tenía paciencia con los niños, de lo contrario ya los hubiese reboleado en el primer segundo.