YOUNG GUNS III

-De haberlo querido habrías sido una gran actriz... jamas habría sospechado de ti, bueno... en realidad no, lo habría hecho tarde o temprano-

Tomo la bolsa con dinero y saco de ella una paca de billetes, pasandole el dedo por el borde para ver los billetes.

-Esta bien, es su vida la que pone en riesgo... mientras el resto de mi paga no corra peligro no me molesta que quieras participar, mientras no estorbes-

>> El próximo domingo a las ocho de la mañana los hombres del alcalde Wright piensan descarrilar un tren, por lo poco que me dijo el prestamista y lo que logre deducir en ese tren viaja uno de los contendientes políticos del alcalde, descarrilar el tren es su forma de deshacerse de él y su familia sin levantar sospechas, ya revise las vias y el tramo en el que planean hacer el trabajo, si hacemos las cosas bien podemos salvar a esa gente y matar a los hombres del alcalde en ese accidente al mismo tiempo...-

―Ya sospechó de mí desde el primer momento, no hacía falta seguir ocultándolo más.
>>Todo esto es ya un gran riesgo. La paga la tendrá asegurada, aun si yo soy eliminada. Y que tenga esta apariencia no quiere decir que no sepa hacer nada… Pero bueno, tampoco es como si me fuera a permitir morir.

No solo tenía una mente bastante calculadora, sino habilidad física para defenderse ante cualquier amenaza. Aparte su padre le había enseñado bien a disparar, lo hacía desde que su madre ya no estaba más para ella, cuando aún era una niñita. Una temeridad, pero no culpaba a su padre, era un pobre ignorante que quería lo mejor para ella.

―Necesitará un buen caballo. Por suerte he comprado unos cuantos en el famoso criadero de los Peyton. Puede ir a recoger uno con esto― De su escote sacó un papel tamaño oficio. Estaba doblado a la perfección― Si va a mi nombre con esto le darán el que necesite. Descuide, son buenos caballos, de los mejores. Dejaré que le ponga el nombre que quiera― Sonrió de nuevo con esa característica picardía― El sheriff no puede hacer mucho mientras estén todos esos bandidos dando vueltas. Le tienen las manos atadas, y eso lo sabe― Miró a Matt.

―Es más que obvio. Me vigilan todo el día. Tienen su especial atención en mí.

―Así es. Así que lo mejor es que de quede en el pueblo, haciendo lo que me “prometió” esta mañana. Y la rutina normal. Así los tendrá entretenidos por un momento. Sin levantar sospecha.
>>Pero va a pasar tiempo antes que pueda tomar las armas de verdad otra vez, sheriff. Esperar a que se despeje el camino es lo mejor. De lo contrario tendrá una muerte más prematura de lo que piensa.

-Sin embargo voy a necesitar de la asistencia de alguno de los dos para el trabajo el domingo, como no nos podemos dar el lujo de contratar pistoleros para que nos ayuden pues seguramente todos trabajen o han trabajado para el alcalde, esto se hará solo entre nosotros tres-

>> El asunto es que no planeo evitar ese descarrilamiento, en su lugar quiero que uno o ambos suban en ese tren antes de que parta de la estación, para antes de que lleguen los hombres del alcalde los habrán movido todos a los últimos vagones, cuando ellos lleguen quiero que separen el esos vagones y dejen a los demás correr junto con la locomotora, yo me encargare del maquinista para que no frene en la pendiente y se lleve a todos esos hijos de perra al infierno en la primera curva.

―Yo iré― Dijo Matt con convicción.

―Bien. Yo me quedaré aquí, pero tendré que hacer otro movimiento después, pues si mal no lo recuerda, sheriff, yo vine a hacer negocios. No solo estos. Sin embargo, esperaré unos días a que se calmen las cosas y mis actividades pasen un poco más por desapercibidas. Así no parece que compré o dejé de comprar algo solo porque estoy metida en una trama de novela policial… o que soy cómplice de algo. Confío en que saldrá todo bien.

Bostezó del cansancio.

―Ah~ Hace tanto frío a la noche. Ojalá hubiera alguien que me hiciera compañía…

Ignoro ese ultimo comentario, nunca mezclaba el trabajo con el placer, y intuía que esa jovencita solo les estaba tomando el pelo.

-Ahora que lo dice... también necesito un lugar seguro donde quedarme, preferiblemente fuera del pueblo pero que este cerca, que pueda defenderse en caso de un ataque y donde pueda guardar lo que necesito-

No tenia pensado gastar el dinero de su paga en esas cosas, lo primero que haría seria abrir una cuenta en el banco tan solo este abriera.

―A unos pocos kilómetros del pueblo hay un lugar donde alquilan habitaciones, espaciosas y con una excelente vista hacia el exterior― Lo decía todo en un tono irónico, pero era verdad― En fin…

Volvió a bostezar y se tapó la boca.
En verdad había bajado la temperatura.

Cuando terminó de hablar, escuchó que alguien merodeaba afuera. Le pareció extraño que ninguno de sus criados viniera a avisarle, así que pensó que había pasado algo malo con alguno de ellos.
Sin decir nada, por miedo a que la escucharan, apagó la vela sin previo aviso.

― ¿Seguro que no siguieron a nadie?― Soltó en voz baja.

Ya estaba preparando el cuchillo que tenía puesto en el estuche alrededor de la pierna. No permitiría que nadie arruinara lo que toda la vida estuvo esperando.

-No me habran seguido desde afuera, pero alguien pudo habernos visto al llegar-

Tomo la bolsa que llevaba sobre el caballo y se la echó al hombro.

-Tenemos que segir hablando de esto despues, cuando sea totalmente seguro-

Por suerte habia rentado esa habitacion por toda una semana, la usaria como refugio esa noche y la dejaria en la mañana.

Ciervo Volante se mantuvo expectante y en silencio. No iba a salir hasta que creyera que era seguro hacerlo.
No fue hasta después que dio tres toques en la puerta del establo, los cuales significaban si podía salir segura, que confirmó lo que tanto esperaba oír. Obtuvo la misma respuesta.

―No pasa nada. Es uno de mis criados, ellos son mis extensiones. Ahora sí, me retiro.

Y salió rápidamente hacia afuera para meterse dentro del edificio de nuevo, con la mano posada encima del vestido y por lo tanto, del cuchillo que ocultaba bajo sus ropas.

Matt, parándose desde donde estaba sentado, se dispuso a irse también.

-Tengo el presentimiento de que esta mujer va a ser un gran problema tarde o temprano, si no fuera por que es quien tiene el dinero...-

Entro también al hotel detrás de ella, tenia curiosidad por saber cual eran sus motivos para querer al alcalde muerto.

-Se toma muchas molestias solo para matar a un hombre- Le dijo antes de que la perdiera de vista. -Pocas personas en el mundo están dispuestas a pagar tanto solo por terminar con la vida de otro... debes odiarlo mucho-

Shalonda paró el caminar de repente. No se volteó, solo se quedó en medio de la soledad del interior de la construcción, antes de subir las escaleras.

―Odiar es una palabra muy fuerte. Lo que yo siento no es odio, es algo que va más allá de eso, un sentimiento mucho más superior y mucho más negro que el simple odio. El odio queda humillado ante este. Es una nimiedad en comparación― Volteó un poco la cara y sonrió― Si se lo dijera, si abriera la boca para satisfacer su curiosidad, no podría asegurar como es que pudiera reaccionar. O tal vez sí, quien sabe…

-Quizás sea lo mejor... -Dijo Silas escondiendo la mirada bajo el ala de su sombrero. -...si se guarda esa información, no quiero entrometerme en lo que no me incumbe, sus motivos no deberían importarme.

>> Ya he matado a muchos en mi vida, señorita, y no necesito odiar a un hombre para matarlo, aunque a veces ayuda.

Siguió caminando en dirección a las escaleras, buscando en la bolsa donde tenia sus cosas la llave de aquella habitación.

―No hace falta tener algo personal para matar a alguien. Es hacerlo y punto. A veces por necesidad, otras por placer, un impulso… no importan los motivos. Se puede matar por lo que sea, incluso por amor― Siguió subiendo la escalera.

Por dentro estaba convencida que al final de esa carrera que había empezado, todo saldría a la luz, pues la verdad no podía ocultarse por demasiado tiempo. Y ahí sería cuando todo el mundo sabría quién era ella y mucho más aún.

-Lo se...-

Pero Silas sqbia que no era lo mismo matar por amor a que el amor por una persona terminara provocandole la muerte, era algo totalmente diferente.

-Cuando dijiste que no te quedarias de brazos cruzados, supongo que te referias a que vas a involucrarte en cualquier plan que halla alguna posibilidad de encontrarnos con ese hombre... ¿No es asi?-

―Tengo todo premeditado― Se llevó los dedos índice y medio juntos a la frente― Y aun si tuviera que hacer ciertas modificaciones dado el caso o agregar condimentos extra a esta locura, el resultado será el mismo. Y será ahí cuando mi alma se libere.

No se permitiría fallar, no se permitiría morir antes de tiempo sin cometer el que sería el último crimen de su vida, el que significaba más que un trofeo, sino el que le permitiría llenar el vacío que le había provocado a su miserable existencia y liberarse de todas las cadenas de esa negrura que sentía que cada vez hacía más sórdida su alma. Iba a ser su primera sonrisa feliz (en todo sentido de la palabra) en mucho tiempo. Solo ahí descansaría en paz.

-Ya sabes que estas cosas dificilmente salen como se planean, uno puede decir donde empieza y donde quiere terminar, pero en el transcurso puede pasar cualquier cosa, el como dependera un poco de la habilidad y todo lo demas de la suerte, por eso a veces es mas importante tener suerte que habilidad-

>> Y para la suerte de esta empresa yo tengo la suerte y la habilidad de diez hombres juntos

―Qué bueno, yo nunca tuve ni suerte ni habilidad…― Murmuró y miró el suelo, agachando la cabeza. Hacía algunos años había sido tan indefensa que le habían hecho de todo. Y la única fortuna que tuvo fue haber disfrutado a sus padres por poco tiempo, y aun así eso se esfumó en las cenizas del tiempo. Alzó la cabeza y apretó los puños, determinada: ahora todo era muy diferente. Pero sus habilidades adquiridas se mantendrían en secreto por el momento― Pero bueno, no me gusta dejar las cosas a medias. Las cosas medias son para los mediocres. Y esto se va a completar, como fuera.

Llegó hacia el pasillo y comenzó a caminar en dirección a su habitación con la llave en la mano. Tenía un par de cosas que escribir, y unas pocas horas para contemplar las imágenes de sus buenos recuerdos, antes de cerrar los ojos y revivir en sueños sus traumas.

Cuando dijo que le gustaría tener compañía, había sido una ironía y a la vez algo en serio. La noche era fría, y en muchos años solitaria. A veces necesitaba un abrazo. Las temporadas de sexo se habían extinguido para ella… quería reservar eso para alguien que la apreciara de verdad por lo que era. Pero nunca iba a poder lograr eso hasta matar al alcalde. Porque fingir era la prioridad.
Ya tenía casi treinta años, pero se sentía como si tuviera cien. Y sabía que si no arreglaba pronto sus asuntos, tal vez nunca encontraría a ese individuo con el que pudiera reconstruir su vida... y la abrazara por las noches.

Mantuvo un perfil bajo hasta que llego el gran día. había recogido el caballo de la granja Peyton como había acordado y había ido a con el prestamista para que le diera los detalles finales del trabajo que realmente planeaba sabotear.

En lugar de unirse al resto de bandidos cabalgo hacia una larga y empinada colina por donde subían las vías del tren, apostado en unas rocas en donde las vías eran rectas y podría tener un disparo certero, sabia que el maquinista estaba confabulado con el resto de bandidos, frenaría el tren antes de llegar a la cima de la colina para dejar subir a los hombres del alcalde, una vez el tren fuera saqueado lo dejaría ir solo en picada colina abajo y lo haría descarrilar matando así a todos los testigos. El plan de Silas consistía en matar al maquinista después de que recudiera la velocidad, para ese entonces Matt ya tendría a los pasajeros moviéndose a los vagones de carga al final del tren, para cuando los asaltantes se dieran cuenta del engaño el tren ya estaría ganando velocidad otra vez, la suficiente como para que fueran tan rápido que ya no podrían volver a bajar y se los llevara a todos consigo cuando descarrilara, un plan en teoría simple, pero las cosas difícilmente salían como se planeaban, confiaba en que su habilidad y no su suerte harían la diferencia esta vez.

A lo lejos podia escuchar el aullido del tren, era hora de actuar.

Matt se encontraba bastante centrado a pesar de los nervios que debía tener. Pero si algo era cierto en este hombre, era que tenía las venas de acero y unos sentimientos de por demás nobles. Se preguntaba por dentro si hacía bien en confiar en esa mujer tan misteriosa. Por dentro se prometió a sí mismo que si salía vivo de esta, se dedicaría a investigar si ella no tenía algo que ver con el Alcalde, pues nunca en la vida había escuchado el nombre de la señorita, siquiera en los alrededores.

Dentro del tren, podía ver el lujo desorbitante de cada vagón, en cada detalle de la madera y los asientos mismos. La gente estaba sentada y miraba al sheriff de reojo con cierta curiosidad. Por fortuna había hecho fregar su ropa, y se había cambiado las botas por zapatos negros presentables y lustrados. Lo difícil sería convencer a los pasajeros a moverse a los vagones de carga, que tan indignos debían ser para esa gente de esa posición. Y él lo entendía, pues provenía de una familia de clase acomodada, pero había tenido que dejar la delicadeza de lado para convertirse en quien era en el presente. Y si no le hacían caso… pues tenía un plan B: Por la razón o por la fuerza.

De un momento la gran estela de humo se hizo visible entre los montes, el sonido característico de las locomotoras fue la señal de arranque de ese disparatado plan, preparo su rifle y espero a tener un tiro mas o menos claro, solo tenia una oportunidad, si fallaba asustaría al maquinista y se escondería en ese enrome ataúd humeante, espero y espero hasta que lo vio asomarse por la ventana y mirar hacia atrás haciendo una seña con la mano, fue entonces cuando jalo el gatillo, dándole en la cabeza y matándolo antes de que siquiera escuchara el disparo.

Le bestia de hierro subía la colina a paso lento pero seguro, dos docenas de hombres a caballo salieron de entre los arboles a toda velocidad paralelos a las vías, pronto supo que las cosas no saldrían como esperaba cuando vio que el grupo se dividía en dos, unos al frente del tren y otros al final, acorralarían a Matt y a los pasajeros a mitad del trayecto, y no tendría oportunidad contra tantos hombres, tenia que hacer algo al respecto.

Monto con velocidad su caballo y se acerco galopando a la locomotora, se puso a la par con el y salto hacia uno de los vagones.

Se había generado una discusión antes del disparo. Había un sujeto que estaba cerca de la tercera edad que no quería moverse, y tampoco dejaba a los demás hacerlo, bloqueando el camino con su propio cuerpo y el equipaje que había sacado de arriba de su cabeza.

― ¿Y cómo sé que usted no está en complicidad para asaltarnos a todos? No tiene la pinta de ser un buen hombre― Le replicaba el viejo.

―Ahora no se trata de lo que aparento o no, sino de lo que sucederá si no se mueve y sigue siendo un estorbo para los demás… y para mí― Matt puso una mirada filosa. Debajo de su saco llevaba las armas. Estaba perdiendo la paciencia, pues no lo podía sacar y estaban las hijas que lo defendían. Lo que menos quería era lastimar a alguien. Pero terminó hartándose y decidiendo algo drástico― Si no se mueve, me obligará a quitarlo del camino.

― ¡Oblígueme!

Y Matt disparó hacia el suelo, cerca de los pies del sujeto, provocando que del sobresalto se corriera un poco junto con las hijas; las personas se exaltaron y comenzaran a correr en dirección al viejo, llevándoselo por delante y retrocediendo de vagón en vagón.

Después oyó otro disparo, pero provenía desde afuera. El maquinista seguro estaba muerto. Antes de que pudiera cantar victoria, mientras iba cruzando los vagones, apreció los hombres salidos de la nada.

―Maldita mierda.

Lo tenían acorralado. Eran demasiados, pero el plan no debía fallar y sacrificaría su vida en servicio si era necesario. Les mostraría él porque era tan famoso con un arma… no solo por su precisión, sino por la habilidad que había podido desarrollar de adolescente, con gran paciencia y muchas balas desperdiciadas, producto de la observación, estudio y práctica constantes. Una disciplina.

Despejaría el camino para que continuaran yendo a destino.
Empezó a revolver el equipaje de los que supuso que eran de los hombres, y allí encontró balas, y algunas armas. Incluso un abrecartas. Todo servía.

Se acercó un poco a una de las ventanillas y disparó con una de sus pistolas. Sorpresivamente la bala hizo una perfecta curva que le dio en el cuello a uno de los tipos que cabalgaban, causando que se cayera del caballo, muerto. Todo gracias al denominado “tiro desviado”.

-Olvidate de ellos Matt!- Le grito Silas desde el vagon de a lado -Preocupate por los de atras, llega al final del tren y suelta los vagones, yo los distraere-

Subio al techo del vagon , por suerte no iba tan rapido aun como para tirarlo, si se cubria y disparaba desde el techo los obligaria a buscar cobertura dentro del mismo tren.

Los asaltantes empezaban a caer en cuenta de que au plan no estaba saliendo como esperaban, la marabunta de jinetes se reorganizo y empezaron a trepar por los vagones mas proximos a la locomotora, pues estos no eran de forma encajonada como el resto, sino que eran de forma plana y solo tenian algunas cajas amarradas con cuerdas, mismas que usaban como cubierta contra los disparos del cazarrecompenzas.

Matt dejó de disparar y fue directo hacia donde estaba la gente. Empezó a hablar en voz alta.

― ¡Escuchen! ¡Si quieren vivir tienen que ir directo a los vagones de carga! ¡Olvídense de sus pertenencias! ¡Es su vida o sus cosas! ¡No hay tiempo!

Aterrados por el destino que podrían sufrir (y por el cual seguramente tendrían una fobia a los ferrocarriles por el resto de sus vidas), no les quedó otra que pasar de uno en uno hacia los vagones abiertos, donde estaba el carbón y la leña cortada. No faltó el que chilló por ensuciarse, pero no era hora de centrarse en esas quejas. Una vez que no quedó nadie y se aseguró, Matt cruzó de un salto hacia uno de los vagones y empezó a tratar de desenganchar el acoplador que mantenía unidos el vagón al tren… para descubrir que estaba asegurado con una cadena.

Más de una puteada se le cruzó por la cabeza.
Trataba de darle un disparo certero a la gruesa cadena, pero el vehículo comenzó a adquirir velocidad y su precisión se iba al diablo con semejante jaleo.

Se estaban empezando a juntar demasiado, Silas no tenia oportunidad de apuntar sin recibir un tiro, tenia que empezar a ceder terreno.

El tren casi terminaba de subir la colina, se notaba por que la inclinacion disminuia y el tren aceleraba, tenia que darse prisa o se los llevaria a ellos tambien.

Dejó la cobertura y empezo a saltar por los vagones hacia los que estaban ultimos en la cola, los asaltantes le imitaron y fueron detras de él por los techos, aunque con mucho retraso.

-Se nos termina la colina, date prisa!- Le grito a Matt una vez estuvo en el penultimo vagon.

― ¡Salta de una vez!― Gritó, para disparar dos veces hacia la mendiga cadena. Parecía todo a propósito. La tercera vez fue suficiente como para que uno de los eslabones saltara por el aire y se rompiera por completo… fue ahí cuando logró que el acoplador se desenganchara con el vagón de adelante, se separara y comenzara a alejarse.

Antes de que el vagon se alejara demasiado, dio un salto desde el techo al interior del vagon.

El resto del tren comenzo a alejarse, para cuando los hombres del alcalde se dieron cuenta del truco ya estaban demasiado lejos, y el tren ya se encontraba acelerando cuesta abajo por el otro lado de la colina.

El vagon se detuvo por inercia propia, y lograron pararlo por completo con el freno de emergencia, no habia señas de los hombres del alcalde, todo apuntaba que se habian subido todos a ese tren al infierno.

A lo lejos se escucho el estruendo del gran accidente, la cerrada curva hizo descarrilar todos y cada uno de los vagones, matando al instante a mas de una veintena de hombres, algunos inclusive con recompenza sobre su cabeza, recompenza que Silas sabia que era imposible de cobrar.

-Hay mas de veinte caballos sueltos dos kilometros atras, que esta gente tome los que pueda y busquen ayuda, tu y yo tenemos que irnos ahora mismo-

Bajo del vagon y cogio al caballo mas proximo que encontro, sabia que esto pronto llamaria la atencion.