Sigo sin creerme que tarde dos puñeteros años en escribir un intento de lemon.
Bueno... allí va.
Capitulo Final: A quebrar expectativas
...
- ¿Que te ocurre ahora? -pregunta Tak, llegando cojeando hasta su lado y observando su cara con un deje de curiosidad. Este reacciona turbado, encogiéndose y realizando un torpe intento de ocultar su rubor con el cuello alto del traje. Un par de mensajes de error mas surgen en la pantalla y ella pierde interés, comenzando a recriminarle por su torpeza ante los mandos, apartándole de un manotazo, fastidiada de su mirada y continuando ella misma con la idea estúpida de Dib de usar su pak para reiniciar el sistema. ¿Porque lo hacia? La verdad ya siquiera le importaba ya. Cualquier cosa le servía ahora para hacer caso omiso del dolor punzante en su columna.
Escucha un sonido sordo y bajo y siente como la nave comienza a vibrar bajo sus pies, alzando la vista solo para ver como un Viral Tank reventaba a la distancia, al otro lado del sifón de chatarra. La explosión violácea resultante debió arrojarles al suelo, como mínimo, pero solo sintieron tenues sacudidas mientras el escudo de la nave parpadeaba en tonos de rosa. Solo entonces ella cae en cuenta de como este se encontraba activado y a toda su capacidad, siendo lo único que les mantenía ahora con vida en aquel infierno. Mira por un instante a la repugnante larva, preguntándose como se las había ingeniado para ponerlo en marcha.
Su vista comienza a fallar por momentos, recargando su peso en la consola, tambaleándose visiblemente. Y rechina los dientes entre sí, al sentir como el humano le sujeta el hombro, preguntando si se encontraba bien. Casi se sorprende a si misma al verse resistir el impulso de morder aquella mano.
Él retira la mano ante su mirada, carraspeando antes de mirar la destrucción de Irk al otro lado de la pantalla, intentando soltar alguna frase alentadora- D-descuida, lo ultimo que se pierde, es la esperan-...
Ella alza una garra en alto, interrumpiéndole bruscamente- No te-... atrevas a terminar eso. Ya resultas un fastidio sin tener que recurrir al sentimentalismo humano.
Dib la mira por unos segundos, antes de cerrar los ojos e inspirar pausadamente... al soltar el aire, un extraño gesto de malicia emborrona sus facciones- ¿Sentimentalismo, eh? ¿Acaso puedes decirme, que eres capaz de mirar al otro lado de esta ventana, sin sentir nada?
Ella le lanza una mirada envenenada, antes de pegar un sobresalto cuando un despojo se estrella contra la burbuja protectora, frente a ellos. Él continua, mirándola con una horrible sonrisa ácida cruzando sus labios- Dime que no sientes nada, al mirar como las entrañas de tu mundo, el único hogar que haz conocido, se desmoronan ante tus ojos.
Ella súbitamente le sujeta del cuello del traje, golpeándole con fuerza contra el panel de control. Dib siente volar estrellas mientras Tak le estrella una y otra vez contra los instrumentos, haciendo saltar chispas y alarmas. El se sujeta la nuca, intentando proteger su cráneo del arrebato. Un ultimo azote contra los mandos y ella se detiene, jadeando. El abre los ojos lleno de rabia, sujetándole con fuerza el antebrazo dispuesto a abrir mas la herida en su corazón, y demostrarle a aquel monstruo cuanto se equivo-... caba... al pensar que-...
Su ira se apaga abruptamente, viéndola llorar a través del odio en su mirada. Estaba... estaba llorando. . P-por supuesto que estaba llorando, alcanza a pensar, aflojando su agarre contra su antebrazo antes de soltar la pregunta mas idiota que pudo formular- ¿Te-... te encuentras bien?
Una sonrisa extraña y horripilante se dibuja en el rostro de la irken mientras le azota una ultima vez antes de soltarle, mirándole con el filo del ojo– Absolutamente. Y-y ahora, si no me molestas, voy a intentar hacer-... funcionar este pedazo de chatarra -Y sin mas, le aparta del tablero. El trastabilla un par de pasos antes de recuperar el equilibrio. Y estaba por soltar algo cuando se percata de las gotas de sangre cayendo sobre los mandos. En un instante un borbotón de sangre brota de la boca de Tak, y se derrumba allí mismo.
- ¡Mierda! -Suelta el chico, lanzándose al suelo para evitar que se diera de bruces contra el metal. El pánico se apodera del joven Membrana al ver que no respiraba, comenzando llamarla por su nombre, a zarandearla. Sin pensarlo, toma el cuello alto de su uniforme y tira con fuerza, rompiendo el tejido y dejando al descubierto su garganta. Presiona su cuello buscando su pulso, y busca a su alrededor en completa impotencia, hasta que su mirada se topa con la pila de cadáveres.
- Mierda ¡Mierda! - repite, mientras la lleva a rastras a la parte posterior de la nave.- Vamos Tak, no te atrevas a dejarme solo, no otra vez -farfulla con el brillo de la desesperación en la voz, llevándola hasta donde había amontonado los cuerpos. Tropieza y cae al suelo, recorriendo los últimos metros impulsándose con las piernas. Una vez llega hasta el despojo del tripulante mas próximo, le da vuelta para meter la mano dentro de un agujero abierto en su pak, manipulando el mecanismo en su interior para sacar un grueso cable. Tira de él con fuerza, conectando el extremo al nodo aun intacto en la espalda de Tak. Tarda casi un minuto en lograr ajustarlo, embarrándose con aquel liquido anaranjado que aun rezumaba del otro nodo dañado. Justo cuando logra escuchar un sonoro click, suelta una patada al cráneo del cadáver que estaba usando, obligando al pak a reaccionar ante el daño. Tak recibe una pequeña descarga a travéz del cable, y un par de espasmos después, Dib suspira aliviado al escucharla jadear y toser.
Deja caer el cuello hacia atrás mientras deja escapar parte de la tensión que le había acumulado. Ya ni siquiera se preocupo por regresar a los mandos, sintiendo una inmensa calma conforme sentía el movimiento de la respiración de ella contra su pecho. Los minutos pasan sin que él les de importancia, limitándose a escuchar agradecido el sonido de su respiración. No quería-... quedarse solo. Podía aceptar que pronto todo acabaría.... podía, casi aceptar que no había nada que hacer al respecto. Pero no tenia el temple para enfrentarlo solo.
Baja la mirada sobresaltado, al sentir como ella se arrellana contra su cuerpo, arrancándole un escalofrió. ¿Había despertado? Un vistazo a su rostro se lo niega; quizás algún movimiento reflejo en busca de calor, si es que los irkens conservaban tal instinto. En realidad sabia tan poco de esa raza a nivel biológico, todos ellos eran cables y aparatos, al punto de que alguna vez había planteado que eran alguna clase de Inteligencia artificial controlando un cuerpo, a modo de-...
- No... -suelta tajante, mandando a volar a su mente racional. Toma el rostro de ella con la palma de una mano y la examina con atención, retirando con el pulgar un hilo de sangre que aun caía de la comisura de su labio. Y su propia calma desaparece... le palpita de nuevo el pecho mientras pensamientos ajenos bailaban por el borde de su mente. Desplaza el pulgar, rozando el labio inferior y sintiendo como una descarga recorría su cuerpo. ¡Endorfinas! Intenta gritarle su mente racional, que pronto es mandada al cuerno, de nueva cuenta. Respira hondo, masticando con vehemencia su labio inferior mientras la yema de su pulgar acaricia con suavidad su mejilla magullada.
Ella era un alien, un monstruo de otro mundo... y aun con todos, no pudo encontrarla repulsiva. Sus facciones aun resultaban finas, francamente femeninas. Deseo poder encontrarla horrible, de fijarse en la ausencia de nariz, en los grandes ojos de aspecto insectoide bajo sus parpados ¡Del tubo metálico que le rodeaba media cabeza y se metía en su cráneo! Pero fue incapaz de tal cosa, tragando sonoramente cuando ella apoya su rostro en el hueco de su hombro. La mirada del chico se pierde hacia abajo, en dirección a la amplia rasgadura hecha en extraño cuello en forma de campana del uniforme, que dejaba al descubierto su garganta y pecho... casi embelesado, puede ver el movimiento de sus músculos bajo su piel con cada respiración, el lento vaivén de los huesos de su clavícula, de su caja torácica, y del pequeño par de promontorios de carne que se elevaban suavemente con cada inhalación.
Un nudo se atora en su garganta, sintiendo como el rubor le embargaba.
¿Porque había pensado en ellos como promontorios? ¿Donde había escuchado esa expresión tan-...? ¿Vulgar?
- Cállate, cerebro -suelta en voz baja, soltando de nuevo un pesado suspiro antes de acomodarse contra el metal a sus espaldas.
...y cierra los ojos, percibiendo a través de la negrura diáfana detrás de sus párpados los fallos intermitentes en la iluminación, de la vibración del metal sobre el que estaba recostado, mientras la chatarra se aplastaba y retorcía fuera. Pero también pudo sentir el peso de la irken, su calor, y su respiración contra su cuello. Su presencia, su sola presencia... resultaba su ultima “ancla”, manteníendole fijo a la realidad, y lo ultimo que tendría a su lado antes de ser tragado por el monstruo del olvido.
¿Porque? ¿Porque la vida de aquel monstruo podía significar tanto? Se repite, renuente a ver lo mas evidente.
Su mano tiembla visiblemente cuando la acerca una ve mas al rostro de la inconsciente irken, primero tocando sin mas su cara, pasando a los pocos segundos a la suave caricia, casi asombrado de la textura extraña, tan diferente a la piel humana. Las únicas veces que había tocado algo así, habian sido a través de su puño... La imagen mental de aquel idiota se fermenta en su memoria, y solo se detiene al sentir el movimiento de ella, en protesta ante la presión de su mano.
El verla de aquella forma, oprimiéndose contra la fuente de calor mas cercana, él... se le seca la boca, regresándole de nuevo a aquel bucle de pensamientos. Muy embarazosos pensamiento.
¡Dopamina! ¡Fenilalanina! Insiste a gritos la voz desde el fondo de su cráneo, pero el solo tuerce una media sonrisa apenas oyéndola, simplemente negando con la cabeza mientras se le escapa en un susurro un “Al diablo”.
El beso robado fue lento y tímido, con un regusto ácido que no supo describir. El tacto de aquellos labios cortados resultaba casi embriagador, y pronto su propio temor queda atrás, tomándose su tiempo para explorar cada centímetro de su boca, disfrutando de aquella rara sensación ácida y sutilmente viscosa que le otorga la saliva irken. Aun sin abrir los ojos, puede percibir como las antenas se agitan en espasmos intermitentes, y como su aliento entraba en su garganta cuando ella suelta un primer quejido. Solo rompe el beso cuando siente el movimiento de su lengua afilada, intentando zafarse de la suya...
Se aparta un poco para contemplar el gesto tenso plasmado en su rostro, viéndola oprimir con fuerza los párpados mientras era arrancada de la inconsciencia.
...
Nunca antes se había sentido tan molida... cada fibra muscular le ardía, se sentía pesada y obnubilada, con una sensación quemante en la boca y la garganta, como si hubiera bebido un trago de lluvia terrestre. Y sin embargo, entremezclado con su propio dolor, había algo mas: una sensación incomoda y desconcertarte, casi analgésica. Cuando abre los ojos se encuentra con la larva humana, con aquella tonalidad escarlata aun impresa en sus mejillas. Intenta pronunciar su nombre y su voz le falla... y termina por abrir de par en par los ojos, al sentirle unir sus labios contra los suyos.
Su intento de apartarse fue torpe y sin fuerzas, tensando todo el cuerpo cuando intenta abrir el torso del humano cual cascarón con sus patas metálicas, solo para darse cuenta de la ausencia del pak en su espalda. La sensación ácida retorna a su boca con la intrusión de su lengua, mientras la alarma crece en su interior.
¿Que estaba haciendo?
Las memorias acerca de las conductas humanas tardan en emerger en su memoria, y solo entonces el temor deja paso a la ira. Miserable larva, lo ultimo que haría ella antes de perecer seria arrancarle el-... ¡HNN!. Siente un espasmo de dolor, una punzada que fue pronto desplazado por aquella embargante sensación. Relaja la espalda, y pronto siente una calma casi aterradora. Su cuerpo nunca habían conocido nada parecido a semejante nivel de-... ¿calma? Lo mas cercano, habían sido los mas potentes narcóticos de su pak. Pero aquello era diferente. Aterradoramente diferente.
El humano libera sus labios, recorriendo con los suyos la piel de su mentón y cuello. Un gemido escapa de su propia garganta, sintiendo aquella mano explorar su piel por debajo del uniforme. Estaba alarmada y furiosa, percibiendo con recelo como aquel torrente de sensaciones inundaban cada célula de su ser. No iba a perdonárselo. Iba a molerlo a golpes, a sacarle los ojos, a arrancarle los pulmones... I-iba...
“Cuando termine” -piensa para sí, mordiendo el interior de sus mejillas para evitar soltar otro gemido, justo cuando el chico alcanza su clavícula.
...
Pronto él percibe el cambio en su reacción, logrando que una lasciva sonrisa atravesara su rostro. Una que ella no alcanza a ver, pasmada ante la cascada de sensaciones que le embargaba, que exiliaban su propio dolor hasta el fondo de su cráneo. En el momento en el que aquella mano intrusa se desliza por debajo de la pieza inferior de su uniforme, fue como si una parte de su cabeza se apagara.
La agresividad del humano la desconcertaba, intentando hacer memoria de los pocos datos que se había molestado en buscar, acerca del cortejo humano... un trozo de bistec, flores y obsequios... niega tenuemente con la cabeza, incapaz de ordenar tales recuerdos, no sin la asistencia de su pak. Y la alarma crece dentro de ella. Por lo que sabia del cortejo humano -literalmente nada concreto- el acto bien podría resultar espantoso. Por su aturdida sesera cruzan los recuerdos de la escueta información de otras razas: miembros llenos de ganchos y púas, bombeando litros y litros de viscosa baba dentro de la cavidad abdominal del-...
El humano se detiene, percatándose de como esta había comenzado a temblar. Se esfuerza por no reírse de ella, embargada por sus emociones. Dominada por todo aquello que su pak le había impedido experimentar. Lo encontraba, casi adorable... de una forma que bien podría estar rayando en el limite de regodearse de su miedo y confusión, de verla atrapada en aquel alud de sensaciones que apenas descubría... resultaba un delicioso schadenfreude.
“Cállate, cerebro” -se repite mentalmente, empeñándose de nuevo por llevarla al limite.
El aliento de a irken escapa con una suave exhalación... se sentía bien, extrañamente bien. Y aun así, parte de si misma se negaba a dejarse arrastrar, ante un comportamiento tan inútil como el cortejo...
El primer dedo enguantado entra a su cuerpo, tensándola al instante y abriendo los ojos de par en par solo para ver el techo emborronado. Abre la boca aun mas, sintiendo el segundo y el tercero entrar, embargada por una oleada de deleite que rayaba en la agonía. Temblaba, arqueando su espalda mientras sus garras se aferraban al humano, clavándose el tejido de su uniforme robado. Había perdido por completo el control sobre su respiración, dejando que su jadeo se condensara y perdiera en el aire frio de la estancia, por encima de ella.
Entreabre los ojos, al sentir como el chico se detiene, sacando la mano de su entrepierna. Antes de que ella pudiera reaccionar, o siquiera protestar, el chico toma su mano, obligándola a introducir su propia mano entre su entrepierna. Su primera reacción fue tensarse y resistirse; el movimiento de sus garras en su interior solo logro el efecto contrario, sumergiéndola de cabeza en un abismo interior del que siquiera estaba segura, deseaba salir. Su espalda se arqueaba en sucesivos espasmos y su lengua afilada, pronto cuelga flácida en sus labios.
Y sin previo aviso, la fuerza a sacar la mano, sosteniéndola frente a ambos. Estaba húmeda, embarrada de una sustancia traslucida y ligeramente azulada. El olor la golpea de lleno, mirando abrumada como el humano se la acerca al rostro, primero inspirando aquella penetrante esencia antes de lamerla de su mano enguantada. Aun aturdida, puede ver como este sonríe de forma extraña, y sin mas, la fuerza a meter su mano dentro de su propia boca, sintiendo como la punta punta de sus garras llegaba hasta su garganta. De alguna parte aun funcional en su cabeza, algo que intenta decirle que se resistiera, que usara aquellas garras para arrancarle las carótidas. Pero aquel ultimo resquicio de cordura se esfuma en un instante; ella cierra los ojos, lamiendo su propio jugo para deleite y fascinación del humano.
Era demencial, insensato y en muchos sentidos grotesco... pero que importaba ya.
…
Fue como si su ultimo resquicio de cordura se hubiera esfumado, o al menos así le pareció al joven Membrana. Él se queda observando con lasciva fascinación como ella succiona y limpia cada uno de sus dedos, dejando el tejido sintético del guante embebido en saliva. Ni siquiera entendía ni deseaba entender porque aquella imagen le agitaba, le apasionaba tanto. Solo deseo, tener su escalpelo en mano...
Retira la mano de su boca, dejando un pequeño hilo de saliva, elongándose hasta caer sobre su pecho verde y descubierto. Por un momento tuvo el impulso de acerarse y larmerlo, pero es su libido quien le detiene, ansioso de algo mas.
…
Estaba asqueado, estaba horrorizado, y fascinado ¡Y asqueado! Le era casi imposible apartar la mirada de los sucios sucesos que ocurrían al otro lado de la pantalla. Zim, con cara de estúpido y lengua de fuera, no era capaz de ver a otro lado que no fuera aquella consola. Su rostro estaba ruborizado, con su sexo presionando dolorosamente contra su traje. Su mas grande enemigo, y aquella invasora de poca monta.... se sobresalta al escuchar un quejido ahogado brotar de uno de los dos tanques de suspensión neural, a seis metros a su derecha. La sombra de esos dos se proyectaba por el suelo hasta el, silenciosos verdugos de su agonía.
Estaban en su laboratorio, intensamente iluminado en tonos de azul por el liquido de suspensión que rellenaba los tanques en los que esos dos se hallaban cautivos, atrapados en una pesadilla inducida que se le había salido de las manos. ¡Y de que forma! Tenia unas ganas inmensas de destrozar la consola a puñetazos y acabar con eso de una vez. Pero también, las ansia de mas le carcomian por dentro. Alza en alto su garra, observándola a contra luz.
Comienza a temblar y a sudar, cerrando la mano y alzando la vista para ver como el humano había comenzado el acto en la pantalla. Y algo comienza a ir terriblemente mal, mientras el ruido estridente de una maquinaria forzándose llena el lugar.
- ¿Que? ¡Que! ¡Que esta pasando! -grita, viéndose rodeado de humo y chispas. Salta justo a tiempo para evitar la explosión de la computadora, terminado siendo sepultado entre los escombros.
Y un grito ahogado y burbujeante brota de uno de los tanques, seguido de un puñetazo en el cristal. El rostro de Dib brota de entre el liquido opaco, pegándose contra el vidrio y mirando a su alrededor perplejo y alarmado. Se percata del otro tanque de suspensión cuando otro puñetazo surge en su interior, apenas percatándose de la mano enguantada y el traje lila, cuando un enorme escombro cae del techo, estrellándose contra el tanque de Dib.
El liquido azulado inunda la sala destruida, arrojando al humano a través del suelo hasta dar con los restos de la computadora, jadeando e intentado sujetarse a ella para evitar ser arrastrado por el torrente que pronto mengua, permitiéndole incorporarse y mirar a su alrededor. Pega un salto al escuchar el ahogado disparo de un lazer, volviéndose hacia el otro tanque para ver como Tak intentaba romperlo desde el interior con sus patas mecánicas, golpeando con el puño el cristal para llamar su atención. Dib se sujeta la cabeza, mirando frenéticamente a su alrededor en busca de algo que pudiera quebrar su prisión. Todo había ocurrido tan deprisa, tan bruscamente y tan demencial que se hallaba casi mareado, intentando asimilar en la situación en la que se encontraba. Un cuerpo surge de entre los escombros a su derecha, y se encuentra con los ojos de Zim.
Ambos enemigos se miran primero con inmensa confusión, seguida de rabia infinita, y en ultima instancia de bochorno absoluto al mirar la punzante erección del otro, presionando contra la tela de sus respectivas ropas. Ambos miran en dirección contraria, rojos como tomates, siendo Dib quien rompe primero el silencio.
- ¿Empate?
- Empate
Zim despliega sus patas de insecto, perdiéndose entre las tuberías que enmarañaban el techo. Dib se queda allí, avergonzado y mirando al suelo hasta que escucha como el cristal del otro tanque se agrietaba, alzando la vista para ver como la irken continuaba intentando liberarse. Sus labios formaban furiosas palabras mudas para el, asesinándole con la mirada. Él se sacude en un escalofrió, poniéndose en pie de un salto y abalanzándose contra el panel de control, manipulando los inservibles mandos antes de terminar por asentarle un puñetazo con ambas manos con frustración pura. Absurdamente tal cosa funciona, y se vuelve para ver como el tanque se habría de par en par, mandando una nueva ola de liquido contra él y empujándole contra los mandos.
Tak tose aparatosamente, escupiendo los últimos restos del liquido de suspensión atrapado en su garganta mientras apoya su peso en sus patas mecánicas, intentando ponerse torpemente en pie. Una mano surge frente a ella y alza la vista para ver como Dib, mirando hacia otro lado con su rostro escarlata, le ofrecía ayuda.
…
- Aun no comprendo, como es que logramos salir de allí -murmura Tak mientras los apéndices de su pak arañaban la pared metálica del conducto de ventilación, al avazar.
- Yo-... yo puedo explicar eso- replica Dib, sin aliento mientras la sigue- Nuestros orgas-... errhh, mas concretamente, tu “éxtasis”. Debo suponer que el sistema no estaba preparado para lidiar e interpretar correctamente con esa clase de sensaciones, considerando el desprecio que tienen hacia tal clase de-... se detiene, tragando con fuerza al verla detenerse, y simplemente resume: Literalmente sobrecargamos su proyección.
Puede ver como ella permanecía distante, sin dirigírle ni un instante la mirada
- Ehmm, Tak. Lo que ocurrió dentro de esa simulación, yo-...
- Callate. Solo-...
- No, lo digo en serio, es importante.
- ¡No es el momento! -exclama ella, volviéndose para propinarle un puñetazo en la cara- ¡Vamos! Muévete, excusa de larva humana, tenemos que salir de este basurero cuanto antes. Me encuentro impaciente por tener la oportunidad de preparar nuestra próxima jugada contra ese imbécil.
Dib se talla la mejilla adolorido, antes de saltar en su sitio y golpearse la cabezota contra el techo -¿N-nuestra?
- ¡Solo-...! Solo cállate y sígueme -sentencia ella, volviéndose para dedicarle una torcida sonrisa que le fue imposible interpretar.
El chico se queda de una pieza, aun con la mano en la mejilla observando como ella le da la espalda, desplazándose con las patas de su pak para adelantarse por el conducto. Y sin saber como o porque, una sonrisa saturada de malicia termina estampada en su rostro mientras se arrastra por el sucio conducto, dispuesto a seguirla.
...
Tema: Re: Entre los Restos - IZ DaTr (Finalizado) 
Mar Feb 12, 2013 2:02 am
