۩ღ Acacia Amarilla ღ۩ [Privado , Evil-Dog]

—Nuestro hijo — Respondí simplemente y con bastante seriedad al respecto.

—Cuanto antes. Tal vez en cuanto padre responda la carta.

Asentí.
Al día siguiente llegó la respuesta del rey a primera hora.

—La reina murió envenenada.

-"No puede ser"- eso no tenia sentido, por que el asesino lo habría hecho de ese modo, por que tomarse la molestia si tomando su vida por mano propia seria mas rápido y efectivo... por que no fue el quien lo hizo, debió ser alguien del castillo... mierda.

—Eso quiere decir que hay un traidor o un infiltrado.  Y este también tiene acceso a papeles y las cartas de mi papá. Y el único que podría llegar a tener ese poder es... el Duque.

-"Explícate"- le pregunte intrigado

—El Duque es la mano derecha de mi padre, lejos. Y él es la única persona que tiene completo acceso a papeles y cartas confidenciales de mi padre, además que él confía en ese sujeto a muerte y le cree todo lo que le aconseja. Entonces, la persona que nos atacó, que nos siguió todos los movimientos, tuvo que ser alguien de adentro, alguien con el poder suficiente para  tener todo ese flujo de información en sus manos, absolutamente todo y ese ¿Quién es? ¡Es el Duque! Y trabajó en conjunto con ese hijo de mil puta que mató a Ladelly..

Asentí muy segura.

—Sí. Si es un eslabón de la cadena, se cortará de inmediato el hecho de que sepan de lo que hablamos a través de las cartas. Ya no tendrán a nadie que les pase información, pues el flujo de esta se cortará para ellos. Pero debes hacerlo rápido, porque el rey siempre hace una copia de las cartas que él manda, y si es el Duque, de lo que estoy segura, ya la habrá leído (la que yo le mandé y la que él me respondió) y mandará la información a esos bastardos para que hagan su próximo movimiento.

-"Esta bien, pero debes estar muy segura de lo que estas pidiéndome que haga, por que detesto la idea de matar a alguien inocente, si quieres que siga con esto lo haré esta misma noche"-

—Puedo jurarte que es el Duque. Anda a saber si no le hicieron una oferta jugosa.

-"Bien, pero primero tengo que buscarte un lugar para ponerte a salvo, con lo que paso la ultima vez no pienso dejarte a tu suerte otra vez."-

—Está bien. Pero cuídate ¿Si? Realmente no soportaría el hecho de que te pasara algo por mi culpa…

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El Duque se sentía muy nervioso ese día. Sabía que seguramente la princesa estaba más cerca de la verdad y también sabía que ella había estado averiguando desde hacía tiempo absolutamente todo… lo pudo saber por el libro que se había robado de la iglesia y la espada sagrada que había desaparecido por arte de magia. Pero confiaba que aun no había dado con él.

No quería perder sus privilegios, pero entendía que si se daba de baja de los planes de “ellos”, todas las promesas que le habían hecho no se cumplirían y probablemente terminaría muerto.
Aparte, tenía la ventaja que el rey le creía más a él que incluso a su propia hija, a pesar de que esta era muy, muy, pero muy astuta en cuanto a chantaje emocional y poder de convencimiento mediante este método.

Debía idear un plan, rápido.

Esa noche entre al castillo a través de lo pasadizos secretos, armado con la espada sagrada y vestido con la ropa que me dieron esos mercenarios comencé a escabullirme entre los pasillos del palacio, hasta llegar a la oficina de la que seria mi presa. Supuse que seria muy peligroso entrar por la puerta, así que salí por una ventana y subi al techo, después solo esperé a que se acercara a una ventana.

El duque se encontraba escribiendo. Tenía la copia de la carta de Amaya al costado del escritorio y transcribía el texto en un papel especial en la que no se veía nada a excepción de cuando se la iluminaba.

Lo hacía de manera rápida y apresurada, a pesar de que contaba con toda la noche y la tranquilidad suficiente al saber que el rey no se levantaba sino hasta las nueve de la mañana. Pero sentía que le estaban pisando los talones.

Me canse de esperar a que saliera así que decidi optar por una solución mas osada. Entre sigilosamente por la ventana y una vez que lo tuve cerca lo maldije con mismo maleficio que use con Amaya el día que nos conocimos, me acerque y saque una cuchilla que llevaba y club la protección de la empuñadura le di un golpe en el rostro, dejándolo inconciente.

Después, en lo que el sujeto volvía en si, lo amarre a la silla donde estaba sentado. Así, bien sujeto y amordazado lo acerque a la ventana, la cual era grande y sin protección

Una vez que despertó solo pudo expresar una horrible cara de pánico mientras ponía mi pie en su pecho amenazando con empujarlo a través de la ventana

Llevaba el velo puesto, asi que dudo que pudiera siquiera imaginar que era yo.

-"Alguna vez te he contado... La definición de locura?"-

Obviamente, lo único que pudo llegar a hacer fue balbucear unas cuantas palabras que pretendían ser enunciadas a los gritos, pero que apenas se oían por la mordaza.

Posó la mirada sobre el papel que estaba encima de la mesa , con un terror absoluto.

-"Escúchame bien pedazo de basura, voy a ser completamente franco contigo, tu ya estas muerto, y no hay modo de que salgas con vida de aquí, sin embargo, lo único que evita que te arranque los dedos uno por uno y te los de de comer es que me des algo de información relevante, así que pon mucha atención, voy a quitarte la mordaza y tu me duras quien esta detrás de todo esto... Y cuidado con gritar, o me veré obligado a cortarte también la lengua, Entendido?"-

Cuando le quitó la mordaza, este solo sonrió de una forma irónica y le escupió.

—Por más que quieras sacar una confesión de mí, no podrás. Así que cuidadito a quien te diriges — Le sacó la lengua y le mostró el símbolo de la misma — Me lo pusieron para cuando llegara este momento.

-"Entonces pierdo mi tiempo contigo"- desenvaine la essoada y con ella le atravese la cabeza, la hoja había entrado a través de la boca, cercenandole la lengua.

Saque la espada y de una patada lance su cuerpo aun amarrado a la silla a través de la ventana, haciendo que este cayera varios metros hcia el vacío.

Tome todos los papeles que había en su escritorio e incluso algunos libros de sus cajones y me los lleve de vuelta a donde estaba Amaya.

Lo único que hacía mientras esperaba a que volviera, era acariciarme la panza para calmar parte de mis nervios. Sentía que cada vez estaba más cerca de la verdad, que faltaba muy poco para poder palparla y abrazarla por completo. Y que fuera quien fuera, los haría pagar con la muerte por matar a mi madre y a mi prima.

Llegue al lugar donde había escondido a Amaya y completamente cansado, no físicamente sino más bien cansado moralmente, detestaba tener que matar con mis propias manos, pues normalmente eran mis criaturas las que se encargaban de hacer el trabajo sucio.

Tan solo al llegar deje caer la espada y todo lo que llevaba conmigo y me recoste en el sillón, no sabia si ella me había esperado despierta, pero en ese momento no podía pensar en otra cosa mas que darme un baño e irme a dormir.

Apenas escuché que entró, me fui a verlo. Llevé una sábana conmigo.

— ¿Te encuentras bien?— Era una pregunta molesta, pero debía hacerla. Las manos me temblaban ligeramente — Si quieres te preparo algo… o te preparo la cama…lo siento — Agaché la cabeza, aunque lo tapé con la sábana.