۩ღ Acacia Amarilla ღ۩ [Privado , Evil-Dog]

—Tengo otras cosas en que pensar, en que preocuparme y que hacer como para cansarme y tirarme a dormir. No hay tiempo para estar cansada… y mucho menos para descansar — Fui en busca de mi ropa.

-"Tienes que tomar en cuenta que ahora que estas embarazada tienes que preocuparte mas por tu salud..."- no quería decirle como tenia que hacer las cosas, pero a veces parecía que se le olvidaba que ya no podía malpasarse como lo hacia antes. -"Oye ya que estas ahí me pasas mis pantalones?"-

—Si , es cierto…Aun así no creo que unos cuantos días le hagan daño al bebé— Le alcancé la prenda sin mirarlo y terminé de colocarme el vestido que tenía estampado de rosas rosadas.

-"Al menos estas comiendo bien? verdad?"- me puse los pantalones y las botas y fui a donde estaba ella y la abreze por la espalda -"Sabes, se me ocurrió algo... si tuviéramos mas sexo probablemente acabarías mas cansada y así dormirías un poco mas"- le dije bromeando

—Claro que lo estoy haciendo —Luego escuché su otro comentario. Solo atiné a darle un codazo en el estómago y alejarme. Había veces que podía ser un tanto arisca — NO —Contesté solamente.

Empece a reírme con el modo en el que había respondido... me sobe el estomago para aliviar el dolor pero cuando vi mi mano esta estaba llena de sangre, mira hacia los lados buscando a Amaya pero ya no me encontraba en la misma habitación, sino en el mismo lugar donde había tenido esos sueños. Estaba tendido en el suelo, al final de un gran rastro de sangre... y mi viente parecía como si acabara de ser atravesado por un objeto afilado. cuando volví en mi estaba de vuelta en la habitación con Amaya, en el suelo... había sido todo una alucinación.

Ignorante de lo que había sucedido, solo me dediqué a seguir arreglándome. Como no había nadie que me peinara, me dejaba el pelo suelto.
Terminé de colocarme la amatista que había comprado en mi cumpleaños en el cuello , la piedra que colocaría en el cuello de mi hijo al nacer como regalo de mi parte.

Me arrastre a la pared mas cercana y me recargue sobre la pared, entonces las alucinaciones volvieron, esta vez estaba recargado en la pared al final de ese rastro de sangre, pero ahora una silueta se acercaba a mi arrastrando una espada... la espada sagrada. Al principio no podía reconocerlo, pero una vez que estuvo cerca pude identificarlo perfectamente, era el escultor del palacio, una vez que me alcanza: tomaba la espada y me remataba con ella, clavandola en mi corazón.

jamas había tenido una alucinación tan real, mis sueños sobre eso nunca habían sido mas que eso, sueños... pero esta era diferente, esta se sentía completamente real. Cuando al fin volví en mi empece a convulsionar, incapaz de buscar ayuda o siquiera pedirla.

Me di la vuelta para decirle que ya estaba lista, hasta que vi lo que estaba pasando. Traté de no entrar en pánico para no hacer estupideces, pero no sabía qué hacer.
Me acerqué para contenerlo y lo senté con todas mis fuerzas. Saqué un pañuelo que por costumbre llevaba siempre conmigo y se lo metí en la boca para que no se mordiera la lengua.

Cuando pasaon las convulsiones y volví en mi me di cuenta que Amaya estaba conmigo, algo preocupada al parecer. trate de decirle algo para que se calmara pero no pude, después perdí el conocimiento otros 5 minutos.

Cuando al fin me repuse por completo tome mi mano y acaricie su rostro, no pude decirle nada, no sabia que decir.

—Olvídate de salir hoy. Lo que vas a hacer será acostarte y quedarte allí ¿Me oyes? Yo te ayudaré a levantarte— Aunque no sabría ni como lo iba a atender puesto que yo no sabía hacer absolutamente nada , ni siquiera hacer una cama.

-"tengo muchas cosas que hacer como para dormir"- me levante como pude -"ya dormiré cuando este muerto"-

Termine de vestirme y me senté en la cama a reflexionar un poco, las alucinaciones nunca habían sido tan agresivas, tenia que irme de ahi pronto, por mi bien y por el de Amaya tenia que salir esa misma tarde.

—No seas terco. Debes hacerlo por tu bien— Me acerqué lentamente y muy preocupada. No entendía nada y sabía que algo pasaba dentro de su cabeza.

-"Es raro... creo haberte dicho algo similar hace unos minutos"- Me lleva las manos a las cienes y voltee a verla -"Mira entiendo que te preocupes pero no puedo dejar pasar otro día, así que me quedare una hora y nada mas, si?"-

Como vi que por más que le dijera algo y le insistiera , desistí de llevarle la contraria y acepté aquellas palabras.

—Bien. Pero me quedaré a tu lado para asegurarme de que no harás ninguna estupidez durante esta hora.

Y eso hice, a pesar de que un sueño demoledor comenzó a invadirme después de unos cuantos minutos.

Me recosté en la cama esperando que ella hiciera lo mismo, pues parecía que estaba a punto de quedarse dormida.

-"Si quieres dormir un poco esta bien, no me iré sin ti... no otra vez"-

—Está bien… confío plenamente en ti— Me saqué los zapatos y me recosté a un lado, apoyé la cabeza en su hombro y empecé a debatir si quedarme dormida o no. Pero bueno… no hace falta aclarar que soy bastante dormilona y caigo rápidamente ante el sueño.

Transcurrieron los minutos para dar paso a las horas, durante todo ese tiempo me quede reflexionando sobre aquellas visiones, sobre como podría evitarlas... descartando opciones me quede con solo dos alternativas viables... llevarme a Amaya para ya no volver... o matar al escultor antes de que el me matara a mi.

-"Si lo hiciera, ella jamas me lo perdonaría"- dije en voz baja

Pero que posibilidad había de que eso fuera realmente una premonición y no solo un mal sueño? aunque el hecho de que la primera parte del sueño era algo recurrente me hacia sospechar que podría ser realmente una profecía de un futuro posible.

el siguiente par de horas me la pase acariciando su cabello y tarareando la misma cancion (Burried alive/Rise the dead de Venom)

El rey envió otra carta, bastante diferente a las usuales, en que esta vez mostraba su plena confianza en Amaya y le preguntaba algo muy delicado e íntimo, como pidiendo su consejo. Y eso era realmente extraño, pero tal vez no tanto, que se mostrara más abierto frente a su hija, dado que esta había sido bastante chantajista al respecto con sus sentimientos.
La consulta era lo siguiente: “¿A quién propones como nuevo Duque, Amaya? Ya no tengo confianza en nadie más que en ti…”

Y así terminaba la carta.

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Al despertar, me desperecé.

—¿Todo bien?—Pregunté aun refregándome los ojos. Sentí como su hubiera dormido todo el día.

-"Todo bien, si no tomamos en cuenta que se me durmió el brazo"- le dije sonriendo.

—Perdón— Volví a ponerme los zapatos— ¿Listo para irnos?

—El rey está más accesible ahora con todo lo que le ha pasado. Lo mejor es que yo vaya, las cosas serán más fáciles con mi presencia.