۩ღ Acacia Amarilla ღ۩ [Privado , Evil-Dog]

-Como quieres que descanse si no vienes a dormir-

Fue entonces cuando trato sentarse sobre el respaldo de la cama que se dio cuenta que algo estaba mal, un dolor punzante le vino de la pierna cuando trató de moverla. Se quito el grueso cobertor de encima y se dio cuenta de la verdad cuando vio que en donde debía estar su pierna ahora haabia un muñón envuelto a la altura de la rodilla.

-No... No, NO! NO PUEDE SER CIERTO!!!- Empezó a llorar comió un niño cuando vio lo que le había pasado. Sujeto la mano de Amaya con fuerza, no podía creer lo que estaba pasando.

La impresión fue tanta que nuevamente comenzó a agitarse y a sudar, sentía que se hiperventilaba y que los pulmones le iban a explotar en cualquier momento.

Cerró muy fuerte los ojos cuando empezó a gritar y llorar. Eso causó que ella también comenzara a lagrimear, pero en un silencio sepulcral. Se estaba deshaciendo en vida.

Lo abrazó inmediatamente para tratar de calmarlo, aun así si eso fuera inútil en aquel momento. Nada de lo que le dijera iba a servir, nada de lo que hiciera lo consolaría. Pero quería demostrarle que ella estaría siempre, en las buenas y en las malas, tal y como lo había prometido el día de su improvisada boda.

En cuanto se durmiera/lo durmieran/desmayara, iría a buscar a los prisioneros… y más vale que Dios se apiadara de sus almas, porque ella no lo iba a hacer. Si bien tiempo atrás juró no buscar venganza en el nombre de su esposo, simplemente no podía… No, no debía quedarse de brazos cruzados una vez más.

Lloro desconsoladamente durante casi veinte minutos antes de poder tranquilizarse un poco. Nunca habla sido machista, pero al verse en tal condición no podía evitar sentirse menos hombre que antes, ya nunca podría volver a correr, o montar a caballo, Serian pocas las cosas que podría hacer sin ayuda, solo seria un estorbo, un inútil intento de hombre.

Fue hasta después que pensó en Amaya, Como podría ella amarlo así? Ya no le servía para nada, ni como hombre, ni como guerrero, mucho menos como esposo.

"Hubiera preferido haber muerto" fue lo que se decía una y otra vez en su mente.

Fuera de la habitación estaba el rey, que estaba completamente al tanto de la situación, en sus manos llevaba una caja de madera bastante grande y esperaba ansioso que le avisaran cuando su cuñado despertara. Cuando escucho los gritos supo que ya estaba conciente pero no se atrevo a entrar, solo esperaría a que Amaya saliera.

Apretó el abrazo, tratando de no lastimarlo más de lo que estaba. Esa situación estaba siendo eterna.

—Te amo, te adoro tanto… Daría lo que fuera por ti. Haría lo que sea por tu causa… ¡Cualquier cosa! — Exclamó desconsolada. Le daba besitos en la frente, como una madre a un hijo que trata de aminorar su dolor cuando se lastima.
Si pudiera ella estar en su lugar padeciendo aquello, aceptaría gustosa.

¡Porqué todo debía ser tan injusto? Todo el mundo que trataba de construir se desmoronaba de manera trágica...

Antes de que pudiera responderle algo, fue interrumpido por el crujir de la puerta abriéndose.

sin decir absolutamente nada el rey entro casi de un salto a la habitación con la dichosa caja bajo el brazo.

-Ejem... Perdón por interrumpir así, pero es que no pude esperar mas.

>>Se que no es un buen momento, pero quería dar mis mas sinceras disculpas, lo que paso esta tarde fue completamente mi culpa, esos renegados no debieron acercarse tanto y es por eso que vengo a darte esto... Se que no compensa nada ni mucho menos, pero estoy seguro que les será de gran utilidad-

Extendió sus brazos y le dejo la caja sobre la cama.

-La hice justo después de enterarme de lo ocurrido... Bueno, realmente no la hice, la mande a... Bueno ya saben-

Dicho eso el rey se retiro d la misma forma que había llegado, sin decir nada mas y casi dando un salto.

Dentro de la caja había una especie de prótesis, la cual estaba hecha con la misma bota que había perdido junto con la pierna. Y acompañandola venia tambien una especie de bastón, el cual tenia una cabeza de lobo hecha de plata como empuñadura, la cual podía sacarse para empuñar una hoja oculta.

Pero por que le daba eso ahora? La herida aun no había cerrado, por lo que si trataba de usarla acabaría por lastimarse mas. Pero el rey no era ningún tonto, sabia que Andreas podia llegar a extremadamente terco cuando de su orgullo se trataba, y en ese momento rescatar su orgullo era lo que necesitaba.

Y no estaba equivocado, dejo de ver aquella prótesis y se la dio a Amaya.

-Ayúdame a ponermela- fue lo que le dijo, y no aceptaría una negativa por respuesta.

—Lo que fuera…— Repitió en voz baja y lo ayudó a pesar de las consecuencias que podría traerle.
Se sentía tan miserable por haber permitido y dado la oportunidad para que eso sucediera… Seguía siendo una niña tonta después de todo. Una gran egoísta.
No podía parar de pensar en cómo se sentiría él. ¿La odiaría? Quién sabe…

-Lo que tenga que hacer de aqui a partir de aquí tengo que hacerlo solo, no importa cuan difícil sea, tienes que dejarme andar sin ayuda-

Se puso la prótesis lo mas apretada posible y se la fajo con la bastilla de pantalón de modo que se viera lo mas natural posible

Su sentido común le debía que aquello era una tontería, que aun no era tiempo y que debía esperar a que su herida sanara, pero su orgullo le debía todo lo contrario, no debía permitirse que le vieran debil.

Tomo el bastón e hizo un esfuerzo por levantarse, llevando a estar de pie por dos segundos antes de que sus rodillas cedieran por el dolor.

Amaya quería pararse, gritarle que la terminara, que se pusiera a descansar de una vez y se dejara de forzar su cuerpo. Pero no, no tuvo el valor, o más bien no se atrevió a llevarle la contraria, pues tenía que comprenderlo… si ella estuviera así, tal vez se pondría igual de cabezota y persistiría hasta el fin.
Verlo así le partía el corazón en pedazos; quería que disfrutara de la vida, con o sin ella a su lado, que superara todas las dificultades y fuera feliz.

Se apretó las manos hasta que estas se pusieron blancas, reprimiendo con un esfuerzo sobrehumano sus impulsos.
De repente, sintió que algo tibio descendía de en medio de sus piernas, como orín… pero no era orín. Era sangre. Se acomodó con las piernas de tal manera que no se le veía nada, conteniendo el líquido para que no saliera de golpe. Le dolía su vientre, que estaba duro como piedra.
Sin embargo, su rostro no expresaba dolor físico, sino emocional. Prefirió callarse la boca.

(Gali si matas a otro de mis hijos te juro que dejo el rol otra semana, así que toma esa sangre y metela en tu vagina de nuevo >:C, ok no xD, pero enserio no mates a otro de mis hijos D: )

___

-Mierda!- dijo mientras trataba de ponerse de pie. -Por que es tan difícil?-

Sin darse cuenta tomo su apariencia de inquisidor, clavo sus garras en la mesa y se puso de pie con suma facilidad, pues para su sorpresa, su pierna había vuelto a aparecer completa.

Se quito la bota y ahí estaba, su piel era oscura como la del resto de su cuerpo cuando tomaba esa forma, pero ahí estaba.

(¡Pero pará! ¡Bajá un cambio! Dejame escribir la idea por lo menos xDDDD)


Comenzó a sentirse tan mal que su vista no tardó en ponerse borrosa. Por un momento se le nublaron los sentidos, tanto que ni cuenta se dio de lo que había sucedido.
Se paró de repente, con las piernas temblorosas y se escapó hacia afuera, dejando un rastro de gotas de sangre en el suelo. Su ropa estaba toda manchada, se había teñido de carmesí.

“No debo preocuparlo” Era lo único que podía pensar.

Fue agarrándose de las paredes, hasta que su respiración se agitó para luego ponerse mucho más lenta.

—Amaya, ¿Cómo está? — Morgana no terminó de articular la oración que esta se desplomó hacia delante, desmayada, cayéndose de cara al suelo— ¡Mierda! ¡Un médico! — También contempló el camino de sangre que había dejado tras ella.

Cuando despertó, solo podía ver figuras borrosas. Cuando todo se tornó más nítido, pudo ver una vela encendida y el súcubo sentada a su lado en una silla, con los brazos cruzados al igual que las piernas y haciendo círculos con el pie en el aire.

— ¿Sabes? En mi época, cuando había guerra, las niñas nos quedábamos en casa tocando la cítara o el laúd.

La pregunta era…cual de todas las épocas que vivió. ¡Y que no era una niña!

—Según el médico, debes hacer mucho reposo. Tú ya debes ir sabiendo que los primeros tres meses de embarazo son los más delicados y riesgosos.

Amaya se reincorporó de golpe.

— ¡Mi esposo! — Exclamó. Aunque se sujetó la panza por el dolor agudo que sintió — No puedo quedarme aquí, debo ir a ayudarlo…

Morgana comenzó a reírse.

—Querida, con el bultito que tienes formándose ahí en tus entrañas no vas a poder ni siquiera pararte por un buen tiempo. Casi te desangras. Demasiado estrés. Tienes que estar tranquila.

— ¿Cómo pretendes que esté tranquila! ¡DIME!

—Si no lo haces por ti, entonces hazlo por tu hijo. De otro modo, un esfuerzo de más y adiós niño.

Tenía razón… ¿Pero como haría? ¿Cómo!
Agachó la cabeza. Esperaba que no se hubiera enterado.

(Solo dicia... C: )

No entendía que diablos estaba pasando, cuando tomaba la forma de inquisidor la pierna regresaba, pero cuando volvía a su apariencia humana esta desaparecía de nuevo.

Fue inmediatamente hasta donde estaba el espejo mas cercano y comenzó a gritarle a si reflejo, esperando que aquel espíritu que decía ser El de otra realidad apareciera.

-Que diablos me pasa!, dímelo!-

Su reflejo pronto comenzó a moverse disparejamente a sus movimientos.

-Aun no lo entiendes tonto? Tu no perdiste la pierna... Tu disfraz de hombre lo hizo... Idiota-

Dio un par de pasos hacia atrás y se sento sobre el retrete.

-Entonces... No es mi pierna?-

-No... Ni tu pierna, ni siquiera es un cuerpo real... Por eso Amaya tardo tanto en quedar embarazada, no fue hasta aquella vez que por un momento tomaste la apariencia de inquisidor mientras te revolcabas con ella que pudiste hacerle un hijo... Como sea, si fuera tu... Y lo soy... Trataría de cuidar mas ese disfraz, Si lo destruyes tendrás que ir como el demonio que eres todo el día... las heridas pequeñas pueden sanar, pero si pierdes un brazo o en tu caso; una pierna, esta no regresara-

Dejo de hablar con su reflejo y tomo de vuelta su maltrecha apariencia humana, cogió el bastón y con esfuerzo salió de la habitación buscando a Amaya para explicarle lo que estaba pasando.

Fue hasta la habitación en la que se encontraba con Morgana y cerro la puerta.

-Amaya... Yo... Que te paso?-

Amaya desvió la mirada y se tapó la cara con la sábana. No respondió nada.

—Debe hacer reposo. Le dio una hemorragia, se desmayó y casi pierde al niño. Si hace un esfuerzo de más y sigue tensionada, el médico no asegura que ese bebé sobreviva… —Respondió por ella al ver que esta no iba a decir nada.

—Te odio— Le dijo a Morgana, destapándose los ojos, pero no el resto de la cara.

—Como sea, princesita, debo ir a curarme los ojos. La luz se está yendo de ellos.

Se fue y los dejó solos.

Fue hacia la cama y se santo junto a Ella.

-Ella no esta mintiendo cierto? De verdad esta en peligro nuestro bebe-

Le quito la sabana que le cubría la cara y le beso la mejilla.

-Se que las cosas se empiezan a complicar, pero te aseguro que no son tan negras como parecen-

Se recosto a su costado y le explico lo que habia descubierto.

-Se que no será lo mismo desde ahora, pero esto no cambiara nada de lo que de verdad importa, los planes serán los mismos que antes, recuperaremos las tierras, buscaremos a loa oscuros y enviaremos a Malebolge al fondo del abismo... Luego nos retiraremos y tendremos un montón de bebes mas-

Sintió un alivio enorme cuando le contó aquello. De todos modos, aun seguía muy preocupada.

— ¿Y ahora que haremos…? Tú estás así, yo no puedo hacer más esfuerzos y en unas horas hay que ir a recuperar ese palacio. No puedo quedarme de brazos cruzados, pero tampoco debo levantarme de aquí hasta dentro de un buen tiempo hasta el peligro desaparezca — Y no esperaría a que pasara el tercer mes para eso. No retrasaría todos los planes por sus problemas de salud. Qué terca era — Encima no creo que Morgana pueda ir, la atacaron con una daga bendecida en los ojos y si no fuera por una solución, estaría ciega. Aunque pierde la visión a las pocas horas de haberse limpiado.
>>En este momento nos necesitamos entre todos y mira...


Todo estaba saliendo mal. Maldita mala suerte.

Se quedo en silencio un momento y empezó a pensar.

Al cabo de un par de minutos algo le llego a la cabeza.

-Recuerdas lo que paso cuando le dispararon a la pólvora? Solo basto una pequeña chispa para hacer volar toda la reserva... Y ellos tienen mucha pólvora dentro del palacio.-

>>Si logramos hacer volar esa pólvora se quedaran sin armas... Aunque al hacer esto probablemente se destruya también una parte del palacio, pero al no tener una fuente de recursos que los abastezca para seguir la lucha acabaríamos con esta guerra ese en ese momento.-

—Pobre palacio… tan bello y lleno de historia y destruido de esa manera. Pero si no queda otra… — Tendría que ocuparse de la reconstrucción después y quién sabe cuánto saldría eso.
Suspiró pesadamente y lo miró — No me vuelvas a asustar de esa manera. Moriría si te llegara a suceder otra cosa aun peor. ¿Qué sería de nosotras si nos faltaras…? — Pensaba en Eli e Isa. Abrió el relicario que le colgaba del cuello y observó las pequeñas pinturas de sus bebés.

-No me gusta darte esos sustos, sobre todo ahora con la pequeña liz en camino... Solo preocúpate por recuperarte.-

Se metió bajo la sabana y le paso el brazo por detrás de la cabeza, como si la fuera a dormir.

-He pensado mucho en la pelea que tuvimos la otra noche... Me di cuenta de que fui un idealista al pensar que podíamos componer esto sin provocar tanta muerte, pero ahora me doy fue.ta de que esto no puede hacerse de otra manera, los hombres que hicieron esto son muy peligrosos para mantenerlos vivos.-

—Es que… sí, si fuera por mí me sentaría a hablar y a hacer tratados de paz, hacerlos cumplir de alguna manera en la que no se recurra a la violencia y se acabó el asunto. Pero si la otra parte no aporta, eso ya no depende de mí. Me duele mucho tener que hacer esto, no me gusta para nada, pero es una obligación — Se acurrucó en él— Algún día las cosas mejorarán, lo sé… tengo la esperanza en que llegará un punto en que si hay un conflicto nunca más se usará la fuerza y si la cordialidad, la empatía y el respeto.

Entrecerró los ojos.

-Pero hasta entonces...-

Paso la noche ahí para asegurarse de que no trataría de hacer algo que le hiciera sobrepasarse con el esfuerzo.

La mañana siguiente se desperto temprano con el ruido de los disparos que se escuchaban a la lejanía. Despertó a su esposa Amaya y se preparo para ir a hablar con el rey, pero para su sorpresa, para antes de que este intentara ponerse de pie la puerta se abrió, entrando por ella no solo su cuñado, también Morgana, los oficiales de alto rango, estrategas, algunos soldados de Yellow del sur que habian permanecido leales a la corona, también un par de mesas y un grupo de mujeres con el desayuno para todos. La habitación tendría cuando mucho unos veinte metros cuadrados, por lo que después de montar las mesas aquel grupo tuvo que acomodarse alrededor de la cama, apretados como sardinas enlatadas.

— ¿Pero qué…?— Amaya no había terminado de espabilarse que vio a toda esa gente metida.

—Ya cállate princesa embarazada y come un poco, que estás demasiado delgada como para tener una bola de tejidos creciendo debajo de tu ombligo — Morgana le metió un pedazo de pan en la boca.

Cuando terminó de tragar, alzó la ceja.

—Por Dios, que pareces una abuela— Murmuró. Aun estaba confundida.

-Una abuela bastante atractiva debo decir...-

Se sento en han de las mesas y empezó a servirse en un plato de las bandejas que habían traído.

-Bueno, espero que no pretendan dejarme comer solo... Eso no seria nada educado por su parte-

El resto de hombres también se sento junto con El y empezaron a imitarle, haciendo de ese pequeño cuarto un ruidoso comedor.

-No íbamos a hablar de la operación del palacio?- pregunto uno de los hombres, que como la mayoría no entendía que diablos estaba pasando.

-Claro... Después de desayunar- le respondió y sitio como si nada.

Morgana tan solo sonrió.
Amaya se preguntaba cuando esos dos dejarían de coquetearse y terminaran enrollándose de una vez por todas para no tener que oírlos de vez en cuando tirarse los perros como dos pubertos.
Esta vez alzó la otra ceja, quedando ambas hacia arriba.

—Y no estoy flaca. Lo que pasa es que a ti lo que ingieres se te va a las tetas — Se cruzó de brazos. Y lo que precisamente ingería ese ser no eran vegetales y carne de vaca…

—Eso es jugar sucio, niña. Pero haré de cuenta que fue un halago — Se dedicó a esperar a que todos terminaran de comer.

—Por cierto… ¿Y tus ojos?

—Bellos como siempre— Hizo un gesto con la mano, como diciéndole que no se preocupara.

-Lo que daría por que a la pobre Aurora le crecieran...- dijo el rey cuando termino con su plato. -De que estábamos hablando? Ah si... La operación, alguna idea?-

Las ideas empezaron a surgir, todos los hombres empezaron a discutir por cual debían escojer, aunque cada una era tan alocada como la otra, y todas ellas apuntaban a una desgantante guerra de trincheras.

Parecía ser que eso era definitivo…

—Puedo infiltrarme sin que nadie se dé cuenta— Mencionó Morgana con los brazos cruzados y los ojos cerrados, meditando— Encontrar los suministros de pólvora que estén usando, encenderlos y ¡BOOM!— Hizo un gesto con los brazos y sonrió — Crear una abertura en su formación. Eso los alterará y mucho de ellos vendrán a buscarme — Abrió un ojo y ojeó con discreción a Amaya — A menos que alguien se oponga a que haga un total desastre.

Amaya tragó duro.

—No hace falta ni que me lo consultes... — Le respondió, resignada.

Alguien preguntó como se suponía que Morgana hiciera eso sola.

—Así— Y metió la mano en la pared, como si estuviera penetrando gelatina. Era obvio que podía traspasar paredes y además… aparecerse a su antojo donde quisiera. De un segundo a otro estaba detrás del que había formulado la pregunta - Bu - Le susurró al oído.

-Ya había pensado en hacer algo así... Mi golem esta hueco por dentro, podría enviarlo a que esparza la pólvora por todo el palacio, asi no solo acabariamos con la reserva principal, sino con las reservas pequeñas que estan distribuidas por todo el edificio, así la explosión habarcaria mas espacio.-

Sabia que al hacer esto la explosión seria menos intensa, lo cual provocaria que los daños fueran superficiales solamente.

-Me gustan sus ideas- Dijo el rey. -Hagan ambas, si alguna resulta enviare a mis tropas para que hagan el resto y recuperen el palacio.-