۩ღ Acacia Amarilla ღ۩ [Privado , Evil-Dog]

-Cálmate!, Poniéndote como loca no vas a lograr nada... Las predicciones de Iggdrasil no siempre son precisas, y tampoco te dijo cuando iba a pasar todo esto... trata de acomodar tus pensamientos y luego decidimos que hacer.-

___

-Ya los encontre- Dijo Marcus mientras se acercaba, ahora con los pantalones puestos.

___

Sonreía al ver a su dulce Amaya de tan buen humor, anhelaba poder tenerla así todos los días, poder despertar a su lado, pasar los días con sus hijas y reservar las noches solo para ella, no importaba nada mas, ese era su único intensivo, y la única razón por la que debía irse ese mismo día y acabar la guerra lo antes posible.

Con sus manos despejo su rostro con suavidad, recogiendo su cabello hacia un lado y dejando su rostro completamente descubierto, admirando esos grandes ojos hechizantes, solo para después descubrir de sus hombros las tiras de su camisón.

-Como lo haremos esta vez?- Pregunto antes de continuar.

— ¡Yo sé lo que tengo que hacer! ¡Y eso es irme ahora mismo! No importa cuando suceda… tengo que decírselo lo antes posible. O sino… Amaya, mi pobre Carrigan… Eli…— Agachó la cabeza.

--

—Bueno, no se vino el fin del mundo, pero puede venir cuando yo pueda aprender algo. Ahí lloverá leche del cielo o vendrá el Armagedón, una de dos.
>>Ahora díganme… ¿Quién las mandó?

—Papá— Dijeron las dos al unísono.

--

—No sé… ¿Cómo quieres hacerlo tú?— Se lo preguntaba con cierto humor, pues recordó que cuando eran recién casados, él se quejaba que nunca podía hacerlo a su modo con ella.

-Volveremos los dos... y veremos que es lo que podemos hacer para evitar que eso suceda- Dijo con voz apacible, tratando de calmarla.

-Antes tenemos que saber como y cuando va a pasar... y solo ella puede decirnoslo, si queremos evitarlo tenemos que saber primero que es lo que va a pasar... así que por favor, te lo pido de nuevo, cálmate-

___

-Sera una venganza por el ruido de anoche... no es asi-

Marcus estaba aun exhasuto, no tenia planeado levantarse ese dia, sino quedarse en cama con Lucifenia hasta la tarde.

___

-Como yo quiera?-

Sonrio al escuchar eso

-Que sea justo aqui... solo recuéstate de lado y déjame hacer el trabajo a mi-

Le seguían sudando y temblando las manos, pero terminó por acceder. Guardó silencio y agachó la cabeza. Tal vez quería evitar lo inevitable, tal vez Amaya no la escucharía, quién sabe. Pero ella haría todo lo que estuviera a su alcance, porque amaba mucho a esa mujer, esa mujer que tuvo piedad cuando ella tiempo atrás había querido matarla junto con Eli. Otra vez, las vueltas de la vida.

—Está bien. — Se resignó y respiró hondo.

--

—Nosotras no escuchamos nada, estábamos durmiendo. — Elizabeth sonrió — También nos dijo que tenemos que molestarlos todo el tiempo.

--

Se preguntaba que sorpresas estaba a punto de darle… Así que se puso de costado. Dentro de unos meses ya no podría hacer eso, por el tamaño de su vientre.

-Entonces volvamos a la tienda, aun tengo algunas preguntas que hacerle a la bruja-

Quería que se calmara a como diera lugar, luego de eso probablemente irían de vuelta directamente a buscar a Amaya, pero antes tenían que disipar todas las dudas.

Volvieron al interior de la tienda, la bruja seguía donde mismo, haciendo sus cálculos y escribiendo en el pergamino.

-Ah, ya estan de vuela...-

___

-Entonces si es una venganza...- Agrego resignado mientras se frotaba los ojos con somnolencia.

___

-No se cuanto tiempo me ausentare esta ves, pero quiero llevarme una imagen detallada de ti para ver cuanto has cambiado el día que regrese, de tus aromas y la suave caricia de tu piel...-

Se acomodo detras de ella, metio la cabeza bajo su brazo y su mano entre sus piernas, acariciandola antes de empezar,

Morgana se mantuvo silenciosa. Esta vez no pensaba interrumpir y perder la cabeza… pero es que cuando se trataba de las personas que le importaban y que estas estaban al filo de la muerte, a un momento de perderlas para el resto de la eternidad antes de tiempo, perdía los estribos demasiado fácil. Le costaba contenerse una barbaridad.
Llevó las manos detrás de la espalda, apretándoselas con ansiedad y clavándose las uñas en la piel.

--

— ¿Qué es venganza, tía Lucy? — Preguntó Isa.

—Oh bueno. El tío Marcus lo mencionó, así que le toca a él explicarlo — Se cubrió con la sábana hasta la cabeza y se preparó para dormitar.

Las dos esperaban una respuesta.

--

Y como era de esperarse , entrecerró los ojos y empezó a avergonzarse un poco por eso, poniéndose roja otra vez , como todas las innumerables veces que lo habían hecho.

-Vamos al grano... queremos parar a Malebolge.- Dijo Archimonde en un tono firme.

-El sera detenido y vencido en su debido momento... probablemente... los engranes se mueven por voluntad de ambas partes, esa batalla final va a darse a como de lugar, y eso no pueden evitarlo.-

___

-La venganza es... bueno, es cuando alguien hace algo que te molesta o te daña, y para quedar iguales tu haces algo que moleste o dañe a esa persona, Anoche tu padre quizás no durmió bien por nuestra culpa, por eso las envió a ustedes para que no nos dejen dormir tampoco... no es así querida?- Dijo para luego darle un tirón a la sabana en la que estaba enrollada y descubrirla antes de que durmiera.

___

-Aun te pones así cuando te toco... como la chiquilla enamorada que eras cuando nos casamos... pero no me molesta, de heco espero que no dejes de hacerlo nunca-

— ¿Qué será de Amaya?— Le preguntó sin rodeos también. Amaya, si tendría que entrar en combate, podría perder al bebé que estaba gestando. Eso le comía la cabeza. — ¿Qué puede hacer ella?— Volvió a formular otra pregunta. Ya había manifestado ciertas habilidades en aquella batalla contra la reina del Este. Tal vez si podía saber más a fondo de lo que era capaz, podría serle de guía.

--

—Púdrete— Le respondió Lucifenia, un poco ofendida de que intentara desenvolverla como un regalo. No quería levantarse, de lo contrario tendría que dedicarle una tarde completa a su embellecimiento personal. Y a desenredar su cabello.

--

—Ten por seguro de que nunca podré dejar de hacerlo— Apretó los labios , mordiéndose el labio inferior , aun avergonzada , humedeciéndolos con sensualidad.

-Amaya? la inquisidora?- Se tomo un momento para pensar. -No mucho... se supone que la inquisidora debe destruir al los oscuros antes de ser consumidos, para eso son creadas... Pero ella se ha aliado contigo y con el otro, ahora mismo esta esperando un hijo de él... que contradictorio- Todo esto lo decia con un insoportable tono neutro, como si no le importara.

___

-Tus sobrinas no tienen intención de dejarnos dormir... y eso nos incumbe a los dos.-

___

No pudo evitar reír disimuladamente con eso, verla sonrojarse asi era la muestra que necesitaba para saber que lo estaba haciendo bien.

Dejo de acariciarla y se acomodo sobre ella, metiéndose entre sus piernas mientras la sujetaba de la cadera, teniendo cuidado de no aplastar al bebe que se formaba en su vientre,

Morgana siquiera frunció el seño. Ignoró por completo el tono neutro aquel, de lo contrario volvería a desesperarse y romper todo como una niña pequeña y caprichosa.  

—Porque ella siquiera sabe que su esposo es lo que es…  Y porque su personalidad es demasiado bondadosa. De lo contrario yo no estaría viva.

--

Abrió los ojos.

—Está bien. Pueden dormir conmigo. Y el tío Marcus irá a buscarnos algo para comer ¿Qué tal, eh? — Sonrió y antes que las niñas pudieran responder, las agarró a ambas con un brazo y las acurrucó contra su pecho, casi asfixiándolas con sus senos.

--

Comenzó a gemir con suavidad, a un bajo volumen. No es que quisiera hacerse la delicada, solo que el momento no era salvaje, sino más bien suave y romántico.

-Aun si lo supiera...- Agrego -Que crees que pasaría? Lo mataría en el instante? lo pensaría antes de hacerlo? improbable... no lo haría... no lo hizo contigo aun después de saber lo que eras, y no lo hará con él-

___

-Me parece un terrible plan... por que mejor no van ellas a pedir amablemente a la cocina que nos envíen algo mientras yo tomo su lugar?-

___

Mientras lo hacia apoyaba la cabeza sobre el hombro de su esposa, exhalando e inhalando con fuerza cerca del oido de esta, quería que lo escuchara y quería escucharla también, no eran palabras lo que buscaba, era el dulce gemido que salia de ella cuando le hacia ele amor, queria recordarlo bien.

Tenía razón.

—Es cierto. También es una terca imposible. Pero… nunca se sabe que es lo que es capaz de hacer esa mujer.

Tal vez terminaría matándola a ella en un ataque de rabia en cuanto le fuera a contar toda la verdad. Pero no le importaba... tenía que decírselo sí o sí. Tenía prisa.

--

—Porque tú eres el hombre aquí y eres el primero que debe moverse ante las necesidades de su esposa. Así que, ¡Ya! ¡Vete! ¡fush fush! — Hizo un gesto con la mano para que comenzara a vestirse y se fuera por aquella puerta.

--

Ciertamente eso la volvía loca y terminaba por erotizarla aun más. Arrimó la boca a su oído , para que escuchara bien ese sonido que indicaba bien lo que estaba sucediéndole , no solo físicamente , sino los sentimientos sinceros que tenía por dentro para con él.

-En parte es cierto... mis poderes no me permiten calcular lo que pasara cuando el momento llegue, mi pergamino casi se termina, lo que pase después esta fuera de mi alcance, pero una cosa es segura... eso va a pasar.-

___

Anoche me hubieras cortado la cabeza si se me ocurría dejarte por lo menos un minuto para ir a buscar algo de comer- Dijo de mala gana mientras buscaba algo que ponerse. Cuando paso frente al espejo pudo darse cuenta de que en el cuello estaban marcados los chupetes que le había dejado la noche anterior, que no eran pocos.

___

-Vamos... Dámelo- Dijo en voz baja.

Esperaba impaciente, el gemir de su clímax, el aliento lleno de pasión que escapaba de ella cuando sus músculos se contraían, eso era lo que buscaba, no se iria sin eso.

Morgana suspiró.

—Siento el golpe. Fue un impulso.

Fue lo último que dijo antes de retirarse a tomar un poco de aire. Si al principio se sentía abrumada, ahora lo estaba aun más.  

--

—Estábamos en otras circunstancias en ese momento. No daba para interrumpirlas. Lo sabes muy bien. No me salgas con Domingo siete.

Siguió hablando sin abrir los ojos.

--

Y finalmente terminó por hacerlo, terminó por largar ese gemido tan esperado.
Ahora lo único que quería era mirarlo a los ojos y darle un beso.

-No es como si de verdad pudieras hacerle daño... no creo que le moleste- Dijo Archimonde al salir de la tienda, detrás de ella.

___

No le responio nada a lo que habia dicho, ni siquiera la escucho, estaba muy cansado como para si quiera prestar atencion, llevaba dos noches sin dormir bien y las ojeras eran evidentes, solo fue directo a la cocina a pedir el desayuno para ellas y luego regreso a su -habitacion de soltero- a tirarse en la cama dormir un poco.

___

Sonreia triunfante por haberlo conseguido, un recuerdo de ella que le serviria de consuelo durante las noches solitarias hasta el dia que volviera a tenerla en sus brazos. Salio de entre sus partes y se acomodo a su lado, aun con la cabeza sobre su hombro, contemplando su pecho agitado.

Alzo la mirada hacia su cuello, luego su rostro, sus mejillas sonrojadas, sus labios húmedos y sus ojos brillantes, aun ansiosos. Se preguntaba que habría hecho en esa vida o en otra para merecer tan bello ángel como esposa.

—No importa. — Hizo un movimiento con la mano — Era lo que correspondía.

Inhaló aire con fuerza. Estaba agotada por alguna extraña razón. Pero agotada moralmente. Destruida otra vez, como en el principio de su vida demoníaca.

--

Una vez llegó la comida, Lucifenia se paró y aprovechó a que las niñas jugaban a “dormir” para vestirse.

—Niñas, me tienen que ayudar a hacerle una sorpresa al tío. Espero no haber sido tan dura con él… pero teníamos que deshacernos de él un momento para hacer esto.

Las notó dormidas de verdad. Y con razón, nunca despertaban tan temprano.
Se sentó en una silla y comenzó a escribir una carta. La pondría en una de las bandejas que habían dejado las criadas.

--

Solo se lo quedó contemplando en silencio, sin emitir ningún sonido más que el de su respiración agitada, sus jadeos.
Tan solo estiró una mano para acariciarle el rostro, como solía hacerlo siempre. Para explorarlo con detalle, darse una idea de su fisonomía, ya que el único retrato que se habían hecho, había sido destruido. Era tan dulce.

-Entiendo que estés desesperada por todo esto que acabas de escuchar... pero voy a ayudarte-

Se acerco por detrás y le atrapo la mano, llamado completamente su atención.

-Lo que la bruja ve son probabilidades... no el futuro, nada esta escrito y todo puede cambiarse-

___

Mientras dormia, Marcus abrazaba las almoadas, soñando que eran sus hijos los que estaban con él. dos pequeños varones con cara de angeles, vivas imagenes de su madre, fuertes y sanos. Luego despertó al escuchar a una de las sirvientas tocar la puerta, el desayuno estaba servido.

___

-Cuando me miras así siento como si pudieras ver a través de mi...- Dijo recordando que esa no era su verdadera apariencia, aun asi nunca se habia considerado un hombre muy bien parecido, tenia un rostro muy pálido y ojos café bastante comunes, aunque no se consideraba feo tampoco se veía nada especial en él, o por lo menos nada que mereciera ser contemplado mas tiempo de lo que un vistazo rápido.

—Alguna vez, antes de marcharme de Yellow del sur, Amaya me dijo que cada uno escribe su destino…
>>Solo quiero evitar ver como se marcha para siempre antes de tiempo o arruina su vida, o termina sufriendo en medio de toda esta locura, tal como mi pobre Sebastian.

Se puso a lagrimear al mencionarlo.

—No podría mirar a nadie a la cara. Ni siquiera a mí misma en un espejo si eso llegara a suceder. No toleraría otro fracaso. No de esa magnitud.

--

Pero la que entró fue una contenta y efusiva Lucifenia.

—Con que durmiendo solo eh… y escapando de mí — Tenía el pelo hecho un desastre, pero por primera vez en su vida, no le importaba levarlo suelto y desordenado. — Te traje el desayuno… — Sonrió.

Antes nunca en su vida habría hecho semejante cosa. Tampoco se lo hubieran permitido.

--

Atinó a sonreír y darle un beso, de esos cortos pero que dicen mucho sin soltar una palabra en especial.

—Yo puedo ver todo de ti… Así como tú de mí. Y si pudiéramos, así hasta el borde de la eternidad…

-No va a pasar... nada de eso va a pasar-

___

-Es normal que quiera algo de tranquilidad... llevo dos noches sin dormir bien y estoy exhausto, tampoco es que este huyendo... al menos no aun, solo llevamos unas pocas horas de casados, seria ridículo que me arrepintiera tan pronto-

Se acomodo contra el respaldo de la cama.

-... aun menos con la increíble noche de ayer-

___

-Claro que podemos...- De alguna forma u otra estarían juntos por el resto de la eternidad, no tenia pensado dejar que nada los separara.

Esa mañana no tenia pensado moverse hasta que llegara la hora en que sus responsabilidades lo llevaran lejos, hasta entonces quería preservar ese momento, mantenerlo intacto hasta el ultimo instante.

-Me pregunto que estarán haciendo nuestras problemáticas hijas...-

No respondió nada. Siquiera un miserable “está bien”.

—¿Tienes otra cosa que hacer? — Preguntó , esta vez con el mismo tono aburrido de todos los días , pero mezclado con uno quebrado. Intentaba recomponerse de a poco.

--

—Lo estaba haciendo a propósito. Verte molesto es adorable; no como yo, que pareciera que se desata el infierno cuando apenas frunzo la cara.
>>¿Sabes? Mientras lo hacíamos pensaba en lo lindos que serán nuestros hijos. En el hermoso panorama que tendremos por las tardes , ver correr a nuestros hijos con las niñas de Amaya.

--

—Nada que podamos reprocharles. Ellas se portan tan bien, son tan lindas, tan cariñosas… Solo hacen todo guiadas por su ingenuidad, inocencia y amor.

-No, nada mas... podemos volver ahora si quieres- Respondió, pensando en que es lo que debía estar pasando ahora por su cabeza.

___

-Si... y pensar que durante un tiempo tu y Amaya tenían esa loca idea de que yo debía casarme con una de sus hijas, cuando prácticamente tendría la edad de ser su abuelo.-

___

-Cariñosas e ingenuas como alguien que yo conozco...- Dijo haciendo una clara referencia a ella.

Le cogió la mano y donde fueron a aparecer fue nada más ni nada menos que dentro del palacio de Yellow del Sur.
Comenzó a caminar a paso firme, sin esperar a que se recuperara. Debía cambiar el rumbo de la situación, solo que no sabía si hablando o atacando directamente.
Iba poniéndose los guantes a medida que daba cada paso, tratando de ubicar a la Reina. Cuando por fin logró ubicarla, se dirigió hacia allá. Él estaba con ella. Eso le puso los nervios de punta.

En una mano llevaba su libro abierto, por las dudas. Que se diera lo que se tuviera que dar.
Su cara solo denotaba tranquilidad, pero la verdad es que estaba extremadamente nerviosa.

--

—Yo sólo respetaba los deseos de mi prima. Pero ya sabes, a veces soy muy egoísta y pongo mis deseos por encima de los demás. Bueno, de lo contrario no te tendría a ti.

--

—Puede ser… — Puso un tono tranquilo y que daba a entender que iba a decir algo más, para completar la frase.

-Igual era una terrible idea, ya de por si tengo mas edad de la usual para haberme casado, imagina cuando fuera un viejo de sesenta años casándome con una adolescente... no seria justo para ella ni para mi-

___

Antes que que dijera algo mas le puso un dedo sobre la boca para evitar que terminara de hablar.

-Voy a ir a buscarte algo para el desayuno, no te muevas de aquí-

Se puso de pie y camino hacia dentro de la habitación, aun con bastante pereza. Ya había escuchado los pasos dentro de esta, sabia que alguien estaba dentro, aunque no supo que era Morgana hasta que la tuvo de frente.

-Que haces aquí?- Le pregunto con un tono serio. -Que puedas entrar a donde quieras sin avisar no significa que te vaya a dejar hacerlo...-

—Bien que ahora, con más edad o no, te satisfaces en mi carne joven, viejito. — Le dio unas palmaditas en la mejilla y le metió un trozo de pastel en la boca.

--

Morgana se quedó quieta cuando le habló. Sin embargo, la mirada de esta era decidida y muy poco amistosa. Sabía que él no tenía la culpa, pero tenía que evitar aquellas probabilidades a toda costa.

—Escúchame lo que tengo que decir. Y más te vale no interrumpirme, porque hoy tengo muy pocas pulgas… A la primera que comiences a negar todo lo que te diga — Sacó la daga de su cinturón con la otra mano, dándole a entender todo— No me quedará otra.

Y empezó a cantarle todo lo que la bruja había dicho, en el peligro que corrían todos si todo eso llegara a pasar.

-No empieces con eso-

Aprovecho que estaba distraída para meter el dedo dentro del plato de pastel, para luego embarrarle algo de jalea en la cara.

___

Escucho con detalle todo lo que ella decía, aun que difícilmente podía creer una sola palabra.

-Entonces que es lo que vas a hacer?-

Se acerco a ella y le paso de largo.

-Parece que vienes decidida a matarme... pero yo no estoy dispuesto a morir, ni a dejar que ese monstruo me consuma-