The Frontiers [PRIVADO YSY-Evil-perro-House]

Vanderveer era uno de los precavidos que llevaba su documento para todas partes.
Vio a esa niña del concierto que tan ingeniosa parecía ser, sola, abrazándose las piernas y llorando. Conocerla por chat era una mínima fracción de lo que se podía conocer en persona a alguien, pero parecía una buena chica. Tuvo la fuerte necesidad de protegerla.

— ¿Qué sucede…? — Le preguntó, tranquilo y empático. Apoyó una mano en su cabeza con confianza; no creía que iba a malinterpretarlo.

—Mi hermano mayor quedó en Universal— Cuando cayó en la cuenta, se había acordado de eso— Estoy tan sola. No sé qué hacer; iré a parar a un hogar de menores— Y su llanto recrudeció.

Las lágrimas de esa chica le trajeron numerosas imágenes a la cabeza. Entre ellas, las de su hermana Estee, llorando también, del miedo, aterrorizada por tener que dejar a sus hermanos para siempre a causa del rechazo que había producido su cuerpito ante los implantes cerebrales. No pudo evitar abrazarla de repente. Entendía su situación, diferente, pero relacionada de una manera extraña con la pérdida.

Él no quería estar ahí. Tampoco en Universal… lo único que deseaba era eliminar a todos los responsables de tanto sufrimiento, desenmascararlos.

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La prensa se encontraba entrevistando a una muy seria Geraldine. Esta dio tajantes declaraciones, que solo sirvieron para aumentar la polémica entre la población, acusando a las autoridades de hipócritas, buitres e inhumanos.
Incluso confirmó la cancelación temporal de su gira. Dio aviso a sus fanáticos que les devolvería el dinero si presentaban la entrada al punto de venta en la que la habían comprado.

Tenía la cabeza que le explotaba. Apenas podía concebir todo lo que había pasado y que ella tuvo que poner los dos ovarios en un plato para levantarles un poco el espíritu a todos esos refugiados. Era la primera vez que veía tanto dolor y que no fuera suyo, sino ajeno.

Pidió algo para comer en el buffet.

Mientras deambulaba entre los demás refugiados buscando a Van, le rugía el estomago del hambre y le pesaban los pies de andar dando vueltas por tanto tiempo, solo pensar en la comida de la Génesis le hacia agua la boca, cuando menos lo pensó se topo al fin con su amigo.

-Hey!- le grito cuando lo vio. -Llevo horas buscandote!-

Sin embargo, Van, que tan optimista era siempre, ahora era un manojo de nervios y angustia.
Su mirada desanimada ya lo decía todo. Tenía hambre, cansancio y sueño; una mierda, en una palabra. Decaído en su máximo potencia. Siquiera alzó la vista cuando le habló, a pesar de reconocerlo.

Después de estar quién sabe cuánto tiempo en silencio, le contestó.

—Tengo algo que decirte…

Se sentó a un lado de él, si lo había guardado hasta ahora seguro que era importante.

-Que es?- Le pregunto.

También noto a la chica que estaba con él, la misma del concierto, una niña apenas.

No había nada que celebrar, aunque habían logrado algo bastante grande no podía compararse a lo que habían perdido.

— ¿Recuerdas que nunca te dije las razones por las cuales comencé a investigar todo ese embrollo? ¿Y que solo di una excusa estúpida como explicación? Te diré una de las razones.
>>Estee Vossen era el nombre de mi hermana menor. Como puedes intuirlo, yo soy descendiente de la comunidad Neerlandesa de la flota Universal. Yo soy el hermano del medio de tres hijos.
>>En ese entonces, poco tiempo después del nacimiento de Estee, disminuyeron la edad para incorporar los implantes cerebrales, comenzando a los tres años de edad. Cuando ella cumplió su tercer año, pudo evadir la operación gracias la influencia de mis padres. Pero eso no duró mucho tiempo, y a los cinco, le abrieron la cabeza para ponerle esa basura.
>>Parecía que todo iba a salir bien… pero ella empezó a enfermar. Cada vez peor, peor, peor y peor, y no sabían porque. Un doctor reconocido de la comunidad científica nos confesó que ella estaba rechazando el microchip, así como muchos otros niños, solo que ella tenía una gran posibilidad de morir pues su cuerpo no se habituaba al objeto que consideraba extraño. Se prestó a colaborar para hacer una denuncia, pero terminó callando por miedo.
>>No solo debieron retirarle el implante, sino también la mitad del cerebro, pues las raíces habían afectado todo el tejido… sufrió como un perro. Estuvo paralítica de la mitad del cuerpo, la cabeza se le llenaba de agua de a poco… No sabíamos que hacer. A veces alucinaba y tenía tanto miedo que no sabía cómo expresarlo más que apretando tu dedo con el lado que si podía mover… Se le torcía la boca cada vez que intentaba decir una palabra. Lloraba de los dolores de cabeza. Convulsionaba… hasta que terminó como una retrasada a causa de uno de sus ataques. Decidimos que lo mejor era aplicarle la eutanasia y que descansara en paz, que fuera libre de su sufrimiento de una vez por todas y para siempre.

Se le hizo un nudo en la garganta.

—Si no fuera por ese microchip, Estee seguiría viviendo— Se pasó los dedos por los ojos, aunque no era capaz de largar ni una sola lágrima.— Nunca les voy a perdonar el dolor que le causaron a todos. Las cosas en mi familia jamás volvieron a ser iguales. Y lamentablemente la historia no acabó ahí.

-Lo siento Van... no tenia ni idea.- Agacho la cabeza, seguramente en la Universal había historias similares a la de él, pero no podía decir que el lo entendía, no tenia familia, no recordaba a nadie que no fueran tutores o empleados de instituciones sociales.

-Pero hoy logramos algo... esos microchips habrían repetido esa historia en docenas de familias, y lo evitamos!- Aunque no estaba seguro de que realmente habían salvado a alguien, por ahora el futuro de los refugiados se veía siniestro.

—Tal vez. Pero si las personas que sabían que los microchips causaban rechazo en ciertos individuos hubieran tenido los cojones para denunciar, puede que se hayan evitado más historias como la mía en esos años.
>>Sí, ahora salvamos que niños de dos años para abajo no se hicieran modificaciones tan nefastas y que no terminarán con Estee, pero ¿Y los que quedaron vivos en Universal, atrapados?
>>Igual en Génesis verán a los “hijos de implantados” como fenómenos. Como si ellos también fueran como nosotros o tuvieran la culpa de algo. De las decisiones de nuestro gobierno.
>>Se vienen épocas oscuras… y si te soy sincero, prefería quedarme en Universal para seguir con mi lucha. Esos implantes no deben existir más. Tampoco las modificaciones corporales de ningún tipo. Son inhumanas.

Ornella escuchó todo con atención y percibió el dolor de Vanderveer. El mismo dolor que ella sintió cuando se quedó huérfana con su hermano.

-Entonces que quieres hacer?- Le pregunto. -Volver a la universal? como?-

El también tenia motivos para regresar a la universal y aclarar algunas cosas; como por que Petrenkov lo había llamado "el terrícola", eso no tenia sentido, era imposible que fuera literal.

-Ademas aun había lucha cuando nos fuimos... quizás aun... si pudiéramos averiguar que fue lo que paso después de llegar podríamos... no lo se... regresar a ayudar-

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La lucha en las naves restantes de la universal se prolongo un par de horas, la nave principal no alcanzo a dar el hipersalto por problemas técnicos provocadas por la falla eléctrica, y las fuerzas de vasiliev se replegaron, reagrupándose en las naves que habían logrado someter, para luego escapar a una ubicación desconocida.

La Torii había perdido a casi todos sus dirigentes, solo oficiales de rango bajo era lo que quedaba para controlar la situación, la población que había quedado en sus casas había logrado salvarse, pero los estragos eran evidentes.

Cuando la situación se tranquilizo, se aseguro la nave principal, se liberaron a los pocos que habían sido capturados, para su suerte a nadie le habían puesto el implante, pero si había varios heridos.

—Lo primero que hay que hacer es salir de aquí cuanto antes y ubicarnos en algún lugar de Génesis City. Puede que el poder de Geraldine influya a que lo hagamos más rápido.
>>Mientras tanto reuniremos fuerzas y energías. Por ahora, usar los implantes a nuestro beneficio queda descartado, los de Génesis deben estar con una paranoia gigantesca con respecto a ese tema y si le damos motivos para hablar, no podremos hacer nada.
>>Solo queda esperar.

Y en eso, como caída del cielo, la fuerte presencia de Milly se hacía conocer personalmente. Aun tenía el traje de piloto, el cual se ajustaba a su cuerpo y resistía temperaturas y cambios bruscos de velocidad que de otra manera podrías quedar despedazado o con órganos internos dañados de gravedad. Tecnología Gulliver de punta.

—Tú, joven piloto, el jefe del SMI quiere conocerte. Han presionado para que pudieras salir en libertad. El señor Guiyd está interesado en ti.

Vanderveer se sentía un poco intimidado por ella. Era tan hermosa, como una Diosa guerrera, solo que de un cabello blanco violáceo, pero mantenía esa característica masculina que lo desconcertaba. ¿Serían así todas las Gulliver o en su mayoría? ¿Altas y musculosas? ¿Fuertes y rudas? Le daba curiosidad. En eso vio a una enana a comparación de la capitana, que se acercaba corriendo. Tenía toda la apariencia de un humano, pero ese color extraño de cabello, negro con reflejos azulados, parecía de otro mundo… y no era teñido. Supuso que no sería tan malo estar conviviendo con Gullivers si así de bonitas eran todas.

— Capitana, el señor Guiyd ha dicho que afuera está esperando un automóvil que los llevará al cuartel.

—Perfecto. Acompáñeme— Le hizo una seña a Sven.

-No pienso dejar a mis amigos... ire contigo si ellos vienen conmigo-

Se puso de pie y vio a la mujer a los ojos.

Cualquier lugar era mejor que estar ahi, y si lograba salir podria buscar luego a Geraldine.

Se miraron con Flare.
Empezó a hablar por la radio. Cortó la comunicación.

—Bien. Pero deben mantener en secreto todo lo que se converse— Fue flexible solo porque el señor Guiyd se lo ordenó.

—Yo me llevo a Ornella. No puedo dejarla tirada aquí, está sola y indefensa, no sabrá qué hacer ante las autoridades— Le susurró Vanderveer.

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Geraldine ya estaba en la ciudad. Tenía la mente repleta de cosas y no podía pensar con claridad. Faltaba poco para llegar a su mansión. Otra vez volvía a ese cascarón.

-Esta bien, que venga con nosotros- Le respondio tambien entre susurros.

Se dio la vuelta y le dio la cara de nuevo a la Gulliver.

-Esta bien, vayamos a ver a tu jefe-

Siguio a los Gulliver hasta salir de la estacion, para luego subir al dichoso automovil.

—Vamos a dar un paseo— Le comentó a Ornella, ahora con una sonrisa.

— ¿En serio vamos a salir de aquí? Pero siquiera tengo la documentación…

—No hay que preocuparse por eso— Mencionó Milly y los condujo hacia afuera.

El automóvil era muy espacioso y moderno, poseía tres filas, además que el combustible que se usaba estaba compuesto de desperdicios orgánicos. Ecológico.
También alcanzaba grandes velocidades.

Comenzaron a ir por los alrededores, para luego introducirse dentro de la ciudad. Todo era tan espectacular y natural, que nada se asemejaba a Universal a pesar de que fueran flotas iguales con prácticamente el mismo diseño.
Ornella y Van miraban por la ventanilla como dos chicos. La metrópoli se fusionaba con la naturaleza e incluso la arquitectura de los edificios y casas se adaptaba según a como crecieran los árboles, para así no cortarlos. Había flores por todas partes adornando los canteros de las avenidas, jacarandás en el borde de las veredas y así se podría seguir.

— ¡Ah, qué bonito! ¡Nunca vi una cosa igual! ¡Todo es… tan verde!— Exclamó Ornella.

— ¡Y mira, la gente tiene mascotas!— Señaló Vanderveer totalmente emocionado. Nadie usaba equipo de respiración ni nada parecido, solo caminaban libres, en ese Edén. Y todos estaban excelentemente vestidos.

— ¡La ropa es tan linda!

—Seguro deben tener hasta tiendas de…— Y se miraron.

— ¡MAQUILLAJE!— Exclamaron al unísono.

Los dos seguían “fangirleando” al máximo por cada cosa que encontraban nueva.

El chofer se desvió bastante del camino después de salir de un paso bajo nivel  y de repente… entró a una zona que estaba apartada de forma abrupta de la ciudad. Era la zona de las mansiones. Pero incluso la mansión del señor Guiyd estaba en la otra punta de aquel complejo tan gigantesco. Habían cambiado de destino sin previo aviso.

—Deben sentirse dichosos, el señor Guiyd rara vez invita a gente desconocida para él a su propia casa— Comentó Flare con un tono optimista.

Milly no agregó nada.

La mansión de Guiyd era tan imponente y fuera de otro mundo. Incluso tenía piedras preciosas y terminaciones de oro en su arquitectura. Se notaba que era un hombre muy rico y poderoso, que podía hacer lo que quisiera con tan solo estirar un dedo.

—Los esperaremos fuera— Dijo Milly. No dio más explicaciones. No sabía porque a último momento el señor Guiyd cambió de opinión, pero comprendía que debía ser muy importante como para hacerlos pasar como a amigos a los terrenos de su propiedad.

—En este lugar tiene que vivir un gigante— Balbuceó Vanderveer al bajar.

Cuando se abrieron las puertas, adentro era como un parque temático de cuentos de hadas más que una mansión lujosa común y corriente.

-Supongo que este señor solo quiere hablar conmigo, pueden darle a mis amigos algo de comer y beber? Seguro estan cansados y hambrientos- Sabia que estaba siendo demandante, demasiado tal vez, pero era por que aun se mantenia en ese estado de alerta, desconfiado y completamente a la defensiva, seguramente no lo habia mandado buscar para darle halagos y palmadas en la espalda, seguramente algo queria de él.

-Este Guiyd... es quien los dirige a todos ustedes los Gullivers no?- Se podia sentir el tono despectivo en su voz, no le gustaban los mercenarios pues era comun que estos se dedicaran a otras actividades cuando el trabajo escaseaba; pirateria, robos, asaltos... asesinatos.

Sven desconocia que los Gullivers eran una raza diferente, pensaba que eran solo humanos modificados, similares a los que habia en Universal, para él eran mas bien como un clan.

—Ya escucharon al joven. ¡Deben agasajar a mi invitado y a sus amigos! ¿Qué esperan?— Se escuchó una voz que resonó por todo el lugar… como la voz de un gigante.

Aparecieron unas sirvientas en la sala, que eran unas Gulliver también, las cuales llevaban el típico uniforme de sirvienta negro con blanco, al estilo francés. Sus cabellos de colores, recogidos en un rodete, parecían conformar un arco-iris.
En medio de la sala, había unas cortinas gigantescas de color rojo y detalles dorados que no permitían ver lo que se encontraba detrás.
Los condujeron hacia el comedor de los invitados, y allí una mesa exageradamente larga de forma rectangular, la cual encima tenía comida deliciosa, con la mejor presentación del universo, vino, jugos naturales exprimidos hacía unos minutos y bebidas gaseosas. Corrieron las sillas para que los tres se sentaran y tomaran lo que quisieran.

A Van y Orne se le hacía agua la boca. Jamás habían visto semejantes manjares.

Unos pasos pesados se oyeron resonar no muy lejos. Y allí apareció, el señor Guiyd, un hombre de tres metros de alto, de entre unos cincuenta y sesenta años terrestres, aparentemente. Tenía un parche en el ojo, una cadenita que le colgaba del cuello con una piedra como dije, igual al cuarzo del arete de Geraldine. No tenía cabello y su cabeza era algo deforme, pero alargada. Usaba barba y bigote, de un color estrafalario también.

—Soy el dueño de los servicios militares independientes, conocido por sus siglas “SMI”. Militares que están bajo mi mando y órdenes, libres del gobierno de Génesis. Humanos y Gullivers por igual, trabajando en conjunto, sin discriminación. — Antes que una sirvienta hiciera esfuerzo corriendo su gigantesca silla, lo hizo él como si nada con un solo dedo.

Si Vanderveer se sentía intimidado por Milly, ahora lo estaba aun peor con este hombre.

—Debes de tener muchas dudas y sentirte extrañado estando en esta flota tan diferente. Pero por ser diferente, no debes estar a la defensiva todo el tiempo y sentir miedo, por lo menos no de nosotros, del SMI. — Se sentó— Los Gullivers no están bajo mi mando, a menos que ellos quieran entrar a mi compañía militar privada. Los Gullivers son una raza aparte de los humanos, pero conviven en sociedad con ellos desde hace mucho tiempo. Si no me crees, puedes preguntárselo a cualquiera en la calle— Agarró un frutero, abrió la boca y se echó todas las frutas dentro de su cavidad oral.

Escuchaba atentamente a todo lo que decia, e ispeccionaba a travez de rapidas y distretas miradas todo a su alrededor.

-Le agradesco enormemente su hospitalidad señor Guiyd, en nombre mio y de todos mis amigos.- trato de sonar mas relajado, pero lo cierto es que ya se imaginaba a donde iba todo esto. -Supongo que por la forma tan agradable de la que me habla de su organizacion no es por que quiera venderme sus servicios, obviamente por que no tengo dinero para pagarlos... asi que he de suponer que la razon por la que envio a por mi es por que quiere que trabaje para usted- fue directo como lo era siempre, estaba dispuesto a escucharlo si ese era el caso.

El señor Guiyd sonrió sin disimularlo. Junto sus manos por encima de la mesa, manos enormes que podrían aplastar la cabeza de varias personas a la vez si así se lo proponía.

—No es cuestión de hablar bien o mal de mi organización. No te voy a obligar a unirte si no quieres, tampoco acosar de ninguna manera después de este día si rechazas la oferta… pero sí estoy interesado en Universal, aunque todo el mundo se muestre indiferente ante esto. Creo que lo que ha hecho Génesis en estas horas ha sido aberrante para lo que se ha pactado hace muchísimo tiempo, desde antes de que fueran lanzadas al espacio desde la Tierra.
>>En ese entonces, mis antepasados Gullivers, no conocían a los humanos. Pero la historia fue pasada de generación en generación en los humanos, para después ser transmitidas a los Gullivers cuando esta misma flota se encontró con ellos, quedando viva en la memoria de los que sí comprendemos el significado de la palabra “hermandad”.

Todo lo que decía era con un tono profundamente sincero.

—SMI quiere recuperar Universal, expulsar a los rebeldes, hacer una alianza y facilitar el encuentro de un planeta habitable en conjunto— Fue contundente— Viendo el desastre que ha generado la ambición desmedida y el odio que hay entre Génesis y Universal, mis antecesores me dieron a entender que para siempre no se puede vivir en una flota colonizadora… la población crecerá, los recursos disminuirán, los poderosos ignorarán a los necesitados y se harán mucho más ricos. Pero nunca se sabe cuando te puedes encontrar a una nueva raza que quiera destruirte, o incluso en qué momento una flota querrá destruir a la otra.
>>En Génesis todos piensan que esto, por ser lo que es, durará toda la eternidad y alcanzará y sobrará. Nunca nos harán caso. Por eso mismo están retrasados con respecto a la búsqueda de una segunda Tierra, habiéndola dejado en segundo plano. Y ahora, con lo que sucedió, se replantearán sus conceptos un tiempo, y luego volverán a lo de siempre.
>>Si bien Génesis es poderosa tecnológicamente, se estancaron con los avances que le han dado los Gulliver… hace cientos de años. Universal, en ese sentido, son más independientes. Ahora, los Gulliver, son en su mayoría civiles. Solo unos pocos siguieron la tradición científica y militar propia de la cultura del progreso de la especie. Génesis corre el peligro de que se quede obsoleta por falta de inversión...
>>Tú debes ayudarme a enfocarnos en el objetivo nuevamente : encontrar el planeta y unir a todos los habitantes. Te daré lo necesario para que los demás en tu flota te consideren un personaje importante y te hagan caso. Solo debes unirte al SMI...

Vanderveer creía que eso era una maldita ilusión rosada, una utopía. Pero él también era un soñador.

-Supongamos que acepto... que me uno a ustedes- subio los codos a la mesa y junto las manos, en una especie de muestra de que lo veia como iguales. -No tengo interes en la universal como tal... no me interesa que vuelva a manos de sus antiguos dueños, me interesan mis camaradas, la gente que vive y trabaja en ella, me interesa que los refugiados regresen a sus hogares y nunca mas vuelvan a obligarlos a implantarse chips rastreadores o demas artefactos para mamtemerlos controlados... y me interesa Petrenkov... no el almirante sino su hijo, Vasiliev Petrenkov, el es el responsable de esto y debe comparecer ante la justicia, ya sea ante un tribunal o ante una bala en la cabeza... asi que esas son mis condiciones, si me ofreces algo que satisfaga mis necesidades considerame dentro.-

—Perfecto. SMI tiene todos los recursos necesarios para llevar a cabo tus condiciones.

Esta vez fue mucho más directo. Le estaba diciendo que si.
Guiyd parecía intimidante, como todos los Gullivers puros, pero no lo era. Era un tipo comprensivo y buen líder, el perfecto heredero.

—A ti y a tus amigos les mandaré a hacer los documentos de identidad, para que no tengan problema alguno para moverse por Génesis, independientemente de la respuesta que me des.

-Supongo que tenemos un trato entonces-

Se puso de pie esperaba que tuviera que estrechar manos o algo por el estilo.

-Donde hay que firmar?-

Con eso esperaba que tambien garantizara el bienestar de Van y de la otra chica, almenos que les dieran un lugar donde vivir y no tener que regresar al suelo de la estacion.

El Gulliver cerró el puño y estiró su brazo en dirección a Sven. Quería hacer un gesto de confianza, y que supiera que cuando lo necesitara podría contar con él.

Una sirvienta trajo el contrato y un bolígrafo.

—Mañana a las 600 te aparecerás por el cuartel, tus superiores te explicarán y guiarán en lo que tienes que hacer.
>>Pueden quedarse toda la tarde si gustan. Son mis invitados después de todo.
>>Mi chofer los conducirá hacia su nuevo hogar cuando quieran regresar. Dentro de unos días les llegará por correo todos los documentos y papeleo necesario para moverse.

Volteo a ver a Van por un momento, luego vio el enorme puño que se sostenia en el aire, era algo extraño pues ahora que lo veia era imposible estrechar eso, cuando mucho le podria agarrar un dedo o dos.

-Supongo que enviaran a alguien por mi, no tengo idea de como moverme en la Genesis, la ultima vez que lo intente acabe pidiendo un sandwich en un restaurante de lujo- lo decia en serio, aunque sonara a broma.

Al tinal decidio solo chocar nudillos con el gigante Gulliver, y aun asi le parecio ridicula la diferencia de proporciones.

Tomo la pluma y firmo el contrato, como de costumbre su nombre sin apellidos.

-Si no es mucha molestia quisiera hacer una llamada desde su telefono... necesito contactar a Geraldine Mashido-

—Por supuesto, no hay problema.

Volvió a agarrar otro frutero.

— ¡Geraldine Mashiro!— Exclamó con una sonrisa— Vive en este complejo. En el sector de las mansiones más grandes. Igual está algo lejos de este lugar. Usa el teléfono todo lo que quieras.

Y otra de las sirvientas llevó el teléfono inalámbrico encima de una bandeja.

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Spoiler:

-Mas grandes? Osea que hay mas grandes que esta?- Exclamo Sven impresionado.

Tomo eo telefono y marco el numero que Geraldine le habia dado, tenia que verla para contarle todo lo que le estaba pasando.

-Van, si quieres nos vamos despues de que haga esta llamada- Dijo antes de que el telefono comenzara a sonar.

Se preguntaba en donde vivirian ahora, que es lo que Guiyd le encomendaria hacer, y un monton de cosas mas, su vida habia dazo una vuelta en una direccion completamente distinta.