El experimento del futuro (fanfic!)

“Esto... Esto se pone cada vez más más más y más duro... No sé cuánto más resistiré... Esta... condenada sociedad descerebrada y todas esas horribles sonrisas... ¡Gnnn! Hace que mis órganos se retuerzan de dolor... ¿Qué? ¿Qué demonios estoy haciendo aquí? ¡Es el peor lugar para vivir! ¡Como si estuviera en un basurero! Si vuelvo a ver a algún otro de esos malditos y asquerosos niños otra vez...”

El monólogo fue interrumpido por unos golpecitos tímidos contra la puerta del baño, y después la voz de Kiki.

“¿Zal? ¿Ya terminaste?”

...

Se abrió la puerta. Había un escritorio, había un policía muy disgustado y había una chica con un peinado alborotado y cara de fastidio sentada en una esquina.

“¿Es tuya esta mocosa?”

Y después, se vio obligado a escuchar una historia rídiculamente larga y exagerada sobre su hija, que según el tipo estaba desquiciada, y su pequeña aventura en el subterráneo y sus, otra vez según el tipo, delirios sobre un supuesto cocodrilo.

Después de disculparse una enésima vez, Den fue a tomarle la mano y ambos salieron.

Quizá algunos años atrás le habría preguntado montones de cosas. Quizás habría querido saber si tenía alguna prueba de la existencia del cocodrilo. Quizá le habría suplicado que le dejara mostrársela a alguien más. Pero ahora, ahora que era un adulto aburrido cuya juventud había sido violentamente corrompida por la realidad, sin contar toda esa terapia despiadada, su perspectiva era espantosamente diferente.

“Hum... Estás... ¿Estás molesto?” murmuró ella, algo angustiada.
“No mucho. Más bien quisiera saber qué rayos hacías a esa hora de la noche en un lugar como ese porque es obvio que no existen los cocodrilos zombies”
“Pues de hecho eso pensaba hasta que la maldita cosa trató de tragarme”
“Den...”
“¡Sí, sí, ya me callo! Como sea... Iba al centro comercial con Kiki para comprarle una pizza a la tía Gaz”
“Tenía que ser Gaz...”
“Me ha ido peor así que no importa”
“No, hijita, en serio, no tengo idea de en qué estaba pensando cuando te dejé ahí. Hay que mudarnos lejos de esta madriguera de ratas cuanto antes”

Den sonrió. Eso sonaba tan bien, tan aliviante. Hacía mucho que ya quería irse de...
Pero de repente, sus pensamientos fueron bloqueados por la imagen del vecino. El vecino extraterrestre.

“¡NO!”
“¿...ah?”
“D-digo ¿Cuál es la prisa? Este lugar no está tan mal ¿Sabes?”
“Ya... ¿Veo?”

¿Cómo rayos pudo olvidarse de eso? Había un monstruo del espacio viviendo enfrente suyo, y ahora estaba segura, no era una alucinación ni tampoco un tonto en un disfraz barato. Era real, terriblemente real, y ni siquiera sabía nada de él o de lo que estuviese planeando aún. No, no, no, no podía irse, tenía cosas que hacer.
Pero sabía perfectamente que su padre no podría tomar nada de eso en serio. Así que, para no parecer sospechosa, inventó otra cosa.

“¡Hice una amiga! ¡En la escuela! Y vive por aquí...”
“Aaah... Y no quieres separarte de ella ¿Verdad?”
“Sí...”
“Está bien” suspiró él, sonriendo un poco.
“Gracias”
“Que tengas una amiga importa más que cualquier otra cosa”

Más tarde, en el parque...

“¡Por supuesto, Señorita Embutido! ¡Me encantarían unas galletas con eso!”

Hablando de amigas, ahí estaban Zal y Kiki, el dúo superadorable cuya dulzura era suficiente para causar diabetes.

“¡Lo siento! ¡No conseguí galletas de verdad esta vez!”
“¡D-descuida, también me gusta el plástico!”
“¡Menos mal!”

Risitas.

“Oye, Kiki...”
“¿Sí?”
“¿Esa de allá no es tu prima?”

Ambas se voltearon.

“¡N-no puedo creerlo! ¡Salió del ático! ¡Y para venir al parque!”
“Sí ¿No es raro?”
“¡B-bueno, vayamos a ver qué hace!”
“¡De acuerdo!”

Den estaba sentada en un banco, con la laptop en las rodillas. Zal y Kiki se acercaron de atrás, mirando el artículo que leía en una página, lo cual las dejó perplejas.

En casi todas las historias de extraterrestres de la ficción especulativa, raramente son amigables y si lo son, usualmente es una farsa para después poder comernos o convertirnos en momias. La razón de ello es que funciona para el drama, explotando el miedo latente de la humanidad hacia lo desconocido con amenazas implacables e indescifrables.

“Eeehm... ¿Den?”
“¿Hmm? Ah... Hola, Kiki”
“¿Q-qué estás haciendo?”
“La tía Gaz me dijo que mi presencia la enfermaba y me ordenó salir para descansar de mis traumas”
“E-es bueno salir a tomar aire p-pero ¿Era tan necesario traerte también la c-computadora?”
“Para que sepas, no estoy navegando de ocio”
“¿E-entonces qué son esos sitios de ciencia ficción?”
“Por ahora, el único lugar donde encontré información de extraterrestres”
“Tenías que ser tú...”
“No es que quiera molestar mientras... trabajas, pero...” interrumpió Zal “¿No quieres jugar?”
“No, gracias”
“Oh bueno, como quieras”
“O-oye, Zal ¿Vamos por helado?”
“¡Suena bien! ¡Ve tú, luego te alcanzo!”
“¡B-bien!”

Justo después de que Kiki se fue, Zal se sentó junto a Den y suspiró, como si estuviera cansada. Den, mientras tanto, seguía leyendo locuras en internet.

“¿Cómo diablos la aguantas todos los días?”

Entonces dio un respingo y se volteó.

“¿Q-qué?”
“Esa niña, Kiki... ¿No te irrita a ti también?”

Abrió bien los ojos, de lo más estupefacta. Sí, era Zal. La que se estaba quejando era Zal.

“¿Es una... broma?”
“¿Parece que estoy bromeando?”
“No, pero... Espera ¿No se supone que son las mejores amigas? Sé que no soy muy buena con esto de la amistad pero eso que dijiste no sonó muy lindo”

Zal ahogó una risita.

“¿Mejores amigas? ¿En serio?” inquirió.
“Todos en la escuela lo saben, hasta el niño del bote de basura”
“¡Bien, bien, bien, es bueno saberlo! Aunque seguramente me ocasionaré algún daño cerebral si sigo con esto”

Den levantó una ceja, frotándose la barbilla.

“Aaaaa ver si entiendo: ¿No te agrada Kiki pero igual vas con ella a todas partes?”
“Exacto. Wow... ¿Quién habría pensado que eras tan lista?”
“¿Y quién habría pensado que tú eras tan tonta? ¿Cómo puedes fingir ser la mejor amiga de alguien que no soportas? ¡Mira! ¡No tiene lógica ni cuando yo lo digo!”

Zal suspiró y bajó la vista.

“Bueno... Creí que mis padres se alegrarían si tenía una amiga”

Den la miraba, como procesando lo que había dicho y tratando de elaborar una respuesta inteligente.

“Pero... ¡Hay mejores formas! ¿No intentaste encontrar un amigo de verdad? ¿Alguien que piense como tú y que tenga tus intereses y eso?”

Zal alzó la vista, con una expresión extraña y de hecho bastante fría en el rostro.

“¿Dónde, Den? ¿Dónde voy a encontrar algo así cuando toda la mugrienta escuela está llena de automátas exageradamente felices? ¡Ni siquiera puedo ver esas cosas como niños!”
“¡Cálmate! Son muchos, alguno tiene que ser normal”
“No tendría tantas esperanzas de todos modos”
“Igual ese no era el punto ¡Si no te agrada mi primita entonces deberías decirle la verdad y dejar de mentirle!”
“Lo haría pero... dudo que me crea”
“¡Lo hará! No es tan tonta como parece...”
“Piénsalo. Si le digo que no me agrada justo después de hablar contigo mientras no estaba ¿A quién te parece que culpará?”
“...”
“Ya que... Lo que no te mata te hace más fuerte”
“Tienes una mentalidad bastante retorcida...”
“¡Mira quién habla!”
“¡V-volvíiii!”

Ambas se voltearon. Kiki naturalmente traía unos conos.

“¡C-como no venías regresé y m-mira nada más! ¡P-parece que se están llevando bien!”
“¡Jaja! ¡No lo creo!” respondieron al mismo tiempo, luego se vieron feo y se codearon.
“¡Bien, bien, ya entendí!” se reía Kiki.
“¿Qué hora es?” preguntó Zal de repente.
“H-hum... Las seis, creo”
“¿En serio? ¡Entonces hay que irnos o nos perdermos la película del raquítico pony!”
“¡C-cierto! ¡V-vamos! ¡Nos vemos, Den!”
“¡Adiós, Den!”

Den las vio irse, entrecerrando los ojos. Esa Zal...

“¿Y bien? ¿Cómo estuvo tu tarde de Sábado?”
“¡Bien! ¡Mi investigación avanzó mucho!”
“¿Investigación?”
“¡Justo eso! ¡Aunque es cada vez más complicado encontrar buenos artículos de extraterrestres por internet!”
“¿Extraterrestres? Pensé que te gustaba jugar al exorcista”
“Ya sé, ya sé, pero ciertos eventos se presentaron y... ¡EY! ¡No estaba jugando!”
“Den... Me gusta que seas imaginativa y eso pero... ¿No te gustaría leer sobre cosas más reales?”
“¡Eso es aburrido! ¿No te parecen más interesantes esas cosas ocultas que no tienen explicación y la gente siempre las ignora?”

Silencio.

“¿...papá?”

De repente, él se empezó a reír. Al principio era una risita imperceptible, pero después se volvió una espeluznante carcajada.

“Ah... hijita...” musitó, ni bien acabó “Lo siento... Estaba teniendo otro flashback”

Luego se inclinó, dándole palmaditas en la cabeza a su hijita.

“Ha estado pasando mucho últimamente” agregó.

Den sólo lo miraba con una expresión preocupada, asustada, adorable pero por sobre todo casi inocente.

“¿Estás seguro de que estás bien, papá?”

Él volvió a reír, pero esta vez más tranquilo.

“Es que me estaba acordando de un niño... Un niño que pensaba como tú”
“¿En serio?”
“Lo hizo TODO para hacer que sus compañeros se dieran cuenta de que había un extraterrestre tratando de conquistar la Tierra entre ellos”
“¡WOW! ¿Y qué pasó? ¿Ganó?”
“Eso te gustaría oír ¿Verdad?”
“Bueno...”
“La verdad es que no había extraterrestre”
“¡Lo sabía! Sabía que... Espera ¿Qué?”
“Sólo era un pobre fulano con una enfermedad en la piel”
“Pero... ¿Y el niño?”
“Tenía problemas mentales. MUCHOS problemas mentales. Le costó mucho librarse de ellos y cuando lo hizo comprendió que había desperdiciado una gran parte de su vida persiguiendo una ilusión como un idiota”
“Ilusión... ¡Eso me había dicho el doctor Holzbauer!”
“Podrías estar teniendo esos mismos problemas. Debería haber un término para eso, algo así como Síndrome de Invasión Extraterrestre”
“Y eso es... ¿Malo?”
“Mucho”
“Ah...”
“Pero no te preocupes, aún no es tan tarde, quiero decir, al menos tienes una amiga”
“¿Amiga?”
“¡Esa de la que me contaste antes!”
“¡Ah, sí! ¡Esa amiga!”
“Bueno... Sé que esto puede ser complicado pero igual, trata de olvidarte de estas obsesiones que te hacen daño y piensa en cosas más importantes”
“Está... Está bien...”
“Me gustaría ver a tu amiga algún día, por cierto”
“Claro... Es algo ruda, pero quizá te agrade...”

Una vez más, estaba lloviendo. En lugar de salir a mojarse y ensuciarse como criaturas salvajes, los niños se habían quedado adentro, tal como lo exigían las reglas de la horrible escuela. Y aunque todos eran obedientes, tal vez demasiado, la mayoría se habían pegado a las ventanas a suspirar con tristeza.
Por suerte, ya que era una ermitaña por naturaleza, Den no se vio tan afectada por eso. Estaba leyendo un libro, cómodamente sentada en el pasillo, entre dos máquinas expendedoras.

“Odio la lluvia”

Se volteó de golpe, para ver lo que de alguna forma esperaba ver. Zal estaba parada al lado suyo, apoyándose contra una de las máquinas con una lata de soda.

“¿Y tú?” agregó.

Den se encogió de hombros.

“Me da igual... ¿Y dónde está Kiki, por cierto? No... la... empujaste en un balde con... sanguijuelas... ¿Verdad?”
“¿Qué quéee? ¿Sanguijuelas? ¿Quién crees que soy? ¿El diablo?”
“No sabría decirte, ya me engañaste una vez así que podrías ser cualquier cosa”
“Tienes un punto, pequeña paranoica, pero para que sepas, sólo le pedí que fuera por unos freetzdoomps”
“Ah, está b- ¿QUÉ? ¿Qué demonios es eso?”
“Algo así como una golosina”
“¿Estás bromeando? ¡No existe nada comestible con ese nombre!”

Zal sonrió.

“Exacto”
“Ay, tú... Cuando te sería más fácil confesarle lo insoportable que es”
“Al menos tengo una amiga”
“¡Sí, claro! ¡Por favor, Kiki no es tu amiga! ¡Más bien parece tu esclava!”
“¿Y? ¿Cuál es la diferencia?”
“¿...realmente sabes lo que es la amistad?”
“Por supuesto... eso creo”

Den suspiró y se acercó un poco.

“Justo por esa razón estaba considerando hacerte una propuesta” murmuró, y Zal finalmente la miró, con una expresión bastante sorprendida. Era obvio que sentía curiosidad. Hasta se acercó ella también, como para no perderse nada.

“¿Propuesta? ¿Qué clase de propuesta?”
“Tu familia quiere que tengas amigos ¿Cierto?”
“Cierto”
“Bueno, mi familia cree que el hecho de que me guste lo paranormal es malsano y prefieren que haga amigos”
“¿Y eso qué tiene que ver conmigo?”
“Tú necesitas amigos y yo necesito amigos”
“¿Y?”
“Ambas necesitamos lo mismo”
“¿Y?”

Den tuvo otra contracción nerviosa, y esta vez con un crujido. Algo se le había roto en la espina dorsal.

“AMIGAS, Zal ¿No DEBERÍAMOS ser AMIGAS?”

Todo quedó en silencio por un momento. Zal se la quedó mirando por un largo rato, y ni bien procesó la oración, estuvo a punto de reventar de la risa, pero alcanzó a contenerse en el último minuto.

“Tú... ¿Y yo?”

Den hizo que sí con la cabeza.

“¿Amigas? ¿En serio?”
“No entiendo ¿Qué es tan divertido?”
“Está bien si quieres arruinar tu reputación pero yo quisiera seguir siendo la chica adorable que ama a todo el mundo. Y acéptalo ¿Cómo voy a mantener esa imagen si me hago amiga de un fenómeno?”
“¡Ya CÁLLATE! ¡NO SOY UN FENÓMENO!”
“¡Sí lo eres! ¿Quién más se quedaría mirando un ridículo libro con fotos de una jirafa nadando con tanta fascinación?”
“¿Q-quéee? ¿JIRAFA? ¡ES NESSIE, IGNORANTE!”
“Pues ¿CÓMO se suponía que iba a saber el nombre de la JIRAFA?”
“¡GAAAAH QUE NO ES UNA JIRAFA!”
“¡Como sea, igual eres un FENÓMENO!”
“¡Al menos no soy una IDIOTA MALCRIADA!”
“¡AH! ¡RETRÁCTATE DE ESO! ¡RETRÁCTATE AHORA!”
“¡OBLÍGAME!”

Poco después, una violenta e innecesariamente encarnizada pelea habían comenzado. Bueno, en realidad era violenta e innecesariamente encarnizada en la imaginación de las que peleaban, porque los demás sólo veían a dos patéticas niñitas histéricas cachetéandose y patéandose como locas. Por suerte, o quizás por desgracia, su maestra llegó enseguida. Y luego las llevaron al salón de clase, que aún estaba vacío. El salón vacío... El signo más reconocible de un regaño posiblemente interminable.

“A ver, señoritas...” suspiró la mujer, ya sin poder ocultar lo irritaba que estaba, más que nada porque, de nuevo, Den estaba involucrada “¿Alguna de ustedes podría decirme qué pasó allá afuera?”

Den estaba experimentando una necesidad frenética de gritar, gritar sobre lo falsa y verdaderamente desagradable que era Zal, de lo mortalmente harta que estaba de que le dijeran fenómeno, de lo segura que estaba de que Zal había querido provocarla desde el principio, de cuánto se lo estaba buscando...
Pero luego recordó las palabras del Doctor Holzbauer. Era absolutamente inútil levantar la voz, eso sólo la habría hecho parecer una demente, o más de lo que ya era. Mejor sería hablar con calma. Pero antes de que pudiera siquiera tomar aire para hablar, Zal la interrumpió.

“¡Ella empezó, maestra! ¡Y sólo porque no le gusta que sea amiga de su primita!” lloriqueó.

Entonces Den dio un violento respingo. ¿Qué rayos había dicho?

“Den, Den, Den... Sabemos que todos aman a Zal y nadie sabe que existes pero esa no es razón para golpearla”
“¿Qué? ¿QUÉ? ¡Por amor de la vaca demoníaca, es lo más estúpido que he oído! ¿Quién se cree que soy? ¿Hmm? ¡Y además ella fue la que me agredió en primer lugar!”
“¡SUFICIENTE! ¡Ya tuve suficiente de ti, pequeña psicópata, si no vas a ser amable con los demás entonces yo no seré amable contigo! ¡Y si te veo atacando a alguien más llamaré al manicomio!”

Den se calló de inmediato. Esa palabra. Sólo de oír esa palabra. La simple idea de que la envolvieran en un chaleco de fuerza y la metieran en una habitación llena de psicópatas reales la hacía temblar.

“Lo siento, Zal” agregó la maestra, regresando a su tono asquerosamente dulce “¡Prometo que no volverá a pasar! ¡Y si pasa, habrán terribles consecuencias para Den! ¡Confía en mí!”
“D-de acuerdo” respondió Zal, fingiendo angustia “¿Ya me puedo ir?”
“Claro, ambas ya váyanse ¡Es todo!”
“¡Gracias!”

Después de sonreír con ternura una cuarta vez, Zal se puso de pie y se fue, junto con Den, que todavía estaba en estado de shock, mientras la maestra la miraba fijo, tratando de leer la portada del libro que aún llevaba con ella.

“Crip... Cripto... Criptozoología... ¿Criptozoología? ¡Espero que no sea una de esas cosas con fotos de girafas nadando, Den! ¡Te lo advierto!”

Más tarde, de vuelta en los pasillos...

“Deberías saber que tu punto débil está terriblemente expuesto”
“¿Podrías ya dejarme en paz? ¡Creo que ya tuve bastante por ahora!”
“Eres una persona muy muy pero muy efusiva. Te dejas llevar fácilmente por tus emociones, o más bien tu temperamento...”
“No es mi culpa ¿Sabes? No me enojo tan seguido... De hecho soy bastante tranquila, pero a veces hay personas repugnantes, personas como tú, que me hacen perder el control”
“Será por tu... ¿Frustración?”
“¿Q-qué? ¿Quién te contó sobre eso? ¿Eh? ¿EH?”
“Kiki”
“Ah... Kiki...”
“Me dijo que estás triste y muy preocupada porque temes volverte loca”
“Bueno, eso... eso es algo personal... así que diré algo que te llegue también”
“¿Qué?”
“Piensas que tus padres no te aprecian”

Zal se detuvo.

“¿Por qué?”
“Pareces estar muy interesada en hacer amigos, y eso es lo que querían ellos ¿No? Quieres que vean de lo que eres capaz, quieres que se sientan... orgullosos...”
“Cómo... ¿Cómo diablos supiste eso?”
“Me sucede a veces con mi padre”
“Ya veo...”
“Pero no lo culpo, con lo duro que debe ser tener un fenónemo de hija...”
“De acuerdo, ya basta con eso o harás que sienta pena por ti”
“Y hablando de eso, el psiquiatra me dijo una vez que hablar siempre funciona ¿Por qué no tratas de hablar con tu familia?”
“...”
“¿Zal?”

Zal había bajado la vista, y se estaba abrazando.

“No me escucharían... Nunca... Nunca lo hacen...”

Den frunció ligeramente el ceño, pero no estaba molesta. De hecho, estaba confundida. Poco antes la habría estrangulado, pero ahora... Verla así la hacía sentirse mal. ¿Quién sabía, de todos modos? Quizá solo era... incomprendida. Quizá como ella.

“Yo lo haría”
“¿Qué?”
“Yo te escucharía”
“¿E-eh? ¿En serio?”
“Siempre y cuando dejes de ser tan mala”
“¿Crees que es tan fácil? ¿Y si yo te pido que dejes de ser tan paranoica?”
“¡No soy paranoica! ¡Esos scouts se lo buscaron! ¿Cómo rayos iba a saber que estaban disfrazados y no eran marcianos? ¡Y eso que había oído a uno decir que odiaba este planeta!”
“Y... Me perdí ¿Qué intentas probar ahora?”

Den se estampó la mano contra la frente, y luego la deslizó lentamente hacia abjo.

“Está bien, quizá sí soy algo paranoica...”
“Y tu complejo de inferioridad, no olvides tu complejo de inferioridad”
“De acuerdo, ya basta”
“Sólo estoy siendo honesta”
“Para tu información, tú también tienes defectos. Muchos. Así que no tienes derecho a decir nada de eso”

Silencio...
Den esperaba una respuesta aún más sádica, pero para su sorpresa, Zal sonrió, de una forma realmente... amable.

“Bueno... Supongo que ambas tenemos problemas ¿Verdad?” dijo.
“No quisiera estar de acuerdo contigo pero, qué demonios, sí”
“Pero aún así es absolutamente imposible establecer algún tipo de amistad contigo”
“¡SANTOS MARCIANOS SCOUTS! ¡VE AL GRANO!”
“¡Ya, ya! Ya me arruinaste el suspenso... ¿Y si formamos una alianza?”
“¿Qué qué? ¿Alianza?”
“Yo te ayudo a superar tu miedo psicótico a cosas ridículas que no existen y tú me ayudas a hacerme mejor persona. Pero nadie, y repito, NADIE, debe saber sobre esto”
“Si puedes...”
“¿Qué? ¿Me estás desafiando?”
“Sólo digo” se rió Den, empezando a alejarse “Pero te advierto que ya enloquecí como a cinco psiquiatras...”
“¡Ya veremos, Den! ¡Ya veremos!”
“Seh, claro... Te veré mañana, supongo”

Y con esa frase, Den desapareció en el horizonte, observada por Zal.

“Parece ser fuerte después de todo” susurró para sí “O al menos en su enterior... muy muy muy muy muuuuuy adentro, eso sí”

De repente, algo se sacudió entre unos arbustos. Zal se volteó rápidamente.

“¡Oh! ¡Ya está! ¡Ya puedes salir!”

Con un chillido de alegría, una cosa diminuta y de color púrpura, con cuernos de alce, salió de un salto y flotó hacia ella, que reía con ternura.

“Lo siento, me tardé más de lo que pensé”

La pequeña cosa siguió chillando y frotándose contra ella como un gato.

“¡Está bien, está bien! Mejor ya vayamos a casa antes de vuelva a llover. Nuestro amo nos espera...”

Y entonces, Zal se fue.

Mientras tanto, en los pasillos de la escuela, Kiki miraba en todas direcciones con una bolsa de cartón en las manos.

“¿H-hola? ¿Zal? ¡T-traje los freetzdoomps!”