En 1943, el químico suizo Albert Hofmann retomó su empeño de sintetizar el LSD 25, 5 años después de haber realizado los primeros experimentos, con la intención de conseguir una substancia que estimulase el parto.
El LSD (Lyserg Säure-Diäthylamid, o en castellano, Dietilamida del Ácido Lisérgico) es uno de los alcaloides presentes en el cornezuelo del centeno; el cornezuelo fue empleado por los chinos en obstetricia, para contraer el útero y evitar las hemorragias en el postparto, y era conocido como una potente droga en Europa.
El 16 de abril de 1943 Hofmann tuvo que abandonar el laboratorio presa de mareos y una extraña sensación de intranquilidad. Al llegar a casa, se acostó y sufrió una serie de alucionaciones: “me penetraban sin cesar unas imágenes fantásticas de una plasticidad extraordinaria y con un juego de colores intenso, caleidoscópico…”
En un par de horas desaparecieron estos efectos, pero Hofmann rápidamente comprendió que era la substancia que estaba sintetizando la causante de los mismos: una mínima cantidad debía haber sido absorbida por su organismo a través de la piel y había provocado el curioso efecto.
Poco después Hofmann decidió practicar un autoensayo con una cantidad mayor de LSD, pero esta vez sus alucinaciones no fueron nada agradables: mientras anotaba las primeras impresiones sobre lo que estaba experimentando, Hofmann empezó a darse cuenta de que perdía el habla y a duras penas pudo pedir a su ayudante del laboratorio que lo llevase a casa. Aquella noche Hofmann sufrió el primer mal viaje de LSD constatado científicamente y recogido en sus propios escritos:
“…Todo lo que había en la habitación estaba girando, y los objetos y muebles familiares adoptaron formas grotescas y generalmente amenazadoras. Se movían sin cesar, como animados, llenos de un desasosiego interior. Apenas reconocí a la vecina que me trajo leche -en el curso de la noche bebí más de dos litros-. No era ya la señora R., sino una bruja malvada y artera con una mueca de colores. Pero aún peores que estas mudanzas del mundo exterior eran los cambios que sentía en mí mismo, en mi íntima naturaleza. Todos los esfuerzos de mi voluntad de detener el derrumbe del mundo externo y la disolución de mi yo parecían infructuosos. En mí había penetrado un demonio y se había apoderado de mi cuerpo, mis sentidos y el alma. Me levanté y grité para liberarme de él, pero luego volví a hundirme impotente en el sofá. La sustancia con la que había querido experimentar me había vencido. Ella era el demonio que triunfaba haciendo escarnio de mi voluntad. Me cogió un miedo terrible de haber enloquecido. Me había metido en otro mundo, en otro cuarto con otro tiempo. Mi cuerpo me parecía insensible, sin vida, extraño. ¿Estaba muriendo? ¿Era el tránsito? Por momentos creía estar fuera de mi cuerpo y reconocía claramente, como un observador externo, toda la tragedia de mi situación…”
Fuentes
http://ecmes.wordpress.com/2006/06/06/el-primer-mal-viaje/
que a su vez pone sus fuentes :
Wikipedia (Hofmann)
Wikipedia (LSD)
Muscaria.com
a Semana Cultural
La Historia del LSD, de Albert Hofmann
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