The Frontiers [PRIVADO YSY-Evil-perro-House]

—Pero los osos de peluche no dan abrazos. Solo son abrazados— Rió. Aun así, estiró sus brazos y lo rodeó con los mismos, esperando a que le hiciera lo mismo; apegó su cuerpo y esperó a que le comiera la boca— Pero yo soy la excepción. Tu osita está dispuesta a hacerte todos los mimos que sean necesarios para… para… para que te sientas reconfortado.

Le pareció oír vibrar el celular, cosa que la sacaba de onda si resultaba ser así, pero prefirió revisarlo después. No creía que era algo importante. Nadie la llamaba para decirle ni un “buenos días”.

Se terminó de acurrucar en él y cerró los ojos.

-Que cursi eres-

Estiro el brazo para que lo usara como almohada y se acomodo a su lado.

-Entonces despierta me con un bese especial cuando suene la alarma... el como lo hagas lo dejo a tu criterio, pero que s ea como nunca lo hayas hecho-

La comida y la bebida lo habían dejado somnoliento, simado al cansancio de estar dando vueltas todo el día lo habían dejado mas que listo para dormir, quizás un poco mas de la cuenta.

—Cursi y todo me amas con locura…— Empezó a pensar de qué manera podría recibirlo, que clase de beso utilizar para sorprender al “bello durmiente”. Pero luego de cinco minutos de darle vueltas al asunto, no resistió más al sentirse tan cómoda y calentita, y se quedó profundamente dormida. Ya se le ocurría algo al despertarse, eso estaba seguro.

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Vanderveer había estado toda la maldita tarde dando vueltas, haber si conseguía un trabajo en negro por lo menos (o sea, sin el papeleo legal previo). Pero en Génesis eran estrictos con respecto a eso, y tampoco quiso correr el riesgo de irse a los barrios bajos, pues la historia de los traficantes de implantes le resonó por la cabeza todo ese tiempo que buscó limpiar un piso por unas monedas. Correr ese riesgo por una miseria no era una opción. Tampoco usar las tarjetas clonadas, ya que no quería meter en problemas a Sven con su jefe si lo llegaban a pescar; arruinarle la reputación de ese modo no era el proceder de un amigo.

Al llegar a la casa, a la noche, vio que tenía correspondencia. Eran los documentos de identidad junto con otras cosas. Y no sólo estaba la de él, sino también la de Ornella… solo que la de Sven no. Le pareció raro.

Al cabo de un rato y como no queriendo termino por dormirse también, pasaron un par de horas en las cuales apenas se movía, la alarma no hizo ruido y solo se quedo vibrando unos minutos hasta quedarse en silencio otra vez.

En su sueños Sven veía con frecuencia como seria la vida en la tierra, o al menos como o fue cuando la tecnología no existía y la ente sobrevivía con cosas tan simples como arados y herramientas de simple hierro y cuero, espadas escudos y arcos eran los únicos métodos para defenderos y los caballos los únicos medios de transporte, todo eso solo con la descripción que encontraba en libros y archivos digitales de la base de datos de universal.

Sabia que su nombre provenía de la región nórdica de la antigua Europa, soñaba en lo que pudo haber sido de haber nacido en otro tiempo, si se habría dedicado a la batalla o habría terminado siendo un modesto granjero.

acabo despertando por si mismo unos minutos después de que dejara de vibrar la alarma, solo se quedo ahí en la cama acariciando el hombro de Geraldine, creyendo que aun era temprano

Y como siempre que dormía con él, ya no tenía más pesadillas y no le costaba un mundo conciliar el sueño. Al contrario, caía rendida ante sus brazos sin más, sin buscar excusas para no cerrar los ojos y descansar “por las dudas”.

—Mmm… Cariño— Murmuró entre dormida y despierta. Tan solo era capaz de balbucear palabras al azar, sin mucha relación o coherencia entre sí, haciendo sonidos guturales en el proceso.  
Movió un poco la cabeza y terminó por abrir los ojos. Le dolía un poco la frente, seguro por el alcohol, pues no estaba acostumbrada a beber más de menos de media copa y mucho menos de golpe. Recordó de inmediato lo del beso, así que decidió poner en práctica la nueva ocurrencia: hacer un camino rozando sus labios contra su cuello hasta besarlo con suavidad, pero de modo que durara un tiempo. Y eso hizo— Mi peluchito…— Murmuró un poco dormida aun. Incluso su vista se desviaba un poco hacia cualquier lado— Cántame una canción con tu guitarra... papá— Volvió a hablar en voz baja, pero con una sonrisa. Volvía a dormirse otra vez.

Lo ultimo fue u tanto desconcertante, dios sabe que estaba soñando.

La dejo dormir un poco mas, mientras el se desperezaba solo sin moverse demasiado, estiro la mano buscando el desperador, para luego ver la hora.

Corroboro la hora viendo por la ventana, eran poco mas de las nueve y ellos todavia ni salian, la idea de mejor quedarse en casa parecia vastante tentadora, aunque eso era mejor que lo consultara con Geraldine una vez despertara.

Después de media hora más, al final acabó por despertar por completo.
Sonrió al notar que él aun estaba ahí y que ella lo estaba abrazando todavía. Era como para quedarse toda una vida así.

—Haces que quiera dormir más todavía. Tu calorcito logra que me dé más sueñito…— Frotó los pies contra la sábana, para sentir la suavidad de ellos. Lo hacía de vez en cuando por mero gusto— Debo prepararme para salir. La noche aun está en pañales…

Siempre le quedaba ganas para seguir haciendo cosas, no importa el tiempo que llevara. Estaba emocionada porque sería su primera salida (por gusto) en mucho tiempo. Divertirse como los demás mortales.

Espero a que le levantqra y le dio una nalgada.

-Date prisa entonces, yo estoy listo en cinco minutos-

Se destapo y se sento al borde del colchon, se puso rapido los pantalones y luego el resto de la ropa que traia puesta.

De reojo la espiqba mientras se acomodqba la corbata, para verla ponerse ese vestido tan provocativo, ya se habia hecho una idea de como se veria, pero queria comprovarlo.

Pero para su mala suerte, se fue hasta el baño a cambiarse y retocarse el maquillaje, además de acomodar un poco su cabello.

—“Cinco minutos no me alcanzan para nada… ¡Para nada!”— Pensó ella mientras se desvestía lo más rápido posible, así como lo era cambiarse detrás del escenario antes de salir entre diferentes actos. Si podía en un minuto o algunos escasos segundos ¿Por qué no en cinco?

Una vez se sacó el sostén y todo lo demás, a excepción de los calzones, se puso el vestido que le llegaba hasta por encima de la mitad de las piernas, y un escote en la espalda de infarto.
También unas sandalias negras, solo que no tenían el tacón demasiado alto, así podía moverse con libertad si tenía que bailar.
Recogió su cabello y retocó todo lo que tenía que retocar.

— ¡Ya es-toy!— Exclamó divertida.

Sven se habia quedado sentado en la cama viendo hacia la puerte del baño solo con los dedos cruzados, esperando el espectaculo que seria verla salir.

-¿Te importaria dar una vuelta para mi?-

Sonrio y hecho las manos para atras, inclinandose sobre sus manos recargadas sobre el colchon.

-O mejor aun... ¿te importaria bailar un poco frente a mi?-

>>Prometo no tocar nada!

— ¿Una vuelta?— Parpadeó un par de veces, después dio un giro con sus pies ligeros— Eso es pan comido. Pero un baile personal… mira qué clase de servicios me haces dar— Sonrió y estiró una pierna, de forma recta, sosteniéndosela con la mano, llegando su pie por encima de su cabeza y quedando parada solo en una pierna (conocido como “split de pie”). La danza había hecho su cuerpo muy flexible. Esa era una de las tantas formas de estirar sus músculos para no perder aquella elasticidad tan común entre las bailarinas profesionales.

Después comenzó a bailarle de forma sensual y femenina, para pasar a un cambio de energía en el que se requería un gran control sobre la respiración, pero sin perder las características del principio, como las grandes divas del pop del pasado.
Terminó en una pose en el que le daba la espalda y se agarraba un glúteo mientras lo miraba, invitándolo a tocar, o por lo menos sugiriéndoselo con ojos.

-No me incites a tocar algo... si lo hago no voy a poder detenerme y acabare arruinando tu peinado y tu maquillaje, ten en cuenta que ese vestido no deja mucho a la imaginación, que por lo menos me doy cuenta de que no traes sostén... me tomaría menos de la cuenta dejarte sin nada, lista para darte amor-

Se dejo caer hacia atras, con las manos en la nuca.

-Lo que quieres es que explote de celos, verdad Geraldine?, que cuando te vean todos esos hombres arda en deseos de arrancarles los ojos para que no se atrevan a mirar ni el suelo por donde caminas... por que eres tan cruel?-

Estaba un poco avergonzada por eso. Por primera vez en la vida tomaba consciencia de que estaba semidesnuda.
Eso nunca le había importado, era normal para ella los vestidos de coctel, las faldas cortas y los escotes pronunciados, el brillo y el glamour. Incluso que fuera ceñido al cuerpo… después de todo, iba de acorde a su edad y también se sumaba el hecho de que tenía para mostrar. La costumbre.

—Entonces no te gustó…— Afirmó desanimada.

Estaba a punto de irse a buscar otro si así se lo pedía.

Se puso de pie rápidamente. -Se que es muy llamativo, y se que cuando volvamos vendré hecho una fiera... y eso es lo interesante, saber que tanto va a ser, pero supongo que no lo sabremos hasta que estemos aqui otra vez-

Sabia que esa era la moda, no seria la única mujer que fuera vestida de esa manera en un club nocturno, pero seguramente seria a la que mejor le quedaría.

-Ya decidiste ir asi, ahora tienes que aceptar las consecuencias y atenerte a lo salvajes que puedan ponerse las cosas... te dije que hoy seria una noche de excesos y pienso cumplirlo-

La tomo con las manos por la cintura, justo donde la costura dejaba expuesta su espalda.

-Así que en respuesta a tu pregunta... si me gusto, de hecho me atrevería a decir que estas perfecta para la ocacion-

Arqueó una ceja hacia arriba, formando una mueca altanera, típico de ella cuando estaba dispuesta a aceptar el reto y plantársele de cara para afrontarlo.

— ¿Entonces qué esperamos? Volvámonos locos y perdamos la cabeza en medio del frenesí de una noche salvaje. No aceptaré reclamos— Aunque no tenía ni idea que planeaba llevarla a un lugar más público, más concurrido y no tan vip.

De todos modos, los lugares vip no eran para nada inocentes. No sólo corría alcohol a diestra y siniestra, sino también drogas y otro tipo de sustancias muy dañinas y adictivas. También había prostitución y ese tipo de cosas. La noche en esos ambientes era la madre de los excesos.
Geraldine lo sabía porque en sus pocas salidas, de esas que hacía la presentación y se iba, lo había podido ver, o sino escuchado rumores de que fulano/mengano/sultano estaba metido en algo raro.

Sven le sonrió y le dio un beso repentino cuando le recurría la espalda desnuda con las manos.

-Entonces ve por la botella y tráela para ir entrando en calor... yo voy a encender el auto-

Se despego de ella y fue por las llaves, para luego bajar las escaleras y subir a la camioneta, preparándose para arrancar.

Tenia pensado un lugar en especial, algo un poco mas a la vista para no entrar de lleno tan pronto, un bar con mesas al aire libre en la entrada a la zona nocturna de Genesis, podían estacionarse ahí y seguir a pie por ahí, pues mas adentro no se permitía entrar con auto, la calle tenia un estilo rustico, empedrado antiguo con luces de colores que la recorrían de lado a lado, como si fueran luces de navidad pero con tonos menos inocentes, siendo el rojo y el purpura los que predominaban.

Buscó la botella con la mirada, para acordarse de que la había dejado sobre la mesa. La tapó como pudo y cerró la puerta de la casa, para después bajar las escaleras y subirse a la camioneta.
Le dio un sorbo del pico como si nada, cerrando fuertemente los ojos por las dudas de sentir un sabor diferente y fuerte al del vaso, esperando el efecto inevitable que tendría sobre ella por semejante trago largo.
Se colocó el cinturón de seguridad y miró hacia el frente.

-Procura no emborracharte antes de tiempo, no sera divertido si tengo que volver contigo en el hombro por que tomaste mas de la cuenta-

Tenia pensado ser precavido, si iba a conducir se tomaría solo un trago o dos por local, para luego pasar al siguiente.

Llegando al bar se estaciono en el primer lugar que encontró libre, la camioneta era grande y no cabía en cualquier lugar, pero por suerte consiguieron uno bastante rápido y enfrente de la primera parada.

El lugar tenia un nombre extraño escrito en mandarín, con pisos de mármol negro y fuentes en la entrada, de no ser por la gente y la música que había dentro casi podría pasar por un restaurante familiar.

No necesitaba expresarse con muchas palabras cuando algo lograba captar su atención por completo, o cuando algo la sorprendía gratamente. Tan solo abría bien grande los ojos y observaba todo con lujo de detalles, examinando.

Tenía pensado perder los estribos y tal vez lo haría en menos de una hora si seguía a ese paso… le demostraría que tan alocada podía ser, aun estando sobria, pero que esperara a que tuviera unos traguitos de más.
Solo esperaba que la resaca no fuera tan fuerte al día siguiente; no podría soportarlo si era como lo describían.

Solo se mantenía en silencio, ya habría tiempo para hablar y decir todas las barrabasadas habidas y por haber. Sí, en definitiva se divertiría. Y no necesariamente robando un segway.

Se frotó las manos, ansiosa.

-Ven, busquemos un lugar cerca de la barra.-

En el bar había una especie de pista de baile, con paneles de luz en el suelo que se iluminaban de todos los colores, en ese momento estaba vacía y la gente se limitaba a beber y charlar en sus mesas, mirando a si alrededor con nerviosismo, se notaba que ese lugar no estaba en la lista de lugares de moda, la gente que iba ahí era gente como Sven y Geraldine, sin experiencia en antros y la mayoría se conformaría con gastar un poco y luego irse a presumir al día siguiente que salieron de fiesta, no estaba en sus planes perder el control.

-Debe ser por que es entre semana- Comento Sven una vez que llegaron a la barra. -Probemos lo mejor que tengan y luego podemos buscar otro sitio si quieres.-

A Geraldine le parecía tan extraño ver una pista de baile vacía… y triste. Por Dios, las pistas de baile era para sacarle chispas a los zapatos, no que esta estuviera de adorno y nadie se animara a acercarse o tomar a su pareja y empezar. O eso era lo que su lógica de bailarina le decía… Si se bailaba frente al espejo, teniendo algo así servido en bandeja había que aprovecharlo.

—De acuerdo. Pero comenzaremos aquí— Se sentó en un lugar vacío. No faltó el baboso que se quedó mirando su espalda desnuda, buscando hacerlo también para ver como lucía su trasero. Para colmo, que a sus costados también se podía apreciar parte del busto cuando movía el brazo hacia delante o atrás— Hay que mover el bote. Ya sabes que no me puedo quedar de brazos cruzados…

-Solo hay un pequeño detalle... que no se bailar-

Miro a su alrededor, habia bastantes hombres solos volteando a ver en esa direccion, la razon no era ningun secreto aunque hacia un gran esfuerzo por aparentar que no le importaba.

Por supuesto no iba a dejar que por quedarse sentado otro llegara y quisiera invitarla a bailar, eso jamás.

-Me refiero a que no se bailar este tipo de musica... solo cosas mas formales y aburridas, pero puedes enseñarme-

—Ningún baile es aburrido, cariño.
>>Toda expresión de movimiento es igual de valedera para mí. Y creo que hay algo que puede preparar el terreno para la bomba que viene después— Sonrió y se paró para ir a hablar con alguien.  Enseguida la música cambió, para empezar con unos lentos románticos de la década del 80’ del siglo antepasado. Nada que una cara bonita no pudiera conseguir con solo unas palabras bien formuladas. Volvió otra vez a la barra, llevándose todas las miradas consigo, incluso de los hombres que sí tenían pareja (y mujeres que maldecían de la envidia por dentro) — Listo. Ahora tomemos algo y salgamos. No te preocupes, yo te guiaré.

-Me parece perfecto-

Se volteo hacia el empleado de la barra y le pidio dos vasos de la bebida mas popular que sirvieran, no le importaba demasiado que fuera mientras le srviera para agarrar valor.

-Hasta el fondo!- Dijo antes de empinarse la copa hasta el fondo.

Dejo la copa en la barra y tomo a su prometida de la muñeca, mirandola con un nuevo entusiasmo.

-Estoy listo!-

—De acuerdo, esto no es muy difícil, así que empezaremos por el paso básico… y lo repetiremos hasta que se te haga familiar y podamos aumentar el nivel de dificultad con otros— Le explicó lo que tenía que hacer en el oído, mientras le mostraba— Y recuerda: Solo déjate llevar y lo demás, bueno, saldrá solo.

Los lentos no tenían pasos complicados, dado por su tempo lento. A menos que fuera un adagio… pero como no lo era.