۩ღ Acacia Amarilla ღ۩ [Privado , Evil-Dog]

Se mostró ligeramente sorprendido. Aun así todavía tenía varios trucos bajo la manga que no había develado por nada en el mundo.

-Interesante... Vamos a ver si me encuentras.



Esta vez se hizo invisible , como la vez que había matado a Ladelly. Pero a la vez , en su forma espiritual. Como si solo flotara.

-Ya estoy harto de juegos"-

Empece a drenar energía de mi cráneo mágico, y en un arranque de ira lance un espíritu de hueso que lo golpeo justo en el pecho, lanzandolo contra la pared del final del pasillo.

-"Tarde o temprano el tiempo se encargaría de balancear la cuenta hijo de puta, pero eso solo sera cuando saque tu sucia y pútrida alma de tu cuerpo sin vida."-

-¿Y como se supone que lo harás? - Lo miró directamente a los ojos - El problema no es contigo. Me harías el trabajo más fácil si me dejas vivir. Debo eliminar a los nobles que queden de pie. Los reyes del sur fueron bastante fáciles de matar... solo me falta la niñita mayor para completar. Aunque la cabeza principal será la de la niña del Norte. Es el que más peligro representa...principalmente si algún día por arte de magia la ley sálica se derrumba - Nada parecía tener sentido de lo que decía.

Pero era obvio que ahora con los reyes del sur muertos , la única legítima heredera al trono sería Lucifenia , puesto que el rey del sur no tenía hermanas , solo a su hermano gemelo , el rey del norte. Y si eso pasaba , significaba que la ley sálica en el sur no se podría aplicar al no haber otra opción y la coronación se efectuaría con Lucifenia.
Si Lucifenia era coronada reina absoluta , la ley sálica se derrumbaría en el norte también , dado los muy estrechos lazos, dando paso a que Amaya tuviera derecho a gobernar luego de la muerte de sus progenitores. Y si eso pasaba , Amaya sería reina , no se casaría y habría guerra de todos modos.

Por eso , ambas debían morir.

-Piénsalo. Si me dejas matar a las dos princesas , quien podrá quedarse en el trono sin guerra de por medio , serás tu. Dado que no habrá herederos ni descendientes que puedan ocupar el trono. Y ya que estás aquí , lo ocupas tu ¿No? Y se acabaron los problemas.

-"Ese seria un excelente oferta, de no ser por un par de cosas, la primera..."

Le ordene a mi golem que lo sujetara del cuello, evitando que ese escapara, incluso usando su forma etérea.

-"La primera es que, aunque mates a todos los nobles de Yellow del sur y del norte, no hay ninguna razón para hacerme rey, pues mi sangre no esta emparentada en lo mas mínimo a su linaje.... y la segunda"-

Tome un poco de sangre del piso y con ella me cubrí la cara, a modo de pintura de guerra.

-"Y la segunda, la segunda es que no confió en ti, trataste de matarme y ahora me ofreces una vida de sueños y castillos en el aire?"-

Le hice una seña al golem y este le clavo el brazo en el pecho, para después volver a su forma de espada

-"Es una lastima que, a pesar de tantos años buscando a otros magos, cuando al fin encuentro a uno tenga que darle muerte por mano propia"-

Puse mi pie sobre la empuñadura de la espada y haciendo presión hice que esta atravesara su cuerpo.

Esa espada , literalmente , le hacía salir humo del cuerpo. Como si le calcinara la piel de alguna u otra forma.

Tan solo sentía como se desangraba de una manera bastante rápida , empezando a perder el conocimiento en unos pocos segundos. Sabía que moriría y se sentía algo idiota.

-Bueno... Supongo que es el fin... Pero con un golpe de estado podrías haber tenido todo.

-"Tengo que vivir rápido, y no tengo tiempo para eso."-

Algunos nigromantes teníamos la habilidad de ver el futuro, sin embargo en mis visiones lo único que podía ver era mi propia muerte, la cual por lo que pude ver, tendría bastante joven, lo ultimo que quería era pasar mis últimos días sentado en un trono.

El cuerpo del tipo se convirtió en cenizas... Aunque un fuerte olor a azufre invadió el lugar.

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Había pasado bastante tiempo , aunque la verdad no iba a salir bajo ningún aspecto. Tenía entre mis brazos a Lucifenia , la cual se había desmayado ante la falta de alimento.
Yo me encontraba sentada en el suelo , cuidándola y rogando , con daga de Lucy en mano , que ese tipo no nos encontrara. Estaba completamente a oscuras ya que no había encontrado la antorcha para encenderla y había recorrido los caminos al azar. Estaba completamente perdida en medio de la penumbra.

-Maldita sea.

No podía dejar a Lucy tirada allí tampoco. Mi estómago sonó.

-"Bueno, ya que estas muerto, no te importara si consumo tu esencia verdad?"-

Tome el cráneo y este comenzó a aspirar el humo que emanaba de sus cenizas, con los rituales apropiados, podría saber que tipo magia utilizaba, y con algo de suerte sintetizarla.

Entre a la habitación de Lucifenia la cual parecía no haber sido perturbada, podía sentir que los ópalos estaban cerca, pero por lo que sentía, ninguno de ellos había sido activado.

Tomé a mi prima y la llevé a caballito. Parecía un peso muerto , pero debía encontrar alguna otra salida.
Así que empecé a recorrer a oscuras , tocando las paredes , hasta que encontré una palanca y la bajé.

Estaba en el comedor real. Había llegado bastante lejos.

Tome la espada de vuelta comencé a buscar a Amaya y a Lucifenia, había escuchado de los pasadizos del castillo así que empeze a buscar endiduras en la pared hasta que di con el, este estaba bastante oscuro y yo no llevaba conmigo al golem de fuego para iluminar el camino, pero tenia que encontrarlas pues tenia razones para creer que ese sujeto no había asaltado solo el palacio.

Tenía que saber la ubicación de los reyes , pero sin exponerme demasiado. Eso significaba volver detrás de las paredes...
Pero primero me fijé si había alguien. Solo rastros y charcos gigantes de sangre. Arrugué un poco la cara por el olor nefasto que impregnaba el aire.

Activé de nuevo la forma para ingresar al pasadizo y ahí me quedé , escuchando si alguien venía.

De repente...

-¡Marcus! ¡Marcus! - Exclamé mentalmente. Ahora estaba el doble de preocupada.

Caminaba prácticamente a ciegas cuando de repente escuche a alguien corriendo detrás de mi, levante la espada y me puse en posición de estocada mientras el resplandor de una luz se hacia mas grande, una vez que se trataba de un hombre, el escultor del palacio, no lo reconocí en su momento, pero por su mirada diría que el a mi si.

-"Amigo o enemigo?"- le pregunte amenazante aun con la cara manchada de sangre

-"Yo... yo trabajo en el palacio, vi lo que sucedió en el pasillo y pensé que algo malo podía haberle sucedido a la princesa, pero cuando vi el pasadizo abierto supuse que lo había utilizado para escapar, y por eso estoy aquí."-

-"Si, creo que te he visto en el palacio... entonces ilumina el paso con esa luz que llevas y no te alejes, demasiado, tengo el presentimiento que no estamos solos"-

Y así fue como empezamos a buscar a Amaya y a Lucifenia a través de ese oscuro pasadizo, sin saber que competíamos por la misma mujer.

Mierda ,mierda y mil veces mierda.
Ahora estaba desesperada y temía lo peor. Quería irme corriendo hacia el exterior para salir a buscarlo.
Pero no podía dejar a Lucifenia completamente sola , indefensa... aunque si somos sinceros , yo no es que pueda hacer mucho más que rasguñar, morder ,maldecir o usar un objeto contundente hasta por ahí nomás. ¡Eso era muy frustrante!

No era hora de hacer berrinches. Debía concentrarme en hacer algo. En eso recordé que tenía el golem de fuego. ¡Pero que idiota de haber ignorado de que lo tenía en mano todo este tiempo!

Le ordené que saliera de su estado original y este hizo acto de presencia. Iluminó gran parte de los pasillos.
Como no deseaba una cosa tan grande y tan brillante , para no llamar la atención a través de los surcos de las paredes, acerqué la antorcha hacia él y la encendí. Luego le ordené que volviera a su forma de ópalo.

-Esto será suficiente - Volví a hacerle caballito a Lucifenia y traté de ubicar una salida que diera hacia el exterior. Y la encontré... para llevarme una muy desagradable sorpresa.

No había cuerpos porque , prácticamente , todos estaban empalados y algunos decapitados estacados en maderas más bajas y delgadas. Frente al palacio.

Ya habíamos caminado por varios minutos y mi mano comenzaba a entumirse por sostener esa espada, entonces comprendí el por que aquel sujeto la portaba con guantes.

Salimos al comedor del palacio pues la puerta del pasadizo seguía abierta, así que supuse que había salido por ahí.

En el comedor había solo sangre y nada mas, sin cuerpos, ni asesinos, solo un silencio de muerte.

Me dieron unas ganas tremendas de vomitar.
No solo todos estaban estacados y empalados , sino que a algunos le faltaban los ojos , otros estaban abiertos de par a par con las tripas afuera o directamente destazados como animales.

Busqué un lugar donde pudiera ocultar bien a Lucifenia.
La puse en medio de unos arbustos y le tapé la cara con una rama.

-Ya vengo Lucy , te lo prometo - El olor a sangre se me iba a las fosas nasales. Me preguntaba si el rey del norte aun estaba vivo , así como mi madre y mis tíos , los reyes del sur.

Me metí por una salida de emergencia , que conectaba hacia un pasadizo secreto entre sus paredes.
Tenía que ir a la otra ala para ver si Marcus estaba vivo... quería creer que sí.

Salimos de los pasadizos y comenzamos a recorrer los pasillos del palacio, hasta dar a los patios del castillo, donde se encontraban todos los cuerpos de la gente del palacio.

El sujeto que me acompañaba vomito solo ver aquella grotesca escena, aproveche que me había dado la espalda para tomar la vaina de uno de los cadáveres de un guardia para guardar la espada, la cual se sentía como si la empuñadura estuviera cubierta de espinas.

Ese sujeto se molesto por haberlo llevado a ese lugar y decidió buscar a Amaya por su cuenta, a lo que le respondí que era una idea bastante estúpida, que solo iba a conseguir que lo mataran, así que empece a seguirlo.

No llegué ni a la mitad del camino adentro del castillo , que vi los cadáveres de mis tíos colgando del techo... completamente desmembrados y colgados de los pies de una araña.

No pude evitarlo y cerré fuertemente los ojos , me tapé la boca y comencé a gritar como una loca de la misma impresión. Que me tapara la boca no fue suficiente. Había sido una idiotez , pero es que en verdad no pude contenerme ni un poco.

En eso me tropecé con una corona que estaba tirada en el suelo y me caí encima de un charco de sangre.

Fue horrible. Nunca pude sacarme esa imagen de la cabeza.

La sensación de adormecimiento de mi mano no hacia mas que empeorar, aun cuando ya no sostenía la espada, el hombre al que seguía se veía cada vez mas desesperado, tanto que parecía ignorar todo lo que le decía.

En eso , no muy lejos pude escuchar un grito de desesperación, que parecía ser de Amaya.

Me puse a llorar como una niña pequeña. Si a la primera no había reaccionado como se esperaba , ahora si lo había hecho y a todo pulmón.

Era un panorama perturbador y terrible.

En eso escuché que alguien se acercaba rápidamente hacia mi. Creyendo que era el asesino , empuñé la daga de Lucifenia y de un manotazo en el aire , corté la ropa de alguien y empecé a correr más que desesperada y con algo de dificultad.

-"Con lo que me gustaba este abrigo..."- me dije a mi mismo

Marcus salio por otro pasillo y logro detenerla de su intento por escapar, mientras trataba de calmarla pude contemplar lo que parecían los despojos de los que alguna vez fueron los reyes del sur, el asesino no me había mentido, los reyes estaban muertos, y ahora Lucifenia seria reina, lo cual no era bueno para mi.

Empecé a empujar y pegar cachetazos al aire con los ojos firmemente cerrados , pensando que ya me había atrapado. Aunque cuando caí en la cuenta que no había muerto ya , los abrí de repente y vi a Marcus.
Los abracé de repente y continué llorando angustiosamente.

-Por un momento pensé que... - No pude terminar la frase. Era incluso nefasto para mi decirlo. No quería recordar nada ya.

El trataba de consolarla, le decía que todo estaría bien, que ya había pasado... pero nada estaba bien, y esto no había mas que comenzado, podía sentir una presencia que me abrumaba, mas que la del asesino incluso.

Ella no parecía haberse dado cuenta de mi presencia, de hecho ni siquiera parecía preocuparle que casi me abría la garganta con esa daga.

Una vez más tranquila , aunque sin dejar de lagrimear , me di la vuelta para ver a la persona a la cual había atacado.
Y en vez de observar el lugar que que rasgué con la daga , dirigí mi mirada hacia su cara... y casi morí del horror.

-¡Pero por Dios! ¿Te encuentras bien? - Esta vez mi terror se incrementó de manera desproporcionada - ¿No te hice daño , cierto? - Solté a Marcus y me fui hacia él.

-"Si es por la sangre no te preocupes, no es mía"- Tome la espada y la desenvaine lo suficiente como para que la reconociera

-"Se me tiro la tierra que había conseguido para ti, pero creo que ya no vas a necesitarla"-

-Lo importante es que estés bien... y que hayas recuperado la espada - Lo observé fijamente a los ojos - Lo mataste ¿Cierto? - Me había olvidado de Lucifenia por completo. Tomé la espada entre mis manos. Pesaba un montón.