۩ღ Acacia Amarilla ღ۩ [Privado , Evil-Dog]

En el reino de “Yellow del Norte” y "Yellow del sur" predominan las acacias amarillas hasta el hartazgo, debido a que las condiciones de su terreno favorecen el crecimiento de estas plantas.

A su vez, cada vez que algún noble pisa estas tierras, es porque quiere contraer matrimonio con la princesa de estos reinos, para adquirir el poder que tienen sus padres los Reyes.  

Aunque ni se imaginan que la princesa de "Yellow del Norte" está perdidamente enamorada de su escultor, el que le lleva como quince años de diferencia y del que está loca por él desde que era pequeña. Y tampoco cuentan con que él siente lo mismo por ella.
Y la princesa siquiera imagina que toda esa historia de amor formada en su cabeza dará un giro de trescientos sesenta grados con la llegada de uno de los tantos pretendientes que pretende hacerse con su mano para enriquecer exageradamente su patrimonio y aumentar así, el poderío de su lejano reino al que pertenece.

La princesa, encaprichada por no querer seguir el protocolo, hará todo lo posible por desbaratar su matrimonio arreglado y salirse con la suya para hacer eterno su amor secreto, su amada acacia amarilla, el escultor del palacio.

FICHA

Código:

Nombre Completo:
Edad:
Estatus social:
Ocupación:
Personalidad:
Apariencia y vestimenta:
Extras:

Yo seré la princesa del Norte así guío mejor el rol...
Únanse! Se los exige la baronesa del oscuro tormento!

-EDIT-

Mapa

Spoiler:

Siento una indescriptible necesidad de ser el cabrón hijo de pu pretendiente, pero me gustaría que, si no es mucha molestia, dieras poco mas de información sobre el universo en el que se desarrolla la historia.

Ficha de AMAYA:

Ficha de LUCIFENIA:

Amaya iba de un lado para el otro antes de la fiesta, totalmente frustrada.  Quería ya sacarse de la cabeza por un momento a su amado escultor, al cual adoraba y amaba locamente con toda su alma.

Esa noche habría un baile en el que se invitarían a todos los nobles habidos y por haber en el reino, entre ellos, el duque, el hijo de este (el cual también había notado que mostraba evidente interés en ella y cuando estaban casi a solas se lo daba a entender) y toda la parentela de la mano derecha del rey.

Ella no quería saber nada con su pretendiente.
El rey mismo le había comunicado la noticia de que había conseguido ya un marido para su pequeña y única hija, adolescente aun. Ella, obviamente que manifestó un más que claro rechazo ante esta idea, y se la hizo saber; pero ante la orden del rey no podía hacer nada. La ley sálica indicaba que el sucesor del reino debía ser un hombre… y en este caso, ella no podía. Así que debía conseguir un buen esposo que la siguiera manteniendo en lo alto. Y el esposo le convenía estar con ella por su grandísima riqueza.

Y fue así como llegó la noche. La noche de la condena.

—Esto es basura— Murmuraba totalmente enojada, sentada al lado de la reina en su trono, esperando la llegada de ese “bastardo” que arruinaría sus niñerías de enamorada.

El salón de fiestas del castillo era verdaderamente hermoso. Había gente hasta donde se podía ver , cortinas púrpuras y rojas que hacían agradable la visión desde cualquier punto , ventanales que mostraban el claro de la luna , comida para reventar y música de sobra para complacer los oídos.

—Cuida tu lenguaje, que no es apropiado para una princesa — La retó el rey, oyendo claramente los rezongos de la chica a lo bajo. Se podría decir que tenía el oído clínico.

De repente, las trompetas comenzaron a sonar : Eso indicaba la llegada del pretendiente.

*empieza a escribir después de 20 minutos de bloqueo*

Nombre Completo: Astaroth (seudónimo, el nombre real es desconocido)
Edad: 25
Estatus social: Hijo de un duque
Ocupación: Teniente del ejército del reino del este
Apariencia y vestimenta:

Spoiler:

Extras: Mucho se dice de los nobles del este, poco se sabe, se dice que son el moribundo vástago de un oscuro clan de adeptos a la magia, los sacerdotes de Rathma, o como comúnmente se les conoce; nigromantes

En tiempos mas prósperos el reino del este [nombre pendiente] poseía una economía y un poderío militar envidiable, sin embargo esto a cambiado, resultado de innumerables roses conflictivos con  pueblos aledaños, estando al borde de una guerra se ha pactado emparentar la nobleza de esta región con la de acacia del norte, la familia real.

-"un montón de imbéciles, nada mas que un montón de pretenciosos y prepotentes hijos de ricos que nunca han hecho nada por su cuenta!!!, poner tanta basura bajo un mismo techo debería ser un crimen!!!, dame una buena razón para no bajar de este ridículo carruaje e ir a practicar algo de buen vandalismo en su cementerio mas sagrado"...

Todo se quedo en silencio, ese carruaje solo llevaba un pasajero, o al menos eso es lo que parecía.

-"por la linda princesa" dijo una voz ronca y rasposa

El futuro aspirante a rey mete la mano en su bolsillo y de ella saca un pequeño cráneo de mono y le mira directo a los ojos.

-"y por el poder de sus padres" le responde en forma de susurro

-"no los hagamos esperar, escucho trompetas, y creo que ya hemos llegado"

Suspiré con todas las fuerzas que pude poner en aquel acto. No quería ni verle la cara a ese sujeto que iba a ser mi futuro esposo, en un tiempo no muy lejano. Así que me dediqué a apoyar el codo en el brazo de mi trono, en espera a que viniera ese tonto que pretendía hacerse con toda mi fortuna y poder, o mejor dicho, el de mi padre y mi familia. Tampoco es que permitiría que una cosa así sucediera tan fácilmente como si nada.
Yo, Amaya, me considero lo suficientemente lista como para repeler a cualquier amenaza externa. Y haré todo lo posible para que ningún extraño venido de la nada venga a apoderarse de mí y de todo lo que más quiero.
Tal vez esto se convertirá en una guerra de orgullos… O eso es lo que por lo menos quiero provocar para que salga espantado y así salirme con la mía.

Observé hacia adelante con la peor cara que una princesa podría poner. Una que no era considerada apropiada para una jovencita de mi puesto real. Pero tampoco es que me importó mucho.

En cierto modo, muy adentro mío, sentía curiosidad por saber quién sería el tontito al que le haría la vida imposible de una u otra forma. Tal vez lo cansaría con mis caprichos… pero estaría en apuros si llegara a ser un viejo. Ellos tienen más experiencia y por lo tanto debo ser más astuta.

De lo que estoy preocupada, es de mi escultor… ¿Cómo estará él? ¿Qué se le pasará por la cabeza? ¿Me amará tanto como yo lo amo a él? ¿Sabrá cuanto lo deseo? Y si es así ¿De lo preocupada y desesperada que estoy por saber su opinión? ¡Quisiera leer sus pensamientos y leer lo que hay escrito en su corazón! En su mar inmenso de imaginación… en su linda cabeza. En su mente.

Cuando quise caer de cuenta en la realidad, el duque estaba nombrando al sujeto aquel, pero no alcancé a escuchar su nombre por estar metida en mis pensamientos.
Lo único que me di cuenta, es que todos guardaron silencio y alguien entró con un cierto paso que llamó bastante mi atención.

Guardé silencio mental y proseguí con mis malas actitudes, aunque sin moverme de la posición en que estaba.

Bajo de aquel carruaje y camino hacia la entrada, sabia que su sola presencia corrompía la armonía de aquel salón, las malas lenguas especulaban entre murmullos las obscuras intenciones de aquel sujeto de traje negro, otros impacientes, contenían las ganas de estrechar su mano con la finalidad de formar una ambiciosa y falsa amistad con el que suponían seria el próximo rey.

-"Esto no va a funcionar, hay demasiada gente, demasiada maldita gente"-

-"no te pongas nervioso y recuerda el plan"- dice su esquelético compañero

-"si el plan!!!, me acerco lo suficiente como para reanimar los cerdos y gallinas que sirvieron para la cena y después, en medio de la confusión, escapo por la puerta de atrás.-

-"Deja de decir estupideces y has lo que viniste a hacer, imbécil"

Para cuando se dio cuenta ya estaba frente a la mesa de los reyes, jamas había tenido contacto con la que seria su mujer y si  bien el oscuro secreto de su familia estaba celosamente guardado, no esperaba que aquella lo recibiera en tan negativa actitud.

Se poso frente a sus futuros suegros y en una muy disimulada mala gana hizo una reverencia, mientras esperaba ser presentado por los súbditos del rey.

Mientras anunciaban la presencia de este personaje, yo me dediqué a observarlo minuciosamente. Me llamó la atención el hecho de que este tipo fingía a la perfección sus malos modos, cosa que yo no podía hacerlo con tanta facilidad como quisiera siempre que debía zafar de alguna situación a la que debía someterme forzosamente.
Parece que con este hombre compartimos algo en común.

El rey, mi padre, dio la orden con un solo gesto con la mano para que el tipo se acercara a besarme la mano en símbolo de cortesía. Yo siquiera me paré, como indicaba el protocolo, sino que me quedé ahí donde estaba esperando el gesto. También con mucha mala gana.

Se acerco hacia aquella malhumorada niña con una disimulada y falsa sonrisa en la cara, levanto su mano derecha, cuya manga había rellenado con flores marchitas, aquellas flores que tanto caracterizaban esas tierras en donde se encontraba y tomo la de aquella mujer que tanto lo despreciaba, solo basto guiño de su ojo para hacerlas revivir con una vida que solo se podría ver a mitad de una primavera e hizo aquel saludo de cortesía como indicaba aquel ridículo protocolo, sacando aquel ramo de flores de su manga y algunas otras mas que se habían colado al interior de su abrigo, y ofreciendolas como regalo ante la asombrada multitud.

-"el plan parece haber funcionado" pensó.-

Yo me quedé bastante asombrada por esa acción. Eso era magia… o brujería ¡O como quieran llamarla! ¡Y se atrevió a hacerlo delante del Rey y la Reina y de su futura esposa, o sea, yo!
Pero un sucio truco barato no iba a bastar para impresionarme. No sé exactamente que habrá hecho el tipo, pero mis sirvientes se encargaron de coger las acacias con un simple movimiento de mi mano. Obviamente, se acercaron inclinados por la presencia de este sujeto y se las llevaron para luego entregarme algunas a mí por mi orden.

Fingí falso interés oliéndolas sin dejar de mirarlo penetrante a los ojos.

— ¡Es hora de celebrar! ¡Del baile! ¡Música! — Exclamó el Rey de repente, parándose de su trono y enunciando que ya todos podrían divertirse… incluida yo.

Me paré de mi trono con ayuda de mis hermosas cortesanas y me dirigí hacia él para comenzar lo que sería el principio de su infierno personal.

—Le haré la vida un infierno — Le dije como si nada. Total, nadie escucharía nada por el sonido estridente de los violines y demás instrumentos. Mantuve una sonrisa adorable y ancha de oreja a oreja. Le tomé la mano y lo llevé al medio del salón para bailar.

Toda la gente del lugar nos rodearon , tomando distancia , para darnos lugar para comenzar la danza tradicional.

-Un infierno dices?, bastante apropiado teniendo en cuenta que estas a punto bailar con el diablo"- le dice sonriente mientras espera que empiece la música.

—Oh, ¿En serio? Yo puedo ser peor que la misma Lilith de la antigüedad. Pero bueno… es una pena si no me llegara a creer — Mencioné sin borrar mi amplia sonrisita.

La música comenzó a sonar y el baile protocolar comenzó. Pero me saldría con la mía como tantas veces lo hacía. No esperaba tampoco una respuesta de parte de él. Yo solo quería que desistiera y se fuera por donde había venido para así yo seguir con mi vida. Que me dejara en paz a mí, a mi familia y a mis bienes.

-Encuentro un poco contradictorio que en esa mala actitud me sigas hablando de "usted", por que no tratamos de llevarnos bien y así me evitas tener que mandarte a dormir temprano- le dice en tono de burla.

—Bueno ¿Cómo prefiere”s” que te llame? Mi actitud no es nada contradictoria. Solo lo es de una muchacha que quiere sacarse un peso pesado de encima— Me acomodé el cabello y le di un pisotón de aquellas para desconcertarlo.

Esa burlona sonrisa desapareció de su rostro por un instante, miro hacia su pie y sonrió de nuevo.

-Tu lo pediste- le dice al oído

Sujeta su mano con fuerza y en un idioma al que solo un demonio podría clamar como suyo comienza a susurrarle a su insolente compañera, no se trataba de una amenaza ni mucho menos palabras de amor, era una maldición, una maldición debilitante.

-Ah, y respecto a tu pregunta... puedes comenzar a llamarme cariño desde ahora.- le dice mientras la sujeta de la espalda para evitar que caiga al suelo.

De un momento a otro , sentí que me desmayaba allí mismo. Una especie de cansancio y debilidad muscular me invadió inmediatamente luego de que él pronunciara aquellas palabras tan extrañas en un idioma incomprensible para mí (Y eso que llevo estudiando idiomas desde prácticamente que estoy en la cuna).
Parecía una especie de maldición , por lo que pude deducir a la primera , de un cañonazo al aire.
Me sentí tan mal que siquiera recordé realmente lo de las flores como para intuir que otra cosa envolvía en un aura de misterio a ese no tan joven hombre.

Solamente llevé mi mano a la frente , con los ojos entrecerrados , luchando para que la luz intensa de las velas no me aturdiera más de lo que quería. Mis piernas simplemente dejaron de funcionar y quedé colgando en esos brazos malignos.

Pude oír el grito de la reina horrorizada. No quisiera saber mi pobre apariencia en ese momento.

-De acuerdo , Cariño , eh... - Sin embargo contesté. Amaya siempre debía tener la última palabra. Y cabe destacar que lo hice con sorna.

Horas mas tarde, pasado el escándalo que provoco aquella atrevida acción, aquel hombre sostenía una conversación con su cadavérico compañero:

-"Entonces, déjame ver si lo entiendo bien, le lanzaste una maldición en frente de todo el mundo"

-"Si" le contesta

-"Y como hiciste para salir con vida de ahí?"

-"Les dije que se desmayo sola, la madre creyó que se había deshidratado y el padre que fue por la emoción"

-"Y ella?"

-"Que con ella?

-"Ahora ya sabe lo que eres"

-"Si"-

-"Y cuando despierte lo primero que hará es tratar de poner tu cabeza en una pica"

-"Probablemente"

-"Eso no debería preocuparte?"

-"Les dejo bastante en claro a todos que no le agradaba, y ahora creen que este incidente no fue mas que uno de sus berrinches"

-"Y que harás ahora?"

-"No lo se"

-"Sabes lo que pasara si fallas?"

-"Iremos a la guerra"

-"Muchos de los nuestros morirán"

-"Muchos de los suyos también"

-"No se trata de eso"

-"Lo se, mira mañana pensare en algo, por lo pronto déjame dormir, ha sido una noche muy larga"

Dormí toda la noche en un largo y profundo sueño. Aunque eso no quiere decir que descansé y la pasé muy bien que digamos. Tuve continuas pesadillas en las que moría , era torturada y podía sentir los castigos a flor de piel o sufría diferentes tipos de chantaje emocional que me hacían sentir como la peor de las personas existentes en el mundo.

La primera pesadilla la puedo recordar muy bien, con detalle. En ese primero, era asesinada.
Recuerdo que corría por un lugar, una especie de espacio natural macabro, con plantas y bestias malditas que intentaban tomarme y devorarme, que me veían solo como un bocadillo con el cual satisfacer su enorme hambre.  Era todo oscuro, casi negro y yo solo corría por un solo camino, que era el único que estaba habilitado. Con sus manos horrorosas intentaban agarrarme partes del vestido e incluso terminaban desgarrándolo impunemente y con una facilidad que aumentaba aun más el terror que sentía. Cuando llegué al final del camino, en el cual la tierra era gris y tenía un olor putrefacto insoportable, caí de un precipicio y me estrellé contra las rocas. Aun con vida, un ser infernal se acercó hacia mí y me clavó un cuchillo en el pecho, sacando mi corazón y alzándolo en el aire, como si se tratara de un acto de sacrificio a Satanás.

El segundo lo describiré más tarde, porque fue igual de horroroso que el primero. Pero por alguna razón, el horror que gobernaba mis emociones, iba aumentando con cada pesadilla que iba siguiendo después de la otra.

Me desperté, llorando a mares. Decidí, entonces, de una vez por todas, agarrar una bata e irme por la puerta corriendo antes que los guardias (que estaban durmiendo parados, literalmente, a un lado de la puerta) se dieran cuenta que yo me había fugado.
Solo esperaba que el sujeto malvado ese, un brujo, no sé qué demonios, no estuviera residiendo en una de las tantas habitaciones del palacio (lo más probable es que fuera así).

Fui al ala sur del palacio , donde estaban las habitaciones , para comprobar si mi teoría era cierta. Empecé a buscar a ese sujeto para echarle en cara su gran secretito. Y probablemente ya sabía en que habitación podría encontrarse , entre las tantas que habían en el pasillo. Así que me dirigí a esa puerta en especial y la abrí con toda la impunidad del mundo y ¡Vualá! Ahí estaba , sentado.

No sé cuál habrá sido mi mirada , pero estaba que explotaba de furia.

desperté de golpe solo para darme cuenta que aquel cráneo parlante me había estado observando toda la noche.

-"ya se te ocurrió algo?" me dice-

-no me fastidies- le contesto mientras me levanto para tomar un poco de agua

-"sabes, este seria un buen momento para que te lances por la ventana"- me dice en tono burlón

-Emm?- le respondo mientras bebo haciendo cara de no entender chiste.

No paso ni un segundo cuando sin previo aviso la puerta es azotada por aquella tierna niña, que en aquel momento no tenia nada de tierna, sino que mas bien tenia una cara como para hacer retroceder al mas valiente de los soldados, no cabía la menor duda; el diablo había salido a pelear.

-Ehhmm... hola- le dije mientras hacia una pausa para tragar

Eso solo la hizo enojar mas, no sabia que mas decir tenia la mente completamente en blanco, estaba tan nervioso que solo pude seguir bebiendo de aquel vaso con agua y mirar hacia otro lado, hacia aquella calavera que incluso sin tener piel en su cara podía saber perfectamente en lo que estaba pensando

-Por eso eh?- me dije a mi mismo.

Me acerqué a él con la velocidad de un caballo árabe y la furia de un huracán, ambos combinados en una sola persona, que era yo.  De un arrebato de cólera, le manoteé el vaso fino de cristal con agua, lo tome entre mis manos y en un acto impulsivo le tiré todo el líquido del recipiente de lleno en plena cara. En ningún momento me arrepentí de mis acciones.
Luego, como si estuviera poseída por algún demonio, me le lancé encima así sin más, olvidando por completo que yo era la princesa y una dama de la alta sociedad. En ese momento no me importó absolutamente nada.
Lo tomé de las ropas con toda la fuerza posible y lo sacudí varias veces, aun con las misma expresión demoledora de un principio, o peor de feroz.

— ¡BELLACO!— Exclamé a los cuatro vientos y luego le planté una cachetada — ¡Vos como te atrevéis a hacerle eso a la Princesa! ¡BELLACO! — Grité nuevamente sin soltarlo de sus ropajes — ¡Haz desatado la furia de la naturaleza, de Dios mismo!  ¡O tal vez de un demonio con el que nunca debiste haberte topado! ¡Con tu futura miseria! ¡BELLACO!

Traté de calmarme por un momento. Luego de que se me fue pasando la ira, mi respiración se suavizó y ahí lo solté y me separé de él. Acomodé mi alborotado cabello de ébano con una mano y empecé a caminar en círculos por la habitación, para luego cerrar la enorme puerta y trabarla disimuladamente desde adentro.

—Ahora que nadie nos puede interrumpir, organicemos tu partida y quedemos en buenos términos. O sino… ya la iglesia se enterará de “eso”.

Y digamos que la Iglesia tenía gran autoridad gracias a mi madre, la Reina. Ella les había concedido lo que muchos habían deseado en mucho tiempo, en cantidades desproporcionales, un poder envidiable. Si no fuera por mi padre y su mano dura, hoy la religión sería el estado.

Sonreí maléficamente. Adiós al angelito que formó parte de mí.

Debo confesar que me tomo con la guardia baja, pero no podía permitirle creer que me tenia a la defensiva así que retrocedo un poco y me siento en el suelo recargado a la pared, junto aquel vaso vació, lo miro y comienzo a reír.

-"Es una suerte que nadie te haya visto lanzarte encima de mi, de lo contrario tendrías que dar muchas explicaciones"- le dije mientras confirmaba que en aquel vaso no quedaba ni una sola gota de agua.

-"Esta claro que no te agrado, entiendo que me sobrepase con lo de anoche y que los pocos minutos que dure esta conversación no serán suficientes para decirte lo mucho que estoy arrepentido.-

Sabia que con el escándalo que hizo no tardarían en llegar los guardias a ver que es lo que había sucedido así que tenia poco tiempo,

-"Se que no te agrado, pero si realmente quieres que haya paz entre nosotros, escuchare lo que tengas que decir"-

Seguramente iba a pedirme que me fuera de una vez por todas, pero eso era algo que no podría aceptar, por suerte ella no tenia todas las cartas, su credibilidad estaba por los suelos y cualquier intento de delatarme fracasaría sin mas.

Yo sabía que tenía muy pocas posibilidades de ganarle en este momento y también sabía que él estaba al tanto de eso y se estaba aprovechando de mi falta de pruebas. Pero yo sí tenía un as en la manga… aunque no lo utilizaría ahora, sino cuando fuera el momento justo, el oportuno, pues solo me daba una oportunidad a hacerlo.

—Claro que además de ser impulsiva, también lo soy muy cuidadosa — Respondí a todo lo que me pareció palabrerío vano. Reí un poco con eso de que estaba “arrepentido” de haberme hecho desvanecer en plena fiesta — Y la princesa no debe porque estar dando explicaciones a unos guardias — Me acerqué a un frutero de la habitación y me robé una manzana, la más roja que había y le clavé las uñas para luego darle un gran mordisco — Tal vez al rey… pero aun así, ni a él nunca se las he dado. ¿Por qué ha de cambiar eso? — Entonces mi mirada se tornó filosa — A menos que tú quieras cambiarlo por alguna razón en específica — Quería saber qué conclusiones sacaría de eso.

Me senté en la alfombra del suelo, esperando respuestas.

—Y porque.

-"Con que era eso, eh?"-

Al parecer lo que mas le molestaba de mi era la idea de que tratara de quitarle sus riquezas y las comodidades a las que estaba tan acostumbrada. o al menos eso lo que quería hacerme pensar.

-Oh si , así que puedes empezar por el principio - Aseguré con el tono más falso que podría haber puesto en toda mi vida.
Las cosas que habían que hacer a veces...

-"Desde el principio eh..? y no podrías solo resignarte a ser infeliz por el resto de tu vida?"- Por la cara que tenia parecía que eso no le había hecho gracia en lo absoluto, parecía que no tenia mas opción que contarle todo, aunque hubiera preferido que se enterara por alguien mas.

-"Bueno la historia va mas o menos así;la corona del este y la del norte nunca se han llevado bien, de hecho; nunca habían estado tan mal como lo está ahora, llegado al punto de que el rey reúne a sus aliados y convoca un consejo de guerra, les ordena a todos preparase y les dice que invadirán al norte en cuanto termine el invierno, el resto del consejo no esta de acuerdo con esta decisión y en secreto se reúnen con el rey del norte para idear un plan que evite que el este le declare la guerra al norte, y el resultado es... bueno, pues esto. Yo me caso contigo y mi cuñado no puede atacar por que el heredero al trono del norte es un miembro de su familia".-

Me imaginé por un momento que sería algo de esa calaña incluso antes que viniera él a mi vida. Ya desde el primer día que me dijeron “Te vas a casar con fulano de tal”.
Habían tres opciones: Hacerse con el poder de Yellow del norte,  quedarse con las riquezas de Yellow del norte o… problemas políticos que resolver. ¡Siempre era lo mismo! Aunque el último menos frecuente porque mi padre los sacaba a las patadas porque lo que menos quería, era problemas, aunque así también se ganaba a su puñado de enemigos o la ignorancia de la gente de otros pequeños reinos ; pero eso no le importaba demasiado a Padre , el rey. Tenía como aliado al gran Yellow del sur, una potencia aparte liderada por su hermano gemelo. Pero esto último sí que fue ultra secreto.  Estoy segurísima de que ni la Reina lo sabe.

—Ay, hombres~ —Dije y me revolqué como un perro en la alfombra — Hombres y sus problemas políticos. Siempre metidos en lo mismo. Ocupados solamente en eso… En destruir y matarse — Mi tono era infantil y cantarín, hasta que me reincorporé de golpe con una cara seria — Y es ahí cuando Amaya cae en el medio. Y como ahora estoy en el medio, voy a hacer una especie de respuesta-pregunta ¿Y no cabe la posibilidad de que aun así y todo, arruinándome la libertad y la de mi pueblo, se revienten en una guerra civil? El odio está vigente. Y cuando está vigente ¿Qué importa el cargo que ocupes si quieres ver a esa persona muerta o a un reino destruido? O haces una guerra o mandas un asesino a que envenene tu comida o te asalte en la noche mientras duermes o paseas. O empiezas incendiando hectáreas de campo de pobres campesinos para provocar y mandar advertencias. U otras maneras. Pero el odio está allí y es imparable.


NOTA : Los reinos de "Yellow" serían como las dos Coreas nomás que sin llevarse mal xD.