۩ღ Acacia Amarilla ღ۩ [Privado , Evil-Dog]

—Estando yo no. Digamos que en mis cartas he hablado mucho sobre ti y he ido tratando de convencerlo poco a poco que tú eres alguien importante para mí. Así que como soy lo único que le queda , y yo sé qué piensa de esa manera , tratará de hacer lo que sea por no molestarme y complacerme.

—Si me veo obligada a hacerlo , será lo segundo. No dañará al padre de su nieto ni de broma. Con lo primero creo que se volvería loco.

Asentí.

—Bien. Yo sé donde exactamente la podríamos poner —Se me ocurrió ponerla en alguno de los troncos huecos de los tantos árboles de acacia que habían.

Me sorprendió el hecho de que no hiciera preguntas, no podía matar a ese sujeto, no era una opción, y el único indicio que tenia era que el usaría esa espada para matarme, aunque no sabia cuando o por que lo haría, si sabia que mientras la espada estuviera oculta no podría hacerlo.

Salimos de ahí y fuimos a los campos de acacias, mas específicamente al lugar donde ella se había escondido el día de su cumpleaños y ahí dejamos la espada

Después fuimos hacia el castillo, debo admitir que no sabia como habría de ser recibido y eso me ponía bastante nervioso.

Los guardias al verme, lo único que hicieron fue abrir las grandes rejas de la entrada para darme paso a continuar. Eso era un buen indicio, pues de lo contrario, hubieran venido a apresarlo (…)
Una vez dentro del castillo, nos hicieron lugar para que pasáramos y tomaron a Fir para ir a dejarlo en su establo, pero me negué a que hicieran tal cosa.

—Puedes ir por tu caballo. Yo mientras tanto mantendré una breve charla con el Rey.

-"Esta bien, pero no tardes demasiado o me veré obligado a entrar a buscarte, no importa cuantos traseros tenga que patear"-

Me despedí de ella y fui al establo a buscar a Nuctemeron, que para mu grata sorpresa, había sido bien cuidado.

Lo ensille lo mas rápido que pude y subi en el, quería irme d ahí lo mas pronto posible, pues las probabilidades de toparme con el escultor o con lucifenia eran altas, y quería evitarlo a toda costa

Me sorprendió bastante que el rey me recibiera de una manera tan cordial y afectiva, cuando nunca en mi vida había recibido demasiada atención, o mejor dicho, la necesaria, por parte de él. Se notaba que se sentía solo y había adelgazado desde la última vez que lo vi. Bastante a decir verdad.

Me preguntó cómo me encontraba, si estaba a gusto y me insistió a que volviera a vivir en el castillo sin importar nada más.
Ahí es cuando tuve que decirle un par de cosas para aclararle más el panorama.

— ¿Te puedo llamar padre, cierto? — Tomé un poco de aire y reuní valor — Yo sé que últimamente las cosas que han pasado no han sido nada buenas para nadie y mucho menos para nosotros la familia real. Por ese motivo, no voy a volver y permaneceré en otro lugar por un tiempo hasta que se calmen las aguas — Comencé a mover la pierna frenéticamente y antes que pudiera decir algo , lo interrumpí — Así lo quiero para tu nieto.

Fue demasiado grande la cara de sorpresa que tuvo, tanto que dio un respingo del asiento y me abrazó con una fuerza bruta única. Estaba emocionado.

—Amaya… solo…No dejes de escribir.

Me dijo.

—Tranquilo. Te visitaré una o dos veces al año. Te lo prometo.

Subí al caballo y lo lleve al jardín, donde me puse a esperarla cerca de la entrada, no podía evitar pensar que el rey, en un ataque de ira la golpeara o la encerrara en alguna parte alejada del castillo. no podía quedarme ahí parado solamente así que decidí entrar, aunque para mi sorpresa la escena que contemple ahí era completamente lo contrario a lo que pude haber imaginado.

— ¿Recibiste mi carta? —Me preguntó de repente de un momento a otro.

—No.

—Entonces te lo digo aquí, porque eres la única persona en quien confío ahora. ¿A quién me recomiendas para nombrarlo Duque?

La verdad que esa pregunta me tomó por sorpresa. Nunca pensé que llegaría el día en que me consultara una cosa así, cuando yo estaba de adorno como un florero, en todo sentido.
Tuve que pensar un poco. Pero era momento de cumplir mi promesa y recompensarlo.

—Marcus. Elígelo a él — Le mencioné — Y si no lo desea, no lo obligues. Solamente encárgate de que reciba lo que siempre mereció , él y su familia — Y me refería claramente a aumentar su patrimonio y riquezas.

Asintió.

—Voy a probar suerte esta vez, pero no tanta, porque confío en tu palabra y en tus sugerencias. Y sé que por algo estás tan segura de ello.

—Ya es hora que sus servicios sean recompensados — Le contesté solamente.

No sabía que había empezado el principio de muchas cosas...

al ver que no habia de que preocuparme decidi no intervenir en aquella converrsacion, seria la ultima vez que viera a su padre en mucho tiempo, asi que regrese  la netrada y me sente entre los anchos escalones de la entrada a esperar a que se dijeran todo lo que habria que decir.

No paso mucho para cuando el hombre al que habia tratado de evitar a toda costa apareciera. Este se acerco hacia mi, con una disimulada pero aun evidente expresion de desagrado.

-"Pense que la guardia te estaba buscando"-

-"Lo hacen, pero que mejor lugar para esconderme de ellos que bajo sus propias narices? igual no son muy listos que digamos, tardaran un buen rato en darse cuenta"-

-"Y ella"- pregunto

Le hice una seña con el pulgar para indicarle que estaba adentro.

-"Pero no se te ocurra ir a interrumpirla, esta ocupada haciendo las pases con su padre"-

-"Y si me reuso a seguir tus... sugerencias"-

-"Habra un imbécil menos viviendo en este castillo."-

Parece que entendió completamente a lo que me referia pues este solo se limito a recargarse en una de las jardineras a espera a que Amaya saliera

Una vez que terminé de conversar con mi padre, le di mi pañuelo dándole a entender que pronto volvería a buscarlo y estar con él nuevamente. Y a cambio me dio la alianza de matrimonio que solía usar mi madre, un anillo de oro anaranjado con miles de piedras pequeñas incrustadas en el mismo.

“Para que nadie se atreva a molestarte”

Me dijo con una gran sonrisa y me fui devolviéndole otra por igual.
Salí al jardín.

-"Y... como han estado las cosas por aqui"- le pregunte a aque sujeto en un intento por limar asperesas

Despues de unos cuantos segundos de silencio me respondio

-"Nos Hemos tratado de recuperar, con muy poco exito para ser franco"-

-"Y Lucifenia...? esta bien?"-

-"Ella es prácticamente la reina de Yellow del sur, aunque aun no es coronada ya se ha hecho a la idea y a empezado a actuar como tal... ella te culpa por todo lo sucedido y no pasa un dia en que no maldiga tu nombre"-

al paso de un rato acabe recostándome entre los escalones, recargado en una mochila que llevaba. justo cuando me canse de esperar sentado Amaya salio, y por la expresion de su cara parecia que todo salio bien.

Mi expresión era tranquila y contenta hasta que los vi a los dos juntos en el jardín. No sé qué cara habré puesto, pero sentí como mi boca casi cayó al piso de la impresión. Si he de ser sincera, no tenía ni la más mínima idea de que hacer y empecé a ponerme torpe.

-"Todo bien?"- le pregunte al ver que no decía nada

Me puse de pie y tome mis cosas, ya era poco mas de el medio dia y si quería irme ese día tenia que hacerlo antes de que atardeciera,

-"Si quieres despedirte de el también puedes hacerlo, no voy a oponer resistencia"-

Era vergonzoso tener que hacer esto frente a ambos.

—Marcus. A partir de ahora tu futuro será mucho mejor. Ya sabrás porque. Trata de no rechazar la oferta.

El no podia entender de que le estaban hanlando, y yo tampoco para ser sinsero.

-"Si es por que tu me lo pides entonces lo haré"- Le dijo algo triste

-"Por lo que el dice viniste a despedirte, por lo que puedo suponer te iras por un largo tiempo... solo no olvides que tu hogar es este y que si quieres volver siempre tendremos los brazos abiertos para ti"-

Beso su mano y entro al palacio, el aun ignoraba que yo sabia toda la verdad y que sabia perfectamente lo que intentaba hablándole de ese modo, por un momento sentí un enorme deseo de arrancarle la cara para que no volviera a poner sus sucios labios sobre su piel otra vez, pero me contuve, muy apenas, pero lo hice.

Me limité a sonreír y quedarme en silencio. Solo esperaba que aceptara el cargo y siguiera contemplando aquella pequeña estatua de mi desnudo, para que no me olvidara tampoco.

—Ya podemos irnos—Me pasé la mano besada por el cabello.

No miré hacia atrás en ningún momento dado que dicen que es peor , porque extrañarás el doble lo que dejas atrás.

-"Te va a encantar el Este... Y en especial la ciudad a la que voy a llevarte, pues veras, no hay nada en el mundo que se parezca a lugar donde nací... es un tanto especial y raro, en el buen sentido"-

Tome sus manos y entre cruce sus dedos con los míos.

-"Ya tienes todo lo que necesitas? no piensas llevarte nada mas?"-

—Llevo mi fe , mi esperanza , mi humanidad y mi hijo conmigo. No me hace falta nada más.

—Cualquier lugar está bien para mí— Me despedí de mis otros caballos, a los cuales amaba con locura y me subí a Fir. Este parecía corresponder a mis sentimientos también — Tranquilo. Pronto llegaremos a nuestro nuevo hogar.

Había que recoger la espada.

—Pronto volveré a ver a Lucifenia, en la ceremonia de su coronación. Estaré bien con eso — Fir comenzó a caminar — Vamos a comprar eso y apúrate o te quedarás atrás.