۩ღ Acacia Amarilla ღ۩ [Privado , Evil-Dog]

-"Ya veo... entonces la juntaste pensando que algún día se la darías a un idiota como símbolo de tu lealtad y fidelidad, ¿Emm?"- Empece a hacerle cosquillas en el cuello con la boca.

-Oh , me ahorraste la molestia de llamarte idiota por esta vez... - Alejé un poco mi cuello pues eso iba a hacer que estallara en risas.

-"Sabes, creo que me estoy mareando otra vez..."- hice como si me estuviera mareando y me le eche encima teniendo cuidado de no aplastarle el vientre.

—Pretendes dejarme indefensa e imposibilitada para defenderme de tus perversiones… Juegas sucio, muy sucio — Entrecerré los ojos y lo miré directo al rostro.

-Puedo hacer muchas cosas a la vez - Mi tiara había quedado tirada por ahí , la verdad es que ya me había desacostumbrado a usarla a pesar de que la había tenido en la cabeza la mayor parte de mi vida todo el día todos los días.

-"Debo confesar que no te traje aquí por que si... pero tampoco para dar rienda suelta a mi pervercion como tu crees... pasara un buen tiempo para que veas de vuelta una de estas flores que tanto amas y se que la nostalgia te afecta bastante... y pues no se como decirlo"- Empezaba a ponerme nervioso.

Suspiré.

—Está bien… sentir las flores debajo de mi espalda es algo bastante gratificante. Sobre todo cuando siquiera las veré en un buen tiempo, por lo menos en masa.

-"No sera un hasta nunca... solo un hasta luego"- agregue

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Mientras tanto en el campamento, Marcus se reunía con Lucifenia para replantear la estrategia. No solo habían fallado tratando de traer de vuelta a Amaya, sino que ahora la habían alejado de ellos aun mas.

-Lo sé... aun así... sigo amando estas acacias con mi propia vida.

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—Tienes que dejar de ser tan pasivo, querido. Amaya es intensa, tú debes estar a su mismo nivel, de otro modo no se volverá a fijar en ti en lo que te quede de vida. Si no te lanzas, hablando mal y pronto, dudo que dirija su atención hacia otro hombre que no fuera su esposo.
>>Envíale cartas desangrándote en las hojas por ella , así se replanteará unas cuantas cosas y empezará a dudar.

-"Aun esta el detalle de que no sabemos donde esta... ni siquiera le ha revelado esa información al rey... Luego esta el problema de que su marido literalmente me amenazo con matarme si me le acercaba."-

Se cruzo de brazos.

-"Tenemos que abrirle los ojos, que sepa la clase de monstruo con el que esta viviendo, hacerla que lo odie..."-

-Solo debes de sellar las cartas con el sello correspondiente de Yellow... y enviarlas al Este - Estiró el brazo y le puso el sello de Yellow en la mano - Hazte pasar por mi , así su marido no sospecha de que eres tu. Luego seguramente los del Este se encargarán de hacerle llegar la carta a su destinatario , que es Amaya.
>>Tan solo revive la fantasía que alguna vez tuvo contigo , para que la opción de volver a su tierra sea irresistible. Y como seguramente lo hará con su esposo, puedes aprovechar la oportunidad y ganarle de mano... ya sabes... - Se refería a matarlo.

Tomo aquel sello con un nerviosismo mudo, la sola idea de matarlo le revolvía el estomago, tomando en cuenta que no había empuñado una espada en años y que se tendría que enfrentar con alguien que se había ganado el titulo del duque del infierno por sus hazañas en los campos del Este.

-"Dejar a Amaya viuda y a su hijo huérfano?"- se preguntaba a si mismo si seria capaz de hacer tal cosa.

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Nos quedamos varios minutos mas en ese campo de acacias, pero teníamos que regresar, pues se tenia que firmar un tratado de no agresiones y para ello debíamos estar presentes.

Volvimos justo antes de que el banquete empezara, y para nuestra suerte su padre aun estaba de buen humor.

Permanecí más tranquila de lo usual, pues prácticamente ahora ya tenía solucionada mi vida... o eso quería pensar.

Debo decir que estaba bastante satisfecho con los resultados que habíamos obtenido, salvo por Lucifenia todo había salido a la perfección, y me llevaría a mi mujer lejos de cualquier amenaza que pudiera surgir. Aunque aun me preguntaba que le había dicho aquel sujeto a Amaya como para ponerla de esa manera, ya estaba prácticamente todo olvidado.

Por fin todo andaba tranquilo y se encaminaba todo de la mejor manera... Sonreí por eso con una mueca que irradiaba felicidad.

Terminamos aquella reunión y dimos paso al tratado de no acreción entre las naciones del Norte y del Éste, aunque Lucifenia no estuvo presente, el padre de Amaya nos garantizó que no tendríamos problemas con ella.

Era tiempo de volver a casa, la caravana con las cosas de Amaya estaba lista para partir, solo faltaba despedirnos.

Tan solo le dije a mi padre , antes de irnos , que estaría más que bien y que pronto nos volveríamos a ver , tal vez antes de que naciera su nieto o luego de dar a luz , para que lo conociera. Pero que estuviera tranquilo , pues ya no había nada más nada por el cual estar triste o alterado.

Él se conformó con mis palabras y se despidió, diciendo que me convertiría en una buena reina... y me guiñó un ojo.

Esas palabras me quedaron resonando en la cabeza , sumado a aquel gesto. Algo me decía que haría unas cuantas cosas con respecto a la ley sálica.

Partimos de vuelta hacia nuestro hogar seguidos por aquella caravana y acompañados por las tropas del Éste que volvían a la reserva.

-"Puedo suponer por tu expreción que aquellas preocupaciones que te acomplejaban hace algunos días se han marchado... Y para siempre espero"-

-Tu lo dijiste - Me pasé la mano por el cabello de nuevo. Era hora de cortar sus puntas para una renovación - Además... sé que también todo irá para mejor ahora.

-"Pero creo que tenemos otro problema..."- señale una mancha Blanca en su vestido que se había revelado cuando novio su cabello

-"Te duelen?"- pregunte.

-No... ¿Porque?

-"Es que se ven mas grandes, imagino que el cambio hacia la maternidad podía ser doloroso"-

-Pues mira en donde te fijas... Podría haber sido en los pies , en los que apenas me entran los zapatos , pero noooo , sino ahí AHÍ - Sonreí traviesa - A veces me duele un poco la espalda. Pero no es nada a comparación de los pies.

-"Estoy muy consiente de tus pies, aunque no lo creas... Solo que en menor medida"-