The Frontiers [PRIVADO YSY-Evil-perro-House]

-Es increible, no?- esta vez le hablaba viendola, repegando aun el oido contra el cristal. - Esta lluvia no es como la de las otras torii... lo he investigado, en la Genesis llueve cuando sobrecargan ese sistema de nubes artificiales, llueve por que hay plantas y cosechas que necesitan agua... esta lluvia ningun sistema las produce, son de hecho un fallo que no han podido descubrir como solucionar, pues la lluvia acida es muy destructiva... pero es hermosa... nuves negras centellantes que forman claros por los que solo resaltan las estrellas mas brillantes... incomprensible, ilogico e improbable, como el amor-

Separo la cabeza y se sento de piernas cruzadas sobre el colchon.

-Crees en el amor Geraldine? Crees que algo asi pueda ser, sentir tanto afecto hacia otra persona que terminas poniendo todo a un lado para hacela feliz... incluso tu propia felicidad?-

Asintió automáticamente.

Ella creía que existía tal cosa como el amor, pero sentía que este estaba cada día más lejos de ella. El amor filial, el amor romántico ¿Dónde estaban? Sabía que se encontraban en alguna parte, y también comprendía que solo lo experimentaría el día que conociera a alguien que le robara la atención (o el corazón) y le diera un hijo.

“Hacer todo a un lado”

Pensó en esas palabras. Si conocía a alguien como estaba en sus sueños, ¿Sería capaz de mandar su carrera, su dinero, e incluso sus propios aretes al diablo por esa persona?

Y si profundizaba más, desconocía incluso hasta el amor propio…

No sabía lo que era estar enamorada de alguien, tener una familia, siquiera amigos. Y el narcisismo no era signo de una buena autoestima. Estaba vacía.

-Estos días que estuve solo... estuve pensando mucho en ellos.-

Se recostó sobre la cama, quedando de forma paralela a ella, sin llegar a tocarla.

-No sabia si decirlo o no por que tenia miedo de que me rechazaras, y aunque no sepa mucho de mujeres y me hagas sentir mal cuando te burlas de mi por ser tan ignorante en esos aspectos, voy a decírtelo ahora...-

>> Lo he consultado con muchos autores... quizá no tengan mucha validez las palabras de gente que murió hace siglos, son anticuadas pero son la descripción mas fiel que he encontrado a mis pensamientos... y aunque haya una probabilidad abismal de que este equivocado voy a arriesgarme, por que fue arriesgándome a saludarte, a proponerte tener sexo conmigo y a proponerte que vinieras a verme el dia de hoy que he logrado tenerte aquí... En solo unos pocos días me he convencido de que estoy enamorado de ti, por que cuando pienso en ello no me importa que te mofes de mi si eso te hace sentir feliz, si mi sola compañía es apenas un poco mejor que estar sola y aburrida entonces podría dejar lo que sea por estar ahí contigo... desvelarme contigo si no puedes dormir en la noche, agotarme hasta desmoronarme si deseas placer... llevarte hasta el rincón mas alejado del universo si lo que quieres es alejarte de todo... quiero que seas mi mujer, mía y de nadie mas, aun si tengo que verte solo cuando tengas tiempo, no me importa por que jamas te pediría que dejes lo que te hace feliz por mi, por que ese es mi objetivo primordial, y todo lo demás esta despues-

No tenía palabras para expresar lo que sentía, porque siquiera sabía que sentía. Era una mezcla atroz de todo: de angustia, felicidad, inseguridad, ignorancia… un cóctel explosivo que le podría volar la tapa de la cabeza a cualquiera que estuviese en su lugar.

Se tocó el único arete que traía puesto con el dedo índice y medio. El cuarzo parecía emitir un pequeño brillo, como si estuviera reaccionando ante las emociones de su dueña.

Entre ese revoltijo de sentimientos, afloraron lágrimas de sus ojos. Dejó toda esa coraza aparentemente impenetrable y se puso a llorar como una niña pequeña, al principio con sutileza y en silencio, pero después elevando el tono de voz. Expresando así sus carencias y tal vez, el enojo que tenía para con la vida por haberla privado de lo que siempre más necesitó…
Cubrió su rostro con ambas manos por la vergüenza que le sobrevino.

Si de algo estaba segura, era de que necesitaba tiempo.

-Puedo demostrarte que vale la pena... quedate conmigo esta noche, hasta que pase la lluvia y dejame convencerte, si despues de eso decides que no estas dispuesta a comprometerte dejare que te vayas, y que seas feliz a tu manera... aunque no sea yo quien sea la causa estare conforme con verte feliz desde lejos-

—Convénceme— Respondió quebrada por completo. Si eso era lo que valía la pena de verdad, entonces que se lo demostrara. Y aunque no lo admitiera, tenía mucho que aprender y tal vez él era la llave para acceder a todo lo que había estado buscando y deseando desde los cuatro años. Tal vez ahora sería capaz de comprender lo que ella misma escribía en sus canciones y le daría otra vuelta de tuerca a su interpretación.

Sonrió y asintió en la oscuridad, se re acomodo en la cama pasando el brazo por detrás de su cuello y con la mano que le quedaba libre le limpiaba las lagrimas, le daba besos cortos y abundantes, juntando los labios en todos los ángulos posibles, buscando transmitirle esa sensación tan intensa que se hacia bolas dentro de su pecho.

La lujuria y la ansiedad se habían desvanecido por completo, solo la pasión había quedado y llenaba las huecos que el deseo sexual desenfrenado había dejado.

De la experiencia anterior no quería repetir nada, que fuera capaz de hacerle explotar de éxtasis no es lo que quería demostrar, sino que podía combinar los placeres de la carne y del alma para crear eso que ella desconocía: amor autentico, y que solo después de que estuviera satisfecha y demasiado exhausta para continuar, pero aun sintiera la necesidad de dar y recibir afecto de él podría darse cuenta de que había algo mas que atracción sexual.

Le dio un beso en el hombro y ocupo sus manos en sacarle las prendas que quedaban, le alzo la pierna y empezó a hacerle el amor como los viejos archivos de sexualidad citaban con desmesurada cantidad de ejemplos gráficos, como los antiguos griegos estipulaban no había demostración de superioridad o inferioridad entre ambas partes, estando ambos recostados sobre el costado. La veía a través de la penumbra, la acariciaba con las manos mientras llevaba a cabo la penetración, el intercambio de fluidos y finalmente el clímax, todo completamente a oscuras salvo por un espontaneo relámpago que iluminaba el cuarto cada tal en tal.

Estaba maravillada por todo lo que había hecho por ella, extasiada en todo sentido de la palabra. Y algo dentro de su corazón se encendió, una llamita, que con el transcurso de la noche y el paso del tiempo se convirtió en una hoguera incontrolable.
Tenía ganas de seguir a pesar de que sus miembros corporales estaban entumecidos por tanto movimiento, como si hubiera salido del gimnasio después de horas de entrenamiento. Y su alma en llamas le insistía que así lo hiciera, que devolviera por igual o por mayor todo lo que él le había brindado.

Una vez alguien le había dicho que ella era como el ave fénix, siempre resurgiendo de sus cenizas. En ese entonces le pareció algo bastante trillado, pero ahora comprendía que tal vez esa persona tenía razón… muchas veces había resurgido de la nada, cuando más en el fondo del tacho estuvo. Solo que esta vez era diferente: No renació de nuevo solo por sí misma, por su esfuerzo inhumano, sino por la ayuda de alguien más.

Agradecida, lo acariciaba con la misma intensidad, buscaba sus manos masculinas para poder sentir esa sensación agradable de entrelazar sus dedos con los suyos, rozaba los labios en cualquier parte de su piel…

Buscaba, en parte, el perdón por haberlo hecho sentir mal con su comportamiento nefasto de “me llevo a todo el mundo por delante”. Ahora quería que fuera la única persona a la que respetara.

Se escuchó un corto pero conciso “te amo” de parte de Geraldine.

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Vanderveer tuvo que suspender todo lo que estaba haciendo por la lluvia. Estaba impresionado por ello. Le molestó un poco el hecho de que eso interrumpiera sus actividades, pues retrasaba todo su trabajo de investigación. También iba atrasado en la universidad.
Estuvo viendo los planos… sin embargo, tenía que seguir luchando por su causa y por todo lo que alguna vez había querido y le habían arrebatado. No quería que otros sufrieran su mismo dolor por culpa de un montón de corruptos del gobierno. Era algo complicado de explicar, y creía que Sven no iba a comprenderlo del todo.

Contemplaba unas fotos familiares en relativo silencio en la oscuridad de su habitación, en la cama que nunca usaba.

-Tenia la certeza de que en el fondo era asi-

Sus manos ahora solo servian para agarrar las de ella, cruzarla de brazos y abrazarla con las pocas fuerzas que le quedaban.

- Quiero que duermas amor mio, que descances en mis brazos sintiendote segura de que ya no estaras sola nunca, que al dormir y despertar estare ahi y tendre algo para darte-

Rejunto la cobija, que con todo el movimiento habia quedado en el suelo y la envolvio junto con el.

Sonrió muy feliz por todo y se entregó al sueño.

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Mientras tanto, su mánager estaba discutiendo en la comisaría con los policías, los cuales no querían hacer nada por la lluvia. Tenía miedo de que a Geraldine le hubiese pasado algo, pues ya era muy tarde y ella no había vuelto.

Antes de salir, se había dado cuenta que el efectivo no estaba, sin embargo, sí todas sus tarjetas de crédito. Si no la encontraba sana y salva, su reputación quedaría por los suelos.

Le dijeron que cuando la lluvia cesara, irían en su búsqueda y darían aviso a otras delegaciones.

Por esas casualidades de la vida, la prensa se enteró del incidente y la noticia de la supuesta desaparición de la diva se hizo sonar en todos lados: la TV, internet y radio.

Los fans, indignados y preocupados.

Dejo que el resto de la noche transcurriera sin mas, y durmio como nunca lo habia hecho, acurrucado tranquilamente con esa hermosa mujer en brasos.

La mañana siguiente se levanro temprano antes de que ella despertara y fue a la cocuna a preparar aogo para desayunar, la cocina estaba practicamente en la misma habitacion, en un pasillo entre la puerta de entrada y el baño.

El sonido del tocino friendose era suficentemente alto como para despertarla, el pitido de la tostadora no se quedaba atras y el agua del cafe hirviendo completaba la sonata del desayuno, sonidos que en Universal eran poco frecuentes, pues un microondas era lo usual entre los habitantes, solo que Sven en su alacena tenia comida real, contrabando de su ultima visita a la Genesis

Mientras estaba sola, tuvo un extraño sueño.

Toda la secuencia de imágenes estaba a blanco y negro, como una película antiquísima de la Tierra.
Vio las manos de una niña de tal vez tres años, recogiendo cosas y de paso comiendo de la basura, mientras ayudaba a la que parecía ser su familia a recolectar residuos en una plaza. Era de noche y no veía nada, solo la luz proveniente de una casa. La niña se acercó con curiosidad y lo que vio la dejó impactada: las figuras de atrás de una cortina, en la ventana de esa vivienda, abrazándose con cariño mientras reían alegres. Parecían estar cenando.

El ruido de la cocina la despertó. Abrió los ojos, pero no se movió. Se quedó pensando en ese sueño tan extraño; algo que parecía un recuerdo lejano en su mente, del que no estaba segura si era real o no, sino un invento. Trató de ignorar esa sensación horripilante, pues lo de esa madrugada había sido genial como para estar con cara larga.

Si lo pensaba bien, su memoria estaba tan fragmentada que apenas podía reconocer la realidad de la fantasía en cuanto trataba de retroceder en el tiempo. Capaz, lo de su sueño, si había pasado y era ella… ¿Comiendo de la basura? Ese dato nunca lo tuvo en cuenta. Sí se acordaba de que le daban un plato de comida insípida e inmunda, por no decir sobras pasadas, antes de ir a dormir. Y si las regurgitaba del asco, le obligaban a tragarse todo eso hasta que no quedara nada. A veces deseaba estar en la calle antes que en esa institución, donde la maltrataban y abusaban de ella de esas formas y de otras por motivos rebuscados. ¿Qué podía hacer una niña de cuatro/cinco años para merecer tal suplicio…?

Quería abrazarse a sí misma si eso era un recuerdo que había vuelto de esa manera indiscriminada al presente.

-Toma, es el favorito de Elvis-

Puso delante de ella un plato con un sandwich de banana, tocino y mantequilla de manies.

-Parece algo que te prepararia un niño de 6 años, pero en realidad esta muy bueno... lo saque de un libro de cocina.- Sonrio como tonto, era la primera vez que cocinaba algo con comida real, y no la porqueria encartonada que vendian en la Universal. -Tambien hice cafe si quieres-

Tuvo que reincorporarse. Agarró el sándwich con extrañeza, no porque le desagradara, sino por ese estúpido sueño que había traído cosas a su mente que prefería haberlas dejado donde estaban.
Le dio un mordisco con una tristeza infinita. Su silencio delataba que algo le pasaba, pero por más que se lo preguntara, no quería revelarlo porque eso le hacía revivir las humillaciones.

—Un café por la mañana… qué lindo— Sonrió, dulce. Le gustaba con mucha azúcar.

-Te traere un poco-

Se regreso a la cocina, encendio la television justo cuando estaba empezando el noticiero de la mañana, Estando Geraldine de noticia principal.

El anumcio era completamente exagerado, decia que habia sido secuestrada con lujo de violencia, que ya habian pedido rescate por ella y que su manager se negaba a dar aclaraciones.

Cuando Sven escucho lo ultimo solo atino a escupir el cafe sobre el lavabo.

No valía la pena revolver la montaña de basura del pasado. Hizo lo mismo que hacía antes de salir a cantar, para disminuir la ansiedad: Inhaló fuerte y no contó hasta diez, sino hasta cien. Luego a todo lo dejó ser.

Se levantó así como estaba y fue hacia donde él. Escuchó lo que habían dicho en las noticias. Lo abrazó desde atrás como si nada.

—Pero qué exagerados, si solo me he ido por cinco minutos— Parecía no ver la gravedad de la situación y tampoco le importaba demasiado.

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Vanderveer también estaba viendo la TV esa mañana, como todas las personas y fanáticos. Solo que él si se daba una idea de donde podría estar la diva. Lo supuso por el comentario del arete del otro día y además que su desaparición coincidía con su llegada. Suspiró.

Puso dos dedos a la altura de su sien y empezó a llamar por teléfono a Sven gracias a sus implantes.

-Al menos hubieras dejado una nota para que no se preocuparan...- Tampoco es como que le preocupara demasiado, todo se resolveria despues cuando fuera a dejarla al hotel.

Le paso la taza de cafe y le agarro la mano que le quedaba libre, entrelazando los dedos con los suyos como la noche anterior, empezaba a gustarle hacerlo asi.

El telefono empezo a sonar, respondio al instante cuando vio que era Van, poniendolo en altavoz para no deshacer el abrqzo de Geraldine solo por ir a contestar.

— ¡Yo te dije que eras un pillín!— Se oyó de repente, con una voz empalagosamente actuada para que sonara cómica— La suerte te golpeó en la cara como un balón de futbol americano.

Estaba contento por él a pesar de que la noche anterior, con la lluvia y los recuerdos, se había puesto en plan deprimido.

—No daré detalles por obvias razones. Deben estar como locos— Se refería a las autoridades. Además su paranoia le decía que estaban muy al tanto de las llamadas telefónicas. Largó una carcajada.

-Supongo que debe haber una buena razon para que me llames antes del desayuno, asi que dilo de una vez que voy a estar muy ocupado el resto del dia-

Recordo el asunto de los rastreadores, quizas habia hecho avances o planeado algo con la informacion que le habia enviado.

-A menos que sea muy delicado para hablarlo por telefono-

—Sí, sí, me imagino que debes estar MUY ocupado…

—No, no te imaginas, cariño— Contestó Geraldine.

Hubo silencio a través de la línea. El muy idiota se había quedado atónito ante esa respuesta. No esperó a que ella contestara, pues en las entrevistas de la tele se podía suponer que no le agradaba mucho hablar con la gente a menos que fuera necesario.

—Esa voz… ¡Madre mía! ¡Lo sabía!— Gritoneaba eufórico, incrédulo. No cabía de la emoción, incluso podría decirse que hasta se afeminaba.

—Y esa es solo una muestra— Sonrió, divertida.

Vanderveer comenzó a balbucear cosas incomprensibles y no le importaba quedar como un grandísimo tonto. Parecía como si recién se hubiera despertado de la anestesia después de una exhaustiva cirugía.
Geraldine solo era capaz de reír por eso mismo. Era el primer fan que no se pasaba de rosca con lo que decía, pero aun manteniendo esa emoción.

—Te contaré un secreto ¿Cómo te llamas?

— ¡Van…Vanderveer!— No se lo podía creer.

—Por esa emoción es por la cual Universal es mi público preferido. No se lo digas a nadie.

— ¡Top secret! — Chilló. Trató de calmarse un poco, pero la voz le temblaba demasiado— Cuando termines con tus asuntos, te volveré a llamar. ¡Consígueme un autógrafo, maldito!

Tenía que decirle algo que seguramente lo iba a ofender. Y sí, también involucraba a Geraldine y su camuflada ingenuidad, cosa que no podía comentar frente a ella.

-No te aseguro nada... ella solo hace lo que quiere cuando quiere-

Corto la llamada y se dio la vuelta, para poder verla de frente.

-Como salir de la cama a las 6 de la mañana... completamente desnuda cuando estamos a 22 grados, es que acaso no te importa atrapar un resfriado un día antes de tu presentación?-

No le importaba que anduviera así por la habitación realmente, de hecho ahora todo tenia un discreto aroma a ella, sobre todo la cama, y seria lo único que podría consolarlo cuando tuviera que volver a dormir solo.

-Por cierto... si puedes conseguirnos lugares para tu concierto a Van y a mi estaría encantado de ir a verte cantar.-

Estuvo a punto de interrumpirlo, pero abrió bien grande los ojos cuando le dijo eso.

— ¡Cierto!— Exclamó con un rubor infantil— ¡Una profesional como yo debe cuidarse! ¡Así es este trabajo!— Y se fue corriendo a la habitación a taparse con la sábana. No planeaba hacer mucho ese día, sino más bien solo estar en tranquilidad. Una vez que se “abrigó”, le contestó a lo otro— Tu interrumpirías un concierto mío… yo sé lo que digo. Aun así, te daré las entradas de adelante de todo.

Los conciertos de Geraldine se caracterizaban por su alto contenido erótico. Si sabía algo Geraldine, es que en la industria actual muchas veces vendía más la carne que el mismo talento, pero no por eso significaba que ella seguiría esa regla al pie de la letra.
Es más, todo estaba milimétricamente pensado por ella y no le gustaba que la ayudaran; ella mandaba y exigía, era la cabeza de todo el proceso creativo. Aprovechaba su imagen, sí, pero también explotaba sus talentos vocales a niveles desproporcionados; con sus composiciones exprimía su voz como una naranja.

—Si no tuviera que estar concentrada, moriría por ver tu cara de póker.

Mataría por observar sus reacciones al ver los bailecitos que se mandaba, los movimientos sugestivos y las ropas que la dejaban semidesnuda… frente a todo el mundo. Y miles de tipos babosos gritando cosas groseras.

-Bueno, el otro dia te busque en la red y vi algunos videos... interesantes, pero recuerda que te dije que no te pediria que cambiaras no que dejaras de hacer lo que te gusta, puede que tengas razon para creer que no deberia verlo por el posible arranque de celos que me daria, pero quiero escucharte por lo menos antes de que vuelvas a la Genesis.-

—…Tengo algo que aclarar— Desvió la mirada— Después de las tres fechas que tengo aquí, no volveré a Génesis. Deberé hacer una gira muy larga y tendré que viajar a otras Torii, siguiendo las rutas establecidas… la gira durará un año, tal vez un año y medio.

Se quedo sin palasbras despues de oir eso.

-Un año... o mas...-

Se recargo contra la mesa de la cocina, estaba en shock.

Un año y medio era demasiado tiempo, un año y medio de distancia haria parecer los pocos dias que habian pasado juntos como si no hubieran sido nada, como si hubieran pasado en otra vida.

-Supongo que no puedo detenerte...-

Lo unico que podia pensar era que despues de tanto tiempo acabaria por olvidarlo, acabaria sintiendose sola y buscaria a alguien mas... y eso lo volvia loco.