The Frontiers [PRIVADO YSY-Evil-perro-House]

Revolvió TODO. No había nada que no fuera lujoso, ostentoso y hecho por un diseñador. Hizo un desastre dentro de la habitación, como de costumbre. Su manager estaba en el cuarto de al lado, así que debía ser rápida, aprovechando que este descansaba.

Terminó optando por un atuendo moderno, pero seguía siendo muy Geraldine: Unos pantalones cargo de tiro bajo, una blusa blanca de verano que le dejaba la mitad del vientre expuesto, una gorra de visera, sandalias franciscanas y anteojos grandes de sol.

—Supongo que está bien… me hace lindo el trasero.

Puso efectivo en sus bolsillos y arrancó la hoja del directorio en donde ubicó la dirección, salió corriendo por la puerta, sin dejar ni una sola nota que avisara donde iba.
Al salir a la calle, estaba un poco paranoica. Mientras caminaba, podía sentir como le costaba respirar. Nadie la había reconocido, tampoco se arriesgaría a que lo hicieran. Trató de parar algún que otro taxi, pero el tráfico por la zona era muy denso.

—“Caminar un poco más no le hará daño a nadie…”— Pensó que alejándose un poco de la concentración urbana, podría parar un automóvil que la llevara.

Después de dar vueltas por un buen rato, terminó perdiéndose. Encima, todos la miraban raro por sus fachas: se notaba a leguas que no era de allí. Ni de la zona ni de Universal.

—“¿Dónde estoy? Diablos… Traer efectivo no fue tan buena idea…”— Pero con la tarjeta la reconocerían— “¡¿Y ese olor insoportable?! No puedo ni respirar…”

Esa tarde habia terminado de acomodarse, se habia llevado algunoas herramientas de la estacion de mantenimiento, entre ellos una cortadora de plasma, la que usaria para entrar en el subterraneo de la ciudad si era necesario.

Tambien habia salido a hacer unos encargos de viveres para llenar la alacena, por suerte no tenia que llevar nada el ya que en la Universal la comida empaquetada se podia comprar en linea y le llegaba por correo.

De regreso al edificio una voz familiar le retumbo en los oidos, mas que palabras era solo tocer y maldecir, pero era ella.

Llevaba el traje puesto, pues de otro modo era imposible salir a la calle sin acabar enfermandose de una pulmonia, asi que cuando paso por un lado no lo reconocio, pero antes de que se alejara le pesco la mano, no le dijo nada, solo saco el arete que colgaba dentro de su ropa a la vista, para que ella entendiera de quien se trataba.

Incluso lloraba por lo irritado que tenía los ojos. Cuando ese sujeto le agarró la mano, le estuvo por dar la bofetada de su vida en defensa propia, pero al ver el arete, supo enseguida de quien se trataba. Relajó un poco los hombros, sin embargo se cubrió parte de la nariz y la boca con la mano libre. Permaneció en silencio por primera vez en toda su vida y dejó que la guiara. Tampoco es como si pudiera decir algo.

-Solo a ti se te ocurriria salir asi a la calle- Dijo al ver lo extravagante de su atuendo. -no llegarias a ningun lado sin que esa blusa blanca se te llene del hollin de los hornos de fundicion-

La sujeto de los hombros y saco una de las mangueras de oxigeno que se conectaban a su casco para meterselo en la boca y pudiera respirar aire limpio, el edificio estaba a un par de cuadras mas, una vez dentro del lobby ya podria respirar mas facilmente.

Tan solo puso una expresión clara de fastidio. ¿Y ella que sabía? Lo había leído por ahí, sí, pero no pensó que sería para tanto. Después de todo, el hotel tenía un sistema de ventilación que renovaba el aire todo el tiempo… bueno, sí, era su culpa, por pecar de ignorante. ¡Pero que se olvidara de oír un “gracias”! Eso significaba dar el brazo a torcer.

Hizo un par de morisquetas y se cruzó de brazos, en plan de actitud de asno.

Llegaron al edificio y fueron directo al elevador. Sven se quito el casco para poder verla con claridad, no podia creer que de verdad estuviera ahi.

-Viniste!- fue lo unico que pudo decir mientras sonreia como un tonto. - Se que dijiste que lo harias pero... cuando pienso en ello parecia mas una fantasia que invente que a la realidad.-

Le sacudio los hombros con cuidado mientras la examinaba detenidamente, aun con ese atuendo la encontrqba hermosa.

—Vine por mi arete— Fue directa y rápida como un rayo al contestar. Aun mantenía esa postura caprichosa y llena de orgullo, con brazos cruzados y todo. Igual se encontraba muy avergonzada. Nada allí era igual a Génesis u otras Torii que intentaban asemejársele.

Se sacó la gorra para que su cuero cabelludo pudiera respirar de alivio. Le cayeron los mechones largos por encima de los hombros.

—De lo contrario no podré… olvídalo.

-Es ese el unico motuvo?- pregunro desilucionado -Pasar por todo ese maogusto solo por recuperar tu arete? Me lo hubieras pedido y yo te lo habria llevado personalmente.-

Lo desengancho de nuevo y se lo ofrecio, si era lo que queria no lo iba a retener mucho mas tiempo.

Miró de reojo su expresión.

—Me lo puedes dar después… No me diste mi beso de buenas tardes— Sonrió de medio lado. Tal vez eso rompería un poco la tensión que ella había generado por torpe.

Lo cierto era que no solo había ido en busca del cuarzo.

—Tampoco estrujaste mis "chicas".

-Te lo habria dado si te hubieras quedado callada!-

Espero a que se cerraran las puertas del elevador para avalanzarse sobre sus labios, luego deslizar sus manos por debajo de la manchada blusa y acarisiar sus arributos mientras el eoevador los llevaba gasta el piso 43, tendria un par de minutos antes de llegar al departamenti.

-No tienes ni idea de lo que la abstinencia me ha hecho... aunque sean solo un par de dias-

— ¿Ah sí? Yo te dije que me ibas a recordar a mí más que a cualquier otra cosa. Olvidé la parte que decía algo como “Y cuidadito, tal vez te marque a fuego para siempre” o algo así.
>>Igual podemos hacer todas las travesuras que se nos ocurran… siempre y cuando me sigas tratando como a una princesa consentida.

Le mordió con suavidad el labio inferior.

—Espero que hayas disfrutado del arete.

-Me fue mas util de lo que podrias imaginar- Dijo al recordar el incidente con el piso de Van. -Y no te preocupes, mientras estes aqui no tendras que hacer mover un musculo si no es para provocarte el mas placentero de los orgasmos, o comer y beber las delicias que traje de la genesis... solo tienes que pedirlo y lo tendras!-

Tan pronto como se abrieron las puertas la llevo dentro del departamento, dejo una señal de no molestar y cerro la puerta.

El apartamento no era ni cerca tan espacioso como el cuarto de hotel, pero tenia todo: cocina, baño con bañera, un pequeño balcon y una gran ventana a travez de toda la pared que estaba junto a la cama, dando una vista panoramica de toda la ciudad, y de fondo las estrellas que lograban verse a travez del domo.

— ¿Tanto te gusto o te atraigo? Es decir, hay algo en mi cabeza que no deja terminar de comprender… a decir verdad, todos los hombres que fantasean conmigo lo hacen porque se dieron manija con mis videoclips… Pero tú eres diferente, eso me agrada y desconcierta a la vez— Admitió— Nunca nadie antes tuvo la oportunidad ni de asomar la nariz por encima de estos aretes, porque así yo lo quise. Aun así, tuve el impulso de “prestarte” mi tesoro, de confiártelo, cuando nunca jamás lo he hecho con alguien más, aun con el riesgo de que lo perdieras o te lo robaran.

Empezó a reír por todo lo que había dicho.

-Cualquiera en su sano juicio perderia la cordura por ti... si soy diferente no lo se, pero seguramente estoy tanto... incluso mas loco que cualquiera que haya puesro los ojos sobre ti... cuando me diste ese arete yo ignoraba lo valioso que era para ti, pero aun asi en ese momento se convirtio en mi posecion mas preciada, por que significaba que por el podria volver a verte... aun si me hubieran ofrecido lo que sea por ellos no lo habria cambiado, aun si despues solo hubiera obtenido una visita y un adios.-

—Qué tierno— Comentó con dulzura, entrecerrando los ojos a causa de su sonrisa risueña— ¿Y te pondrías celoso si alguien más me toca como dejo que me toques tu? Así de sin vergüenza, je…

Comenzó a enrollar su largo mechón de pelo teñido de rosado en su dedo índice.

—Puedo ser muy mala y hacer que pierdas más la cabeza por mí.
>>Dependiendo de tu respuesta... obtendrás una recompensa o no.

-Por supuesto que me pondria celoso... muy celoso... pensar en que tengo que compartirte con alguien mas...-

Le paso los dedos por encima de los labios, abultandolos como si los preparara para dar un beso.

-Pero tengo la corazonada de que despues de pasar una noche completa juntos sientas lo mismo, y que haras lo que sea con tal de ser la unica mujer a la que toque-

Rió con esa respuesta. Otra vez comenzaba a divertirle la situación.

—Querido, estoy segura de eso. Y por tu parte, te conviene de que sea así, porque me meteré tanto dentro de tu cabeza y corazón, que no podrás pensar en nadie más, incluso hasta te sentirás culpable el día que decidas poner los ojos en otra persona, porque yo y mi recuerdo siempre estarán aquí— Le señaló la cabeza. No pensaba retractarse por nada en el mundo.

Y en menos de un seguro, empezó a pensar en las palabras que había pronunciado. No había sido un impulso, sino una breve demostración de lo que sentía, porque ella también era una celosa de primera, era posesiva y caprichosa con “sus cosas” y asuntos.

—Igual, los dos estaremos tranquilos porque en definitiva será así.

Como pancha por su casa, se sacó la blusa sucia y la dejó caer al suelo. Cabe destacar que ella no usaba sostén, pues la ropa que usaba siempre era para lucir su delantera, además que a veces también era de canje para promocionar marcas y diseñadores y ellos le daban diseños escotados y ropa de ese tipo.
En su mansión hacía lo mismo: Estaba solo en calzones dando vueltas, sin nada arriba, solo tapando sus pechos con su largo y abundante cabello. No le avergonzaba toparse con algún sirviente y que la viera así.
Y la historia ahora no sería distinta.

—Tu recompensa, celosito— Finalizó.

Planeaba andar todo el día con esas fachas. Comodidad más que nada.

Se recargo contra la pared y tresiono un botos de un panel que sobresalia de ella, unos pequeños brazos mecanicos salieron del techo y le desensamblo el traje, llevandose todas las piezas y dejandolo solo con una especie de overol.

-Muy apropiado... pero tus pantalones tambien estan sucios.- se abrio el traje y se acerco a ella, la rodio con los brazos y la sujeto por el trasero, apegandola contra él. -Tendre que meter toda tu ropa a la lavadora y esperar a que se seque.-

—No pierdes el tiempo.
>>Te propongo un juego.

Ya viniendo eso de ella uno se podía esperar cualquier cosa, de todo, menos correcta.

—Te dejaré sacarme los pantalones, solo con una condición: No debes utilizar tus manos para ello, por lo menos no en un principio. Puedo complicártela aun más todavía y decirte que tienes que hacerlo con los dientes.

Sonrió. Igual, si aceptaba y terminaba por hacerlo, lo iba a dejar con las ganas. Lo haría sufrir hasta que fuera el final del día, para hacerlo explotar del deseo y actuara como una bestia.

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El representante de Geraldine se agarró la cabeza cuando vio que la muchacha no estaba en su cuarto. Si no la conociera, por el desorden que había hecho, hubiera pensado que había luchado a muerte con alguien para defenderse. Pero no… se había escapado la muy desgraciada.
Decidió salir a buscarla, tendría que informar a la policía.

-Acepto solo con la condicion de que durante el juego no puedes hir de mi... el limite sera la cama y si sales de ella a proposito el juego se termina y gano yo.-

Metio la mano dentro dentro de su pantalon, dandole un leve pellizco en el trasero sin llevar a abrirselo.

-Aceptas?-

Dio un pequeño salto por esa atrevida acción.

—No mencioné nada de ganar o perder… solo un juego, para ver que tan niño bueno eres. Y las cosas se hacen como Geraldine, o sea yo, diga ¿Entendido?

Hacerse la difícil era una buena opción (para ella).

-Esta bien, entonces que sea asi.-

Le quito la mano del trasero, siguiendo la linea que se marcaba en su espalda con los dedos, siguiendo por la cadera y las costillas, hasta dar de nuevo con las pronunciadas "pequeñas" de Geraldine. Le dio un pequeño empuje, mientras de estrujaba con gentilesa los senos, llevandola de espaldas y hacie dola tropesar sobre la cama.

Se bajo el cierre del overol que iba desde el cuello hasta la cintura, se lo saco por las piernas, quedando solamente en boxer.

-Que empiece el juego- Dijo tranquilamente para luego saltar a la cama.

Por fuera no demostraba ni un ápice de emoción más que una implacable actitud soberbia. Pero por dentro estaba riéndose de la maldad que le haría, pues solo le dejaría quitarle el pantalón y nada más… solo eso.
Todos le decían que era una “calienta termos”, y ella solo era capaz de afirmarlo con orgullo y seguridad. Porque sí, lo admitía con descaro que incitaba a los hombres a hacerse la cabeza, una película entera; una porno, según su verde retorcido sentido del humor.

De repente, se le vino una sola imagen a la cabeza. Una que tenía que ver con unos hechos ocurridos apenas años atrás y que delataba lo sucia que podía llegar a ser con tal de salirse con la suya. Ignoró eso por completo, no venía al caso.

Se avalamzo con el rostro sobre su cintura tratando de morder el boton metalico que mantenia cerrados sus pantalones. De repemte un estruendo nunca antes oido retumbo luego de un lejano destello a travez de la ventana. La luz eoectrica se fue de repente, dejando el departamento a oscuras.

Sven se puso ergido del sobre salto, repego la cara contra el cristal de la ventana, sabia lo que pasaba, o eso creia pues no estaba seguro.

-Es imposible... justo hoy, justo ahora...- Dijo en voz baja mientras escuchaba los diminutos y casi imperceptibles golpes en el cristal de la ventana. -Una baja presion en la parte interna del domo... una densa nuve de vapor de agua proveniente de las fabricas ciderurgicas... una rafaga de aire frio de las plantas tratadoras de aire... una carga estatica constante de la planta electrica... Todos estos eventos simultaneos...-

Las gotas se hicieron visibles sobre el cristal de la ventana.

-Es lluvia!- Dijo con una enorme sonrisa. -Es lluvia!!!- repitio.

La lluvia dentro del domo era algo que pasaba muy rara vez, con suerte una vez cada diez años o cada veinte, y no pasaba mas que en la Universal, era como un pequeño milagro que solo se daba a causa del saturado aire de la nave, la lluvia era completamente acida, y muy peligrosa para el ser humano, cuando sucedia la ciudad se paralizaba y todos los lugares publicos se sellaban, deteniendo incluso el trafico y la industria.

A pesar de eso Sven siempre soño con ver la lluvia, y ahora la veia como un chico que ve la primera nevada de su vida.

-Ves eso Geraldine? Es como en la tierra...-

Se reincorporó un poco cuando todo eso pasó, cuando todo quedó a oscuras. Si bien en Génesis llovía principalmente las primeras semanas de esa primavera artificial que tenían, además de ciertos días de verano en donde se concentraba mucho la humedad, no conocía lo que era la lluvia terrestre. No había tenido el privilegio de conocerla… solo nacer en una flota espacial.
Siquiera sabía en qué flota había nacido, tampoco nunca lo había averiguado, pues ella creía que la madre que la parió había sido oriunda de ese paraíso parecido a un fragmento de tierra del planeta madre. Pero era lo que ella creía, no lo que sabía.

Oírlo tan emocionado como un niño, causó un profundo impacto en ella. Logró que su corazón diera un vuelco importante. Esa simpleza la conmovió.

Hacía años no se preguntaba cómo era la Tierra… solo había visto fotografías del siglo pasado, probablemente, las más icónicas, en el museo o curioseando en internet.

—Sí, debe ser igual de hermoso— Le respondió solamente con un tono que hacía mucho tiempo no había empleado con nadie, pues tampoco tenía con quien hacerlo. Un tono lleno de paz y amor.

Solo era capaz de mirarlo a él, luego a las gotas y así sucesivamente.

Estaba como para tomar un café caliente y quedarse en silencio.