۩ღ Acacia Amarilla ღ۩ [Privado , Evil-Dog]

-Entonces es alcohol lo que necesitas? o podemos saltarnos la parte de perseguirte e irnos directo a la habitación?-

Ya sabíamos mas o menos como acabaría esa velada, y la verdad estaba mas interesado en saber como habrían sido las cosas si le hubiera hecho sexo oral en ese mismo momento en vez de convencerla de irnos a dormir.

—Vámonos antes que esto se convierta en una batalla campal — Luego miré a Lucy— Lucy, muchas gracias por la velada y la comida, pero estamos muy cansados y preferimos ir a dormir. Tal vez otro día sigamos con la segunda parte, la de los juegos — Sonreí y me paré.

-Te importaría si vamos a ver a las niñas primero? de verdad necesito verlas...- Le tome de la mano y fui junto a ella

Aunque era difícil pensar en ello, no sentía remordimientos por lo sucedido, era como si nunca hubiera pasado, como si solo hubiera sido un mal sueño.

—Yo también. Quiero darles las buenas noches por hoy — Así como lo hacía todos los días desde que había llegado al Sur.

Esa noche habría mucho de que hablar...

Fuimos hasta donde se encontraban las niñas, dormidas como un par de angelitos de rosadas mejillas, las arropamos y nos despedimos sin despertarlas.

-Amaya, tengo que contarte algo que te había estado ocultando...-

Una vez en la habitación le conté lo que me había pasado hace tres años, el día que la capturaron, le conté también lo de Fir, lo mal que me sentía cuando estaba con ella por no poder confesar, y lo horrible que era guardarme todo lo que sentía respecto a lo que le había pasado cuando estuvo en el Oeste.

-Al final no pude soportarlo y explote, no queria saber nada, solo queria que se acabara-

>>Se que ahora ya parece no tener importancia, pues es como si todo hubiera sucedido en otra vida, todo se siente tan distante, pero es importante reconocer mis errores para no cometerlos de nuevo-

—Está bien, lo entiendo perfectamente. No es tu culpa, ni la de nadie. Son cosas que tuvieron que suceder, tal vez para que aprendamos de ellas, pero ahora ya está, no hay vuelta atrás. Lo importante es que ahora nos tenemos el uno al otro y que seguimos mirando hacia adelante , más allá del horizonte. — Me puse el cabello detrás de la oreja.

-Siempre sabes que decir...- Le di un beso en la frente y la tome de las manos -Vamos a dormir... a menos que no quieras dormir-

La lleve al cuarto y cerré la puerta, mantener esa apariencia comenzaba a volverse cansado, tenia que acostumbrarme a mi nuevo cuerpo, y Amaya también.

—Claro que quiero dormir. Estoy agotada — Se tiró en la cama de espaldas y no quiso volver a levantarse por nada en el mundo.
Cerró los ojos para conciliar el sueño y dar paso a un nuevo día, que de seguro sería agitado por lo que le había dado Morgana a Lucifenia.

-De acuerdo...- Solo se recostó en la cama y la vio dormir tan plácidamente.

Esta vez no se trataría de aprovechar mientras dormía y solo se limito a abrazarla.

A mitad de la madrugada pude sentir como una de las niñas se colaba entre las sabanas para recostarse entre nosotros, Pero... y la otra?

Me levante para ver que era Elizabeth la intrusa, Isabel solo se quedaba sentada en el piso viéndola.

-Esta bien cariño, tu también puedes dormir con nosotros- Le dije haciéndole un espacio junto a mi.

Esa mañana simplemente abrí los ojos para encontrarme con uno de mis angelitos junto a mí en la cama y la otra me tomaba la mano sentada, pero dormida en el suelo.
Eran más que adorables, así que decidí dejarlas dormir para seguir contemplándolas.

—“Nunca más” — Volví a repetir mentalmente. No pensaba defraudar a mi querida Elizabeth e Isabel.

--

Ese día, Lucifenia estaría ocupada haciendo un plan económico para aumentar los ingresos y capitales del país, para que dejara de ser de una buena vez por todas una economía cerrada.
También debía llamar al consejo de guerra para discutir sobre el destino de la guerra.

Esa mañana Andreas se levanto muy temprano para hacer los planos de lo que seria el mecanismo que serviría para ampliar el espectro de luz de la esfera.

Me encontré con Marcus cuando iba a ver a Lucifenia y me contó sobre esta nueva estrategia económica que estaban organizando.

-¿Entonces quieren que convenza a mi hermana de comerciar con ustedes otra vez?-

-Se que con los conflictos que tuvimos hace años es algo descabellado, pero si tu nos representas tal vez tengamos una probabilidad-

Amaya acomodó a las niñas en su cama para que siguieran durmiendo y se fue a dar un paseo por el palacio, buscando algo que hacer o simplemente toparse con Lucifenia en cuanto terminara de hacer lo que estaba haciendo.
Simplemente se encontró con Morgana, la cual estaba contra una de las columnas que daban al patio.

—Hay algo diferente en ti— Morgana entrecerró los ojos y sonrió.

—…— Guardó silencio.

—El silencio otorga ¿Sabes?

Ahora que sabíamos donde encontrar a los oscuros, que estábamos armados y listos para hacerle frente a Malebolge, aunque eso iba a se costoso y era imprescindible conseguir recursos, aunque mi hermana y yo nunca nos llevamos bien, de algún modo u otro la convencería de ayudarme, por su marido no me preocupaba, estaba prácticamente de adorno, pues era ella quien gobernaba el reino.

-Esta bien, pero hablaremos después... tu otra mujer esta hablando con Amaya, y no quiero que le meta ideas a la cabeza, ustedes dos son malas influencias-

-Pero yo no...-

-Debería darte vergüenza ser tan mujeriego... mira que tener a las dos bajo el mismo techo.- Me fui dándole la espalda y embolsando una carcajada.

—Aunque hayas cuidado de mi bebita Isabel, eso no te da el derecho a meterte en mis asuntos. Mi silencio es por algo y ese algo no pienso decírtelo — Continuó su paso lento y relajado, mirando toda la construcción como si quisiera recordar algo, o estuviera conociendo el lugar o prestando atención a detalles que nunca había notado.

—Pero eso no quiere decir que yo no pueda suponer algunas cosas, princesa. Sería interesante enterarme, pero no es que pienso obligarla a que me lo diga tampoco. Ya me enteraré tarde o temprano.

—No conviene— Volvió a hablar Amaya sin parar de caminar.

-Que se entere ahora... tarde o temprano lo hara, y si esta consciente de nuestros planes puede ayudarnos...- Dije tomandole la mano para detenerla.

-Sabemos donde estan los oscuros restantes, uno de ellos aqui en el Sur... y el otro en el Este-

-Se que su presencia te molesta- Le dije a Amaya. -Pero a pesar de lo que somos ahora no sabemos como explotar nuestro potencial... podemos aprender de ella lo que sabe, pero debemos confiarle nuestro secreto-

—Está bien, te haré caso y no pecaré de terca esta vez. Bien, Morgana, ahora vamos a saciar tu curiosidad…

— ¡Magnífico!— Sonrió esta, esperando a que le contaran.

Y una vez que le revelaron toda la verdad, esta se quedó pensativa.

—Interesante— Fue todo lo que dijo — Supongo que tendré que acompañarlos en su viaje para detectar en qué parte de esos lugares exactos están.

-Iremos al Este, a la capital a tratar de conseguir ayuda... ya han permanecido neutrales por demasiado tiempo.

>>Después de conseguir ayuda iremos al desierto, donde se encuentra uno de ellos... pero hay algo que necesito pedirte, conoces un conjuro que se perdió hace siglos, ese que te permite ir de un lugar a otro a tu voluntad y quiero que me lo enseñes-

—De acuerdo… Pero soy mala explicando, así que te ayudaré con unos textos que conseguí de “él” — Se refería a su amante — No fueron fáciles de conseguir, así que considérate afortunado de que los tendrás en tus propias manos. Síganme.

Los condujo hacia un lugar apartado donde no había ninguna clase de movimiento, donde la tierra aun no había sido trabajada ni decorada.
De allí, dibujó en la tierra unas formas geométricas, que apretó con el dedo en el medio de ellas como si se tratara de una especie de botón. Empezó a materializarse como una especie de lámina dorada, la cual emitía un brillo de los bordes hasta que terminó de formarse. Pero no tenía ninguna clase de textos, solo símbolos incomprensibles.

—No creí que llegaría este día.

Tomó de un extremo la hoja y la sacudió, en la que con unas palabras especiales, los símbolos se convirtieron en letras.

—Listo, disfruta tu nuevo material de lectura.

--esos son simbolos muy antiguos... parecen runas antiguas... anteriores a las runas antiguas que conocemos, no hay nadie en el mundo que pueda traducirlas... a excepcion de...- Volteo a ver a Amaya

>>Crees que puedas hacerlo?- Le pregunto

—Haré lo que sea necesario para traducir esto.

—Espero que tengas suerte, pues ha sido conservada en esta lengua para que no cualquiera pueda leerla. Tenía una traducción de una parte, en la que había trabajado tanto yo como “él”, pero tuve que quemarla por el peligro que representaba que esta estuviera encima de mí.  
>>Me temo que solo sé una pequeña parte de este texto, pues existió incluso mucho antes de que yo naciera. Se las puedo dejar para que tengan una base, tal vez descubran cosas mucho más interesantes allí que puedan refinar esta habilidad… como transportar más de una persona.
>>Pero apenas les dicte lo que pude traducir , tienen que deshacerse de eso inmediatamente. No se lo pueden quedar. Memorisenlo.

-Esta bien, déjame copiar los símbolos y nos vamos, no lo traduciremos en un día, así que tendremos que seguir con ello en el palacio-

—Bien, no hay problema.

Amaya confiaba plenamente en sus habilidades lingüísticas y de que podría llegar a traducir lo que fuera, pues a partir de ese momento, nada debía ser un impedimento para ella y mucho menos si de eso dependían muchas cosas. Si pudo descifrar aquel dialecto inventado de ese libro, ¿Porqué no este?

-Bien, entonces vamonos...-

Ahora estaba el asunto de ir al Este, pero como la muerte nos dijo, debíamos mantener un perfil bajo, ocultarnos de incluso nuestros seres queridos, si revelábamos que iríamos a buscar al oscuro corríamos el riesgo que esa información se filtrara.

No podía irme sin Amaya y las niñas, y no podía enfrentarme a ese oscuro solo, tenia que pedirle que fuera conmigo, pero como de costumbre no sabia como abordar el tema.

>> Te gustaría ir a la capital conmigo?- Le dije sin mas.

Estaba pensativa por todo lo que estaba pasando.
Tan solo lo miró de reojo, para después voltear su rostro en dirección a él.

—Claro— Respondió sin más con una modesta sonrisa.

Pero estaba el tema de sus hijas. Llevarlas suponía un gran peligro, pero tampoco podía despegarse de ellas.

— ¿Qué haremos con Elizabeth e Isabel?

-Las llevaremos con nosotros- Le dije sonriendo -Iremos a nuestra casa en Noctis y las dejaremos con mi padre, luego nos daremos una escapada al desierto y buscaremos al oscuro... lo matamos y volvemos antes de que alguien se de cuenta... llevaremos a Morgana con nosotros para que nos ayude a buscarlo, y cuando hayamos terminado regresamos por las niñas, vamos a la capital y... bueno, pues eso-