The Frontiers [PRIVADO YSY-Evil-perro-House]

El teniente no se inmutaba por la basura que le tiraban, pero no tenia prensado permitir que la gente se saliera de control.

Soltó a Geraldine y saco una pistola de energía de entre su ropa, apunto a uno de los fanáticos y disparo, escupiendo un rayo que le atravesó la cabeza como si estuviera hecho de mantequilla, hubo silencio después de eso. Luego apunto el arma en dirección a Geraldine, solo a unos pocos centímetros de su rostro, el calor del arma recién disparada se sentía, y la luz brillando en el fondo del caños le indicaban que estaba lista para disparar otra vez.

-Que te este dando la oportunidad de que te vayas no significa que sea por que no pueda matarte... si te resistes no tendré mas opción que hacer esto por las malas, así que no te lo diré otra vez...-

Le quito la pistola de enfrente y volvió a apuntarla hacia la multitud.

Geraldine casi vomita cuando vio que alguien había muerto con tal de defenderla a ella. El miedo inundaba el ambiente y el terror se apoderó de la noche.
Se llevó una mano a la boca, respirando de forma agitada, con los ojos bien abiertos de la impresión. Toda su vida le había pasado por la mente en menos de un segundo. Recompuso la postura.

—Dispara. Adelante— Si ese era su fin, morir en el escenario era el honor para cualquier artista. Empezó a cantar una antigua canción de la Tierra, para mantener el valor.

—No si los servicios militares independientes no lo permite— Se oyó el sonido de un arma, un arma típica de los Gulliver, que a pesar de ser la reglamentaria , era extremadamente letal y parecía venir, definitivamente, de otro mundo. Milly apretó el gatillo y le dio en el blanco, que era aquel sujeto que estaba molestando a su cliente. Del arma parecía no haber salido nada, ni una bala, ni un rayo láser ni ninguna cosa parecida… pero la verdad era que le había volado el brazo en la que tenía aquel artefacto tan mortal, el cual se deshizo en el aire y del que no quedó ni cenizas. No había rastros ni del brazo ni de la pistolita esa, la hizo desaparecer por completo— Pff… tecnología humana. Tan patética a comparación de la nuestra. Ahora, tipito, si no quieres que vuele tu maldita cabeza, deja de amenazar a mi cliente.

Milly era muy intimidante y no tenía miedo a nada.

Geraldine no desperdició la distracción y gateó a toda velocidad, tratando de alejarse de ese sujeto.

—Bueno, conejita, el contrato se vencía hoy. Pero haré una excepción… considéralo cordialidad de los SMI. Ya fastidiaron mi día, y pensar que quería volar en paz.

Todos murmuraban. Nunca habían visto a una mujer tan alta y de musculosa complexión. Nunca habían visto a una Gulliver pura.
Estos tenían fama de sanguinarios, como si no tuvieran cultura alguna más que de la guerra e infligir daño a otros.

La verdad es que Milly estaba más humanizada, pero conservaba esa fiereza propia de su especie. La sangre tiraba.

-No seas estúpida mujer... el edificio esta rodeado, no vas a llegar a ningún lado por la fuerza- Parecía no haber sentido el disparo, y es que así era, su brazo era completamente mecánico.

-Les estoy dando la orden... la oportunidad de que se vayan sin problemas... largense y no vuelvan jamas!-

En todas las entradas había fuerzas que impedían que la gente huyera, la mayor concentración de soldados estaba justo en la calle de enfrente, preparándose para entrar y someter a la gente.

___

Para ese entonces Sven ya se encontraba en los túneles, había abierto por lo menos dos docenas de compuertas con la cortadora, el camino hacia la antigua nave ya estaba despejado, ahora tocaba volver a al concierto.

El problema fue que cuando volvió a salir por la estación de metro, al salir a la calle noto que la cantidad de enemigos había crecido, no había modo de sacar a la gente sin alertarlos.

En eso una nave mas aterrizo cerca, justamente sobre la nueva estación de mando de la Universal, la que había sustituido a la que planeaban usar para escapar, era un caza de ultima generación, una nave especializada de un piloto de alto rango, El capitán Petrenkov.

Sven volvió a la estación de metro y empezó a desplazarse por los túneles en dirección a la estación, si los mapas no se equivocaban había una entrada de servicio por la que podría pasar si hacia un hueco en el techo del túnel, su objetivo era llegar a esa nave.

—Joder, a mi no me das órdenes. Yo solo sigo las órdenes de del señor Guiyd — Era su jefe, al único que le tenía respeto y un poco de temor— Y de la señorita Mashiro. Si la señorita Mashiro ordena que no nos vayamos, no me queda otra que cumplir, aun si me importe dos pepinos.

Su compañera Flare estaba entre el público, cuidando de que a Milly no le pasara nada.

Geraldine se paró y agarró el micrófono.

— ¡No tengan miedo!— Exclamó, haciendo un intento de que la gente no se dejara quebrantar el espíritu— No he terminado mi canción. Y nadie me va a venir a decir a mí lo que tengo que hacer. Hago lo que quiero, cuando quiero y si quiero. Ahora, canten conmigo; aun si es el fin ¡Recuerden que nunca deben subestimar el poder de la música! Ni de la voluntad personal. Recibiremos a la tiranía alzando la voz, tal como un coro angelical.

Ornella dio un paso hacia el frente, maravillada por esa especie de discurso tan motivador. Por eso era que había soñado estar en un concierto de Geraldine, por esa personalidad tan arrolladora que tenía, ese valor desmesurado que le ponía el pecho a las balas.
Y entonces, dejando su timidez completamente de lado, fue la primera en entonar.

— ¡Acompañen a la chica! La voz de un ángel, no… el coro celestial debe hacer eco en Universal, en la galaxia— Bajó el micrófono para no opacar a Ornella. Era el momento de todos, no solamente de ella misma o de Ornella.

Y entonces, las personas se animaron y empezaron a hacer el acompañamiento. Desde afuera solo se podía oír cantos, aplausos… como si estuvieran en una fiesta. Como si el concierto estuviera en el mejor punto. Todos a capela.

Vanderveer filmaba todo. Quería que ese día pasara a la historia.

Milly se conmovió en lo más profundo del corazón, a pesar de tener esa apariencia tan inflexible. Nunca creyó vivir para ver algo así, que llenaba el corazón de paz.

Al ver que había perdido el control, el teniente salio del escenario, hablo por el comunicador para pedir refuerzos, pero aun no estaban listos para entrar, solo tendría que aguantar unos minutos mas y llenarían el concierto con gas somnífero.

___

Sven logro entrar dentro de la estación de mando, pensaba que si se topaba con cualquiera tendría que matarlo, pues esa batalla era contra el mando de Universal, o eso creía.

Cuando entro al la que eran las oficinas que precedían al salón del consejo se dio cuenta que estaban todos muertos, había sido una masacre y al parecer no habían tenido tiempo de reaccionar, los guardias estaban tirados justo en sus puestos, y había señas de disparos por todo el lugar, debían haber muerto hace ya algunas horas.

Tomo un arma de uno de los guardias muertos y recorrió el lugar en busca de sobrevivientes, el salón del consejo no era la excepción, todos los oficiales de alto rango estaban muertos, algunos incluso reflejaban indicios de tortura, para luego ser ejecutados.

Al final del salón estaba la habitación del almirante, la puerta estaba abierta y se escuchaba el sonido de la respiración artificial, y una persona dentro que parecía hablar.

Sven entro a la habitación con el rifle de Haz en alto, apuntado a la única persona en pie del lugar.

Cuando Vasiliev lo vio entrar pareció no haberse alarmado, el almirante seguía vivo, pero su hijo le apuntaba con un arma.

-Que haces aquí, soldado?- pregunto al ver a Sven, no intuyo que era su enemigo pues llevaba puesto el traje de piloto, pensó que era de los suyos. -Estas sordo?! para que has venido?!- Alzo la voz.

-Tu eres el responsable de esto?- Le respondió Sven.

Cuando el capitán cayo en cuenta de que la voz que salia de esa persona no era la de una maquina entendió la situación.

Sven abrió la mascarilla de su casco, dejándolo ver que era un persona y no una de esos cyborgs quien le apuntaba. Vasiliev lo reconocido.

-Vaya... pero si es el chico.- Respondió sarcástico. -Puedes verlo padre... esto debe ser el destino... el chico terrícola viene a salvarte, lastima que ya sea tarde.-

Vasiliev halo el gatillo y le disparo a su padre en el pecho, el cual dio un leve quejido antes de morir de una vez. se armo el tiroteo después de eso, los trajes les permitieron resistir los primeros disparos del otro antes de ponerse a cubierto, Sven apenas había recibido un rose en el hombro, pero Vasiliev recibió una ráfaga completa en el tobillo antes de escapar por una de las ventanas de la habitación.

El ruido seguramente había llamado la atención, el lugar pronto se llenaría de soldados, tenia que escapar. Subió a la azotea a toda velocidad y se subió en en caza, despegando antes de que pudieran detenerlo, ahora sobrevolaba dentro del domo.

Uso el comunicador del caza para contactar a Van, pues ese tenia su propio transmisor y no necesitaba de la red de la Universal, introdujo el numero e hizo la llamada.

-Van!, Van responde! soy Sven... tienen que salir de ahí ya!, hay una entrada a los tuneles en la estación de metro que hay cerca del concierto, los llevara hasta la nave... puedo despejar las salidas pero necesito que organices a la gente ahora!-

— ¡Entendido!— Respondió al oírlo, sin dejar de filmar todo lo que pasaba, para después archivarlo en su memoria— Se lo diré a Geraldine. Está tomando el control de todo y lo está haciendo maravillosamente bien— Bajó corriendo las escaleras y fue hacia Geraldine, para avisarle de lo que tenían planeado hacer.

— ¡No dejen de cantar! ¡Síganme a mí! ¡Formen grupos y no se separen! Tomen a los niños en brazos, no miren atrás y no se paralicen. — Bajó del escenario y siguió dando instrucciones. La esperanza aun no había muerto

Vanderveer empezó a buscar a Ornella con la mirada. Ella estaba sola, emocionada y asustada a la vez. Seguía temblando. La tomó de la mano al apenas encontrarla.

— ¿Por qué haces esto por mi?— Preguntó.

—Algún día te invitaré una chocolatada y lo descubrirás…

— ¡Ni que fuera una niña!— Infló las mejillas— Ahora también me debes eso.  

Van le sonrió y fue a la cabeza, junto con esa niña y Geraldine. Milly ayudaba con los niños junto con Flare.

Sven podía escuchar las comunicaciones del enemigo a través del canal del caza, la parecer la mitad de las naves secundarias ya habían sido tomadas, y se preparaban para dar hipersaltos, la otra mitad de las naves estaban presentando resistencia, al igual que la nave principal, el concierto había sido transmitido por televisión a las demás naves de la flota para mantener en sus casas a la población, pero les salio el tiro por la culata cuando Geraldine dio el informe de lo que sucedía, fue la nave de la academia militar la que se levanto en armas y replegó el golpe de estado en las naves próximas, apoyada de todos los soldados aun leales a la flota de la Universal que no habían sido sometidos por el microchip.

Una vez terminado de hablar con Val, fue hacia el concierto y descargo todo el poder de fuego de la nave sobre las tropas agupadas fuera del edificio, disparo hasta que las armas alcanzaron una temperatura critica y entraron en modo de enfriamiento. el daño fue devastador.

-Las salidas están despejadas, tratare de llamar la atención todo lo que pueda para darles tiempo.-

Lo mas seguro es que dado que el plan original no había salido como lo esperaban tratarían de llevarse la nave principal al igual que las otras, pero la universal era demasiado grande y tardaría por lo menos media hora para preparar un hipersalto, cosa que no podría lograr si Val y los otros alcanzaban a salir con la antigua estación de mando.

Las personas corrían con todas sus fuerza, tanto como le permitían. Vanderveer se encargó de guiar a Geraldine y el resto, puesto que esta no sabía dónde se encontraba la estación de metro y mucho menos los túneles. Él más o menos se guiaba por los planos, además que tenía una copia mental del mapa que estaba observando mientras avanzaba a paso firme.

—El jefazo nos matará por dejar los caza tirados… — Comentó Flare.

—Nada que un descuento en el sueldo no pueda pagar— Contestó Milly. Recogía a cada niño que se separaba de sus familiares y lo instaba a seguir por su cuenta, desde atrás de todo, así nadie se quedaba atrás.

Poco a poco iban llegando a destino. Había demasiada gente.

La cosa empezaba a complicarse, la cuenta regresiva para dar el salto había empezado y apenas tendrían poco mas de 20 minutos para evacuar, no era tiempo suficiente para que alcanzaran a salir todos, tenia que hacer algo para ganar tiempo o en el mejor de los casos detener el salto por completo.

Tenia que pensar bien si lo que quería hacer podría funcionar, llamo de nuevo a Van.

-Van! escucha, tenemos el tiempo encima... estos desgraciados quieren secuestrar la universal, llevársela completa, hay gente luchando en otras naves y parece que están ganando... trataran de dar un salto y desaparecer junto con la nave principal, si corto el flujo de energía de la central eléctrica no podrán ir a ninguna parte, pero se perderá la energía también de otros varios sistemas, incluidos los de alumbrado... si puedes llevarlos a oscuras por los túneles hasta el centro no correrán peligro al salir si nos los pueden ver, es todo lo que puedo hacer por ustedes, me están apuntando con vehículos y no tengo mucho espacio dentro del domo para maniobrar, si no salgo ahora acabaran derribandome-

—No hay problema. Veré como puedo alumbrar el camino… Te prometo que saldremos de esta.

Ornella no pudo evitar escuchar eso.
La mayoría de las personas habían comprado pulseras fosforescentes en la entrada del estadio, así que eso no sería problema. Muchos las tenían aun puestas. Detalle que a Van se le había escapado, un poco por la presión y el nerviosismo.

Estiró un poco la piedrita de su collar y este se encendió como una lámpara de lava. Brillaba con la misma intensidad.

—Vanderveer, puedo solucionar tu problema. Todos tenemos de esas pulseras y barras luminosas que brillan en la oscuridad. No creo que tengas que preocuparte por eso.

Geraldine se metió en la conversación.

— ¿Qué problema?

—Nos quedaremos a oscuras inevitablemente. Verás, hay que cortar la energía porque las cosas se están saliendo de mambo.

— ¡Entonces que todos mantengan sus muñecas y brazos a la vista! Y sigan juntos, agarrados de las manos.

—Igual aun falta…

"Comandar" semejante muchedumbre no era fácil. Pero Geraldine estaba segurísima de que sus aretes le darían fuerza y suerte, como siempre, como en cada situación difícil que le había tocado vivir en la vida.

Una vez las ramas estuvieron listas para usarse volvió a desatar la lluvia de fuego, esta vez contra la central eléctrica de la Universal.

Durante un momento se sintió como si la gravedad se hubiera ido, unos segundos después esta regreso, cuando el flujo de energía se desvió para mantener los sistemas mas importantes. Con el flujo disminuido le tomaría aun mas tiempo reunir la energía a la nave para saltar, y esos veinte minutos se convertirían en una hora o mas, ahora que la luz se había ido seria mas difícil encontrarlo, pero los misiles térmicos seguían siendo una amenaza, ya había llamado demasiado la atención y ahora se había convertido en la prioridad de muchos, debía salir de la Universal.

Salio del domo por el puerto principal, un gran agujero a mitad del domo que solo tenia una barrera de energía para retener el aire dentro de la burbuja, mismo puerto por el cual saldrían los demás una vez hubieran abordad todos la nave, ahora solo quedaba esperar.

Cuando todo estuvo oscuro, se oyeron gritos de desesperación y miedo. La muchedumbre se desorganizó en la penumbra, y disparaban para cualquier parte menos donde tenían que ir.
Mantener el orden en ese momento era imposible, pues había gente hasta donde alcanzaba la vista, o por lo menos lo que las barras luminosas permitían ver.

Milly y Flare no podían hacer nada, estaban casi atrás de todo y apenas alcanzaban a oír lo que Vanderveer o Geraldine decían. Encima, con los alaridos de los demás, todo se complicaba.
Milly tenía la sospecha de que la Génesis estaba enterada de algo, pues el concierto en Universal también se transmitía en la web y por la televisión, pero tenías que pagar una suscripción que duraba solamente ese día. Muchos compañeros del SMI se quejaron de eso en el cuartel. Sonrió de medio lado, tal vez morirían, tal vez no… pero bueno, era parte del trabajo.

—Bastardos hijos de puta— Murmuró Milly, refiriéndose a los de Génesis. Si fuera por ellos, los dejarían morir a todos. No necesitaban “refugiados”. En la flota contraria ya no sabían qué hacer con la creciente población en el último tiempo, tanto de humanos como de Gullivers.

Flare estaba silenciosa, impotente. No quería morir… siquiera había querido ser piloto en su vida. Solo había seguido esa carrera por tradición.

—No te preocupes, Flare. Pase lo que pase, seremos bañadas en honor.

Eso no la consolaba para nada.

Vanderveer se resignó. Pero cuando estaba hartándose de la situación, ya habían llegado a la nave. Tenía ganas de llorar de la tristeza y alegría a la vez.

—¡Entren todos, rápido! — Exclamó.

Sven trataba de llamar a la Genesis, al consulado o al cualquiera que pudiera responderle, pero la llamada no era respondida, por el contrario empezaron a bloquear las lineas y a expulsarlo de todos los canales de comunicación tanto comerciales como oficiales.

-Que hijos de perra!- Se suponía que eran flotas hermanas, que debían ayudarse cuando lo necesitaran, estaba claro que no tenían esa intención.

Parecia que inevitablemente la Universal daria el salto una vez que reuniera suficiente energía, no había nada que hacer, un solo caza no podría hacer suficiente daño como para parar los motores, una nave de mayor tamaño quizás lo haría, pero no habría forma de conseguir alguna.

En eso diviso como otra nave salia de la Universal, una nave extraña, la de Geraldine.

-Pero ella esta con Van...- Pensó. -Quien dialos va ahí dentro?-

Faltaba tan poco para que todos entraran. Estaban en cuenta regresiva. Tan solo un momento, unos segundos.
Van sudaba a chorros. Llamó a Sven. Esta vez no hablaría, para no preocupar a ninguno de los presentes, sino que lo haría mentalmente, que era lo mismo como si estuviera conversando en voz alta. Sven lo escucharía igual a través de la línea.

—Ya estamos casi todos. Dime qué es lo que debo hacer.

—Una nave dentro de una nave… eso sí que es cómico— Comentó Milly.

En Génesis esas naves las habían transformado en refugios subterráneos en caso de que hubiera alguna fuga en el domo y se rompiera el campo de fuerza que lo protegía de ataques externos. Una idea útil si fuera aparte, porque si tenían que evacuar, estaban perdidos. Aunque estaban trabajando en eso.

-Tienes que ir a la cabina de mando, ahí hay una consola antigua con controles analógicos, tienes que entrar en el sistema y buscar la sección de protocolos de emergencia, seleccionar la opción de evacuación y dejar que la nave despegue sola... los sacara de la universal y una vez que este fuera los motores se detendrán.-

Lo que de verdad le preocupaba era lo que harían después, con una nave llena de refugiados y sin un lugar a donde ir.

-Esta Geraldine contigo?-

Vanderveer comenzó a hacer rápidamente todo lo que Sven le había dicho que hiciera. Las manos le habían dejado de temblar, para petrificarse por completo. Una vez que seleccionó con dificultad la opción de evacuación, largó todo el aire de golpe y dejó que todo se diera…

—Está conmigo. Hace lo que puede para mantener la calma.

-Estupendo... entonces los vere pronto-

El resto de la Unuversal entro tambien en modo de emergencia, similar a cuando llueve se sellaron todas las entradas, con la diferencia de que ajora el domo se abria en la parte superior y se desacoplaba la nave de su base, alzandose con grandes pistones hidraulicos que lo preparaban para despegar.

De un momento a otro los viejos motores se encendieron, el tiron fue fuerte y hizo caer a todos los que no habian alcanzado asiento, la gran nave se elevo a travez de la ciudad hasta salir de por completo, luego se apagaron los motores y la nave se detuvo, quedando a la deriva en el espacio.

-Debe haber alguien que sepa pilotear de entre los refugiados, los controles son muy viejos pero es como llevar un carguero... solo una persona es necesaria en el timon.-

Puso en marcha de nuevo el caza y se acerco a la gran nave, no era seguro que se quedaran ahi, tenian que moverse.

—Ahí pregunto.

Se volteó.

—Si alguien sabe pilotear, que venga ahora a manejar los controles.

No iba a agregar nada de más para que no entraran en pánico. Delicada la cosa como estaba no era muy conveniente que digamos, debía ser cuidadoso con lo que dijera.

—Una piloto por aquí, otra por allá. Pero yo me encargaré— Milly se paró y empezó a rodear a las personas para ir a los mandos. Para ella no era lo mismo un caza que una nave de semejantes dimensiones, pero estaba segura que podría hacerlo sin problemas. — Bien, niñito, es mi turno de tomar acción. Solo indique destino.

Esperaba que el SMI presionara para que los dejaran entrar a la Génesis.

—Listo, encontré una.

-Bueno, supongo que nuestra mejor opción es la Génesis, dudo que la nave tenga recursos para hacer un viaje muy largo, así que iremos ahí, ya se habrán dado cuenta de que escapamos así que seguramente envíen cazas a perseguirlos en cuanto tengan oportunidad, así que tendrán que darse prisa y tratar de poner ese trasto en velocidad de crucero-

Velocidad crucero era un tipo de supervelocidad anterior al hipersalto, las naves tomaban su tiempo para acelerar y alcanzar una velocidad que les permitiera desplazarse largas distancias en poco tiempo.

-Los veré en la Génesis-

—Nos estaremos encontrando por allá— Y Van cortó la llamada. Dejó todo en manos de la Gulliver, confiaba en su experiencia y conocimientos.

Se dejó caer al suelo de trasero. El estrés que tenía era incomparable… miró a todos a su alrededor, que no parecían andar mejor que él. Veía en la mirada de Geraldine una preocupación enorme, en Ornella un sentimiento de soledad absoluto y en Flare desesperación. Podría seguir, pero terminó quedándose dormido.

Génesis no estaba muy lejos. Imponente y siendo una poesía a la naturaleza, viviendo todos en una nube de gas gigantesca y rosa, sin preocuparle nada de sus compatriotas.
El SMI empezó a presionar para que dejaran aterrizar la nave en alguna pista. Ellos apreciaban mucho a Milly y Flare, y a todos sus miembros en general. No siempre dejaban entrar a nuevos miembros, debías estar altamente calificado para eso. Las exigencias eran sobrehumanas para estar allí. No se darían el lujo de abandonar a esas dos.

Geraldine creía que con su imponente carácter iba a lograr negociar algo. Si aportaba su granito de arena, sería capaz de hacer hasta lo imposible. Y ese granito de arena era una desmesurada cantidad de dinero, si eso era lo que le pedían a cambio de ingresar a toda esa gente a la flota.

--

En Génesis los consejeros y políticos debatían que es lo que harían.

Según el censo de los últimos diez años, había habido una explosión demográfica a comparación de décadas anteriores. Los gullivers, humanos y mezclas de estos comenzaban a copar la flota a ritmos alarmantes. Necesitaban pronto encontrar un planeta habitable. Si aceptaban a más personas, no sabrían que hacer y aumentaría la pobreza, generando una crisis social.
Génesis era de ricachones y lo que menos convenía para ese sector social era tener gente viviendo en las calles. Barrios de emergencia romperían la armonía y la burbuja en la que vivían.

Otra amenaza era encontrarse una flota o varias de Gullivers no “domesticados”. Estos eran unos salvajes violentos. Había miles de flotas de Gullivers esparcidos en el universo; los que ellos habían encontrado y adaptado a convivir en sociedad con los humanos solo eran una mínima fracción.

La nave de evacuación se aproximaba a Génesis…

—Las condiciones para concluir con la velocidad crucero son muy buenas— Avisaba Milly a través del comunicador, por el altavoz— El aterrizaje se dará en unos minutos— Empezó a tratar de comunicarse con el Génesis— Esta es la flota de evacuación del Universal, responda control Génesis.

Hubo silencio.

—Responda control Génesis— Insistió con evidente malhumor.

Sven había esperado a que ellos alcanzaran la velocidad crucero y se acercaran hasta casi llegar a la génesis para dar él el salto, había tratado de comunicarse con la Génesis pero parecía inútil, si se mantenían en ese plan probablemente los dejarían dando vueltas por el espacio, pero si a ellos los ignoraban a él lo tomarían muy en cuenta, que no era una nave de carga en la que iba montado, sino en un caza de avanzada tecnología y poder destructivo desmedido, por lo menos habrían de enviar a alguien a interceptarlo.

Una vez los alcanzo se mantuvo por encima de ellos, como si de una escolta se tratara, puso el piloto automático y se recargo hacia atrás de su asiento, apenas podía creer que ese loco plan hubiera funcionado, sin embargo la felicidad de haber sobrevivido era a veces apocada por la ira y la tristeza de saber que había mucha gente que se quedo en la Universal y en las naves secundarias, la gente que había muerto y las que aun estaban luchando.

Hizo una nueva llamada, esta vez la transmicion iba hacia la nave y no solo a Van, la transmicion era de audio y vídeo, así podría ver como estaban todos.

-Espero que por lo menos nos den un lugar para aterrizar... no creo que esa nave pueda reciclar oxigeno para tantas personas.- dijo una vez se enlazo la llamada.

—No te imaginas lo pesado que está el día— Respondió Milly.
Era obvio que respirar ahí cada vez se hacía más dificultoso. Incluso había varios desmayados por la densidad del aire.

De repente, se decidieron en contestar.

—Flota de evacuación Universal, este es el control Génesis. Bienvenidos…
>>Nuestra flota le da la bienvenida a la señorita Geraldine Mashiro y compañía desde el fondo de nuestras almas.

Parecía una jodida burla. No había pasado nada. Algo se traían entre manos, era más que obvio. Y las especulaciones no tardaron en aparecer.
Más de uno largó un insulto en voz baja.

-Siempre es preferible una falsa bienvenida a un honesto rechazo...- Dijo Sven sabiendo que estaban en canales diferentes, y que no podrían escucharlo.

Se apresuro a aterrizar, probablemente asegurarían su nave y lo pondrían bajo vigilancia, aun llevaba el rifle de haz entre las piernas dentro de la cabina, pero eso no le importaba. La prioridad ahora era que recibieran a los refugiados y de ser posible enviaran ayuda a la universal.

Moria de ganas de ver a Geraldine sana y salva.

Le dieron el permiso para aterrizar y así Milly lo hizo solita, sin ayuda de nadie. La capitana del escuadrón de mujeres una vez más acrecentaba su buena reputación y profesionalismo.

La gente bajaba de la nave.

Una voz femenina decía “Se encuentran a punto de ingresar a la zona de gravedad. Por favor, caminen con cuidado”.

Estuvieron horas desembarcando, a paso de tortuga a decir verdad. Encima casi nadie llevaba la documentación necesaria, dadas las circunstancias. Estarían varados ahí hasta que encontraran alguna solución.

Erick tenía los pasaportes y el documento de identidad de Geraldine y de él.
Geraldine permaneció en silencio todo el tiempo, incluso cuando encontró a su mánager. No quería hablar con nadie.

Sven había pasado horas dando su declaración ante las autoridades de la Genesis, les contaba la historia una y otra vez y parecía que no podían creer lo que escuchaban, estaba completamente agotado, tenia una quemadura en el hombro que necesitaba ser tratada y no dejaban siquiera que fuera al baño a limpiarla, no se veía nada bueno para el futuro.

Cuando terminaron con el le dijeron que no podía abandonar la estación, tampoco es como que tuviera a donde ir, sin dinero ni nada, tampoco había podido encontrar a Van, que entre la multitud de gente era como encontrar una aguja en un pajar.

No habían recibido noticias de el resto de la flota que se había quedado atrás, no le decían nada de nada, la impotencia y la frustración le desbordaba.