The Frontiers [PRIVADO YSY-Evil-perro-House]

Miraba por la ventanilla mientras le hablaba.

— ¿En serio piensas que solo voy a lugares caros? ¿Qué te hace pensar eso? ¿La cantidad desorbitante de dinero que tengo? Pues te informo que siempre participo en eventos caritativos, donde voy al orfanato y le compro personalmente lo que necesitan los niños, sin darles un centavo a los directores del lugar por desconfianza. El orfanato no es un lugar lujoso en lo absoluto— Se cruzó de brazos— Y cuando salgo, solo voy a donde el trabajo me lleva. Nada de diversión. Solo cuartos de hoteles y un desayuno dietético.

Hizo una pausa.

—Entonces vamos a comprarte ropa.

-Y que hay de esas prefaciones y fiestas super exclusivas a las que van los famosos?- Le pregunto. -Tendrás que haber ido a algunas por lo menos por compromiso, ya sabes... ir a lucir ropa elegante, comer comida exótica... conocer gente del medio o algo.-

Se desvió a lo que parecía la zona comercial de Genesis, salio de la autopista y entro a un gran estacionamiento que daba a diferentes centros comerciales.

-Al menos una visita al sitio de moda... algo?-

—Solo cuando acompañaba a mis padres adoptivos antes de comenzar de verdad mi carrera, por eso conozco todo… Luego, sola, un par de veces. Ya sabes, soy algo obsesiva con mi trabajo y me quedaba encerrada todo el día componiendo, practicando danza y demás— Movía la mano cada vez que hablaba— Solo voy a presentaciones en la TV y entrega de premios. Después de eso, nada. Ni por gusto.
>>Una vez que eres famoso y estás podrido en dinero, ya te da igual lo que digan de ti si no vas. El que te elige es el público.

-Entonces no me sorprende que cuando te conocí te estuvieras muriendo por algo de diversión-

Se bajo del auto y fue a abrirle la puerta.

-Solo prométeme que esta vez no vamos a robar vehículos eléctricos para jugar carreras.

Antes de bajar, tomó su bolso con las tarjetas, identificación y dinero en efectivo (solo cambio).

—Entonces hagamos algo más divertido y atrevido que robar segways— Bajó del auto— Tengamos relaciones en un probador— Le sacó la lengua, era obvio que era broma insólita, pero en ella no se sabía cuando lo decía en serio o no— Tranquilo, me hago muchas ideas de cómo divertirme.

-Hecho!- Le respondió como si nada. -Pero primero ayúdame a escoger ropa, no tengo la menor idea de que es lo que debo usar para no verme cono un inadaptado...-

La tomo de la mano y empezó a caminar en dirección al elevador del estacionamiento.

-También quiero verme bien para ti, que no te averguenze que te vean conmigo-

—Pero yo… lo que dije… era… Olvídalo— No aclares que oscurece— Mira las cosas que dices. A mí no me avergüenzas, aun si anduvieras como un andrajoso o un indigente; eso no me importaría en lo absoluto. Lo que cuenta para mí es otra cosa— Se refería al interior… y también a otra cosa de doble sentido.

Permaneció en silencio en el elevador, que tomaron con otras personas. Personas con bolsillos llenos también. Aunque no reconocieron a Geraldine en lo absoluto. Tampoco le prestaron atención a Sven.

-Supongo que de aquí en adelante tu eres la que va a guiar... tu eres la del buen gusto, y también la del dinero, me limitare a decir si me gusta o no, y a medirme lo... y cuando encuentres un probador que te guste me dices- Le sonrió y le guiño el ojo.

Lo siguiente fue ir de un lugar a otro a escoger ropa, cabe mencionar que eso también era nuevo para Sven, escoger ropa por su apariencia y ni por que tan practico era, no era común en Universal ni siquiera para los civiles.

Geraldine se moría de amor con cada ropa que él se probaba. Decir que para ella todo lo quedaba bien, era acertado.
Le terminó comprando más ropa que si iba una mujer sola al centro comercial con una buena tarjeta. Llegó un punto que incluso ella debía llevar las bolsas con las compras. Desde pantalones, hasta camisas, calzado y demás cosas.

Cada vez que sacaba la tarjeta black, el cajero se quedaba algo sorprendido. No se veía muy seguido que alguien tuviera eso, a pesar que iba la gente con mucho dinero por esa zona.

—Ahora nos faltaría unos trajes— Aun no había dicho nada sobre el tema de los probadores. La verdad era que la volvían loca los hombres con traje, como si fuera una especie de fetiche. Por eso había dejado eso a último momento, esperando la oportunidad perfecta.

-Cuando era mas joven usaba trajes todo el tiempo!-comento entusiasta -Los usaba en la academia, todos lo hacíamos en realidad-

Subieron un poco mas en el elevador hacia las tiendas mas altas del edificio, la sección de ropa de etiqueta.

La sorpresa de Sven fue que cuando se probo el primero se dio cuenta que el corte era muy diferente al de Universal, el saco le quedaba apretado pero cerraba, pero los pantalones eran mas ajustados y entallados, no estaban hechos para personas con implantes y cuerpos alterados, a pesar de no tener nada implantado en la parte de la cintura el pantalón no le cerraba, por lo menos no sin acabar con los genitales entumidos, las talla mas grande en el mejor de los casos cerraba si dejaba todo por fuera con la braqueta abierta.

-Como rayos pueden ponerse esto la gente normal?- Pregunto frustado luego de ponerse el ultimo que le habían traído.

Geraldine aprovechó el momento en que el vendedor le dijo que le avisara en cuanto terminara de probarse aquel modelo. Tenían otros, en todos los talles, incluso talle de hombre Gulliver, solo debían avisar.
Entró al probador, con bolsas y todo, las dejó en el suelo y lo miró de pies a cabeza.

—Qué guapo te ves, cariño… — “¡Ahora o nunca!” Exclamó dentro de su mente y se le lanzó encima— Apúrate que a lo sumo tenemos 15 minutos. No tienes idea de cómo mi cabeza se enciende al verte así… con esto— Le tocó el saco por encima— El primero que grita, pierde. El castigo ya lo pensaré. Te aseguro que esta vez sí morderás el polvo, y solo tu.

-Pues mejor para mi, que ya estoy harto de traer esto que obviamente no me cierra!-

Se desabrocho el pantalón y Se tiraron en la alfombra.

El probador no tenia nada salvo un pequeño asiento, unos percheros y espejos en las paredes, alumbrados por una luz tenue en el techo.

Le levanto la falda hasta por encima de las caderas y le metió la mano por debajo de la blusa, si creía que iba a gritar antes que ella estaba equivocada, pues no se lo iba a poner fácil.

Se mordió los labios para no acabar perdiendo por un impulso y empezó la faena, estrujando sus pechos con ambas manos mientras lo hacia, a la vez que veía su reflejo en el espejo.

Tenía todas las de perder, porque esa maldita fijación por los hombres dentro de un buen traje, la había hecho babear hasta formar una catarata. Incluso antes de entrar al probador ya se había estado haciendo la cabeza: en cómo le haría ahí abajo, si le resaltaba las nalgas, le apretaba las piernas…
Agradecía a la fuerza superior que regía en el universo que la cortina del probador llegaba hasta el suelo para que nadie los viera. Pero eso no era suficiente para atajar todos los sonidos (como la ropa rozando la alfombra), disimulables en un principio, pero ya después incontrolables. Pobrecito el que tuviera que limpiar después.

Roja de contener el aire, no pudo más y terminó largando el gemido más sonoro del mundo. El vendedor que se estaba acercando quedó con cara de poker total. Afuera todos se voltearon a ver y buscar a la dueña de ese jadeo. Hora de salir corriendo.

— ¡Tramposo!— Exclamó— Yo nunca mencioné nada de apretar los senos… espero que no hayas manchado toda la alfombra— Se oyó desde adentro. Estaba extasiada y solo era capaz de pronunciar incoherencias por la misma adrenalina, mandándolo al frente.

-Yo no, todo lo que hay en la alfombra lo dejaste tu...-

Se puso de pie se asomo por entre la cortina.

-Denme un segundo- Le dijo al vendedor para luego regresar adentro.

-No puedo salir con una erección... así que tu castigo por perder sera acabar el trabajo antes de que traten de sacarnos, te dejare que lo hagas como quieras si así terminas mas rápido.-

No se había quitado el traje en ningún momento, ahora estaba ahí parado frente a la cortina con el pantalón abierto como si nada hubiera pasado, de hecho, si el traje le quedara podría salir y fingir que no paso nada.

—Pues tócate… Hiciste trampa. Te aprovechaste de mi fetiche por los trajes y mi incontrolable deseo por querer hacer guarradas mientras lo tuvieras puesto. Así que te quedas de esta manera— Ella también era una gran tramposa. Se paró, bajó la blusa y la falda, tomó las cosas. No quería verlo más así, de lo contrario moriría de un infarto.

No le importaba si tenía que pagar por ese traje. Le daba igual.

—Ahora todos se enteraron. Correr despavoridos es la mejor opción— Le sugirió con una gran sonrisa y viendo hacia otro lado, de lo contrario no se podría contener y haría cosas peores.

-Te digo que no puedo correr así, es que no sabes nada acerca de los hombres?-

Volvió a asomar la cabeza por la cortina, parecía que el vendedor se había quedado esperando afuera.

-Si nos vamos sin pagar sera pero, llamaran a los de seguridad y nos van a atrapar... por que no puedo correr-

>> Toma los trajes que el vendedor consiguió y pásamelos para medirmelos, asi ganamos tiempo suficiente para que se me baje esto, el que traigo puesto esta algo manchado así que tendremos que llevárnoslo también... pero quien sabe, tal vez me lo ponga para provocarte de vez en cuando.-

—Eres un tonto. Tanta vuelta por un pitulín— Aun estaba agitada, su corazón latía a mil por hora por la cercanía y si lo rozaba explotaría en mil pedazos. Para agilizar la cosa y no tener que ensuciar más ropa, lo volvió a mirar a la cara, con la sonrisa más perversa posible. Se vengaría por haberla hecho gritar de esa manera, y que mejor que haciéndolo gritar a él también. Así que, ni lerda ni perezosa, comenzó a refregar el rostro en el saco otra vez para volverse loca de nuevo— Póntelo más seguido para mi… Y debo confesar algo: La primera vez que nos acostamos fue también gracias a lo que tenías puesto— Y después de decir eso, le metió mano a lo bestia hasta hacerlo acabar — ¡Ahora jadea para mí!

No se esperaba que lo hiciera estando de pie, no se la pudo quitar de encima, y acabo eyaculando sobre ella, teniendo que recargarse sobre la pared por que le temblaron las piernas por el estimulo.

-Eso no era lo que tenia en mente- Dijo cuando se recomponia. -Pqga los trajes en lo que salimos y sera una carrera hacia el auto... y el que llegue al ultimo- Sonrio con eso ultimo, todo era un juego.

Tomo las bolsas y se tapo el frente con ellas, se abrocho el pantalon como pudo y se preparo para hechar a correr.

Tuvo que agarrar un pañuelo descartable y limpiarse. Igual lo dejó tirado en el suelo.
Pagó de una todo, aun cuando todos la miraban como la peor de las putas, sin saber todavía quien era ella. Se sacó las sandalias con plataforma para ir corriendo descalza.

—Una… dos… tres!— Gritó, echándose a correr aun con las miradas clavadas en su espalda, por degenerada.

De repente, una alarma de emergencia comenzó a sonar por todo el edificio; mejor dicho, por toda la Génesis. La transmisión normal de las TV se interrumpieron para dar aviso a que todos evacuaran hacia los refugios subterráneos más cercanos… eso solo podía significar una cosa. Después de tanto tiempo de no tener noticias sobre ello. Más tarde seguramente se los comunicarían por el noticiero, pero de una forma más resumida y fanfarroneando la manera en que habían derrotado al enemigo.

—Gullivers… Gullivers no domesticados...— Susurró Geraldine. La última vez estuvo tres días metida en un búnker, los peores tres días de su vida adulta.

No sabia que era todo ese alboroto, penso que la alarma era por ellos.

Eso solo hizo que se olvidara de aparentar ese burdo intento de discrecion y tomara a Geraldine de la mano para correr a toda prisa al auto. Tomo el elevador de servicio en vez del que usaban todos llego al auto y subieron enseguida.

-Que fue todo eso?- pregunto mientras arrancaba y salia a toda velocidad del lugar.

—Mierda… otra vez— Se llevó una mano a la frente— No nos dicen nada hasta que las cosas pasan. Pero es probable que se hayan topado con alguna nave o varias de Gullivers no domesticados. La última vez fue hace dos años… verás, los Gullivers que viven aquí no son los únicos del universo. Hay flotas de ellos, cientos, desparramados por todos lados, siendo errantes, al haber destruido su planeta de origen por innumerables conflictos bélicos. O eso es lo que decían los Gullivers más viejos que todavía vivían hasta hace poco. Como te dije… los Gullivers son una raza guerrera. Imagínate lo que es un Gulliver que nunca conoció nuestra cultura, o por lo menos el lado bueno de ella… No saben lo que es el amor, la compasión, nada.
>>¡No quiero estar en ese refugio otra vez! ¡Maldita sea!

Empezó a ver como en el exterior del domo se iban deslizando unas especies de persianas hechas de aparente metal y el campo de fuerza que envolvía a la flota como una burbuja adquiría un color más vivo, significando eso que estaba aumentando la potencia del mismo, para que ningún ataque traspasara esa barrera.

—Si la protección se rompe... moriremos todos asfixiados... Menos los Gullivers... Dichosos que pueden soportar el vacío... Maldición... Las explosiones...— Y empezó a temblar del miedo y la angustia.

-No vamos a morir... y no iremos a ningun refugio, iremos al cuartel de SMI, alli estaremos mas seguros-

Salio de la carretera para ir a travez del parque hacia la autopista, y fue a toda velocidad por el camino que Milly habia tomado, que ya no era tan alejado pues estaban a mitad de camino.

Llego hasta donde estaba el gran tunel y se identifico con el de la puerta, al entrar avanzo a toda velocidad hasta salir por el otro lado, esperaba recibir indicaciones de que es lo que pasaba, no estaba seguro de poder ayudar pero por lo menos haria lo posible por poner a salvo a Geraldine.

La había pasado tan mal esa vez, con un ataque galopante de claustrofobia (a pesar de que ella no era fóbica a los espacios cerrados), que con solo recordarlo comenzó a subirle la fiebre de nuevo.

Todos, en el buffet del cuartel, miraban por una pantalla gigante lo que sucedía fuera. Se veía naves de tecnología de otro ciclo aproximándose, pero que extrañamente no hacían nada, como si estuvieran a la deriva o los tripulantes yacieran muertos.

—No puede ser…— Comentó Milly, atónita.

—Esos orgullosos del gobierno, no nos llaman con tal de no dar el brazo a torcer. Manga de mierdas— Vociferó Flare.

—Con tal de no pagar…— Agregó la capitana del escuadrón de mujeres.

—Oigan, volvió el nuevo. Y trae a… ¿Geraldine Mashiro…?— Se escuchó por el comunicador de todos. Estaban atentos por si recibían algún aviso del gobierno.

—Le dije que tenía el día libre. Encima trae a una civil— Se llevó una mano a la frente.

Se quito los pantalones en el auto y se puso los primeros que encontro, luego bajo del mismo y miro hacia los lados.

-Lo del dia libre lo tome como algo opcional... ¿Que es lo que esta pasando?-

Miro tambien por la pantalla.

-Toda la ciudad se puso como loca... pero a demas de eso no veo por que es para tanto-

En Universal lo usual cuando se encontraban con bandidos lo primero que hacian era desplegar las defensas y luego poner a salvo los niveles civiles, aqui parecia que era al revez.

-Esos son Gullivers?-

—Sí, supuestamente. Aunque no estamos seguros todavía… Esos errantes desarrollan tecnología masivamente cada día que pasa, así que por eso no se sabe bien si son ellos o no… incluso otra especie. El tema es que no podemos hacer nada hasta que el gobierno decida autorizarnos y pagarnos. Idiotas. — Esperaba que no estuvieran muy adelantados, porque a pesar de la riqueza de Guiyd, tenían trabas para desarrollarse tecnológicamente hablando, por los recursos que muchas veces escaseaban.
>> ¿Qué haces aquí? Illie aun está dando vueltas. Si te ve así, te echará la bronca otra vez. Además que trajiste a una civil, cuando eso aquí está prohibido. Doble bronca.