۩ღ Acacia Amarilla ღ۩ [Privado , Evil-Dog]

-No gracias, tengo pensado irme de aquí con vida, así que prefiero que te mantengas lo mas lejos posible de mi-

Aunque lo que decía no era del todo cierto, Marcus hacia el esfuerzo de no pensar en ello, y cumplir la palabra que le dio a Lucifenia, aunque había la posibilidad de que ella lo rechazara.

—Puedo consumirte hasta dejarte debilitado o realmente enfermo, sin llegar a matarte. Pero bueno, tú te lo pierdes, querido~— Hizo un gesto de despedida con la mano y adelantó el paso. Aunque ella sabía perfectamente que podía tomar la forma deseada si así él lo tenía en mente, todo para torturarlo.

Luego de horas de andar, por fin llegaron a aquel sendero que los conducía directamente a los terrenos que pertenecían al súcubo. Y así estuvieron varios días, en el que Morgana sencillamente se apartaba con Isabel del grupo cuando iban a descansar y simplemente se los quedaba mirando desde la oscuridad.

Cuando llegaron al final del camino, había una cueva muy oscura que parecía no tener fin.

—Cuando crucemos esto, habrá un valle. Y en medio del valle, oculto entre toda la maleza, hay una pequeña cabaña… Solo les pediré que NO TOQUEN NADA. Ah, tengo otro hogar, pero este se encuentra en el otro extremo de la ciudad, este es más bien como un lugar de retiro. En el otro solo finjo vivir allí y se arman todas las reuniones sociales... pero no soy muy fanática de ellas.

Durante esos días Marcus era incapaz de descansar como era debido, pues cada vez que cerraba los ojos sentía como si esa Sucubo se le subiera encima y se despertaba de golpe. de día sentía que por mas que avanzaba no salían del mismo lugar, los mismos arboles y las mismas piedras.

-Me parece muy interesante todo esto que nos cuentas pero... si hay algo por lo que estamos aquí es para ver como nos ayudas a rescatar a Amaya ya perdimos mucho tiempo dando vueltas por aquí- "o para coger como locos" pensó de repente.

Marcus no dejaba de imaginarse a esa mujer fuera de esas ropas, de recordar aquella noche en la que abandono con su castidad.

Morgana no dijo nada ante eso. Simplemente se paró frente a una piedra y empezó a dibujar algo en específico en ella. El dibujo comenzó a iluminarse y un sendero de piedras le siguieron, las cuales se extendían hasta lo lejos hacia un lugar en concreto.
Una vez que parecían bien perdidos, la última piedra iluminada dio contra una casita de madera bastante humilde y pequeña. Una vez pisó dentro de la casa, las piedras dejaron de emitir aquel brillo aguamarina.

—No podía hablarles de nada hasta que vieran los planos de la cárcel. No iba a traer eso conmigo mientras los estaba buscando — Se dirigió hacia a una mesa donde los invitó a tomar asiento.

En las paredes estaban colgados dibujos muy, pero muy antiguos. Se notaban sobre todo por el estilo de dibujo. En varios de los cuadros estaba ella, con un niño, o con un señor barbudo o sola.
Tenía también una ilustración de otro señor barbudo y de cabello sumamente largo, en el que estaba escrito algo en un dialecto muy arcaico que ya había dejado de usarse hacía siglos en aquellas regiones. La hoja en la que había sido ilustrada esa imagen , le faltaba un pedazo en una esquina y estaba mucho más que amarillenta por el tiempo. Pero por las fachas del sujeto y lo que estaba haciendo, se notaba que era un mago.

En un rincón de la habitación se encontraba una caldera, y había estantes con frascos hasta el techo.
Todo era muy rústico, pero a la vez misterioso y elegante.

—Hora de hacer un plan.  

Abrió y estiró los rollos robados, mostrando los planos.

—Esto lo conseguí del palacio de Amatista, así que son los originales. Después de todo, estaban guardados celosamente bajo llave… — Como si eso pudiera ser un impedimento para ella — La cárcel esa está oculta por una especie de encantamiento, por eso no puede verse a simple vista una vez que estás por la zona, a pesar de que veas las minas por fuera en el camino que conecta con el principal , aunque el principal está intensamente vigilado…

—Cuatro días serán más que suficientes… Lástima que no sea a Amaya a la única que debas llevarte. En todo caso, yo no podré acompañarlos, puesto que con alguien debe estar Isabel. A menos que alguno se ofrezca de niñera — Puso los pies encima de la mesa y empezó a balancearse con la silla — Y si te la llevas, tengo que esperarte a las afueras de esta cabaña porque de otra manera no podrás entrar por estos lares. De lo contrario, me la quedaré y para lo único que servirá la niñita es para sacrificios humanos en cuanto sepan de su existencia que hasta ahora la he mantenido en secreto. ¿O todavía dudas de lo más obvio del planeta : que ella es tu hija?

Si me negaba a creer que esa era mi hija no era por que no tuviera parentesco con Amaya, o que fuera su hija... pero no podia evitar pensar lo peor, que esa niña fuera el producto de una violación y que no llevara mi sangre.

-Esta bien, si dices que esa niña es en verdad la hija de Amaya entonces creeré en tus palabras... y respecto al plan aun nos queda una duda, como vamos a entrar y mas importante aun, Como vamos a salir?-

-Dudo que los prisioneros le hagan caso a Amaya así como así, a menos claro que tenga algo solido para respaldar su propuesta... si pudieras darle a Amaya algún explosivo o lago que le diera fuerza al motín facilitara bastante las cosas.-

Morgana se sonrió.

—Es obvio que le daré algo además del pañuelo , además que tu mujer tiene aun un carácter de los mil diablos— Se paró y fue a revisar los estantes — Esto — Tenían forma redondeada y estaban envueltos— Explosivos… y otros con olor. Esto se puede disimular mejor que un frasquito de vidrio.

-Perfecto, hagamoslo lo mas pronto posible, nosotros estamos listos a la hora que sea, pero si es cierto lo que dices y Amaya esta muriendo en ese lugar, entonces debemos dejar pasar la menor cantidad de tiempo posible.-

—Empezamos hoy. Le daré las cosas a Amaya esta noche, porque será el único lugar donde pueda verla estando sola y mañana a primera hora entrarán.

-Hazlo entonces... yo... yo debería quedarme con Carrigan... con Isabel, si? ella no sabe lo que es un padre o una madre, ni tampoco sabe que tiene una hermana, y como va a irse con nosotros pronto necesito que sepa que su vida va a cambiar para que la transicion no sea tan brusca-

—De acuerdo. Carrigan, dile que cosa tiene que ponerte en los pies— Comentó con una ligera sonrisa. De repente se apareció frente a Marcus— Cuando vuelva, tú y yo tenemos cuentas que arreglar— Luego se fue a un rincón, se fundió con la oscuridad y no se escuchó más nada.

Isabel fue a buscar lo que le dijo Morgana y se lo dio al que ahora llamaría papá. Luego se sacó el calzado y se señaló los pies con una gran sonrisa.

—La dama quiere sexo... — Le dijo Octo directamente a Marcus , sin pelos en la lengua.

—Qué lástima, pensé que en estos días iba a saber cómo era el sabor del alcohol aquí en el Oeste— Bromeó Moses.

—Pues será otro día. Ahora hay cosas más importantes que hacer… — Aun se seguía preguntando si tendrían una oportunidad algún día de saber sobre el origen de sus poderes.

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Morgana llegó a la celda y le contó todo el plan a Amaya, la cual estaba bastante débil por falta de líquidos y alimentos.

Cuando vi los pobres pies de la niña, un sentimiento extraño, algo como una combinación entre lastima e ira me inundo, lo que le habían hecho era horrible, pero las cosas no se quedarían así, pues a cada hijo de puta de esos que tuviera la mala suerte de cruzarse en mi camino sufriría el mismo castigo, pero peor.

-Sabes, cuando tu mama estaba embarazada de tu hermanita también tenia le dolían mucho los pies... como a ti... eres idéntica a ella.-

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Marcus trago ondo mientras veía con mala cara la broma de Octo

-Que fácil para ti decirlo, no sabes lo que se siente que te saquen la vida de esa manera-

Isabel solo torció la cabeza, aun con su sonrisa, como queriendo procesar y entender lo que le estaba diciendo.

—Mamá…— Se quedó pensativa.

Sus piecitos tenían a los costados profundas cicatrices, con la forma de la punta de la espada con la que se los habían perforado. Ahora se encontraban hinchados por caminar. Y ni hablar si se llegaba a golpear.

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—Algo de eso he leído por ahí… — Ni siquiera sonrió, pues siquiera a él le había causado gracia su propio comentario — Por los dibujos colgados en las paredes puedo decir que alguna vez fue humana y tuvo familia. Estoy seguro que se convirtió en súcubo luego de morir.

-Humana... por cierto, no haz notado algo raro en Andreas? desde que empezamos el viaje no lo he visto comer, tomar agua o siquiera sudar una gota a pesar de estar caminando todo el día.

>> ademas de eso, las noches anteriores que no podía dormir, pude ver que el tampoco lo hacia... -

—También lo he notado, pero hasta el momento no he dicho nada. También supongo que Moses detectó algo raro y se calló la boca por el bien de la misión… cosa rara en él — Se cruzó de brazos y lo miró de reojo — Sea lo que sea ahora, la princesa también tarde o temprano se enterará. Y no creo que sea algo especialmente bueno.

-La verdad es que a mi me intriga bastante, lleva tres años desaparecido, todos lo daban por muerto, incluso fuentes oficiales afirmaban que había sido asesinado por un mercenario de poca monta... y ahora aparece de la nada? no se ustedes pero a mi me da muy mala espina-

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-Ya sabes, una mama es... bueno es alguien que es de tu familia, que te quiere mucho y que se preocupa por ti, tu no conoces a tu mama por que unas personas malas la tienen encerrada, pero vamos a liberarla para que pueda estar contigo.-

—A mi igual, pero creo que ahora no es tiempo de averiguarlo. Y mucho menos el momento. Una vez tengamos a la princesa, nos largamos y al llegar a Yellow del Sur, investigaremos por nuestra cuenta.

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Volvió a sonreír por ello, pero pronto su expresión cambió a una de dolor y comenzó a chillar fuertemente por el tema de sus pies.
Se aferró al mantel, tirando todo y empezó a nombrar a Morgana para que esta se apareciera, como si la estuviera invocando, además que ella había sido como una madre para su propia persona.

-"No cariño, no llores..."- dije preocupado, deje sus pies pues evidentemente la estaba lastimando.


Había perdido la mayor parte de mi tacto, era casi incapaz de sentir algo, ni frio, ni calor, ni dolor... Ni la fuerza que ejercía cuando tomaba algo

—Me duele— Gimoteó refregándose los ojos.

Al cabo de unos minutos, apareció Morgana y vio a la niña llorar.

—Ya está todo listo— Se agachó a la altura de Isabel — Ya sé que te duele. Ahora te sentirás bien por unas cuantas horas con la preparación que te dio tu padre.

Suspiró y se llevó una mano en la cabeza.

—Ya pueden ir yendo. Tomen este mapa, se guiarán mejor—Lo recogió del suelo —Ahí está todo marcado y dice como llegar. Van a estar justo en el lugar.

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Llegó el amanecer, el día en que tal vez yo sería libre nuevamente y podría ir corriendo a abrazar a mis seres queridos, con lágrimas en los ojos, pero esta vez de infinita felicidad.
Salimos todos a hacer nuestras labores. No dudaría ni un segundo en hacer todo lo que me había dicho Morgana, de lo contrario no podría salir nunca más de este nefasto lugar. Solo esperaba que ellos ya estuviesen aquí.

De repente, golpeé a un soldado con un palo en la cabeza y me puse a gritar desaforadamente, haciendo uno de mis típicos discursos sumamente convincentes, al estilo Amaya de hacía cuatro años atrás, cuando quería salirme con la mía.

Todos comenzaron a mirarme y, hartos de los maltratos, definitivamente decidieron seguirme golpeando a los guardias y arrojándole objetos. Tiré una de las bombas explosivas y empezó el verdadero caos.

Aprovechando el disturbio, escalé un poco hasta llegar a la mina superior y comencé a hacer señas con el pañuelo atado a mi muñeca, mientras todos se mataban y otros se agarraban las cabezas por lo sucedido.

—Aquí puedo defenderme— Pensé al ver como unos guardias intentaban alcanzarme, sin éxito, pues les tiraba con todas mis fuerzas cualquier cosa que tuviera al alcance de la mano.

-Bien, cuida a Isabel hasta que volvamos y... gracias por todo- fue todo lo que dije para luego partir.

Marcus, que se había quedado medio dormido, apenas se reponía cuando vio a Morgana peligrosamente cerca. Ya todos habían salido de la casa, y solo quedaban El y la sucubo, ademas de la pequeña niña.

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Los de la guardia preguntaron por el cuando vieron que no venia con nosotros, pero Andreas sugirió dejarlo atrás, pues al no haber descansado lo suficiente y tampoco haber empuñado una espada en años, acabaría por ser un lastre.

Cuando al fin llegamos a la prisión, podíamos ver como sobresalía el humo por encima de los muros que la rodeaban, el motín había empezado y no había tiempo que perder.

—Hola~— Saludó Morgana con una sonrisita que daba que pensar— Sé que últimamente me has tenido en mente, pero tu corazón está en otra parte — Le puso el dedo índice allí en el pecho — Es tan extraño para alguien como yo que no te olvides de mi, pero sin embargo tampoco de la “otra”.

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Seguí defendiéndome , pero un guardia alcanzó a agarrarme del pie y me dio un tirón hacia abajo que casi me hizo caer al vacío.

-Ya me estaba oxidando.

-Si si si si si, hay alguien mas en mi corazon que me espera cuando regrese de este viaje, por eso no puedo, digo, no quiero nada contigo- le dijo a la sucubo en un patético intento de alejarla, estaba bastante nervioso, pero tenia como ventaja que la niña estaba presente y no se atrevería a hacerle nada en frente de ella.

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Andreas sujeto con fuerza la llave que colgaba de su cuello, la misma llave que Amaya le habia dado y de ella convoco al golem, que ya no era como las otras veces, ahora era mas grande y y agrsivo, como la vez que fue controlado por Malebolge.

El golem de una sola embestida tiro la puerta y sin piedad machaco a prisioneros y guardias por igual antes de que Anftras lo llamara de vuelta

-Separence y búsquenla, nos reuniremos en el punto de salida en 10 minutos-

Andreas tomo el camino que conducía a las minas, pues era de la que salia mas gente, y en la que seguramente encontraría a su mujer.

El golem era implacable, pero como su Amo lo había prometido, les daría a cada infeliz que se topara el mismo castigo que ellos le dieron a su hija, por lo que en vez de matarlos la bestia solo les arrancaba los pies.