۩ღ Acacia Amarilla ღ۩ [Privado , Evil-Dog]

A la mierda la Amaya pulcra, romántica, pura e inocente.
¿Quería probar mi depravación? De acuerdo…

+18 MADAFAKAS!:

khé?

___

cuando dijo que era como un animal no me esperaba que pudiera llegar a ser tan intensa, como si la niña que conocí hace tantos años, la cual se molesto y se saqueo cuando le propuse sexo oral ya no existiera.

Lo que hacia estaba completamente fuera de mi control, pero no oba a detenerla, aunque lo intentara probablemente no podría.

Pero como le había dicho no iba a tener piedad de ella, ni ella de mi así que hizo lo que la situación proponía como lo mas conveniente; Le empecé a dar por el trasero mientras la seguía masturbando.

*Se ahoga en un mar de llanto… de la risa*

--

Bueno… digamos que ese fue el punto de partida, porque a medida que iban pasando los minutos y las horas, la cosa se ponía más vulgar. Pero bueno, así era la deliciosa lujuria: intensa y adictiva.

Cuando estaba amaneciendo, me aseguré de dejarlo bien seco y sin energías siquiera para mover un músculo más. A decir verdad, también me encontraba exhausta. Pero por lo menos tenía un hijo asegurado.

-Vaya...- Dije exhausto y con una respiración pesada, pues apenas tenia fuerza para tomar aire.

-Puede que hacer esto pueda llegar a ser malo para la salud, pero me gusta la Amaya que no se reprime...-

Ya estaba amaneciendo, habíamos estado así toda la noche y de esa lujuria solo quedaban moribundas cenizas que se transmitían como pausados y largos besos. Ya me habia familiarizado por completo con el interior de su boca, y a partir de ese día no tenia pensado besarla de ninguna otra forma.

Un hilo de saliva se balanceaba de aquí a allá entre beso y beso, nos tapabamos con los trozos rotos de su vestido y nos usabamos de almohada el uno al otro, solo quedaba recobrar algo de fuerza para poder irnos a la cama antes de que todo el mundo despertara.

—Te lo dije— Fue lo único que alcancé a decir a pesar del cansancio — No tuve tiempo para hacer mis confesiones... Pero bueno , será en otra ocasión parecida a esta.

En eso, escuché un grito agudo seguido de un “¡Hay dos personas denudas en el jardín!”. Me pregunté de dónde nos habían visto y en eso recordé los ventanales de las plantas más altas.

Hora de correr.

--

Lucifenia despertó esa mañana como si nada, pero sentía un gran cansancio por no haber podido dormir las horas deseadas.
Se levantó a bañarse con el agua que había quedado del día anterior. Encendió unas velas aromáticas y puso aceites perfumados en el agua, para hundir su cuerpo en la tina. Tenía que empezar la rutina de ese día.

-Diablos, pensé que al menos tendría una hora o dos... Pues ni hablar, ponte mi camisa, mientras yo busco mis pantalones..-

Recogi todo lo que habíamos dejado para que no hubiera prueba de lo que habíamos hecho esa noche y salimos corriendo.

__

Marcus se negaba a levantarse, pues si lo hacia corría el riesgo de que al despertar se diera cuenta de que lo que había pasado no era mas que un sueño y que nada había pasado en realidad.

Pero entonces por que la cama olla a ella? Por que las sabanas estaban tan pegajosas y por que estaba tan cansado? Entonces debía ser cierto, la sicubo se había equivocado cuando dijo que iría a buscarla cuando se diera cuenta que Lucifenia no seria suficiente, pues lo que había sentido la noche anterior fue aun mejor que su experiencia con Morgana.

No pude evitar reír por toda esta situación que se estaba dando. Me sentía como una niña mala que había hecho una travesura y no quería ser descubierta por sus padres.

—Cariño, parece que esta vez has desatado una bestia insaciable—Le comenté con picardía— Te advierto que hasta que no me embaraces no te dejaré en paz... en ningún momento del día.

--

Lucifenia seguía bañándose tranquilamente.

—Si no te fue suficiente con lo de ayer, puedes venir aquí conmigo — Comentó en voz alta, sumergida y con la cabeza hacia atrás.

-hasta que te deje embarazada? No cariño, sabes que a mi no me molesta seguirte haciendo el amor aunque tengas el vientre como una sandia, de hecho no puedo esperar para que empiece a que tus pequeños pechitos se hinchen y empiecen a brotar leche-

tan pronto llegamos a la habitación trabe la puerta y la bloquee con una mesa que estaba a lado,

__

-Acababa de darme un meticuloso y tardado baño justo antes de que llegaras, y mira como estoy... Lo justo seria que tu me dejaras limpio otra vez- Dijo mientras se metía en la tina.

—Pues estaré esperando ansiosa a que llegue ese momento y lo hagas.

Comencé a buscar mi ropa para ponérmela después. Elegí uno blanco con el que probablemente obtendría muchas críticas, pues estaba hecho de muselina, una tela muy común entre las campesinas, el cual se asemejaba más a una especie de camisón de verano que a un vestido que debía usar una princesa. Pero es que me resultaba mucho más cómodo así, pues con los otros tenía que usar el tontillo, que si bien lo había utilizado toda mi vida, ahora comenzaba a molestarme.  

También elegí un gran sombrero de paja con una cinta azul. Ese día tenía planeado sacar a pasear a mis hijas por el extenso jardín e ir a visitar la huerta personal de Lucifenia, por lo tanto necesitaba de ropa cómoda para ello.

Así:

--

—Si así lo prefiere el futuro Rey consorte , me parece que no me quedará otra que acceder a sus peticiones , como si fuera una sirvienta — Se hizo la víctima en un tono dramático , pero no tardó en comenzar a frotarlo para sacarle la transpiración — ¿Te estabas bañando para mí? — Sonrió con cierta ternura.

-Sobre eso que ibas a confesarme, quieres contármelo ahora o es necesario que vuelva a "Provocarte" para que accedas a hablar?-

Lo gracioso era que yo también quería confesarle algo, pero lo que tenia que decirle era bastante complicado, pero tarde o temprano surgiría el tema de que como es que sobrevivi aquella vez.

___

Marcus sonrio por eso. -De hecho, si... Estos días que pase fuera no estaba seguro de que era lo que me habría de encontrar cuando regresara, durante días me mate pensando en cual era la imagen que tenias de mi, pues cuando te propuse que nos casáramos casi te triste en mi cara, tal vez por que pensaste que era demasiado viejo para ti, o no te parecía lo suficientemente atractivo... Y es algo que aun me mantiene inquieto.

—No hace falta, pero si quieres provocarme, no tengo ninguna clase de problema — Sonreí de oreja a oreja y lo abracé — Pero lo que quería confesarte ya te lo demostré anoche… De que ya no tienes que pensar que hago las cosas por obligación, o porque trato aun de adaptarme de alguna manera a nuestro matrimonio; de hecho, la decisión de los demás de habernos comprometido creo que fue lo mejor que me pasó en la vida, a pesar de mi negativa actitud en un principio. Pero comprendí que siempre de alguna manera, uno puede rebuscárselas para ser feliz — Le tomé una mano y lo miré directamente a los ojos — Yo soy muy feliz contigo, me diste a mis amadas Elizabeth e Isabel, cumpliste muchas de mis ilusiones de niña enamorada, supiste como pulir mi personalidad para llegar a ser una mejor persona, entre miles de cosas que no sé como agradecerte. No hay palabras para describir en su totalidad lo que siento.

Sentía que me iba a morir allí mismo al decir todo eso.

--

—No es ni una cosa ni la otra. La verdad es que me pareces el hombre más atractivo que he visto en mi vida, pero no empecé a sentir nada por ti hasta que me lo dijiste en la cara. Es como que algo se activó inmediatamente en mí — Se puso roja de la vergüenza — Y es muy difícil para mí admitirlo. Admitir que empiezo a amarte, a quererte y adorarte. Además que siempre tuve una idea preconcebida del matrimonio, pues tenía miedo de ser tan infeliz como muchas otras mujeres. Pero ahora que tengo la oportunidad de elegir, te elijo a ti porque confío en que eres diferente a los demás: eres dulce, tierno, sincero y atento. Y eso es lo que siempre busqué de niña, interiormente, pero siempre enterrando aquella ilusión en el fondo de mi corazón.

Guardó silencio. Quería que se la tragara la maldita tierra.

-Puedo asegurarte que no fue una tarea fácil, cuando decidiste que querías casarte conmigo dijiste que lo hacias por que creías que nuestro matrimonio seria interesante y entretenido, pero entonces el amor habia quedado de lado, tu en ese momento amabas a alguien mas y en comparación solo sentias cierto aprecio por mi, y no fue hasta el día de tu cumpleaños que me di cuenta que nunca me habia tomado el tiempo de enamorarte, no fue hasta después que me encomendé a mi mismo que te enamorarse tanto de mi, que no pudieras pensar en nadie mas, a hablarte al oído mientras dormías y a hacerte sentir hermosa y atractiva cada vez que intimabamos.

>>Nunca estuve seguro de que tan buen esposo habia sido, pues durante mucho tiempo pensé que solo era un lastre para ti, que te merecías haberte casado con quien tu querías pero que en vez de eso estabas atrapada conmigo, y que por lo menos debía hacerte lo menos infeliz que fuera posible.

>>Pero un dia me di cuenta que ya no intentaba hacerte feliz, sino que ya eras feliz cuando estabas conmigo sin que lo intentara, pasabamos todo el dia juntos, me habia vuelto tu mejor amigo, tu amante, tu compañero y padre de tus hijos... Si hay alguien que debe agradecer soy yo, por que me dejaste ser todo eso-

___

-Entonces deja de hacerte la dura y dominante, déjame corresponder esos sentimientos y tratarte como la mujer apasionada y delicada que eres... Aunque sea por lo menos el la intimidad-

—A partir de ahora todo será diferente — Comenté muy alegre — Si algún día tienes algo que decirme, no dudes en contármelo.
>>Cambiando de tema, hoy pensaba sacar a Eli e Isa a pasear por los kilómetros de jardín que hay e ir a la huerta gigantesca que posee Lucifenia. Yo creo firmemente que jugando van a terminar de conocerse y agradarse, también a adaptarse la una a la otra.

Terminé de vestirme.

— ¿Me queda lindo?

--

Lucifenia simplemente asintió. No quería cometer el mismo error que con su hermana: ser fría y distante (a pesar de quererla con locura) para luego haberla perdido para siempre.

—Daré todo mi esfuerzo.

A pesar de que estaba muy seria, sonrió.

-Se que ahora con las niñas las cosas serán diferentes, y ahora encontrar tiempo para nosotros va a ser mas difícil y mantener esta relación interesante va a ser mas complicado, pero ahora que esta otra Amaya prometió que no me iba a dejar en paz hasta que la dejara embarazada, supongo que encontraremos la forma de hacer que el tiempo que tengamos para nosotros dos valga la pena-

>>Y te ves hermosa con ese vestido.- Agrego al final.

__

-Eres una mujer muy atractiva, Luci... tenía, y tu sonrisa es encantadora, sonrie mas, mientras tengas motivos para hacerlo, quiero hacerte feliz todos los días, todo el día por el resto de tu vida, se que no es fácil digerir eso de que ahora estamos en una relación y te dare tiempo para que estés lista para abrirte conmigo, no solo en lo intimo, sino en todo lo demás.-

Volví a sonreír en respuesta a todo lo que me dijo.

—Ya vístete… Nuestros dos bebés nos están esperando— corrí la mesa, destrabé la puerta y me fui a ver a mis dos niñas, las cuales parecían estarme esperando — ¿Saben? Hoy nos vamos a ensuciar mucho.

Comenzaron a desperezarse y a mirarme al rostro. Eli me sonrió con una ternura inimaginable.

— ¡Hola mami! ¿Y porque nos vamos a ensuciar? — Me preguntó confundida. Era tan bella… su carita parecía estar esculpida por los mismos ángeles.

—Porque vamos a ir a correr al campo, a buscar frutas y verduras y perseguir conejitos ¿Qué les parece?

Eli puso una cara tremenda de emoción. Se quedó muda.
No le hablé a Isabel en el idioma que ella manejaba, puesto que quería que aprendiera en el que le estaba hablando. Así que probablemente no me entendió nada.
Isa parecía ser muy distante, principalmente conmigo y era comprensible. Pero me ganaría su corazón por completo.

Me les acerqué, me les tiré encima con cuidado y les hice cosquillas, reaccionando todas en un estallido de risas. Cuando paré, les besé las mejillas a ambas.
En eso, entraron las sirvientas con bandejas en mano con el desayuno. Dejé que comieran tranquilas, robándome un poco de sus porciones, y me puse de espaldas, mirando por la ventana.

No todo estaba arreglado. Algo me decía que estaba mal, puesto que me miraban extraño o con lástima y nadie mencionaba nada del Norte, qué es lo que había pasado exactamente.
Puse las manos detrás de mí. Extrañaba mi patria. Necesitaba a Razziel… quería hablar con él. También debía terminar de encontrar los objetos sagrados para parar el avance de Amatista.

--

—Está bien, gracias por ser comprensivo conmigo— Agachó la cabeza y se puso a llorar de la emoción. Nadie, a excepción de Amaya y su hermana, había podido comprenderla y tenerle la paciencia que se requería para tratarla. Eso la había hecho muy feliz.

Ahora solo tenía que hacer una reunión y presentarlo en sociedad.

No pude contárselo, de hacerlo habría arruinado todo, así que preferí mantener el secreto hasta después, por ahora mi prioridad era Amaya, su salud y su felicidad.

Me vestí y fui a jugar con las niñas, por ahora mis niñas eran lo único en lo que me debía preocupar.

__

-No me lo agradescas, aunque por ahora solo sea tu amante es mi motivación hacerte feliz cuanto pueda, no solo hacerte el amor cada vez que e den ganas y dejarte embarazada ocasionalmente-

Mientras desayunaban, yo las contemplaba con la mirada perdida, pero a su vez prestando mucha atención. Arrimé una silla de la habitación y me senté del lado de Elizabeth.
Pero esta me invitó a ponerme entre ellas dos, que estaban en la misma cama, así que acepté y me acosté junto con ellas. Elizabeth me daba de comer en la boca, a modo de juego. Isabel nos miraba, así que se animó a hacer lo mismo.

— ¡Qué delicioso! — Exclamé contenta — ¿Qué tal si ahora me las como yo?

—Pero si nos comes no podremos darte nuestra fruta— Hizo un adorable puchero.

Le apreté la mejilla y las acerqué a mí agarrándolas del brazo.

Aun no podía creer que las tenía cerca. Tanto tiempo… tenía ganas de echarme a llorar ahí mismo, pero no deseaba preocuparlas por nada en el mundo y mucho menos que me vieran así, aun si estaba emocionada por sus solas presencias.
En eso, entró Andreas.

— ¡Papi!—Gritó Eli, parándose de un salto y comenzando a saltar — Ahora que estamos todos juntos podemos hacernos un cuadro.

--

No pudo evitar reírse con eso último.
Se levantó de la tina, para comenzar con la rutina.

—Voy a organizar unas reuniones para darle la bienvenida a mi prima, como corresponde, todo entre familia y en un ambiente más personal. Y más tarde voy a presentarte formalmente en sociedad para que todos sepan que nos casaremos… además que así lo exige el protocolo — Suspiró, pues eso último, como reina, debía cumplirlo a rajatabla aunque lo odiaba.

-Claro que si, dulzura- le dije, aunque odiaba los cuadros, desde aquella vez que Malebolge me contó como las brujas robaban almas a través de cuadros, pero era entonces solo un niño y ese era un miedo irracional, y ya era hora de superarlo.

__

-Ah si... El protocolo, sabes lo he estado revisando desde hace tiempo, no tenia mucho que hacer así que me puse a revisarlo, y debo decir que su protocolo, comparado con el del norte, es sumamente anticuado y rudimentario, es prácticamente el mismo de cuando las dos Yellow eran una,

>>Si el protocolo cambiara, se acabarían los matrimonios arreglados, la falta de privilegios que tienen las mujeres y la molesta intromisión que tienen los miembros del consejo, tal vez ahora no te parezca un gran problema, pero que pasara cuando las hijas de Amaya crezcan? O si tenemos una niña? Si hay alguien que puede cambiar eso eres tu, tienes mucha influencia y apoyo de la gente... Y una familia que te apoya-

Eli comenzó a festejar con ambos brazos alzados hacia el techo, mientras seguía saltando eufórica. Parecía, incluso, tener más felicidad y energía que yo. De alguna manera me recordaba a mí cuando tenía su edad.

—Luego hablaré con la tía Lucy y le pediré el nombre del retratista oficial del palacio — Me paré con Isabel en brazos y también comencé a saltar encima de la cama. Fue la primera vez en todos esos días que vi a la última reírse a carcajadas por sí misma y su cuenta.

Elizabeth se bajó de la cama y se metió debajo de ella. Allí escuché que corrió algo pesado en el suelo, emitiendo ciertas quejas de hacer esfuerzo y sacó una cajita pequeña de madera.

—Hace muuuucho tiempo, antes que vinieran mami y papi, encontré esto, mi tesoro — Abrió la cajita y vi la punta… de una lanza.

Lo que me llamó la atención de ello, es que no recordaba que alguna lanza moderna o de alguno de los reinos de Yellow tuviera esa forma.

— ¿Dé donde sacaste eso?— Me atreví a preguntarle con curiosidad.

—Muy lejos de aquí… cerca de la playa — Respondió extrañada e inocente — Pero, ¡Brilla!

--

—Sí, eso es cierto. He estado pensando en comenzar por ahí, pero temo que el poder del parlamento sea más grande que mi propia autoridad y terminen saliéndose con la suya. Será difícil. — Se puso una bata blanca que le quedaba enorme.

-No Eli, las niñas pequeñas no deben jugar con cosas afiladas- Dije cuando alarge la mano para tomar esa cosa, pero siquiera la había tocado cuando me hizo una quemadura horrible y tuve que soltarla, la hoja de esa lanza era mucho mas peligrosa que la espada, almenos al tacto, pero esas cosas no eran solo lo que aparentaban, había algo mas

-Pero que torpe soy... Se me cayo- dije para que no se asustara y rápidamente escondi mi mano, aunque sanaria rápido y podría hacer como que nada paso.

-Es un tesoro muy valioso Elizabeth, asegúrate de mantenerlo bien escondido para que nadie lo tome-

___

-Puede ser, pero si algo es seguro es que esos viejos siempre tienen trapos sucios que quieren ocultar, si los encuentras y los obligas a cooperar, tendrás suficiente fuerza en el parlamento para cambiar ese absurdo protocolo... -

Me extrañé bastante por esa situación. Luego hablaríamos de eso, más tarde.

—Sí Eli, tu tesoro es bien bonito. Después ¿Me lo puedes dar para verlo mejor? Ahora puedes guardarlo donde estaba— Acaricié suavemente su cabeza que asentía a lo que le decía.

Una vez puso aquello en su lugar, nos dirigimos caminando hacia el jardín, donde todas las mujeres me miraban sorprendidas por mis fachas. Tal vez me ganaría una nueva reputación, pero si tenía que jugar con mis hijas, debía hacerlo cómoda.
Después de un buen tiempo alejándonos de todo, llegamos a aquella huerta que tenía todo tipo de cosas. Empecé a buscar una palita con la mirada y se la di a Isabel y la empujé levemente para que se animara a revolcarse por ahí; lo mismo con Eli.

— ¿Segura, mami?

—Claro… Planten esta semilla por mí — Les di unas semillas de manzana para que se entretuvieran — Solo no se las lleven a la boca. Y caben bien hondo para que crezca mejor.

Cuando las niñas se alejaron un poco para jugar…

— ¿Se puede saber qué fue eso? Parece que Eli nos ganó de mano.

--

—Eso será un poco complicado y a la vez no. Me gustaría sacar sus muertos más ocultos, pero para eso debería investigar… — Tenía que admitir que quería ver sus caras de sorpresa.

-Creo que esa punta de lanza era el objeto que estábamos buscando... aunque esperábamos una lanza completa, puede que la lanza se rompiera hace muchos años, incluso el mismo dia en el que fue impregnada con la sangre del nazareno, pero sin duda es especial, es casi como aquella vez que sostuve la espada por primera vez, pero mil veces mas intenso.-

__

-Sabes que volvería locos a esos viejos? que tuviéramos hijos manteniendonos en concubinato... si ellos se enteran, apuesto que cederían a lo que fuera con tal de que no se arme un escándalo... con tal de mantener impecable tu imagen y la de la monarquía.-

La abrazo por la espalda y empezó a acariciarla por debajo de su bata.

—Faltaría solamente el cáliz, entonces. Hay una leyenda en el sur de que una lanza especial era utilizada en las guerras por varios antepasados nuestros. Algunas versiones dicen que se perdió, otras que uno de los reyes, harto de las guerras que ocasionaba tener el objeto, lo partió en varios pedazos y tiró por ahí y finalmente la última, que directamente se rompió y perdió. Sea como sea, tiene que ser esta la punta de aquella lanza — Suspiré. Tenía miedo que Eli se cortara o la perdiera. Teníamos que sacársela de algún modo.

--

—Pero podría tirarme en contra al pueblo — Comentó— Empezarían a ridiculizarme y ponerme apodos, como ya ha pasado antes. Ya sabes cómo son los rumores: llegan a todas partes.

Esos malditos objetos no hacían mas que traer problemas, de no ser por esa maldita espada podría haber protegido a Amaya de esos mercenarios... aunque me hubiera costado la vida.

Durante los tres años que estuve buscando respuestas, investigando en las ruinas de algunas de las iglesias encontré mas información sobre mi y los de mi clase, según textos antiguos los nigromantes de antaño eran mas peligrosos estando muerto, que estando vivos. pues según ellos

"Un nigromante moribundo puede destruir su cuerpo y convertirse en una entidad de energía pura por un periodo corto de tiempo después de su muerte, dándole el tiempo y el poder suficiente para destruir a su agresor, o para buscar otro ser vivo al cual usar de anfitrión."

Pero al tener ese trozo de metal dentro de mi cuerpo bloqueo mis poderes, manteniendome encerrado en mi cuerpo sin vida hasta que esa extraña entidad me visito.

-Amaya... prométeme que no te vas a volver a poner en peligro otra vez... no quiero perderte de nuevo.- Le tome la mano y la mire a los ojos -Prométeme que si hay peligro, nos dejaras encargarnos a nosotros y harás lo que sea para mantener las niñas a salvo-

—P-pero yo… Yo haría lo que fuera con tal de proteger a mis hijas. A todos los que quiero en realidad. Incluso si eso supone grandes sacrificios.