The Frontiers [PRIVADO YSY-Evil-perro-House]

—Estamos por llegar, cariño…

Después de seguir derecho un rato más por la avenida principal, Geraldine fue al estacionamiento del restorán. Podías quedarte en el otro lado, en la zona que te llevaban la comida en bandejas unas chicas en patines, o entrar al local para consumir dentro.
Cuando Geraldine abrió la puerta, el lugar se asemejaba mucho a un bar de los años 50’, con el clásico piso a blanco y negro y la rockola en la que sonaba música. Había banderines, fotografías relativamente viejas y autógrafos encuadrados que adornaban las paredes. Y la barra… perfecta, con asientos altos tapizados en cuero rojo, mientras que las paredes estaban pintadas de rosa. Incluso había una pista de baile, solo que ahora estaba vacía.

A pesar de la ambientación, sonaba un single de Geraldine en ese momento y también se pasaba un videoclip de ella en la TV.

—Bienvenido a “Pink monsoon”. Escoge donde quieres sentarte.

-Hay que sentarse donde no nos reconozcan, junto a una ventana tal vez- Dijo aunque lo que realmente le preocupaba era que los atendieran rápido. -Desde que se hicieron populares las imágenes de cuando nos besamos ya me reconocían en cualquier parte... la verdad no fue algo agradable-

>> Tienes toda clase de fans chiflados... incluso algunos eran agresivos pero todos sin excepción me odiaban automáticamente al verme... la verdad no entiendo por que.-

No pudo evitar hacer un sonido gutural antes de largarse a reír. Se sentaron a donde le había pedido.

—Pues ve acostumbrándote. No puedo estar tapada de pies a cabeza a donde vaya. Y tu tampoco.
>>Todos hablarán de eso. Los medios porque se cuelgan de mis tetas para comer y tener raiting, y mis fans porque son fans. Los fanáticos son así, te tienen envidia por tocar mis chi-cas— Se llevó las manos a los pechos y se los auto estrujó sin vergüenza— Además que deben imaginarse las cosas sucias que hacemos en privado.

Le acarició una pierna por debajo de la mesa con el pie, mientras se bajaba un poco los lentes y le guiñaba un ojo.

-No se si eso lo hace mejor o solo lo empeora... Si tus fans no pueden tener un poco de autocontrol no se hasta donde puedan llegar.-

No supo como responder a ese coqueteo bajo la mesa, si se le ocurroa hacer algo como la otra vez tendrian que irse corriendo sin haber comido algo.

-crees que lo que se imaginen sea un poco acertado a lo que hacemos en realidad?-

—Quién sabe qué tienen en la cabeza. ¿Recuerdas que te dije que mis pechos llenaban de ilusiones y esperanza a la gente? Bueno… tu rompes todo eso, lo haces pedazos— Subió el pie todavía más arriba.

Les trajeron el menú. Ella solo eligió un postre: frutillas con crema.

-A que te refieres?-

Tomo el menú y pidió algo que al parecer era mucha carne a la parrilla, postre y una botana para abrir el apetito.

-Te refieres a que no me pongo como locos como el resto de tus fans?-

—No. A que destrozas todas sus ilusiones y coloridas fantasías de tocarme y estar conmigo— Geraldine sabía muy bien que ella era bonita y sensual, y sabía aprovecharlo muy bien.

Cuando le trajeron el postre, tomó una frutilla embadurnada con crema y se la llevó a la boca de forma provocativa, sin quitarle los ojos de encima. Decir que quería incomodarlo era poco. Deseaba descubrir hasta donde sería capaz de aguantar al verla hacer eso y sentir su pie restregándose contra su pierna.

Al principio no comprendía que era lo que estaba haciendo, solo hasta después cuando empezó a sudar y ponerse nervioso sin motivo alguno supo que la sensación era familiar, estaba excitado.

-No es divertido... solamente tu te diviertes...-

Ni siquiera podía comer, cuando trataba de tomar el tenedor le temblaba la mano, si tomaba la carne con las manos acababa destrozándola con la mano, la sensación se volvía desagradable.

-Geraldine, detente...-

Se señaló a si misma, haciéndose la desentendida. Se sacó los lentes para que viera su expresión de guarra con lujo de detalles.

Llevó otra de esa fruta colorada a la boca, solo que en vez de comerla, comenzó a chuparla. Una vez la masticó y tragó, se lamió los dedos con crema; repitió lo mismo, solo que sostuvo el fruto por la mitad con los dientes y se acercó a su rostro por encima de la mesa, invitándolo a morder la mitad restante que quedaba fuera de sus labios.

Por dentro lloraba de la risa.

-No lo entiendes! mi cuerpo... si llego a un nivel alto de estrés...-

De un momento a otro se le taparon los oídos, sus pupilas se dilataron y su cuerpo se sintió ligero, la temperatura subió, y no podía ver con claridad.

-Tengo una capsula de analgésico en el cerebro... se libera cuando alcanzo niveles críticos de estrés... si resulto herido mientras vuelo y el dolor es insoportable o el miedo me controla o la frustración... la frustración me sobrepasa esa droga se libera-

La sensación era horrible, como si viera a través de los ojos de otra persona, como si sus ojos estuvieran casi desconectados y apenas pudiera ver una pequeña cantidad de luz a través de sus pupilas, pero al mismo tiempo era tanta que lo deslumbraba y lo cegaba.

Solo podía ver la silueta que tenia enfrente, el plato de comida ya no se distinguía del resto de la mesa, los efectos secundarios apenas empezaban.

—Si me lo pides así…— Mencionó tranquila, ignorante de todo en realidad. Dejó de hacer lo que estaba haciendo, agarró la cuchara y dejó de intentar fastidiarlo (o excitarlo). Tal vez sí, no se volvía loco por ella como los demás, y en cierto modo, eso le molestaba porque muy en el fondo dependía de ello para sentir seguridad y confianza en sí misma.

-Te dije que no es divertido si solo uno se divierte-

Se levanto del asiento y se volvio a sentar, pero esta vez no enfrente de ella sino a un lado.

-Alimentame-

La droga se habia liberado, ahora aprnas ppfia pensar sus acciones antes de dar rienda a sus impulsos, ahora el tambien queria divertirse y no le importaba ser descubierto.

Alzó una ceja con cierto escepticismo. La confundía.
Decidió hacerle caso y tomó otro pedazo de fruta y se lo metió a la boca con los dedos, como una madre que alimenta a su bebé, pero no con ese amor de madre e hijo, sino con una picardía inmensa.
Volvió a ponerse otro trozo con crema en la boca, esperando que lo tomara con los labios y le diera un pequeño beso en el proceso.

Mastico rapidamemte lo que tenia en la boca para luego seguir con lo que le ofrecia de forma tan provocativa.

Empezo desde la orilla de su boca comiendo a besos la crema que habia quedado alrededor, luego mordio la mitad de la fruta y la saco completa, dejando sus labios libres para besar a la vez que aprovechaba para acariciarle la entrepierna con la mano.

-Me gusta este juego... deberiamos jugarlo en casa de vez en cuando-

Sonrió, pero le apartó las manos enseguida de su entrepierna.

—Claro, podremos hacerlo todas las veces que queramos… Pero espera un momento, no querrás que el juego se acabe tan rápido ¿Verdad?— Del otro postre tomó una barrita de chocolate e hizo lo mismo que con la fresa, solo que esta vez no tenía planeado que la partiera a la mitad de un mordisco. Antes que pudiera robarse el pedacito, con un beso hizo que ambos compartieran el cuadradito de chocolate… pretendía que se derritiera en sus bocas.

Aun no había empezado el jaleo de verdad, aunque al paso al que iban no tardarían en pasarse de mambo frente a los pocos presentes que había. Por lo menos estaba algo apartados, en una esquina frente a una ventana, pero no la que daba a la calle.

Trataba de sacarle el chocolate de la boca, pero solo acabo chupando la parte que le tocaba hasta deshacerle.

-Estoy muriendo de hambre y tu me torturas sin dejarme probar algo de carne- Hablaba en doble sentido.

Con la yema de los dedos le limpiaba la boca del chocolate que le había dejado, mientras con la otra tomaba un pedazo de carne de su plato y se lo llevaba a la boca.

-La carne con dulce no sabe nada mal...- Se lamió el dedo achocolatado y sel e quedo viendo, con una pequeña sonrisa en el rostro.

—Puede saber mejor si me dejas seguir mostrándote ciertos sabores… de la carne— También le respondió con doble sentido y le sacó los cubiertos.

Empezó a cortarle la carne con el cuchillo y tenedor, para luego, con el tenedor, comenzar a hacerle el “avioncito”, sin dejar de morderse el labio inferior para aguantar la risa.

—Cuando termine darle de comer a mi niño, dejaré que coma carne de mejor calidad si así lo prefiere— Le susurró al oído.

Le metió el tenedor con suavidad en la boca.
Era la primera vez que hacía esos juegos por gusto y no por sentirse obligada por alguna u otra cosa.

-No me importaria probar tu "corte argentino' mas tarde... y si es con un poco de dulce mucho mejor-

Se apresuro a comer, siguiendole el juego del avioncito. Por supuesto no iba a quedar satisfecho solo con eso, parecia que con lo que le habia pasado habia incrementado su hambre.

-estoy impaciente por ver que mas tienes en el menu de esta noche para mi-

—Puedes pedir lo que quieras… Ya te dije que todo corre por mi cuenta— Se recostó contra la pared y estiró sus piernas, continuando con la rutina de acariciarlo con los pies, solo que esta vez en las rodillas. Empezó a tararear y mirarse las uñas de las manos, perfectamente esculpidas y arregladitas.
Notó que estaba más atrevido de lo normal, sin embargo, como ella era un volcán casi todo el tiempo, no le dio mucha importancia.

-Si es asi entonces exijo el plato fuerte!- Dijo en un tono de voz un poco alto.

Varias personas voltearon a ver, pero solo por unos segundos antes de volver a lo que estaban haciendo.

-Estoy seguro de que este establecimiento mo tiene nada mejor que ofrecer... la mejor carne, la mas suave de todas es la que se come en casa... tomandose el tiempo para prepararla y luego para saborearla sin prisa-

Con eso le decia que estaba listo para irse.

Sí, estaba extraño, lo terminó de confirmar con ese grito.
Lo mejor era buscar una forma para tranquilizarlo un poquitín.

Pidió unas cervezas en vasos de plástico para llevar. No se le ocurría otra manera de doparlo. La chica que los atendió se quedó mirando extraño a Sven, ya para ese entonces Geraldine tenía puesto los lentes de nuevo. Una vez les llevó las cervezas, pagó con efectivo (como casi siempre que salía, pues no quería que la reconocieran) y agarró a su pareja de una mano para conducirlo hacia afuera. Con el otro brazo libre sostenía las bebidas.

—Ahora te vas a tomar esto en lo que vamos a tu casa. Solo dime donde es y te llevaré, aunque tardaremos un rato.

Se pudo imaginar que la casa estaba en el barrio no privado del SMI, donde vivían los empleados y familias de estos. Aunque no sabía cuál era el número del departamento o casa.

-Yo... Emm... no lo recuerdo-

Hizo memoria mientras veia el vaso.

-El numero empezaba con un uno... o era un siete... no, defiinitivamente era un seis... realmemte no lo podria asegurar, nunca he estado ahi-

Se subio al auto y estando ahi se bebio todo el vaso de cerveza de un trago.

-Esto esta muy amargo... quiero un poco mas por favor-

Geraldine comenzaba a preocuparse en serio. Quería que se cayera dormido de una vez, las cosas se estaban saliendo de control y ella no sabía muy bien cómo manejar lo que se le planteaba en la cara. Le pasó el otro vaso y esperó a que se lo terminara para arrancar.

—No importa, lo buscaremos juntos ¿De acuerdo? De todos modos no es tarde y tenemos tiempo más que suficiente para encontrar tu nuevo hogar.

Eran las nueve de la noche.
La ciudad capital de Génesis se caracterizaba por su actividad nocturna. Un lugar que nunca descansaba, a ninguna hora.

-Esta bien...- Dijo a lo bajo y le dio un sorbo a la cerveza.

Se termino el vaso y lo puso sobre el tablero del auto, luego se regargo en el asiento en silencio.

Se puso a ver a su alrededor, estaba algo mareado y no lograba ver muy bien, se sentia un poco mal.

-Estas molesta por que olvide donde vivo?- Le pregunto.-No es mi intencion... no deberia de sentirme tan confundido solo por una dosis de... a menos que la capsula se haya roto y se este vaciando de forma progresiva, pero eso no podria pasarme a mi despues de todo lo que he vivido hoy... te imaginas que despues de todo enso acabara muriendo de una sobredosis? Eso si que seria ridiculo... pero es mas ridiculo el hecho de que si ese fuera el caso no sabria si ir con un doctor o con un tecnico... o tal vez un plomero... si mi corazon se detiene supongo que sabras a donde ir-

Se quedo dormido en el asiento recargado sobre la puerta sin decir nada mas.

Geraldine ahora tenía el corazón en la boca. Cuando le dijo que se podría morir por eso… siquiera entendía muy bien lo de la cápsula; jamás en su vida había oído algo parecido.
Vio que estaba con los ojos cerrados, creyó que se había desmayado o algo por el estilo. Le entró un pánico terrible, lo de la cerveza no había sido muy buena idea ¿Y si le hacía un mal en vez de doparlo como ella pretendía? Ahora no sabía si lo del técnico había sido una incoherencia o algo… así que optó hacer lo que podía y eso era llevarlo al hospital para que lo revisaran. Era lo único que tenía a su alcance.
Solo esperaba que quisieran atenderlo en el lugar donde ella iba (cuando se le antojaba) y pudieran darle el consuelo de que él estaba en condiciones y no le ocurría nada más.

—No tengo siquiera el teléfono de su amigo— Estaba desesperada. Incluso hizo los cambios para que el auto fuera a toda velocidad.

Llegaron a la ciudad capital en relativo poco tiempo. Estaba perdida, asustada, insegura.

— ¡Mierda! ¡Mierda!— Exclamó muy adentro suyo. No fue hasta que vio el hospital privado más caro de Génesis que desaceleró un poco para no llevarse nada puesto.
Casi entra de lleno a la guardia.

— ¡Ayúdenme! No sé qué le pasa— Exclamó a todo pulmón, lagrimeando. Él no estaba asociado allí, pero no le importaba, pagaría la suma que fuera necesaria con tal de que pudiera irse caminando por la puerta y no dentro de un cajón.

Capaz estaba exagerando, pero tenía tanto miedo de perderlo, un terror insoportable que le oprimía el pecho, que se trababa toda al hablar.
Incluso pensaron que estaba drogada.