The Frontiers [PRIVADO YSY-Evil-perro-House]

—Pues eres dulce para mí. Y tierno cuando quieres… — Le dio un beso en la mejilla y le puso las migas de pan que había recogido del suelo en la palma de su mano.

De inmediato, varios pajaritos que estaban por ahí, se posaron en la palma de Sven para tomar el alimento con el pico. Había uno que se quedó allí, en uno de sus dedos, ladeando la cabecita y alimentándose de lo que le ofrecía.

—Los pájaros son como nosotros dos por separado… Vuelan y cantan. Y son lindos— Sonrió.

-Esa se una analogía muy bonita Geraldine...- Sonrió al escuchar lo ultimo, esas palabras habían sonado tan lindas e inocentes, que pudiera pensar de esa forma en ellos dos le llenaba el corazón de ternura. -Me encantaría tener una pajarera en nuestro jardín, así cuando uno de los dos no este en casa siempre podríamos escuchar y ver a los pájaros y recordarnos el uno al otro-

—Sería muy bonito, observarlos y ver en ellos a nosotros mismos. Sí, realmente quedaría bien… aunque verlos libres es de mi mayor preferencia.
>> ¿Acaso no queremos ser libres? De lo que fuera… de nuestras ataduras, del pasado, de ciertas emociones, de algunas personas… Cada uno tendrá su razón.

Extendió su dedo para que el pajarillo se posara sobre él, y para alegría de Geraldine, eso hizo.

-No me refiero a una jaula, mas bien una de esas pajareras en las que pones alimento y agua para que los pájaros se paren en ella y luego se vayan, tampoco me gustaría verlos enjaulados, perdería todo el encanto verlos de esa forma-

—Ya veo… Entonces sí— Se quedó mirando hipnotizada a aquel pajarito, al cual ya le había tomado cariño por lo bonito de sus colores y plumas, además que podía notar la agitada respiración en su pecho. Lo atrapó con ambas manos, para contemplarlo mejor. Una vez que lo examinó con una gran sonrisa, lo dejó libre, lo dejó ir, para que cantara y volara todo lo que quisiera… — Qué extraño que no están los periquitos. Supongo que ya no hay tantos como los había antes— Comentó un poco desanimada.

Su mano quedo vacía luego de que los pajarillos se comieran las migajas que Geraldin había puesto sobre ella, la sensación de tener pequeños pies caminando por sus dedos le había dejado un cosquillo aun después de que estos se fueran, empuño la mano y la desentumió, luego tomo la mano de su compañera.

Le alegraba el que ya no estuviera tan nerviosa, y que en cambio ahora estaba sonriente y relajada, se levanto junto con ella y fueron a recorrer el jardín, aprovechando que no había gente en las calles aun, pues de haberla no tardarían en reconocerla y arruinar el momento, cunado esto pasara mejor volvería al auto y regresaría a casa a disfrutar de su compañía en privado, quizás a terminar ese postre que le había prometido.

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La Universal había quedado prácticamente en llamas después de lo ocurrido, la mayoría de las naves fueron tomadas por los renegados y solo unas pocas lograron resistir, sin embargo la nave principal a pesar de no poder seguir a las otras desapareció en el espacio a velocidad normal, llevándose consigo a los pocos civiles que no habían logrado escapar.

La cantidad de heridos era enorme, los miembros leales de la Torii universal que habían luchado contra los golpistas se refugiaron en las tres naves secundarias que habían logrado salvar, y ahora se dirigían a Genesis a buscar apoyo, de la cadena de mando solo quedaba el Vicealmirante Dolgov, quien era también el rector de la academia militar de Universal, y un viejo amigo del fallecido almirante Petrenkov. Ademas de el quedaban solamente oficiales de rango bajo e infantería, y un montón de cadetes con poca o nula experiencia.

Geraldine le mostraba cada parte del jardín botánico… que del estilo romano, francés e incluso las plantas nuevas que estaban modificadas genéticamente para que fueran resistentes ante cualquier accidente que pudiera ocurrir. Plantas hermosas y aromáticas que hacían ese momento lo más perfecto del mundo.

Sacó el celular de su bolso y empezó a sacar fotos de todo, por las dudas que en mucho tiempo no volviera a pisar ese magnífico lugar.

—Hagámonos una foto para el recuerdo— Sugirió.

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La investigación dentro de la nave desconocida se estaba llevando a cabo.

Si bien la nave no era gigantesca, más bien pequeña para los estándares normales, toda la tripulación estaba muerta. Y la tripulación eran, como pudieron reconocer por la altura, complexión y color de cabello, Gullivers de género masculino. Todo indicaba que se trataba de un homicidio y que la nave había estado a la deriva un tiempo, lo suficiente como para mantener la carne todavía fresca y mitad seca. El lugar estaba que rebalsaba de sangre.

Al investigar en las computadoras, se dieron cuenta que estos estaban averiguando sobre las propiedades de un cuarzo, un cuarzo extraño nunca antes visto, en degradé de colores azulados. Solo que no había rastros por ningún lado de la piedra; ni una sola muestra.
Lo demás se encontraba intacto.

—Por la vestimenta, podría decirse que todos son científicos…— Hablaba uno por un grabador de voz.

Secuestraron toda la información posible de los ordenadores. Había algunas cosas que traducir, pues estaban en idioma Gulliver, con algunas modificaciones, como si el lenguaje hubiera evolucionado a través del tiempo.
También adquirieron algunos cuerpos para hacerles la autopsia.

-Me parece bien... esta puede ir para el relicario-

La costumbre era pararse de forma recta cuando se iba a sacar una foto, y asi lo hizo, casi inexpresivo y con la vista al frente.

-Asi esta bien?- Dijo mientras se acomodaba el saco y se alineaba la corbata.

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Las naves de Universal enviaron el mensaje de aviso como acordaba el protocolo, luego dieron el hipersalto y apreciaron a unos pocos kilómetros de la Torii Genesis, los mensajes de ayuda empezaron a ser transmitidos, pero nuevamente solo había silencio.

Se llevó una mano al mentón, como pensativa, con una expresión actuada de reflexión, mirándolo atentamente.

—Mmm… Sí, pero esto estaría mucho mejor, le daría un toque… especial— Hizo un movimiento con los dedos al decir eso, sonrió, se acercó y le dio un beso en la mejilla, mientras estiraba el brazo y apretaba el botón digital para que sacara la foto en alta definición. Una vez hizo el sonido característico de que había sacado la foto, ella se separó y se tomó una selfie con la expresión más dulce que podía poner— Ahora tienes dos fotos— Le pasó el teléfono para que viera las imágenes.

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El silencio persistió a pesar de la insistencia. Ya era suficiente con los refugiados ¿Todavía más gente que mantener? Por favor. Siquiera estaban teniendo espacio para ellos mismos.

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Guiyd logró recuperar el caza que había utilizado Sven, solo porque fue muy firme al respecto y debió manejar un poco los hilos con cierto dinerillo… nada difícil o complicado en Génesis si tenías el poder para eso.

-Bien, entonces sera un relicario de dos fotos- Sonrio al ver las fotografias.

De repente un alarma silenciosa sono dentro de la cabeza de Sven, un comunicado que se repetia desde las naves de Universal que se aproximaban a Genesis, un comunicado del Vicealmirante.

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-Que se piensan que son para ignorarnos así- Dijo Dolguv sentado en la cabina de mando de una de las inmensas naves. -Atención Genesis, les habla en vicealmirante de las leales fuerzas restantes de Torii Universal, respondan!- Reitero con su característico tono imperativo. -Solicitamos permiso para acercarnos-

Golduv no se consideraba a si y a sus hombres refugiados, no tenia intención de bajar a ni uno solo de esas naves, sino todo lo contrario.

A pesar de no ser la nave principal, cada una de ellas estaban preparadas para sobrevivir por si solas en el espacio, contando con sus propios sistemas de producción de alimentos y tratamiento de agua y oxigeno, de hecho, entre la flota que logro resistir se encontraba la productora principal de alimentos, la embarcación minera y la nave de guerra principal, y otras secundarias, podría decirse que las naves mas importantes después de la nave principal.

—Para que me lleves siempre contigo… Ya las imprimiré, cariño, en la mejor calidad para que las tengas— Estaba muy contenta con el resultado— Es hora de volver, ya se hace tarde.

Empezó a caminar en dirección al auto.

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—Aquí control Torii Génesis. Permiso concedido… — Se oyó por fin la respuesta, como siempre, después de un largo tiempo de estar en silencio.
Todos en control estaban viendo atentamente lo que pasaba. Solo esperaba que no se quedaran y se fueran lo más rápido posible.

-Espero que la oferta del postre de chocolate y las galletas siga en pie-

Caminó detrás de ella, al alcanzarla le tomo la mano y empezó a menearla de adelante para atrás.

-Que haremos mañana?- Preguntó sonriente.

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-Bien, ya era hora-

El vicealmirante salio del puente y junto con algunos de sus hombres tomo una baliza y salio en dirección a Génesis, junto con el un par de cazas que servirían de escolta.

En todas las frecuencias de Universal se les informaba a todas las demás Torii del atentado que había sufrido Universal, se había declarado a Vasiliev Petrenkov renegado y enemigo de la humanidad, se pedía apoyo al resto de las Torii para darle búsqueda y llevarlo a juicio como el protocolo dictaba, que al fin y al cabo todos estaban del mismo bando y respondían a las ordenes de la tierra,

Tenia que hablar personalmente con el comandante al mando de Genesis, la información que tenia era de suma importancia.

—La oferta del postre y galletas siempre estuvo en pie— Sonrió— No sé… haremos lo que quieras. Si lo que quieres es estar en casa, lo haremos; si lo que quieres es estar en casa teniendo sexo, lo haremos. Y si prefieres estar afuera, eso será posible también.

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El revuelo que se había generado dentro de Génesis era impresionante. Demasiadas cosas en dos días: que la nave Gulliver, los cuarzos, los refugiados... Superados de todo.
Eran tan despelotados y poco organizados, que fácilmente se podría catalogarlos de indisciplinados, viviendo siempre en su nube rosada de riqueza infinita, en una flota en la que supuestamente no tenía ninguna falla ni carencia, en ningún sentido.

Todos corrían de acá para allá. Incluso en las demás Torii por el aviso recibido…
Pero en Génesis simplemente perdían la cabeza por completo.

Preparaban todo para hacer una junta.

-Supongo que lo de tener sexo todos los días se va a convertir en costumbre... pero supongo que es mejor si lo dejamos en casa y no en probadores de tiendas lujosas, no es que no sea emocionante, es solo que creo que no nos van a recibir otra vez en esa tienda, y si lo repetimos en otro lugar seguramente sera igual-

>> No me molestaría ir a cualquier lugar siempre y cuando podamos estar tranquilos, ya comprobé lo locos que estan tus fansaticos en Universal, no quiero saber como son los de Genesis.

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El vicealmirante y sus hombres arribaron a Genesis, aterrizando junto a la antigua estación de mando, desde lejos veía a la enorme cantidad de refugiados, y sabia que lo estaban pasando mal, esperaba que con la reunión que tendía con la gente de Genesis pudiera arreglar la situación al menos un poco para ellos.

El asunto era que Dolguv sabia algo que la mayoría ignoraba, incluso los Gulliver, sabia por que había sido todo este embrollo y como terminarlo, pues ahora estaba en juego mas de lo que todos pensaban, era de vital importancia alcanzar a Petrenkov cuanto antes.

Fue al edificio central de Genesis y entro a la caótica sala, inspeccionando a todos ahí con su ojo bionico, rojo y brillante como una pequeña estrella, luego tomo asiento.

—El sexo es lo más sano y rico del mundo. No tiene nada de malo, aun si tenga tendencias exhibicionistas… — Bromeó un poco con eso— Bueno, ayer en la playa no la pasamos tan mal ¿Sabes? No había nadie. Además, aquí en Génesis son un poco más tranquilos, a pesar de que me vio nacer como humano y como estrella. A menos que prefieras ir a lugares privados para evitar inconvenientes.

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De inmediato, en la sala no se oyó ni el volar de una mosca. Todos se quedaron en silencio y quietos, y el único que parecía estar más tranquilo, era el comandante de Génesis. Un tipo que parecía ser tosco, bruto y cerrado de mente, si se juzga por las apariencias.

—Que sea rápido.

Fue lo único que dijo. Tenía que ocuparse de supervisar otras cosas igual de importantes (bajo su punto de vista).

-Entonces no hagamos planes concretos y salgamos a donde el viento nos lleve, seguro que encontramos algo que hacer-

Busco las llaves en su bolsillo y abrió las puertas del auto con el control.

-Aunque quedarse en casa haciendo bebes no es mala opción tampoco-

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-Bien caballeros... iré al grano-

Hizo una mueca con la boca, lamiéndose los labios bajo ese grueso bigote que tenia.

-Lo ocurrido el día de ayer ya habrá llegado hasta sus adinerados oídos, la flota de exploración Torii Universal se encuentra dividida y controlada por un oficial renegado, se ha llevado la mayoría de nuestras naves y recursos... pero no todo son malas noticias, no no no no... la razón de la insubordinacion del oficial Petrenkov... hijo... es que las sondas de exploración han encontrado lo que parece un planeta habitable en el sector Epsilon 3-18- Se inclino sobre el respaldo de su silla. -Así es, un planeta habitable en un sistema similar a la vía láctea, el planeta es pequeño, quizás del tamaño de mercurio o un poco mas grande... pero es habitable, con un atmósfera con oxigeno y agua en su superficie... por lo que pudimos rescatar de los informes antes de que Petrenkov los destruyera es que incluso tiene vegetación y seres vivos en el-

El sector Epsilon se caracterizaba por ser la región mas hostil del universo conocido, las incursiones tripuladas estaban prohibidas pues ninguna había regresado a salvo, y de las sondas que se enviaban solo un porcentaje muy pequeño lograba transmitir algo antes de desaparecer.

Se subió otra vez al coche. Quería llegar a casa para devorarse ese postre que había hecho… y devorarlo a él también. Sería fácil, lo envolvería con sus encantos y adiós cordura.

—Yo sabía que habría de gustarte la idea. La de hacer bebés, por supuesto.

Ahora que lo pensaba bien, no se estaba tomando sus pastillas anticonceptivas. Así que en cualquier momento la cosa vendría con sorpresita.

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Murmullos generales en la sala. El sujeto dejó caer todo el peso de su mano en la superficie de la mesa, haciendo un ruido estruendoso para que todo el mundo se callara.

— ¿Y cómo se supone que se podría llegar allí si es prácticamente un suicidio meter un pie en ese lugar? Todos sabemos lo que implica esa zona del universo… incluso, aun con planeta habitable y todo, con desesperación, necesidad y urgencia, lo normal sería no aproximarse allí y tomar otra ruta para seguir en búsqueda de un lugar mejor. Arriesgarse a perder más vidas es… temerario.

-Que no me habría de gustar?- Sonrio y puso en marcha el auto, ansioso de estar ya en casa.

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-Obviamente Petrenkov sabe algo que nosotros no, no es estúpido-

Se apoyo sobre la mesa y los miro a todos con detalle.

-Las naves partieron en esa dirección, la división de Petrenkov era la que se encargaba de explorar esa zona, seguramente encontró la manera de adentrarse y sobrevivir, a pesar de estar ese sector plagado de anomalías mortales... señores, ahora mismo un planeta habitable es el bien mas valioso que existe en el universo, es la razón por la que todos nosotros estamos aquí, incluyendo a todas las demás Torii... en todos estos años no se han encontrado planetas con esta clase de características, no se puede dejar pasar la oportunidad... aunque obviamente eso a ustedes no sea lo que les convenga, una segunda tierra devaluaría dramáticamente el sistema económico que se han creado aquí en Genesis...-

—Bueno, tal vez no te guste el hecho de que parezca una urgida. Pero, ¿Cómo no podría aprovechar cada oportunidad que tenga para acostarnos? Si me encanta tenerte dentro de mí— Fue increíblemente sincera, no tenía drama de ser cero pudorosa— Amo que me hagas explotar de placer, y no me molestaría hacerlo en donde fuera con tal de que seas tú quien me toque y hacerme sentir todas esas emociones.

Hizo una mueca traviesa con los labios y siguió mirando por la ventanilla.

—Igual, primero el postre.

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—Tal vez… Pero si de algo estamos seguros en Génesis, es que somos demasiados para un planeta tan pequeño. Ahora no somos solo humanos, sino también Gullivers. Esta flota tiene más de tres millones de habitantes ¿Cuántos más cabrían en un lugar así? En poco tiempo deberíamos buscar otro lugar para ocupar. Y peor si ese planeta que usted dice ya tiene vida.

-Y siempre piensas asi o es solamente mientras tenga el traje puesto?- Sonrio. Al preguntar. -Valdria la pena traerlo puesto todo el tiempo de ser asi-

Sentia una enorme curiosidad de cuan exitada estaba en realidad, penso que podria aberiguarlo facilmemte.

Estiro el brazo y puso la mano sobre la de ella, por emcima de su muslo, acariciando suavemente con los dedos lo que alcanzaba a tocar.

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-La vida en el planeta es salvaje, no hay evidencia de vida civilizada... y aun asi de haberla nuestra obligacion es investigar y colonizarlo, de eso se trata el projecto Torii, no hay mas que discutir... esta informacion ya fue comunicada a las demas naves, y pronto llegara a la tierra, estoy seguro de que ellos estaran de acuerdo conmigo en que ese planeta es ahora nuestra prioridad maxima, dejarsela a un oricial insubordinado no es una opcion-

—El traje es un plus— Cuando comenzó a acariciarla, empezó a sentir cosquillitas en el vientre. Trató de hacerse un poco la tonta continuando observando el paisaje por la ventanilla, buscando detalles que no había en los edificios de la ciudad. Se cruzó de piernas de manera inconsciente, tratando de mantenerse a raya. La piel se le puso de gallina— Eres malvado… como si no supiera lo que intentas provocar. Pero bueno, eres afortunado de que sea una mujer que con un pequeño estímulo está a segundos de estallar— Y no era broma, tampoco una exageración.

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—Concordamos con eso último.

Aun así, lo que le preocupaba era tener que arriesgar la vida de muchas de las personas que vivían en Génesis. Si algo salía mal, no morirían solo un par, sino todos.
Como no quedaba de otra, pues no podía llevarle la contraria a NW y SNW, lo mejor era aceptar y asumir el riesgo.

—Contarán con nuestro apoyo.

-Y tu tienes suerte de que yo te quiera consentir hasta el mas mínimo capricho.- Le respondió. -Solo tienes que pedirlo y detengo el auto!-

Dejo de tocar su pierna y se limito a tener su mano sobre la suya por un momento, solo para luego alzarla y agarrarle el pecho fugaz mente y terminar con ambas manos en el volante.

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-En este momento no somos capaces de seguir a Petrenkov con nuestro armamento, tenemos a muchos hombres heridos... ya están en tratamiento pero tardaran un tiempo en estar listos de nuevo.-

Se puso de pie, con las manos apoyadas en la mesa.

-La situación es critica... Petrenkov tiene a muchos rehenes, no podemos solamente ir por el, tenemos que seguirlo a distancia y no perderle de vista, calculamos que le tomara alrededor de un mes llegar al sector Epsilon, si se adentra en él podemos darlo por perdido junto con el resto de la flota y los civiles que se llevo...-

—Cuando comamos el postre lo haremos… como te guste. Y podemos comerlo de una manera parecida a la de ayer, pero más especial— Si lo que no le faltaba era imaginación. Ya se las ingeniaría para hacerlo perder la cabeza en menos de diez segundos.

Al llegar a destino, Geraldine notó una carta en el suelo de la entrada. El sobre no decía nada, estaba en blanco, así que decidió abrirlo.  Había una hoja oficio doblada por la mitad.
Empezó a leerla.

“O vuelves al trabajo o se enterará de toda la verdad. TODA.”

Decía solamente. Ya sabía de quien era. Solo metió todo dentro del bolso y decidió ignorar olímpicamente lo escrito allí.

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—… Llamen al SMI. Infórmenles de todo— Fue la orden del hombre a uno de los presentes. Debía reconocer que con la tecnología que tenían en el último tiempo no era suficiente. Ya veía a Guiyd saltando en una pierna, al haberse salido con la suya una vez más. — Se hará todo lo posible para detener a Petrenkov y rescatar a los civiles que queden vivos. Los mantendremos informados.

-Eso no suena nada mal...-

Sven, ignorante de todo empezó a bajar las cosas del auto, bolsas y bolsas de ropa, dejando todo en la sala y preparándose para lo que fuera que tenia pensado para él.

La luz artificial empezaba a cambiar, para dar paso a la noche oscura y silenciosa, Sven se preguntaba que había sido de Van y Ornelia.

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-Tengo entendido que de entre los refugiados hay un piloto de la armada, también solicitamos que se le permita regresar con nosotros junto al caza que piloteaba- Añadió antes de darse la vuelta y prepararse para regresar a la nave.

En cuanto estuviera sola, no tiraría el sobre y la hoja, sino la quemaría para eliminar toda prueba. Esas cosas solo debían quedarse en un oscuro abismo.

Aprovechando que había cerrado la puerta, comenzó a desvestirse como tenía por costumbre, para quedar solo en bragas. Del refrigerador sacó el postre, el cual tenía barritas de chocolate amargo encima y algunos frutos del bosque. También puso las galletitas sobre la mesa, con los dedos pegoteados por la mermelada.

—Ven aquí, que tengo algo para ti…

Recogió el sostén del suelo y lo ocultó tras su espalda.

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—Eso no será posible— Mencionó, sin inmutarse— Eso ya escapa de nuestras manos. A quien debe exigirle eso será a un sujeto llamado Antoine S. Guiyd, el sueño del SMI, servicios militares independientes.