The Frontiers [PRIVADO YSY-Evil-perro-House]

No tardó nada en ceder ante la presión, y rompió en llanto.

— ¡Lo siento! Es que no puedo despedirlo. No es tan fácil como ir y decírselo en la cara y que él se lo tome como si nada y obedezca, pues entre nosotros hay un pacto. Es muy complicado de explicar, y si vas a hablar con él, romperle la cara o lo que sea, temo que diga cosas que solo puedan llegar a despedazarte. No quiero que te lastime, tampoco que te confunda, y mucho menos que termines odiándome por su culpa y sus dichos distorsionados—Ocultó su cara en una almohada— Tiene que ver con la segunda parte de mi historia, que aun no estoy preparada para contarte.

-Geraldine... Entiendo que te averguenze, pero sea lo que sea que te haya pasado no puedes cambiarlo y tarde o temprano voy a enterarme.-

Le puso la mano sobre la espalda.

-Las cosas que hemos hecho son lo que nos forman y hacen ser lo que somos, yo te amo por lo que eres y acabare aceptando tu pasado como tal... si no estas lista para contarmelo lo entendere, pero ten en cuenta que ese secreto es el arma que él tiene para amenazarte, y entre mas rapido se descubra mas rapido seras libre-

>> Cuentamelo cuando te sientas lista... esta tarde cuando vuelva si quieres.

—No quiero que te enteres por boca de otro… solo es eso. Solo dame tiempo, es lo único que voy a pedirte. Tiempo. No sé si será esta tarde, mañana, pasado, en un mes o en años. Algún día te lo diré, es una promesa— Sonrió, aun muy preocupada.

No creía ser libre si todo se descubría, si alguien de la prensa se enteraba, estaría arruinada, sería el objeto de críticas de todos, el blanco de burlas y esa mancha jamás podría borrarse en lo que le quedara de vida.

-Esta bien linda.- Sonrió y se puso de pie. -Tengo que irme, pero volveré en unas horas, podemos hablar de esto cuando regrese... o no, depende de como te sientas y lo que hayas decidido-

>> Voy a llevarme el auto, cierra bien la puerta y no le habras a nadie... lo de salir en la noche una esta en pie, por si estas de humor para cuando regrese.

—Está bien, cariño… te estaré esperando, arreglada y muy bonita para ti.
>>Qué te vaya bien.

Se metió dentro de la cama para seguir descansando y esperó un beso de despedida.
En lo único que podía pensar era en el daño que Erick podría hacer solo con abrir la boca si le desobedecía.

Se arrodillo en la cama y se le acerco para darle un beso en los labios, una caricia en la mejilla y un adiós, la arropo bien con la sabana y se dio la vuelta para salir del departamento de una vez por todas.

Bajo las escaleras con discreción, no quería despertar a los otros, supuso que la vecina no lo llevaría esta vez, así que tomo el auto y partió en dirección al Hangar, donde se encontraría con lo que fuera que Universal tuviera esperando para él.

Mientras tanto, en el SMI, Milly que ya estaba en el cuartel, preparaba todo lo necesario para comenzar con el entrenamiento. Las mujeres la miraban con curiosidad, a pesar de que ya sabían que ellas ayudarían al nuevo con el tema, por órdenes de Guiyd.
Solo esperaban que el chico no saliera corriendo o saliera enfadado como el otro día con Illie. Aunque ese no era el estilo de las féminas… si había algo que todos sabían, era que en el SMI había una especie de guerra “amistosa” de los sexos.

—Ajusta el exoesqueleto… Y asegúrate de poner el peso casi al máximo, no vaya a ser que por estar modificado las cosas le sean fáciles.

Una chica miró a Milly y le obedeció sin chistar. ¿Qué clase de ser humano podría hacer tanta fuerza sin que las hemorroides le salieran para afuera…?

La reunión con el vicealmirante fue mejor de lo que había esperado, al llegar Dolgov le estrecho de manos y le felicito por la hazaña, no hizo falta dar explicaciones pues ahora veía ese contrato como una ventaja, Sven trabajaría para el SMI pero reportaría todos los movimientos en los que estuviera involucrado con Universal, lo cual era la mejor fuente de información que podía conseguir sin recurrir a espías o hackers.

Con el fin de darle mas libertades, a Sven se le dio el titulo honorario de Senescal, que a pesar de no figurar en la jerarquía de mando de Universal se le daría el trato de Oficial de alto rango, poniendo a su disposición a un batallón de ser necesario, aunque esto era mas bien una forma del vicealmirante de tener siempre las narices en medio en caso de haber problemas, realmente Sven era un medio para conseguir un fin, un elemento desechable de ser necesario, pero por el momento el contrato que tenia con SMI lo hacia bastante valioso.

El Vicealmirante abandono Genesis después de eso, Universal se preparaba para ir detrás de Petrenkov en poco tiempo, ya había naves no tripuladas siguiendo su rastro, no tardarían en dar con él.

Sven por su parte volvió al cuartel de SMI, esperaba que esta vez las cosas salieran un poco mejor, si lo arruinaba de nuevo no habría otro equipo al que lo pudieran transferir, no quería poner a prueba la paciencia de Guiyd.

Las mujeres estaban en formación, esperando recibir al nuevo. Altas y grandotas, fuertes e intimidantes, y por ser bellas no significaba que fueran menos letales.

—Vamos ¡Vamos! ¿O tengo que hacer lo mismo que en primaria? ¿Qué tomen distancia con el brazo?— Se escuchaba la voz de Milly desde afuera— No sólo estarán para mirar. Sino para observar y aprender, que el ejercicio ocular también las hará sudar y llorar sangre.

Solo estaban en silencio. Y no se dijo más nada, no hacía mucha falta agregar algo más tampoco.

Cuando llego la rutina fue la misma que en la otra ocasiona, camino hacia el lugar de entrenamiento, solo que esta vez tomo el otro camino, el que llevaba hacia el escuadrón de mujeres, allí se encontró con Milly, que ahora parecía otra persona, con un grupo de mujeres completamente diferentes a lo que había encontrado el otro día.

Repitió la misma seña y el mismo saludo que con su anterior superior al mando, solo esperaba que no le estuviera aguardando otra novatada.

Milly miró a Sven con fijeza y empezó a caminar frente a todos, por delante, de un lado a otro. Luego volvió a ponerse frente a Sven. De su bolsillo sacó otra chapa de identificación, una aparte que se les daba a los recién llegados en el SMI y se la dio.

—Bien, alférez, llegó el gran día. Acompáñeme, empezaremos de inmediato con la rutina. ¡Descansen! — Les gritoneó a las otras, cosa que obedecieron.

Caminaron un par de metros, para toparse con un exoesqueleto militar de lo más moderno y un recipiente encima de una mesa lleno de huevos.
El exoesqueleto cubría completamente parte de los brazos y las muñecas, como también las manos y los dedos, a la vez que parecía tener articulaciones propias. También era lo mismo con las piernas, rodillas, espalda, cervical y frente de la cabeza.

—Póngase el exoesqueleto y luego intente agarrar los huevos sin romperlos. Una vez que lo logre, veremos.

La tarea parecía estúpida y lo más fácil del mundo… pero nada era lo que aparentaba.
En ese traje, que si bien estaba simplificado, te costaba un mundo agarrar algo tan frágil como un huevo sin hacerlo pedazos al segundo de apenas haberlo tocado. El chiste era encontrar el punto medio entre la fuerza del exoesqueleto para lograr tomar el huevo sin romper su cáscara y que todo se terminara deslizando hasta el suelo.
Era lo básico para manejar a la perfección ese exoesqueleto y controlar la fuerza y la presión que se ejercía sobre los objetos, que como se ha mencionado antes, es la versión simplificada del original.

La versión original era más compleja: un traje especial diseñado como exoequeleto reforzado, con una unidad de asiento de emergencia de expulsión para los cazas especiales del SMI. Capaz de volar por sí mismo, con un motor en miniatura y alas plegables geométricas para llevar la tarea a cabo.
Servía para escapar de una situación adversa, en situaciones de emergencia, y volar lo más lejos posible, lo que permitiera el híbrido motor de cohete… Servía para afuera en el espacio, pero su uso era más recomendable dentro del domo o en un cielo normal.

-Esto ya me gusta mas- dijo Sven en voz baja. -agarrar un huevo? Sin problema-

Se puso el dichoso traje, que era pesado y tosco como nada que hubiera visto, era dificil cotrolar los movimientos, incluso caminar.

Se acerco dando pasos lentos a la mesa y puso la mano alrededor de uno de esos huevos y rrato de tomarlo, luego este revento entre sus dedos. El siguuente fue lo mismo y el siguiente tambien, no tenia el mas minimo sentudo, pues aunque solo moviera los dedos unas milesimas los huevos reventaban, tendria que cambiar de tactica.

Abrio la mano y la puso junto al borde de la nesa, luego empujo un huevo con cuidado a travez de la mesa y lo dejo sobre su mano.

-Listo!- exclamo sonriente por su pequeño triunfo.

Milly se cruzó de brazos.

— ¡SIN TRUCOS!— Exclamó— Debe agarrar el huevo sin romperlo así como usted lo tomaría todas las mañanas para desayunar. Con los dedos.

Y se quedó esperando a que lo hiciera. Podrían estar todo el día o más días así. Iría para rato.

-"Y como se supone que voy a saber como se hace eso?, no es como que hubiera tenido huevos para el desayuno cuando vivia en Universal"- penso. -"tal vez geraldine...'- penso algo obseno y rio por dentro, ya le contaria despues a ella que es lo que era.

Puso el huevo nuevamente en la mesa y hizo de nuevo el intento, flexionando los dedos muy lentamente hasta rodear la cascara del huevo y luego lo levanto, con cuidado de no cerrar demasiado la mano ni tampoco dejarlo caer.

-Que tal ahora?- preguntó.

Milly se lo quedó mirando, sin sorpresa y con los brazos cruzados. Se aclaró la garganta y señaló el huevo.

—Ejem…

Se pudo apreciar como la cáscara del huevo comenzó a resquebrajarse de a poquito, para después romperse de repente y que la clara junto con la yema salpicara para todas partes.

—Dado que ha fallado miserablemente más de tres veces seguidas, deberá dar cien vueltas alrededor del cuartel. Al terminar, volver a intentarlo. Y así después de romper tres huevos.

Teniendo en cuenta las dimensiones del cuartel ese castigo era excesivo, pues le tomaría alrededor de 40 minutos darle una vuelta completa al cuartel, la tarea era imposible de realizar en un solo día, incluso si le se ponía a correr las 24 horas.

-Tiene que ser una broma- Replico. -Para cuando de las 100 vueltas los huevos van a estar podridos!-

—Y yo sumamente aburrida.
>>Oigo que se queje pero no que se mueva ¿Acaso me está pidiendo 50 vueltas más...?
>> ¡Andando! No importa cuánto le lleve; si no ha terminado de dar las cien vueltas por estas horas, continuará al día siguiente. Y así hasta que pueda agarrar un huevo sin hacerlo estallar.

Milly rara vez se retractaba, y aunque no pedía demasiadas cosas, lo poco que sí exigía era como para que te retorcieras en tu ser. Todo tenía que salir milimétricamente perfecto.

No dijo nada mas, con eso estaba claro que quería verlo dar cien vueltas y con el traje puesto, pero no se iba a doblegar, daría las dichosas 100 vueltas y cuando volviera agarraría ese huevo sin problemas.

Empezó a correr alrededor del cuartel, al principio con dificultad para mantener el equilibrio, pero al cabo de unas horas le encontró el truco hasta correr con normalidad como si no lo llevara puesto.

Llevaba por lo menos ocho horas y unas 30 vueltas, no se había detenido ni para beber agua, estaba exhausto.

—Creo que has sido un poco dura con él— Comentó Flare, que se había acercado al ver que todos miraban de reojo al nuevo, aunque sin interrumpir sus actividades de siempre.

—Mira quién habla, la que estuvo festejando al payaso aplaudiéndolo— Milly y su aparente inflexibilidad— De alguna manera hay que quebrantarlo— Se fijó en el reloj— Igual ya es hora de que el alférez se vaya yendo a su casa… Ya cumplió horario y no es tiempo de que haga horas extras.

Se fue a buscar a Sven.

—Ya puedes retirarte— Fue su orden— Mañana continúas. Pon el exoesqueleto en su lugar y vete.

Sven con las manos en las rodillas solo se quedo a recuperar el aliento, no le respondió nada, solo empezó a caminar en dirección a los vestidores.

Paso por un lado de la mesa donde estaban los huevos, se detuvo un momento y estiro la mano, tomando uno como si nada, sujetándolo con las yemas de sus dedos de punta a punta sin romperlo, luego lo dejo en su lugar.

No comprendía como había sido tan difícil al principio, pero no daría mas vueltas después de completar las cien.

Fue a los vestidores y se quito el traje, luego se dio una ducha y se puso su ropa, agotado pero no vencido se tomo unos minutos para descansar antes de ir a buscar el auto.

Mientras tanto, Geraldine estaba echada sobre la cama.
Ya había hecho la comida y dejado sobre la mesa. No pensaba levantarse hasta oír que él ponía un pie dentro de la casa.

También se había bañado. Notó que ya se le estaban viendo las raíces rubias, cosa que le preocupó un poco, pero tal vez era hora de dejar reposar un poco el cuero cabelludo y que la tintura se fuera de a poco con el agua hasta quedar completamente rubia de nuevo. Capaz Sven le agradaría verla con su color natural de cabello.
Se peinó; Arregló sus uñas, las pintó y al terminar de secarse, se maquilló de manera natural, sin caer en excesos.  Terminó la rutina del día eligiendo la ropa que se pondría esa noche: un vestido muy corto, púrpura y brilloso, en una palabra, atrevido.

Miraba el techo para no ponerse en otra posición y desarreglarse, esperando a que las horas pasaran lo más rápido posible. Ya comenzaba a extrañarlo. Nunca había sido tan dependiente emocionalmente de alguien.

Nunca se había arreglado más que para sí misma.
Y podría seguir.

A eso de las seis de la tarde Sven llego a casa acompañado de una bolsa de papel en las manos, había hecho una parada en el centro para comprar algo, un aperitivo o un postre según fuera la ocasión, tampoco es como que estuviera de mas no llegar con las manos vacías de vez en cuando.

Subió las escaleras y abrió la puerta, asegurándose hacer ruido suficiente para que lo notaran, esperaba encontrar a Geraldine de mejor humor.

La busco con la mirada con la bolsa escondida en la espalda, caminando a pasos silenciosos mientras de adentraba en el departamento.

Escuchó el ruido de la puerta, sin embargo, no se levantó para recibirlo. Se le había ocurrido una idea mejor: Que él fuera para la habitación así ella le daba la cálida bienvenida. Pero se haría la dormida para sorprenderlo.
Procuró mantener una respiración tranquila y cerrar los ojos, aparentando un semblante más que sereno. Además tenía un pijama puesto, de verdad parecía que estaba descansando con toda la tranquilidad del mundo.
Quería que se sintiera contento y reconfortado con ella. Todavía se sentía un poco culpable por lo sucedido en el día.

-Ahí estas!- Exclamo en voz baja al verla.

Se le ocurrieron mil cosas cuando se acercaba, pero justo cuando estaba por echarse encima decidió solo acostarse a su costado, viéndola fijamente con la bolsa de papel en las manos.

En la botella había una botella de licor color fluorescente de nombre impronunciable, unas galletas, queso y mermelada de varios sabores, todo para pasar una tarde de ocio solo ellos dos si ese fuera el caso, venia preparado por si ella no quería salir.

Giró un poco la cabeza, simulando estar dormida aun, y estiró sus brazos para terminar envolviéndolo con ellos, utilizándolo como a un oso de peluche gigante. Sin despegarse para nada, buscó su boca hasta dar con la misma y darle un beso de recibimiento, al fin abriendo los ojos.

—Bienvenido a casa— Repitió lo mismo del día anterior, con una adorable sonrisa en su rostro— Me alegra tanto tenerte aquí…— Agregó. No lo decía solamente para complacerlo, sino porque era verdad. No se despegó en ningún momento y comenzó a sonrojarse— Te estuve esperando— Finalizó.

Si era por ella, podría estar horas así, en la misma posición, sin problema alguno. Sintió el olorcito agradable de las galletas asomándose por su nariz.

—Yo también tengo cosas para ti, hice… frambuesas con crema. Para variar y que mordisquees mis labios rojos.