۩ღ Acacia Amarilla ღ۩ [Privado , Evil-Dog]

Se quedo con ella un par de horas despues de eso, le encantaba el estar asi ta cerca de ella, el aroma que desprendia y lo suave que era su piel.

Cuando empezo a sentir que el sueño ñe podia se destapo y se levantó, no sin antes de irse darle un beso en sus labios dormidos y desearle unos dulces sueños.

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Maximilian suspiro luego de eso, por mas que le daba vueltas no veia otra solucion mas que esa, tenia que seguirle el juego, renia que ser quien pusiera las reglas y eso solo podia ser enamorandola, aunque sabiendo que el podia enamorarse de ella tambien.

Se puso de pie y fue detras de ella, alcanzarla no fue dificil, no qvanzaba muy rapido.

Le tomo la mano y la hizo darse la vuelta, la atrapo con los brazos y la abrazó fuertemente con ellos, dandole un largo beso como el viejo Sebastian de hace un milenio sabia darlos.

-Solo aceptaré tus besos si son solo mios, de nadie mas... sigueme al laberinto.

Antes de la llegada de las muchachas, Raziel se había encargado de mover todos los retratos de Amaya hacia una galería que había mandado a construir hacía años con el propósito de mantener las pinturas más importantes salvaguardadas ahí. Los retratos eran muchos, y tuvo que descolgar de varias habitaciones, incluidas de la galería principal.
En el lugar donde movió todas las pinturas, cerró sus enormes puertas con llave. Se arrepentía de no haberlo hecho antes, pero nunca se imaginó que una cosa así pudiera pasar. Si sus sobrinas descubrían la verdad, quien sabe cómo pudieran reaccionar. Tenía que aislar todo. Asumir riesgos no era una opción.
También le preocupaba la aristocracia; acosarían a las chicas. Y ni hablar del problema que nunca pudo erradicar: Los lobos de hierro. Si ellos las captaban, no estaba seguro qué es lo que podrían hacerles…

Después resultó ser que la famosa cantante de ópera tan aclamada era su prima Ladelly, y que la gira se prolongaría varios meses, recorriendo todo el continente… incluido el sur y el este.

Estaba muy jodido.

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Se llevó los dedos a los labios, en shock. No pensó que accedería a su más reciente capricho tan fácilmente.

―Eso no será tan difícil― Se jactó la rebelde jovencita. Empezó a seguirlo, a caminar junto a él hacia el laberinto, aunque las imágenes se le distorsionaban.

La llevo al laberinto, no lo conocia pero luego de un rato de dar vueltas encontro los escalones de piedra, los que subian a la altura de los arbustos y permitian ver por enncima del laberinto para ubicarse. No subio, solo se mantubo en los escalones principales, donde hacia diesiocho años antes Lucifenia habia perdido la virginidad en un acto de pasion prohibida con el que ahora era el esposo y padre de sus hijos.

-Soy muy celoso Isabel, tus labios son adictivos... pero no soportaria compartirlos, dejame hacerlos mios y te dare las mejores experiencias de tu vida... respetare tu virginidad siempre, tu cuerpo siempre sera tuyo.

Isabel sonrió. Se había salido con la suya una vez más, así que esa mueca fue una que denotaba triunfo. Nadie se le resistía por demasiado tiempo, nada era un impedimento para ella. Su encanto superficial era más que suficiente… aunque había tenido que deschabar varios secretos íntimos que estando sobria jamás diría (O capaz sí, dependiendo el contexto).

―Serán tuyos para siempre, entonces. Serán eternos y se repetirán así como la salida del sol cada mañana.

Se quito el abrigo y lo puso aobre los escalones de piedra extendido con las mangas hechas nudo, se sentó sobre él y la tomo de las manos , haciendola que se sentara tambien.

-Te tomare la palabra, y los consideraré mios como una parte mas de mi cuerpo.

La tomo del rostro y empezo a besarla nuevamente, no iba a negar que ella le gustaba, pero sus intenciones eran un misterio aun, aprenderia mas de ella con el tiempo y lograria comprender esa necesidad de excesos.

Aun deseaba cambiarla, alejarla de esa vida que tanto se empeñaba en llevar, y si las cosas se daban la convertiria en su mujer, pero aun estaba la duda de si eso siquiera era posible.

Estaba extasiada por la manera que tenía de besarla. Se le vino a la mente algunos fragmentos de imágenes de sus padres haciendo lo mismo, mordiéndose los labios, salivándose e incluso metiéndose la lengua… Ella no iba a quedar atrás. Sus besos generalmente eran frívolos, pero esta vez aplicó todo lo que había aprendido observando a escondidas y sin que sus padres se hubiesen dado cuenta, además de esa pasión irrefrenable que sentía como un fuego creciendo en su interior.

Al día siguiente, Raziel se había levantado más temprano de lo usual para ir a ver a la mayor y checar el estado de salud.
Cuando entró, la vio durmiendo de rodillas, con la cara apoyada en la cama y los brazos extendidos encima del colchón.

―Parece que a ti no te cuesta hacer tus plegarias― Comentó con un tono dulce. Se acercó a ella y la alzó entre sus brazos. Se la quedó mirando por un momento: Era una muñeca. Probablemente tendría la misma edad que Amaya cuando escapó. Le acarició el cabello y se lo olió. Sí, igual a la madre. La acostó en la cama y la tapó con unas sábanas y una colcha. Salió y ordenó que nadie la molestara, y que fueran a buscar uno de los vestidos que habían pertenecido a su hermana, para sorpresa de los sirvientes, pues esa habitación también había estado clausurada por muchos años.

Era hora de buscar a los gemelos e Isabel, tenía unas joyas que darles.

Maximilian estuvo con ella casi toda la noche hasta que el alcohol y el cansancio pudieron con ella, cuando termino por quedarse dormida la llevó a la habitacion que le habian asignado, y la dejo dormir en la cama. El hizo lo mismo y fue a la suya, pensativo de como terminaria eso.

Alexander no durmio esa noche, solo unas horas en la madrugada y luego de eso se levanto en cuanto escucho ruido fuera, esperaria al resto junto a su hermano, que con la cruda no se podria levantar por si solo.

Elinor también se levantó, luego de que las criadas del rey la ayudaran a prepararse. Tenía que buscar y conversar con su hermano, pues la noche anterior no lo había visto bien. Esperaba que ahora su humor mejorara con la mañana.
Empezó a abrir las puertas una por una, la del mismo pasillo, hasta que lo encontró. Se acercó y pegó un salto, para caer encima de él con todo el peso de su cuerpo y hacerlo volar por el aire.

― ¡Pero que pensativo!

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Estaba mejor a comparación del día anterior, y la razón era que una de las criadas más jóvenes y bonitas había estado con él sirviéndole té de hierbas para calmar su malestar estomacal durante toda la madrugada. Se despidió de la misma dándole una fuerte nalgada. Por suerte no lo cacheteó, solo por ser el invitado del rey.
Ya arreglado y aseado, vio que su hermano estaba levantado y parecía esperar a alguien.

―Yellow del Norte tiene un sol espectacular. Ojalá existiera una moda en la que tendríamos que tostarnos la piel sin trabajar― Comentó alegre.

-Elinor por favor, anoche apenas dormi-

Se reincorporo como pudo, con los ojos apenas abiertos.

-Estuve ocupado... eso me recuerda que tengo que ir a comprovar algo.

Rodo por la cama y salio por el otro lado, se habia quedado dormido con la ropa puesta, solo tomo su sombrero y se talló los ojos frente al espejo.

-Vamonos, tengo hambre y ese desayuno ya debe estar esperandonos.

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-A ti... ya veo que estas mejor.

Se preguntaba si habria pensado en eso que le dijo sobre cambiar, pero con la borrachera que tenia seguramente ni se acordaba de como llego a esa habitacion.

-Quiero ir a ver a Elizabeth, me preocupa el saber como amanecio.

Empezo a caminar en direccion a la habitacion de Elizabeth, no queria perdwr mas el tiempo.

― ¿Ocupado en qué? ¿Se puede saber?― Le preguntó divertida y con un tono de gran interés― Anoche vi que te fuiste detrás de Isabel… no hace falta preguntar― Ya se estaba ilusionando― Parece que tuvieron un buen rato de diversión.

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― ¡Eli! Me había olvidado de ella. No recuerdo casi nada de ayer, solo que se desmayó y tenía fiebre― Quería ver su estaba con su pomposo vestido o con un camisón― Bueno, vamos allá.

Elizabeth ya había despertado. Estaba mirando el techo, muy pensativa. Cualquier ruido que oía la aterraba, pensaba que alguien estaba al acecho, lo presentía. Volvió a verse la mano, pero ya no tenía nada… no podía ser un mal sueño. No permitiría que una cosa así se repitiera jamás.
Ella no lo sabía, pero Yellow del Norte alguna vez fue muy religioso y aún quedaba esos rasgos en la sociedad.

-Si, y la encontre en la cocina, con una botella de vino medio vacia y una mano en sus partes intimas dandose placer... le que paso despues fue complicado, te lo contare despues.

Fue hasta el comedor a esperarlos a todos, Isabel estaba algo tomada la noche anterior, quien sabe como reaccionaria al despertar.

-Hice las pases con ella, de una forma extraña e inimaginable, pero terminamos en paz... aunque ella estaba algo ebria, pero creo que exageraba a proposito su estado y ahora creo que somos pareja.

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-No la fastidies, tuvo una noche dificil.

Alex esperaba ver tambien a Elinor lo antes posible, darle los buenos dias y contarle al resto lo que habia entre los dos, quizas asi su hermano la respetara un poco mas.

-Anoche no podias contigo mismo y creo que debes disculparte con todos, sobre todo con su majestad el rey Raziel, que fue demasiado paciente contigo... asegurate de no olvidarlo.

Se quedó muda cuando oyó todo eso, especialmente lo último. Era un sueño que se le estaba haciendo realidad, un paso más hacia la meta de tener sobrinos y ser tía. Menos mal que no la soportaba.
Se escuchó el sonido de unos tacones sonando contra el piso de mármol blanco. Alguien se aproximaba.

Por un momento pensó que era Raziel, pero allí se apareció con toda la dignidad del mundo que había perdido el día anterior en su búsqueda del placer por medio del alcohol, con un vestido recién abierto de su empaque, que servía para montar a caballo, y una gargantilla en el cuello. La apariencia que tendría una princesa.
“Lamentablemente” no había perdido la memoria, recordaba todo de forma viva, y eso era un motivo para que quisiera estar dos metros bajo tierra, pues ahora su cabeza le decía que tendría que dejar un poco su gigantesco orgullo de lado para seguir consiguiendo momentos tan apasionados como esos… momentos que siquiera la auto estimulación le producían.

―Buenos días, bonita― Saludó Elinor.

―Buenos días…― Fue su respuesta seca, pero que tenía cierto rastro de timidez ocultos.

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Ed suspiró y tocó la puerta. Eli se estremeció.

―Es hora de desayunar, princesa de la casa Lioncourt― Dijo con un tono chistoso, abriendo la puerta. Sí, tenía un camisón lleno de puntillas.

―¡Ah! Sí… Ahora mismo me levanto. Hace un rato desperté. Lamento haber arruinado todo anoche… arruiné la oportunidad de todos. Ahora no sé si su majestad querrá vernos de nuevo.

-Buenos dias. -Contesto sonriente. -Te ves muy linda hoy, te sientan bien los estilos de yellow.

Tiro de un par de sillas, una para ella y otra para su hermana, el se sento del otro lado, para tenerlas de frente a las dos.

-Les parece si esperamos aqui a los demas?

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-No digas es Eli, todo salio muy bien... salvo por el hecho de que te sintieras mal claro... apresurate a alistarte, todos queremos verte.

Todo esto se lo decia desde el otro lado de la puerta.

-Te esperaremos en el comedor... no te tardes.

Tomo a su hermano del prazo y lo llevo consigo al comedor, alli esperarian a los demas.

―Entonces los seguiré usando. No me gusta quedar fuera de juego― Fue la respuesta rápida de Isabel.

Elinor solo sonrió, esa fue su contestación.

En eso, Ed vio a su prima y quedó deslumbrado.

―Cada día más bella, esa es una de tus virtudes. Si tan solo un retrato pudiera atrapar toda tu hermosura… así no envejecerías nunca.

― ¿Acaso me estás diciendo que quieres que un insignificante cuadro me absorba todas mis cualidades? Pues no, le daré pelea. Ni de muerta le regalaré mi esencia a una pintura. Además, vieja o no, siempre seré bonita― La había hecho enfadar con eso último― Espero que Elizabeth esté mejor. No la he ido a ver, y me parece que lo haré ahora.

No terminó de pararse que llegó el rey con la legítima Infanta.

―Oigan niños, se escuchan sus voces desde lejos― Dijo serio, pero después sonrió― Hoy no desayunaremos aquí. Lo haremos fuera. Tengo un par de actividades al aire libre, me encantaría que me acompañen. Incluso hay un columpio, perros y caballos. Después tengo una sorpresa para ustedes― Y al decir eso, se dirigió a los gemelos.

-Me parece perfecto. -Dijo Max poniendose de pie. -Nos vamos?

Tomo a Elinor y a Isabel de las manos para que se levantaran y fueran todos juntos al los jardines donde mas de una vez habia desayunado anteriormente.

Alexander noto el cambio en la relacion entre Isabel y Maximilian, estaba sumamente extrañado y podia imaginar cuan celoso debia estar su hermano, al verlo alejarse asi con esas dos mujeres que tanto le gustaban.

-Que clase de sorpresa? -Preguntó al rey.

―”Pues ya verás”― Pensó Ed y agarró con atrevimiento el brazo de Elizabeth. Así Isabel le dirigiría la palabra, aunque sea para echarle la bronca por intentar seducir a su hermana mayor.

Eli se apenó mucho por esto. Le sacó el brazo, hizo una reverencia ante el rey y literalmente dejó plantado a su primo, para irse tras ese grupo.

El rey no ignoró esa reacción. Notaba la tensión.

―Se las daré después de desayunar. Pero no quiero que las abran aquí, sino cuando lleguen a su casa. Se trata de algo que les regalaba a mis amigos íntimos. Quisiera que ahora ustedes lo tengan.

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Eli sin Isabel se sentía un poco sola. Tendría que buscar la forma de entretenerse sin molestarla y estar tan pegota a ella.
Le encantó la idea de que esta se viera tan enganchada con ese príncipe... solo esperaba que no fuera otro de sus caprichos y terminara lastimándolo.

-Estuve pensando a donde podriamos ir a hoy, y de los lugares mas lujosos de yellow hay un lugar donde siempre hay una fista de mascaras... pero tienes que llevar la tuya propia, asi que antes podriamos ir con los artesanos a conseguirnos algunas... suena mucho problema solo para ir a un tonto lugar pero si que vale la pena... nadie se reconoce mutuamente y lo que hagas esa noche queda en el olvido total... suena perfecto si perder el control esta entre tus opciones.

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-Muchas gracias su majestad... -Le dio un codazo a Eduardo para que agradeciera tambien.

Se preguntaba si esto era realmente de buena fe, despues de todo su madre lo habia abandonado estando comprometidos para escapar con su padre, podria ser peligroso confiarze.

―Perdería el control hasta límites insospechados.

Esa noche se comportaría mal, muy mal… porque lo seduciría a tal punto que lo haría perder la cabeza, todo tipo de estribos; lo pondría contra la espada y la pared, haciéndolo sentir que si no la hacía explotar de éxtasis, no era el hombre que ella se merecía. Incluso puede que jugaría con sus celos… jamás le reveles las debilidades a una mujer, esta puede tomar ventajas sobre ellos. Todo por un infinito placer.

Elinor pensó que esos dos eran un roto para un descocido. Aunque hubiera preferido que tuvieran otro tipo de salidas más… ¿Tranquilas?
No es que fuera puritana o algo así, pero si todo se salía de mambo, el honor de la chica quedaría manchado. Peor aún si resultaba ser la hija de la princesa. Sabía cómo era la aristocracia, no tenían contemplación por nadie. Y que una muchacha involucrada en escándalos era sinónimo a no ser virgen. También sabía que tarde o temprano la verdad saldría a la luz.
Igual, ahora que estaba cerca del rey, no iba a pasar inadvertida. Esa clase de conductas también repercutiría.

Si tenía que regirse a la antigua, su hermano debería dejar de tontear y casarse con ella lo más pronto posible antes del inminente desastre. Pero como sabía que no iba a ser así, al menos no ahora, se ocuparía de hablar con él aunque no le gustara que le dijeran lo que tenía que hacer y siempre ella recibiera la misma respuesta.

―Suena divertido. Si con ese vestido plateado de ayer te veías radiante, no me quiero imaginar si combinas la máscara con otro vestido. Tal vez así mi hermano se convenza― Le mandó una indirecta. No había terminado la frase, pero era obvio a qué se refería.

Para la muchachita libertina eso no pasó por desapercibido.

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―No tienen por qué agradecerme. Es más, ya les dije que pueden contar conmigo para lo que sea. No quiero que piensen mal sobre esto… han pasado muchos años desde que invité a alguien ajeno a mis aposentos más privados. Y lo mejor es que esto sea así, a excepción para con ustedes.

-Entonces no hay inconveniente.

>>Elinor tu tambien deberias venir al mercado con nosotros, Isabel deberias invitar a tu hermana para que no se quede sola... si estas de acuerdo, claro.

No le importaba pasar tiempo en compañia con los demas, pero en la noche seria toda suya.

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-Ahora que lo dice... me da mucha pena pedirle favores tan pronto pero mi hermano y yo quisieramos entrar a la academia de artes de yellow, pues los dos somos escultores pero no tenemos dinero.

Apenas tenian para seguir viviendo, pagar una cuota por las clases, asi como los materiales que tenian que utilizar seria demasiado.

Elinor negó con la cabeza y las manos, además de seguir manteniendo su sonrisa.

―Tengo otros planes hoy. Lamento tener que dejarte solo. Pero prometo volver más temprano de lo usual.

A veces no se aparecía hasta como por las ocho de la mañana… y tenía que ingresar a clases con un evidente estado de somnolencia importante.

―Vamos a ver si la señorita Elizabeth quiere. Rehúye a todos los lugares donde pueda haber pretendientes, pues su único amante es la música― Sonrió, no lo decía en broma para nada. Ella ya lo tenía asumido, no iba a cambiar a Eli, así era perfecta. Aunque consideraba que nunca se daba una oportunidad.
Le hizo a un gesto a Eli para que se sentara con ellos, pues venía atrás

―Uff, lo siento. Ya me he hecho muy sedentaria estando tanto tiempo con el piano.

―Ya tarde o temprano alguien va a quererte más que un piano y te va a tocar más de lo que tú a una tecla blanca o negra.

Isa ya comenzó a molestar a Eli. Ella sabía que no lo decía en serio… o eso creía.

―No sé por qué, pero eso ha sonado tan terrible…― Y se notaba en las mejillas rojas de pena de la mayor.

Elinor soltó una carcajada monumental.

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―Bien. Hoy mismo los inscribiré para que puedan empezar lo antes posible. A mí me gusta que los jóvenes tengan sueños, sean productivos y los cumplan. Después de todo, sin sueños y sin remarla nunca consigues nada… paro un empujoncito es necesario para llegar a la meta― Él sabía por qué lo decía― No me agradezcan.

Y la fama de generoso de Raziel se hacía notar una vez más. Pero su cualidad selectiva era muy criticada.

-Me gustaria saber cuales son esos planes... no seran un secreto verdad?.

La invitacion la habia hecho mas que nada por modales, mejor si se iba a solas con Isabel.

-Entonces supomgo que seremos solo tu y yo.

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-Muchas gracias de nuevo.

Hizo una reverencia y le dio un manotazo leve a su hermano, que parecia que no escuchaba.

-Vayamos a desayunar pues, seguro que con lo de ayer todos tenemos hambre.

―Es confidencial, hermano. Cosas mías y secretos de Estado.

―Oh bueno, no sé si Eli quiere venir después de que la haya espantado con el asunto de los pretendientes.

―Solo iré a acompañarte. Pero no prometo nada, me quedaré sentada, mirando― Miró hacia otro lado, apenada.

―Solo no nos mires. Mira hacia otro lado― Isa apoyó el codo en la mesa como si nada. Le importaba un pepino los modales.

En ese momento Eli no se había dado cuenta, pero su hermana le estaba acariciando la pierna a Maximilian debajo de la mesa.
Eso demostraba que muchas veces, aunque asumiera un rol materno, Isa se escapaba de todo control.

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Ed se había quedado tildado, pensativo. Por eso no pudo hablar ni responderle a nada.

―No tienes que agradecerme― Raziel empezó a caminar. Ese chico, Eduardo, era extraño… ― Tú pareces muy pensativo hoy.

― ¿Cómo se siente ser un príncipe y luego un rey?

Eso enmudeció a Raziel y su semblante cambió con ligereza.

-Seguro que habra algo que te llame la atencion en el mercado. -Le dijo a Elizabeth.

Puso la mano encima de la de ella, sin hacer ninguna mueca con el rostro.

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-Disculpe la imprudencia de Eduardo... es que es muy curioso.

Queria que se lo tragara la tierra, ya lo habia avergonzado antes muchas veces, pero nunca ante un rey.

-Vamonos Ed, no sigas con esas preguntas.

―Bueno… Tal vez podría imitar unos minutos a mi Isa y comprar un aplique nuevo para el cabello.

―No te vendría mal. Tu cabello corto necesita más arreglo.

―Sabes que lo uso corto porque es más fácil y rápido peinarlo y hacerle los rizos…

―Ay, Eli, deberías ser un poco más egoísta a veces. No te vendría mal. Y salir un poco de esos enclaustramientos a los que te sometes ¿Cuándo fue la última vez que saliste a divertirte?

―En el conservatorio de música de Francia me divertí esos tres minutos que duró mi melodía― Sonrió.

―… Eso no es divertido.

―Para ti tal vez… Pero bueno, ya te divertirás en el teatro algún día cuando estrene mi primera Ópera o sinfonía, habrá que ver que escribiré primero. Tendrás que reconocer que tanto sedentarismo y “aburrimiento” (Según tú) habrá valido la pena y será motivo de tu entretenimiento por un par de horas.

Isabel hizo un gesto con la mano. No había caso de convencerla de lo contrario.
Siguió sobándole la pierna, con más intensidad.

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―Se siente al igual que tener muchas responsabilidades y despertar después de unas horas de no dormir nada por la madrugada― Le revolvió el pelo como a un chiquillo a Eduardo― Vamos, Alex… relájate. Uno no tiene por qué enojarse por tonterías como esas.

-Lo que se siembra se cosecha, no lo dudes. -Eso se lo decia a las dos, a Eli por su modo de ser, y a Isa por tocarle asi la pierna, ya llegaria el momento en el que tendria que oidiar con su excitación y se iba a desquitar con ese lindo cuerpecito.

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-Es muy amable señor.

Solo agacho la cabeza, escuchaba sus palabras pero la mirada que puso antes de eso le daba a entender lo contrario.

-Vamos pues, el resto nos esperan.